Por Keila Ochoa
¡Cuán innumerables son tus obras, oh Señor!… (v.
24).
La Biblia en un año: Zacarías 9–12; Apocalipsis
20
Al colibrí se lo conoce también como picaflor,
nombre que se le da porque, al verlo, parece estar picando las flores. En
inglés se lo llama «pájaro que zumba», y en portugués, «besa flor». Uno de mis
nombres favoritos para esta ave es biulu, «que queda en el ojo» (zapoteco
mejicano). En otras palabras, una vez que veas un picaflor, nunca lo olvidarás.
G. K. Chesterton escribió: «El mundo nunca perecerá
por falta de maravillas, sino solo por faltar en maravillarse». El colibrí es
una de esas maravillas. ¿Qué tienen de fascinantes estas pequeñas criaturas?
Tal vez sea su tamaño (un promedio de 2, 5 a 5 cm) o la velocidad de su
aleteo, que puede oscilar entre 50 y 200 veces por segundo.
No sabemos con seguridad quién escribió el Salmo
104, pero el salmista estaba indudablemente cautivado con la belleza de la
naturaleza. Después de describir muchas maravillas de la creación, declara:
«Alégrese el Señor en sus obras» (v. 31). Y, luego, ora: «Dulce será mi
meditación en él» (v. 34).
La naturaleza está inundada de cosas que quedan en
el ojo, por su belleza y perfección. ¿Cómo podemos meditar en ellas y agradar a
Dios? Podemos observar, regocijarnos y dar gracias a Dios mientras
contemplamos sus obras y recapturamos sus maravillas.
Dios, ayúdame a reflexionar en las maravillas de
tu creación.
El asombro ante las maravillas lleva a la
gratitud.
Hora de completar
Por David C. McCasland
… Antioquía, desde donde habían sido encomendados a
la gracia de Dios para la obra que habían cumplido (v. 26).
La Biblia en un año: Zacarías 13–14; Apocalipsis
21
A fin de año, la carga de las tareas incompletas
puede agobiarnos. Las responsabilidades en el hogar y el trabajo pueden parecer
interminables, y lo que debería hacerse hoy se deja para mañana. Pero hay
momentos en nuestro camino de la fe en que deberíamos hacer una pausa y
celebrar la fidelidad de Dios y aquello que hemos completado.
Después del primer viaje misionero de Pablo y
Bernabé, «de allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a
la gracia de Dios para la obra que habían cumplido» (Hechos 14:26). Aunque
quedaba mucho por hacer, apartaron un tiempo para dar gracias por lo ya hecho:
«Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas
había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los
gentiles» (v. 27).
¿Qué hizo Dios a través de ti durante este año?
¿Cómo abrió la puerta de la fe a alguien que conoces y amas? El Señor está
obrando a través de nosotros de formas inimaginables, en tareas que pueden
parecernos insignificantes e incompletas.
Si nos duele saber que hemos servido al Señor a
medias, no olvidemos dar gracias por la forma en que ha obrado a través de
nosotros. ¡Regocijarse en lo que Dios ha hecho por su gracia prepara el camino
para lo que viene!
Señor, gracias por lo hecho y por lo que está
por delante.
Dios obra permanentemente en y a través de
nosotros.
Nuestro Pan Diario
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