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lunes, 1 de enero de 2018

Que queda en el ojo

Por Keila Ochoa
¡Cuán innumerables son tus obras, oh Señor!… (v. 24).
Leer: Salmo 104:24-35 
La Biblia en un año: Zacarías 9–12; Apocalipsis 20
Al colibrí se lo conoce también como picaflor, nombre que se le da porque, al verlo, parece estar picando las flores. En inglés se lo llama «pájaro que zumba», y en portugués, «besa flor». Uno de mis nombres favoritos para esta ave es biulu, «que queda en el ojo» (zapoteco mejicano). En otras palabras, una vez que veas un picaflor, nunca lo olvidarás.
G. K. Chesterton escribió: «El mundo nunca perecerá por falta de maravillas, sino solo por faltar en maravillarse». El colibrí es una de esas maravillas. ¿Qué tienen de fascinantes estas pequeñas criaturas? Tal vez sea su tamaño (un promedio de 2, 5 a 5 cm) o la velocidad de su aleteo, que puede oscilar entre 50 y 200 veces por segundo.
No sabemos con seguridad quién escribió el Salmo 104, pero el salmista estaba indudablemente cautivado con la belleza de la naturaleza. Después de describir muchas maravillas de la creación, declara: «Alégrese el Señor en sus obras» (v. 31). Y, luego, ora: «Dulce será mi meditación en él» (v. 34).
La naturaleza está inundada de cosas que quedan en el ojo, por su belleza y perfección. ¿Cómo podemos meditar en ellas y agradar a Dios? Podemos observar, regocijarnos y dar gracias a Dios mientras contemplamos sus obras y recapturamos sus maravillas.
Dios, ayúdame a reflexionar en las maravillas de tu creación.
El asombro ante las maravillas lleva a la gratitud.

Hora de completar
Por David C. McCasland
… Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido (v. 26).
Leer: Hechos 14:21-28 
La Biblia en un año: Zacarías 13–14; Apocalipsis 21
A fin de año, la carga de las tareas incompletas puede agobiarnos. Las responsabilidades en el hogar y el trabajo pueden parecer interminables, y lo que debería hacerse hoy se deja para mañana. Pero hay momentos en nuestro camino de la fe en que deberíamos hacer una pausa y celebrar la fidelidad de Dios y aquello que hemos completado.
Después del primer viaje misionero de Pablo y Bernabé, «de allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido» (Hechos 14:26). Aunque quedaba mucho por hacer, apartaron un tiempo para dar gracias por lo ya hecho: «Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles» (v. 27).
¿Qué hizo Dios a través de ti durante este año? ¿Cómo abrió la puerta de la fe a alguien que conoces y amas? El Señor está obrando a través de nosotros de formas inimaginables, en tareas que pueden parecernos insignificantes e incompletas.
Si nos duele saber que hemos servido al Señor a medias, no olvidemos dar gracias por la forma en que ha obrado a través de nosotros. ¡Regocijarse en lo que Dios ha hecho por su gracia prepara el camino para lo que viene!
Señor, gracias por lo hecho y por lo que está por delante.
Dios obra permanentemente en y a través de nosotros.

Nuestro Pan Diario

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