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miércoles, 30 de junio de 2010

Bendición en todo tiempo

“El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.” Mateo 12:35
Cuando hablamos de la ley de la confesión estamos hablando de que nosotros fuimos creados a la imagen y semejanza de Dios y Dios todo lo creó a través de Palabra. Entonces, ahora que somos hijos de Dios, tenemos que funcionar a la manera de Dios. Una forma de hacerlo es fluyendo en palabras. ¿Qué quiero decir? Por ejemplo, que para ir creando una familia bendita, una vida prospera y saludable tengo que declarar, confesar, soltar palabras de fe sobre esa realidad que quiero vivir. En lugar de hablar mal de su esposo inconverso diga: mi esposo es el mejor, me honra, me bendice, es próspero, está bendecido. Eso es confesar en fe. Aunque usted todavía no lo esté viviendo, pero lo ve por la fe.
Algunos cristianos que entendieron esta ley, ya empezaron a fluir en fe en sus pensamientos, en su manera de hablar y no le dan lugar a la duda. Eso es muy importante, porque si está hablando duda está formando a otra gente con duda también. La Biblia dice que si duda no piense recibir algo del Señor. Tiene que echar afuera la duda y alimentar la fe con la buena Palabra de Dios. Porque por la Palabra viene sabiduría divina a su vida.
Ahora, lo que le quiero dejar en esta oportunidad como enseñanza es que a través de su vida tiene que soltar la bendición de Dios que ha recibido en la vida de otros. Todo lo que usted hace sobre otros, los ayuda a formarse. Sabe que la Palabra de Dios tiene mucho poder. Piense que si usted suelta palabras de bendición sobre la vida de alguien que se cree que no vale nada, que no sabe por qué vive esa palabra poderosa va a llegar hasta lo más profundo de su ser, como dice la Biblia y va a producir un efecto. Lo mismo pasa si usted trata mal a esa persona. Imagínese que daño tan grande le podría crear con tan sólo alguna palabra negativa que usted pudiera soltarle sobre su vida.
Por eso hoy lo invito a reflexionar sobre su forma de hablar ¿es de bendición para el que lo oye? ¿Es de bendición para su propia vida? Como hijos de Dios fuimos creados con la bendición para soltarla sobre la vida de otros y una forma de soltarla es hablándola. La Palabra de Dios es una bendición para la vida de la gente. Procure ser de bendición en todo tiempo y siga renovando su mente cada día con la Palabra de Dios. El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca cosas buenas.
Oración: Padre, gracias por enseñarme a ser de bendición en la vida de otros. Miraré a mi alrededor y buscaré en todo tiempo ser de bendición lo todo el que se me cruce en mi camino. En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.

martes, 29 de junio de 2010

María la Sanguinaria

¿Quién será aquel que diga que sucedió algo que él no mandó? Lamentaciones de Jeremías 3:37
Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven. Salmo 119:91
María Tudor (1516-1558), reina de Inglaterra y apodada «la Sanguinaria», perseguía a los cristianos que seguían la reforma protestante. Después de un muy somero juicio, los mandaba sistemáticamente a la hoguera. Uno de ellos, Bernard Gilpin, un conocido predicador fue convocado para comparecer ante ese tribunal implacable.
Pero en su camino hasta Londres se cayó y se fracturó una pierna, así estuvo obligado a detenerse por un tiempo. El oficial que lo acompañaba le recordó con ironía algo que Gilpin repetía a menudo: –Nada ocurre sin que el Señor lo haya mandado; y “todas las cosas les ayudan a bien… a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28). Entonces le preguntó si seguía pensando así. Gilpin respondió suavemente que no dudaba de ello. Y tenía razón, porque antes de que fuese capaz de seguir el camino, María la Sanguinaria falleció. Bernard Gilpin pudo volver a casa, acogido por la multitud que agradecía a Dios por tal liberación.
“Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece”.
(Salmo 57:2)
“Tú, Señor, eres escudo alrededor de mí;
Mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
Con mi voz clamé al Señor,
Y él me respondió desde su monte santo”.
(Salmo 3:3-4)


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Fuente: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
http://labuenasemilla.net calendarios@labuenasemilla.net
http://ediciones-biblicas.ch

lunes, 28 de junio de 2010

Plenamente convencidos

“Plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido”. Romanos 4:21
Hay personas que empiezan y dejan las cosas a media. Ellos abandonan las cosas en el camino teniendo un montón de excusas. Pero los hijos de Dios no se conforman con las cosas a medias, y tampoco las trasmiten a medias en el ambiente familiar.
Yo me pregunto ¿Cómo pueden conformarse, rendirse y llegar a no tener victoria? Es porque no buscan alcanzar lo mejor, no desean cerrar las cosas exitosamente y eso se trasmite al ambiente familiar. Hay chicos que se forman en hogares donde las personas son pasivas y tranquilas, que si no salió alguna vez, otra vez vendrá. En el hogar tiene que haber un desafío, un reconocimiento y una valorización de la persona para desarrollar su potencial a pleno.
Usted no tiene que ser un perfeccionista que presiona a sus hijos. Pero tiene que ser una persona que modela la vida de ellos, para que alcancen lo mejor.
Porque nuestro modelo es Cristo. Nosotros tenemos el modelo de vida en la Palabra de Dios y tenemos que aceptar ese modelo para alcanzar lo mejor. No se rinda a nada, pelee la buena batalla de la fe y solo confórmese con lo completo. No se condene, ni se acuse, ni se culpe por cosas incompletas en su vida pero está en camino para completar cosas.
Si el enemigo viene contra usted por un camino por siete caminos tendrá que huir. Porque el enemigo sabe que la vida suya y su hogar no es un lugar habitable para él. Ahí está Dios, está la presencia de Dios, los ángeles y usted es el templo del Espíritu Santo de Dios. De esto debemos estar plenamente convencidos de que nuestro Dios es poderoso para hacer todo lo que él ha prometido.
Las promesas no son un juego para su vida. Son palabras muy serias e importantes para Dios y para los que le creen porque marcarán el rumbo de su vida.
Las promesas son igual a la voluntad y a la Palabra de Dios. El “ojalá” ó simplemente “yo lo deseo” sin fundamento, no sirven. Lo que vale es creerle, hablar y pensar en la Palabra y moverse en el Espíritu Santo con ella. Eso le garantiza un futuro mejor.
Oración: Padre gracias porque en tu Palabra encuentro el fundamento para mi vida. Estoy plenamente convencido de que con tu poder y fuerza en mi alcanzaré todas las cosas que estoy emprendiendo ahora. Mi futuro será glorioso. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.

domingo, 27 de junio de 2010

No importa, sigo golpeando

Por Bernardo Stamateas, Argentina.
2 Reyes 13:14-21 dice: "Cuando Eliseo cayó enfermo de muerte, Joás, rey de Israel, fue a verlo. Echándose sobre él, lloró y exclamó:-¡Padre mío, Padre mío, carro y fuerza conductora de Israel! Eliseo le dijo:-Consigue un arco y varias flechas. Joás, así lo hizo. Luego Eliseo le dijo:- Empuña el arco. Cuando el rey empuñó el arco, Eliseo puso las manos sobre las del rey y le dijo:- Abre la ventana que da hacia el oriente. Joás la abrió, y Eliseo le ordenó:-¡Dispara! Así lo hizo. Entonces Eliseo declaró:-¡Flecha victoriosa del Señor! ¡Flecha victoriosa contra Siria! ¡Tú vas a derrotar a los sirios en Afec hasta acabar con ellos! Así que toma las flechas, añadió. El rey las tomó y Eliseo ordenó: ¡Golpea al suelo! Joás golpeó el suelo tres veces, y se detuvo. Ante eso, el hombre de Dios se enojó y le dijo:- Debiste haber golpeado el suelo cinco o seis veces; entonces habrías derrotado a los sirios hasta acabar con ellos. Pero ahora los derrotarás sólo tres veces. Después de esto, Eliseo murió y fue sepultado.
Cada año bandas de guerrilleros moabitas invadían el país. En cierta ocasión, unos israelitas iban a enterrar a un muerto, pero de pronto vieron a esas bandas y echaron el cadáver en la tumba de Eliseo. Cuando el cadáver tocó los huesos de Eliseo, ¡el hombre recobró la vida y se puso de pie!"

No me importa, sigo golpeando
No me importa que me digan que no, seguiré pidiendo. Voy a seguir pidiendo.
El rey de Israel fue al profeta a pedir una victoria. Vos tenés que aprender que no te importa el no, y que sigas pidiendo aquello que Dios te ha prometido ¿Saben por qué no tenemos? porque no pedimos, tenemos que pedir.
1. Hay gente que no recibe porque no pide, espera que los demás adivinen.
"Este sacrificio que yo hice, espero que se den cuenta de todo lo que hice", no se van a dar cuenta. Cuando vos necesitás algo tenés que aprender a pedirlo.
- hay gente que sabe pedir en el trabajo, pero no sabe pedir al esposo: "Necesito un abrazo".
- hay gente que sabe pedirle a los amigos, pero no le saben pedir a Dios.
- hay gente que sabe pedir en el trabajo, pero no le saben pedir a los hijos, entonces se callan y dicen: "Nos conocemos tanto, tantos años que vivimos juntos, cómo yo le voy a pedir, debería saber lo que yo necesito".
Hay que pedir. Las críticas esconden una petición muda, reprimida. Porque cuando uno no pide, espera que el otro adivine y el otro no adivina, entonces uno empieza a criticar porque le da bronca."Todo lo que yo hice, lo que yo necesitaba era un abrazo, que me digan ¡gracias! ¡Pedílo!; "Lo que yo necesitaba eran que me pregunten cómo estaba", ¡Pedílo!, "Yo necesito que me preguntes cómo estoy".
La mayoría de las relaciones no terminan por una pelea, sino por un silencio; porque no sabemos pedir.
2. No recibimos, porque pedimos imposibles.
Cuando le decís a tu marido: "Tratáme bien", eso es un imposible, cuando vos le decís que te trate bien, eso sí es un imposible, cuando le decís a tus hijos: "Cambiá esa cara de amargado", eso es un imposible, porque estamos pidiendo cosas imposibles. Si tu trabajo está por quebrar y le decís que querés un aumento, estás pidiendo un imposible. Muchas veces le pedimos al otro cosas que el otro no puede hacer porque son demasiado grandes.
A veces no recibimos porque estamos como nenes: "¡Ay! yo soy medio tonta"
Nunca, cuando vos pidas te descalifiques a vos, nunca pidas como un nene, como un tonto, como una tonta, porque entonces pedimos mal, y no recibimos.
No recibimos porque a veces pedimos con indirectas. ¿Cuántos son de hablar con indirectas? Vos lo ves a tu marido y le decís: "¡Ay, me duele acá!" que quiere decir: "Ni te atrevas a ponerme una mano encima porque no te voy a dejar", "me duele acá", "parece que va a llover, y si llueve hay humedad, y si hay humedad te tocan los huesos, y si te tocan los huesos te agarra la artritis, y si te agarra la artritis...", entonces, tu marido te agarra a la noche y vos le decís: "¡Todo el día te lo estuve diciendo, no ves que me duele todo!".
Hay gente que anda con "pataditas", están en el trabajo y dicen: "Se rompió la fotocopiadora", en vez de decir: "Ayudame a arreglar la fotocopiadora", "¡Cuánto trabajo tengo!", en vez de decir: necesito que colabores conmigo". Mientras pidas imposibles, mientras pidas como un nene, mientras pidas con indirectas, no vas a recibir.
3. Hay gente que pide con enojo: "Vos me tenés que dar esto", con demanda.
Esa gente no recibe nada. Nehemías fue al rey y le pidió dinero, recursos, y el rey se lo dio, José fue a faraón y le pidió que lo contrate, y faraón lo puso como ministro de economía. El Señor me dijo: "Bernardo, tenés que decirle a mi pueblo que aprendan a pedir, porque el que pide, recibe".
No importa que te hayan dicho que no, vos tenés que seguir pidiendo con "sabiduría". ¿Qué quiere decir con sabiduría? Buscar el momento apropiado. A veces, cuando el otro está apurado, cuando estamos en crisis, cuando es de noche, no es el momento apropiado. Cuando el otro no puede prestarte atención porque está cansado, porque tiene la cabeza en mil cosas, no es el momento para pedir.
Hay que pedir con sabiduría.
Cuando pedimos, tenemos que pedir con "precisión y amabilidad". ¿Que quiere decir? "Por favor", "Yo necesito", "Te pediría". Porque cuando vos vas con amabilidad y vas con precisión, entonces el otro puede ayudarte.
Cuando pidas, pedí poco. No seas un torrente de ideas que sature: "Necesito esto, y esto otro, y aquello", y si nos dicen que no, saber que el no, es sólo una respuesta, es una etapa en la conversación y que para los hijos de Dios el "No", no es "Nunca". Si me dicen que no, seguiré pidiendo.
¿Y sabés cuál es la mejor manera de pedir?,
- cuando vos primero das.
- cuando vos das y das.
- cuando vos ofrecés algo.
- cuando vos podés conectar con el otro.
Hay gente que es demandante, pero no es ofertante, hay gente que consume pero nunca produce, y a Dios no le gusta. ¿Por qué nosotros empezamos la reunión con alabanzas? porque empezamos dándole a Dios, para después pedirle. La Biblia dice: "Todo lo que le pidan al Padre, Dios nos lo dará".
Tenés que aprender a ser un pedigüeño delante del Señor, tenés que pedirle cosas grandes:
- pedirle por tus hijos
- por tu trabajo
- por tus finanzas
- por tu presente y futuro
A Dios no le pidas cosas pequeñas, porque a Dios le gusta que le pidas cosas grandes, porque cuando le pedís cosas grandes, estás honrando su nombre que es sobre todo nombre.
En Salmos 2:8 dice: "Pídeme y te daré las naciones por herencia". Porque a Dios le gusta gente loca, que le pida cosas sin límite, sin barrera cultural, que le diga: "Padre, yo te creo, acá me han dicho que no, pero yo a ti te seguiré pidiendo porque sé que me lo vas a dar".
No me importa que me digan que no, yo seguiré pidiendo.
4. No me importa mi enemigo. El triunfo es mío.
¿Sabías que victoria no es lo mismo que triunfo? Nosotros somos "triunfadores".
¿Cuál es la diferencia entre victoria y triunfo?
Cuando Jesús fue a la cruz, Jesús peleó contra el diablo solo. La guerra espiritual la hizo Jesús, peleó contra el diablo en la cruz, lo venció, lo despojó de su poder, le sacó las llaves de la muerte y del Hades. Jesús venció en la cruz.
Victoria es algo que logró el Señor para nosotros.
¿Se acuerdan en las películas, cuando tomaban al enemigo, lo encadenaban y lo llevaban al pueblo?, y cuando entraban al pueblo, éste celebraba.
Triunfo es el pueblo que celebra la entrada de un enemigo despojado. Jesús tuvo la victoria, pero nosotros celebramos el triunfo. Quiero decirte que no hay que pelear más, porque la etapa de la iglesia es la etapa del triunfo donde celebramos que el enemigo está vencido, despojado y derrotado, así que, más te vale que aprendas a celebrar lo que el Señor ha hecho por nosotros!.
5.No me importa mi presente, mañana será mejor.
¿Cuántos lo estamos creyendo? somos como la luz de la aurora que va en aumento, no somos como la luz del atardecer que va en descenso; somos como la luz de la aurora, no importa tu presente, mañana será mejor porque Dios te va a llevar de crecimiento en crecimiento.
David decía: "Yo estaba en el pozo, pero el Señor me sacó del pozo, me puso una bandera en la mano, me puso una canción y en mis alturas me hace andar," dime cuán bajo caíste, y te diré cuán alto el Señor te va a llevar.
Mañana será mejor, mañana voy a estar mejor.
- Jesús pidió el barco a Pedro lo usó se lo devolvió.
- pidió unos panes a un niño, los repartió y se los devolvió.
- le pidió una tumba a José, la usó tres días y se la devolvió.
Tenemos un Señor que devuelve todas las cosas.
- Él va a cancelar nuestras deudas.
- Él va a devolver lo que nosotros gastamos equivocadamente.
- Él va a cerrar nuestro presente difícil.
No importa cómo es hoy, mañana estaremos mejor. No me importa más nada.
Dejá de enojarte tanto.
Hay gente que se enoja mucho, no te enojes más, mañana será mejor.
Había gente desocupada en la plaza, estaban desocupados y el dueño de una viña vino a las cinco de la mañana y contrató a unos. Volvió a las cinco de la tarde y contrató a otros, esos que contrató a las cinco de la tarde, trabajaron una hora, y el dueño de la viña le pagó un denario por una hora. Cuando los de la cinco de la mañana que trabajaron hasta las cinco de la tarde escucharon eso y fueron a cobrar, el dueño de la viña les dio a los que trabajaron desde las cinco de la mañana a las cinco de la tarde, también un denario. Se enojaron, dijeron: ¿Por qué, si a éstos que trabajaron una hora les diste un denario, a nosotros que trabajamos de cinco de la mañana a cinco de la tarde nos diste un denario?, y saben qué les dijo el dueño de la viña: "Cuando yo los contrate, ustedes me pidieron un denario por día, pero éstos que contrate a las cinco de la tarde no me pidieron nada, y yo les quería dar uno por hora".
¿Cual es la enseñanza? hermano si le vas a pedir a Dios, pedile grande porque vos le pedís un denario por día y el te quiere dar uno por hora, si le vas a pedir a Dios, decile: "Padre, conforme a tu bendición" ¿Están entendiendo esto?
Papá, dame una bendición, tomá una, pero hay gente que le dice: "Dame una bendición por minuto, dame una bendición por segundo" porque hoy yo estoy mal, pero mañana estaré mejor, porque el Dios que me contrató es un Dios que da más abundantemente de lo que creo, de lo que pido y de lo que espero.
6.No me importa lo que me han dicho, tengo la palabra de fe.
"¡Ay! no sabés lo que me dijeron!" no me importa; "Pero a mí me dijeron que la crisis...", no me importa yo tengo la palabra de fe; "¡Sí!, pero dejáme que te cuente", ¡no me importa! Tenemos las promesas, tenemos la palabra que está viva, tenemos la semilla. ¿Saben cómo Dios llama a sus promesas? "la preciosa semilla" ¿Cómo es la palabra?, preciosa; vos tenés que amar la Palabra, no importa las veces que has oído, importa la palabra que hables. ¿Por qué la Biblia dice que la palabra es preciosa?, porque cuando te mantenés hablando las promesas amas las promesas de Dios.
Vos amás hablar lo que Dios habla, porque para vos es precioso. Hay gente que tiene la Palabra, pero no aman la Palabra, no les es preciosa la Palabra.
Nosotros venimos acá a las reuniones para oír la Palabra, porque amamos la Palabra de fe, porque no importa lo que diga la gente, lo que nos importa es lo que Dios nos ha dicho, porque eso para nosotros es lo único precioso que existe.
¿Qué quiere decir que la Palabra es preciosa?, quiere decir que vos tenés que mantener la palabra, la confesión "Todo me saldrá bien". Pero si vos al otro día decís: "No creo que todo me salga bien" Vos está maldiciendo la palabra preciosa. Si vos decís: "Yo declaro que mi marido va a cambiar", y al otro día decís: "Esta vaca con patas, ni Dios la cambia", vos estás maldiciendo a la vaca y a la palabra que soltaste sobre la vaca.
Tenés que mantener la palabra "Voy a prosperar, Dios me va a llevar de gloria en gloria, voy a crecer económicamente", pero si al otro día vos decís: "No sé, no creo, está muy difícil", vos estás maldiciendo la palabra.
Un ejemplo: Gabriel, ¿a qué edad recibió al Señor? a los treinta y dos, ¿saben cuántos años el Señor lo buscó a Gabriel? treinta y dos años hasta que recibió al Señor. El Señor no lo buscó cuando tenía treinta y dos, lo buscó desde que nació, treinta y dos años, el Señor decía: "Gabriel va a ser mío, Gabriel va a venir el domingo de noviembre, un domingo a la mañana, se va a sentar en la tercera fila y va a dar gloria a mi nombre. Gabriel me va a servir. Ahora vos imaginate que el Señor hubiese dicho a los diez años de edad de Gabriel: "Éste, se lo entrego al diablo, es más duro!", y cuando Gabriel tenía veinticinco años, el Señor hubiese dicho: "Este Gabriel, que se pudra en el infierno, ya le mandé profetas, le mandé el cd., le mandé los libros, los amigos, le mandé pruebas, le mandé una tormenta, le tiré un ladrillo en la cabeza, y nada!. Que se pudra este Gabriel, ni yo lo cambio!" dice el Señor, pero ¿sabes qué hizo el Señor con Gabriel? treinta y dos años, el Señor que le pide al Padre por nosotros, dice:" Gabriel es mío", no importa cuántos años, a qué edad va a abrir su corazón, yo sé que lo va a abrir y cuando lo abra estará acá en organización sirviendo a mi nombre, ayudando a la gente, adorando mi nombre, ¡y si él se mantuvo en victoria nosotros también!.
Mantenete en la palabra no importa lo que te han dicho, mantené la confesión, dejá de estar "¡Ay!, siento que viene algo nuevo", y al otro día "Siento que viene algo malo", y al otro día "No siento", dejá de sentir y hablá la palabra, mantenete, si el Señor tardó con Gabriel treinta y dos años. ¿Cuántos recibieron al Señor a los cincuenta? mantené la confesión.
Yo declaro que: "Viene un mañana mejor, yo profetizo que no vamos a bajar los brazos, no importa lo que nos han dicho tenemos la preciosa palabra y la vamos a declarar hasta verla cumplida".
Hay tres soplos en la Biblia
- el primer soplo: es el soplo de la vida. Dios hizo a Adán, y le sopló vida. Todos tenemos ese soplo de los que estamos en esta reunión.
- el segundo soplo: es el soplo del Espíritu Santo, que es cuando recibimos a Jesús como Salvador, nos viene el Espíritu Santo y nos sopla. Todos los que recibimos al Señor tenemos el segundo soplo.
Pero necesitamos el tercer soplo: que es el que dice Job 32:8, "lo que da entendimiento al hombre es el soplo del Todopoderoso". Yo tengo el soplo de la vida, yo tengo el soplo del Espíritu Santo, pero necesito el soplo en mi mente, necesito que el Todopoderoso me sople en la mente para que se me abra la cabeza. Y dice Job que: "el que da entendimiento es el Todopoderoso", Job se da cuenta que necesita que el Todopoderoso le sople en la cabeza.
¿Se acuerdan cuando estábamos en el colegio? "Che, sopláme no estudié", o la chismosa que te dice: "Esperá que te cuente, que te sople". Job se da cuenta que necesita el soplo en la cabeza y dice: "el que me va a soplar es el Todopoderoso".
El Todopoderoso ¿qué pensamientos puede tener? ¿qué puedo o no puedo? ¿grandes o pequeños? ¿que lo vas a lograr o es difícil? Si el Todopoderoso te sopla su mente, tu mente va a ser dinamitada. Tenemos que cancelar todo lo que aprendimos del pasado y decirle: "Padre vuelve a soplar en mi mente para que entre tu palabra gloriosa, no importa lo que me han dicho, yo la voy a confesar, tardaré veinte, tardaré cincuenta, pero a la larga la victoria será mía".
¿Por qué estuvo Goliat cuarenta días al frente de Israel? y decía el gigante: "Si hay uno que venga y pelee", cuarenta días; ¿por qué no iba Goliat y los mataba a todos? era más fácil. Si Goliat era tan fuerte en vez de gritar cuarenta días le hubiese dicho: "¿Hay alguno de ustedes que quiera pelear? ¡Peleemos!. ¿Por qué cuarenta días?, porque eso es lo que el diablo te quiere hacer, soltarte miedo, "¡Miedosa, miedosa!". Prendés la tele en donde hablan de "los miedos"; abrís el diario: "Una persona con miedo se infartó", salís y te viene una amiga, "¡Me agarró ataque de pánico y me dijo el doctor que no se cura!", ¿Cuántos pasaron por esas cosas raras?
Te acostás a la noche y escuchás un ruido; y venís acá a la reunión y te toca la de al lado y te dice: "Orá por mí que estoy muerta de miedo"; y después viene alguien y dice "Tuve una visión con vos ¡cuidáte!, no te cuento más nada, cuidáte! ¿tenés seguro médico?, no quiero atemorizarte ¿hiciste testamento? Hacélo!, sino todo entra en sucesión, ahorrále a tus hijos una desgracia! no te digo más nada". ¿A cuántos les pasó eso extraño?, el enemigo te sopla, pero ¿vos qué tenés que hacer? ¡Que te sople el Señor! "Todo lo puedo en Cristo"!. Prendés la tele y escuchás noticias feas, decí: "¡Todo lo puedo en Cristo" ¡y venga quien venga a decirte que tiene miedo!; pero vos "todo lo podés en Cristo". Porque a mí no me sopla lo malo, ¡a mí me sopla la palabra de fe!.
Muchas veces tenemos el permiso de Dios pero no el permiso de nuestra mente. Por eso hay gente que viene a las reuniones y escucha "Levantá la mano, decí: todo lo puedo", y dicen: "¡Qué extraña esta iglesia! de donde yo vengo me decían: ¡basura, húndete! pero acá no". ¿Sabes qué te pasa? acá te empezó a soplar el Señor, porque si no te diste cuenta él tuvo la victoria en la cruz para que nosotros tengamos el triunfo.
¡Nosotros paseamos con el enemigo atado, vencido, por la ciudad y decimos: "Esto lo logró nuestro rey en la cruz del calvario; y el pueblo celebra prosperidad, celebra victoria, unión familiar, porque estamos en la época del triunfo!".
No me importa lo que diga la gente, yo voy a hablar palabra de fe ¿hasta cuándo?, hasta que se cumpla, ¿y si no se cumple? (porque hay que pisar la tierra), mientras la pise, yo hablo la palabra de fe porque es preciosa la palabra para mí.
Pablo dijo: "En una carrera todos corren pero uno se lleva el premio". Estamos de acuerdo ahí; pero me gusta lo que dice Pablo después: "Corran de tal manera que ustedes se queden con el premio", algunos dicen: "Lo importante no es ganar, lo importante es correr". ¡No! ¡no!, Pablo dijo: Todos corren pero uno gana, tenés que tener ganas de ganar en las finanzas, de ganar en tu familia, en tu salud, en tu trabajo, de ganar a la gente, de ganar un avivamiento, Pablo dijo : "Todos corren, pero nosotros vamos a tener el premio".
No me importa nada, pelearé por mi cosecha.
Asociamos a los demonios con brujería, pero son demonios insignificantes. Los verdaderos demonios te atacan en tu cosecha, porque el diablo te deja sembrar y vos decís: "¡Qué victoria!", y vos ves la semilla crecer y decís: "¡Qué victoria!" pero cuando vas a tomar no te deja, porque te roba la cosecha. Si vos sembraste para cien y cosechaste setenta, el diablo te robó treinta y vos tenés que pelear por todo lo que sembraste. "Bueno, pero coseché setenta"; sí, pero el treinta que te robó era el mejor.
En Misiones había más de dos mil personas y le dije a los pastores de allá: "Vamos a reclamar los dos mil para el Señor", porque no nos sirve de nada hacer un evento, qué lindo, la gobernadora, los medios, dos mil personas, les hablamos del Señor con todo, y después perdemos los dos mil. Porque la batalla sigue después de la siembra. Cuánta gente en nuestro país conoció al Señor e hicieron la oración de fe y se perdieron porque nadie peleó por esas personas. Cuando vos invitás a un amigo a este lugar para que reciba al Señor y la persona pasa, recibe al Señor, levanta las manos, conoce a Dios, pero después el enemigo te lo roba. No, no, ese amigo tuyo es tu cosecha, llamálo, seguílo, orále, no dejes que el enemigo te lo robe, porque ese amigo, amiga, lo trajiste para que conozca al Señor y Dios lo bendijo. No vamos a dejar que el enemigo nos robe nada ni nadie. Nuestros hijos son del reino, nuestras finanzas son del reino, nuestros amigos son del reino y Argentina es del reino del Señor. ¿Y sabes cómo hace el diablo para robarte la cosecha?, te manda gente "ladrones de cosecha".
Jesús dijo:" El que deje casa, padre, amigos, yo le daré cien veces más" ¿cuántas veces?, le daré cien veces más con persecución, o sea cuando vos sembrás algo para el Señor, el Señor te da cien veces más con persecución. ¡Qué bueno! el Señor nos avivó antes de tiempo. Hermano cuando coseches te van a perseguir envidiosos, cien cosechas, cien envidiosos, treinta cosechas, treinta envidiosos. Por cada cosecha te va a venir un envidioso y te vas a dar cuenta porque te va a querer robar, sacar, y vamos a pelear por la cosecha, no vamos a dejar que nos saque nada, si vos sembraste en tu casa, tu casa tus hijos, tus padres, tus tíos, tus abuelos, tus nietos y bisnietos son cosecha del Señor. Y si vos sembraste en tu trabajo, vos sos el rey de tu trabajo, no nos va a sacar nada y si ofrendamos y pactamos con el Señor, no vamos a dejar que nos roben nada de la cosecha, porque toda la cosecha la vamos a tomar y la vamos a disfrutar.
"Diga el débil fuerte soy" La palabra débil quiere decir "discapacitado", diga el discapacitado "¡Pobrecito de mí, es dura la vida y es difícil!. ¡No!, dijo Pablo: "Diga el discapacitado fuerte soy". ¿Cómo estás? Fuerte. ¿Cómo está tu salud? Fuerte. Cuanto más enferma estés, más fuerte, decí "¡Fuerte!". Acá el Señor dice: "Diga el débil fuerte soy". ¿Cómo están tus emociones? Fuertes. ¿Cómo está tu trabajo? Fuerte.
La palabra fuerte quiere decir "Poderoso, valiente, gigante, y el que camina con orgullo detrás de Dios". ¿Cómo estás? orgulloso caminando detrás del Señor. Esa es la gente de fe.
No me importa, no importa todo lo que perdimos, vamos por cosas más grandes. Dice Pablo: "Yo era judío, yo era fariseo, yo estudié con Gamaliel". Pablo hablaba tres idiomas, tenía tres doctorados, Pablo era un genio, sabía la ley, el Antiguo Testamento de memoria. Pablo dice: "Todo eso que yo logré era para mí ganancia, pero ahora lo estimo como pérdida para ganar a Jesús". Todos tus logros del pasado tenés que aprender a perderlos para ir por algo mejor. Tenés que aprender a soltar lo bueno de tu ayer para ir por lo mejor de tu mañana. ¿Saben por qué hay gente que no gana lo mejor? porque no suelta lo bueno del ayer, no suelta los éxitos del pasado. No soltás cómo Dios te usó en el ayer, lo que aprendiste ayer. Pablo dijo: "Todo eso era para mí ganancia, pero ahora yo lo solté" porque cuando vos declarás que tu presente es magnífico y que tu futuro no es mejor, vos estás muerto, porque Dios te va a pedir todos tus éxitos. Que aprendas a perderlos para ir por algo más grande. Hay gente que no quiso soltar.
Le decía a un pastor: "Tenés que abrir reuniones todos los días, tenés que levantar sesenta o setenta pastores como hicimos acá". Era de otra iglesia este pastor. Yo le dije: tenés que dejar de dirigir la alabanza, de pasar la ofrenda, hacer el llamado, limpiar y barrer, y me dice: "Pero a mí me gusta", vos tenés que aprender a perder eso para que agarres algo todavía mejor.
Hay gente que hasta que no suelta, no puede tomar, y Dios nos va a pedir en estos meses que nos restan, que soltemos grandes éxitos para ir por cosas más grandes.
Ahí estaba el rey Joás, se enteró que Eliseo, la voz profética de la ciudad, estaba enfermo y dice que cuando llegó dijo: "Padre mío, Padre mío", se puso a llorar cuando lo vio débil, anciano, dijo: "Padre mío, carro de Israel", le estaba diciendo el Señor está con vos, Eliseo, el Señor está con vos, ese hombre estaba llorando, dejó de llorar y declaró que Dios estaba ahí. Vos tenés que dejar la emoción y saltar a la declaración. Y dice que cuando estaba diciendo: "Dios está con vos", el viejo se levantó de la cama y le dijo: "Traé unas flechas y un arco"; el hombre trajo el arco y las flechas, abrió la ventana al oriente, que era por donde el enemigo iba a atacar, porque Dios va a hacer que mires a los ojos a tu dolor, a tu problema, a tu conflicto, Dios te va abrir la ventana para que enfrentes y resuelvas tus dificultades. Y le dijo: "Tirá una flecha", y tiró una flecha y cuando soltó una flecha le dijo: "Así como la flecha voló, así la victoria está sobre tu vida", entonces enseguida lo miró y le dijo: "Tirá ahora hacia abajo, a la tierra" y agarró el arco y tiró una flecha, tiró otra flecha y tiró otra flecha y se detuvo, se paró, ¿por qué se paró? habrá dicho: ¿qué me está haciendo hacer el viejito? ¡está loco!, ya tiré la flecha, tiré tres!. Y se paró y Eliseo se enojó y le dijo: "Tres veces, tiraste tres veces, si hubieses tirado diez, diez victorias, tiraste tres, tres victorias". Porque el límite al obrar de Dios no lo pone Dios, lo ponemos nosotros. ¿Cuántas veces vas a tirar flechas? ¿Cuántas veces vas a decir no me importa?, sigo golpeando. Tal vez Joás se paró porque se cansó, tal vez porque se sintió ridículo, no sabemos por qué, pero se detuvo y Eliseo le dijo: "Te detuviste".
El Señor me dijo: "¡Sabes qué significa eso Bernardo? que la batalla se gana en la habitación secreta". Estaban Joás y Eliseo, ésta es la habitación del Señor, acá se ganan las batallas, la batalla no la ganás afuera, vos la ganás acá, de acuerdo a cuántas flechas vos tires a tu tierra, a tu círculo, a tu mundo, yo sé cuántas voy a tirar para más, pero yo no puedo tirar por vos. Eliseo no le dijo dame el arco, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, andáte, diez victorias. No es "llame ya", le dijo tu victoria es tuya, yo te voy a enseñar cómo, pero el que va a tirar la flecha sos vos, yo te suelto la palabra pero el que va a tener la victoria en tu vida sos vos.
¡Y lo que hoy te dice el Señor es que aprendas a seguir golpeando, a que sigas tirando, a que no bajes los brazos!. El enemigo es grande pero en el lugar secreto se tejen las más grandes victorias, no importa tu presente ni lo que te dijeron , no importa lo que pasó, no importa nada, lo que importa es que el Señor está aquí, lo que importa es que vamos a seguir peleando, que vamos a seguir hablando la palabra de fe. Lo que importa es que vamos a seguir aquí adorando, lo que importa es que vamos a seguir aquí declarando victoria, que vamos a seguir peleando por nuestra cosecha, lo que importa es que vamos a dejar lo bueno porque vamos a agarrar algo mejor, lo que importa es que el Señor nos respalda, que todo lo que hagamos nos saldrá bien, eso es lo que importa.
Dice que cuando tiró las tres flechas, el viejito Eliseo le dijo "¿Por qué te detuviste?"
Hoy traje esta palabra de fe iglesia: ¡No nos detengamos!
Yo hoy te digo de parte del Señor: ¡No dejes de golpear! cuando vos venís acá a las reuniones, vos venís a golpear tu tierra, venís a disparar tu palabra de fe, yo sé que te detuviste. No importa la edad, acá tenemos gente de más de ochenta años, pero siguen disparando, siguen batallando, porque esa gente es útil para el Señor. Traemos a nuestros niños, nuestros pre-adolescentes para que aprendan a disparar, para que no se rindan, lo malo no importa, vamos a seguir adelante. ¿Saben por qué Eliseo se enojó?, porque Eliseo no quería darle sólo la victoria, quería darle la unción, porque el viejo ya se iba, tenía la doble unción de Elías, le iba a dar cuatro veces la unción, y Joás no calificó.
Yo quiero decirte que para las cosas grandes, Dios te va a tomar examen, y el examen se llama "Hasta dónde aguantás". El examen no es ¿cómo se llamaban los leprosos?, ¿dónde queda Galilea?, ¡No, no, no!, el examen es "Dime cuánto aguantás", si aguantás tres golpes no estás calificado, pero si seguís adelante, aunque tu casa sea un desastre, te echaron del trabajo, seguí adelante, la enfermedad se me empeoró, seguí adelante, porque si Dios te aprueba Dios te va a dar cuatro veces más la unción. ¿Sabes qué pasó?, el rey no aprobó y Eliseo se murió y lo llevaron a la tumba. Un día tiraron un cadáver arriba de sus huesos, cuando el cadáver cayó, resucitó, porque si Dios no aprueba a los que eligió para darle la cuádruple unción, se la va a dar a los ilustres desconocidos, pero alguien se la va a llevar. Yo no quiero que nadie se lleve lo que Dios preparó para mí, y nadie se tiene que llevar lo que Dios preparó con tu nombre. Seguí golpeando, levantá tu mano de victoria. Cada vez que levantás tu mano estás golpeando, cada vez que alabamos estamos golpeando, cuando venimos a las reuniones estamos golpeando, cada vez que celebramos estamos golpeando, cada vez que hablamos la Palabra estamos golpeando, y cada vez que gritamos estamos golpeando.
Yo declaro sobre los que han venido a la reunión, que los meses siguientes serán meses de muros rotos, serán límites quebrados, alambres de púa se rompen, y caminaremos sin límites. Yo declaro, que el enemigo cuando venga, llegará vencido porque hoy tu pueblo declara que ya no importa más nada, sino que tú estás con nosotros. Hoy declaramos "Fuerte somos", y declaramos victoria, recuperamos lo perdido y declaramos gozo y triunfo en nuestra casa. Amén.
Fuente: Bernardo Stamatea Pastor del Ministerio Presencia de Dios, Argentina.

sábado, 26 de junio de 2010

Fortalézcase en la fe

“Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto siendo de casi cien años, o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios.” Romanos 4:19-20
Imagínese a Abraham mirándose el cuerpo, luego imagíneselo mirando las estrellas. ¿No le pasó esto alguna vez? Muchas personas un día van para arriba y otro día para abajo, cuando se miran el cuerpo dicen esto no va, pero después miran las estrellas y ven muchos hijos. Si Dios le dijo que mire las estrellas, mire las estrellas y desarrolle una visión con Dios de acuerdo a lo que Dios le habla y le muestra. Porque así será de incontable las bendiciones para su vida, mire la Palabra que está llenas de promesas para usted. “No dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino se fortaleció en fe”. Para fortalecerse en la fe hay que mirar a Dios y a sus promesas.
Entonces puede tener una esperanza contra otra esperanza y puede establecerse firme y fuerte en lo que Dios ha dicho que es inamovible. Si el Señor dijo que tiremos la red, vamos a tirarla, si el Señor dice repartan los panes y los peces vamos a repartirlos. Ahí es donde se va a movilizar lo sobrenatural. Ahí es donde usted tiene que decidir, considero el cuerpo o considero las estrellas, porque ahí es donde se genera la duda o se fortalece en la fe. El que es agradecido, el que adora, glorifica y honra a Dios está diciendo por anticipado que lo que Dios le dijo que venía, viene.
Para fortalecerse en fe tiene que confesar la palabra a diario y la ley de la confesión no funciona cuando usted va y viene entre dos creencias. Porque está dudando entre una y otra. Un día las estrellas otro día el cuerpo. Usted tiene que manifestar su confianza en el Señor. Si usted dice acá una cosa y en la calle otra, tambalea entre dos cosas. Elías le dijo al pueblo: hasta cuando van a claudicar entre dos pensamientos, si es Dios es Dios, sino es Baal.
Tiene que convencerse a sí mismo con Dios, con la Palabra, con el Espíritu Santo, tiene que ir confesando las cosas correctas y adaptando su vida a la Palabra de Dios. Entonces se fortalecerá en la fe y ya no le será difícil decidir entre una cosa y otra porque su fe lo hará escoger lo correcto: creerle a Dios.
Oración: Padre, hoy decido creerte y me fortaleceré en la fe para no dudar nunca de tu Palabra. Sé que lo que me prometiste será hecho porque tú eres fiel y así como cumpliste en la vida de Abraham lo harás conmigo también. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo. Argentina.

viernes, 25 de junio de 2010

El poder del amor incondicional

“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.” Juan 15:13
Al morir Jesús en la cruz y resucitar de entre los muertos demostró el amor que tenía para con nuestra vida. Él no miró que nosotros habíamos pecado, que nos habíamos alejado de Dios, su amor fue más allá. Su amor es incondicional. Hoy hay algo muy importante que tiene que tener en cuenta y es que usted es el objeto del amor de Dios. Porque por usted murió Jesús y eso lo tiene que valorar. Es la expresión de amor más grande que puede existir.
Porque el mismo Jesús lo dijo: Nadie tiene mayor amor que este que aquel que pone la vida por sus amigos. Él la puso por usted y por mí. Hoy podemos decir somos libres de la condenación y de la culpa. Observe estos cuatros puntos que nos enseñan algunos de los beneficios de tener el amor incondicional de Dios en su vida.
El amor de Dios es para que usted se convierta en un hijo de Dios. Usted tiene que afirmar y consolidar eso en su vida mirándose a sí mismo con los ojos de amor como Dios lo mira.
El amor de Dios le da acceso a vivir para siempre con él. No hay nada ni nadie que lo pueda separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús.
El amor de Dios le permite recibir todos los beneficios de un heredero. Para que usted disfrute de esos beneficios en todas las áreas de su vida y los canalice con la unción, la gracia y el favor que Dios depósito en su vida.
El amor de Dios es revelado en usted para que sea coheredero con Cristo. Lo que tiene Cristo lo tiene usted. Ese es el amor de Dios que está fluyendo en forma permanente por el Espíritu Santo en la vida del creyente.
Dios quiere manifestarse a través de su vida. Reciba ese amor incondicional y derrámelo sobre otros. Dios lo creó con un propósito muy grande y para que sea de bendición.
Oración: Padre, gracias por ese amor tan grande que has puesto dentro de mí. Disfrutaré de todas las bendiciones que me has dado y la transmitiré a otros también. Te amo, en el nombre de Jesús, amén. Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.

jueves, 24 de junio de 2010

Su espíritu es lo que realmente usted es

“En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.” Salmo 31:5
Una de las cosas principales que todo cristiano debe saber y permitir que le sea revelada es que al nacer de nuevo, tiene que tener una comprensión mucho más amplia de lo que verdaderamente somos en el Señor. Somos un ser tripartito, espíritu, alma y cuerpo. Pero lo que verdaderamente somos es espíritu y ese espíritu está depositado dentro suyo.
Es el que le permite adorar a Dios y tener conexión con él. Al venir al camino de Dios y hacerlo El Señor y dueño de su vida, comenzará a transitar en Sus planes, por eso es muy importante que reciba conocimiento y guía en su espíritu. Para eso necesita ir avanzando en el conocimiento de las cosas espirituales. Porque Dios tiene grandes planes para su vida y quiere revelarse en esta tierra y si no tiene una comprensión primaria de lo que realmente es en el Señor, es muy difícil manifestar todo lo bueno que viene de él.
Este es un buen tiempo para que le permita al Espíritu Santo que le vaya revelando cosas en su interior, que le vaya enseñando, guiando y le de la libertad para que vaya operando dentro de su vida.
Su espíritu es lo que realmente usted es. Su espíritu vive dentro de su cuerpo, y dentro de ese cuerpo también está el alma que se compone de mente, emociones y voluntad. La mayoría de los creyentes viven una vida que sólo responde al alma, a la mente y a las emociones. Esto hace que su voluntad no esté bien dirigida y pueda hacer cosas que estén fuera de lugar. Algunos son dirigidos por el cuerpo. Pero hoy usted tiene que poner las cosas en su lugar. Su espíritu debe gobernar todo su ser.
Hay momentos en los cuales entenderá que Dios tiene que hacer un cambio en su vida y eso lo comprende porque Dios trajo algo a su espíritu y que se revela para todo su ser. Porque a través del espíritu recibe el poder para cambiarlo y sabe que no hay límite para su vida y que lo imposible se hace posible con Dios.
Algunos viven una vida que siempre parece que está marcada por lo mismo. Pero cuando comienza a tener una buena comunión con Dios en el espíritu recibiendo lo de él, teniendo intimidad y buena relación, va comprendiendo quién es en Dios, lo que puede y lo que Dios puede hacer a través de su vida. Así va canalizando las cosas en la manera correcta y empieza a ver como fluye en su vida y a través de su vida en una manera sobrenatural.
Oración: Padre, hoy dispongo mi espíritu para que sea guiado por el Espíritu Santo. No dejaré que las emociones me gobiernen. Quiero hacer tu voluntad. Lo haré, en el nombre de Jesús, amén. Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.

miércoles, 23 de junio de 2010

Hermanos pequeños

“Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.” Mateo 25:40
Usted se debe preguntar a qué me refiero con “hermanos pequeños”. Se lo voy a explicar de esta manera: sabe que en el Reino de Dios hay paternidad espiritual y hay hijos. Esos hijos son hermanos y como en toda familia algunos son pequeños y otros mayores.
¿Cómo identificarlos en la familia espiritual? Es sencillo, los hermanos pequeños son aquellos que recién están entrando en el camino del Señor. Y lo más importante que quiero dejarle en este día es que a esos hermanos más pequeños hay que mirarlos con paciencia, con amor, comprensión y ayudarlos para que puedan encaminarse en toda la bendición del Señor. Porque usted como hermano mayor se va transformando en un líder de la familia, en un líder fructífero y de bendición donde se mueva.
Quizás usted no estudió cursos de liderazgo, pero si recibe lo de Dios y lo trasmite se está transformando en un líder de bendición para la gente. Quizá simplemente le está hablando a su vecino y ahí Dios lo está poniendo arriba. Observe esto: cuando ora por esos amigos y vecinos, lo está haciendo por esos hermanos más pequeños. El Señor le dice: “si hiciste eso por los hermanos más pequeños y los honraste, lo hiciste por mí”, y Dios lo recompensará.
A veces las personas entran al evangelio y se vuelven pasivas y dormidas. Pero hoy, usted que está leyendo esto, sabe que somos la familia de Dios y tenemos que ser influyentes sobre nuestros hermanos menores. Porque dentro de la familia hay algo poderoso, porque hay algunos que son sanados, otros prospera, otros son libres de adicciones. Entonces cuando usted vaya recibiendo los principios de la Palabra tiene que irlos aceptándolos para su vida, renovar su mente, aplicarlos y ponerlos en práctica con fe y obediencia. Porque siempre Dios le va a poner gente a su alrededor para que le vaya trasmitiendo esa verdad.
Recuerde que lo que usted haga por un pequeñito, lo estará haciendo para el Señor.
Oración: Padre, hoy comprendí cuál es mi posición dentro de tu familia y como hermano mayor entendí que debo ayudar a crecer a mis hermanos pequeños. Gracias porque tú me das la sabiduría y el amor para apoyarlos y me determino a acompañarlos en su crecimiento dentro de la familia. En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.

martes, 22 de junio de 2010

La gracia y la fe

No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Romanos 1:16

¿Cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? Hebreos 2:3

En Ginebra, en el año 1817, un renombrado predicador habló sobre el siguiente tema: «El hombre sólo puede ser salvado por Jesucristo», apoyándose en el siguiente texto del evangelio: “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10). El predicador habló claramente del Evangelio de la gracia, diciendo: «Oh pecador que confías en ti mismo, ¿cuándo cesará tu ceguera? ¿Cuándo querrás comprender que, a no ser que alguien cargue con tus pecados y apacigüe a tu juez, nunca verás a Dios? Sé bien que esta verdad no es del agrado del oyente, pero ¡qué importa! Si debo optar entre serle agradable o decirle la verdad, ya está decidido: no se trata de agradarle, sino de salvarle.
Pecador, deja, pues, lo que causa tu miseria, despójate de ese orgullo que te ciega y echa a perder tu vida. Renuncia a tu propia justicia y cree en el Evangelio. No digas que tus pecados son demasiado grandes. ¿Serían más grandes que los méritos del Dios Salvador? Uno tiene una sola vida para convertirse; y es una vida corta e incierta. ¿Acaso es poca cosa la salvación de tu alma? ¿Tienes un bien más preciado? ¿Eres tan orgulloso que preferirías vivir a tu antojo una corta vida, antes que estar con Dios por la eternidad?».
“La Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado… porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:11-13).

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Fuente: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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lunes, 21 de junio de 2010

¿Ya huele mal?

“39Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? 41Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. 43Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! 44Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
Juan 11:39-44
¿Escuchó alguna vez la frase: “…Uh! Se pudrió todo…”? ¿Atravesó alguna vez problemas que parecía que nadie podía arreglar?
Quizás ahora mismo esté sufriendo conflictos de familia que parecen irreparables, enfermedades “terminales” o quebrantos financieros…
¿El asunto ya tiene mal olor? ¡Vamos, tenga ánimo, Cristo vive y va a repararlo! Dios lo ama, usted es muy importante para el Padre. Dios es bueno, quiere y puede resolver su problema.
Vemos en la historia que cuando Jesús llegó Lázaro ya había muerto. Las hermanas, Marta y María, le dijeron: “si hubieras estado aquí…” Hay personas que se enfocan en el antes: “¿Por qué no conocí el evangelio antes? ¿Por qué no vine antes a Dios?” ¡Vívalo y disfrútelo ahora! Otros dicen: “a lo mejor, algún día, Dios se acuerda de mí…” ¡Es AHORA!
Jesús fue y se paró delante de la tumba. La hermana del muerto le advirtió: “- Señor, ya debe oler mal, porque hace cuatro días que murió…” aunque algo ya tenga el hedor de la putrefacción, tranquilo, Jesús está allí para revivirlo. Con Dios siempre hay una salida: “Cree y verás la gloria de Dios”
Jesús oró dándole gracias al Padre por escucharle siempre y luego llamó a Lázaro (dijo Lázaro..!Porque sino se le levantaba el cementerio entero, pero en esta ocasión Él tenía que hacer un milagro con Lázaro)
Ya estoy viendo su milagro que sale. Anímese a creer, confíe en él y déle gracias. Agradézcale por lo que Jesús ya hizo y está a punto de manifestar. Dios siempre premia a un agradecido.
Oración: Señor, creo que Tú eres el Mesías, el hijo de Dios. Te entrego mi vida. Te recibo como mi Señor y Salvador. Creo y declaro que veré tu gloria manifestada en mi vida, en mi familia, en mi cuerpo, en mis finanzas, en cada área de mi vida. Te doy gracias por anticipado por la respuesta y me levanto en victoria en el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina

domingo, 20 de junio de 2010

Siete peligros del púlpito y la tecla

Por. Javier Fernández, España*
Aquellos cristianos que tenemos la suerte de enseñar desde un púlpito, o gustamos de escribir artículos pulsando las teclas del ordenador, gozamos de un gran privilegio, pero a la vez corremos serios peligros. La aventura del púlpito o el periodismo evangélico es apasionante, golosa, atractiva... pero tremendamente arriesgada. Ya lo decía el apóstol Santiago: “no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación”.

He aquí, solo siete, de los muchos peligros:

1.- Antes de hablar o escribir para los hombres, hemos de hablar o escribir para Dios. Si lo que vamos a decir no agrada primero a Dios, no intentemos transmitirlo a los hombres. Dios no nos va a bendecir a la larga. Puede que por un tiempo recibamos aplausos y felicitaciones de los demás, pero ¿las recibiremos del Señor?
2. Es lícito ejercer y disfrutar de la vocación, pero esta se debe realizar observando las reglas de la verdad y el amor. Analicemos primero las actitudes con las que trabajamos, ya que existen sutiles y engañosas motivaciones que anidan en los lugares tenebrosos de nuestra alma y que son difíciles de detectar ¿Para qué enseño, o escribo? ¿Para ser alguien importante que desea partidarios? ¿Para dominar a otros? ¿Para demostrar cuanto sé y cuanto pueden aprender de mí los demás? ¿Para ser admirado y respetado? ¿Para imponer mis criterios y mi sapiencia al oyente o lector? Si esto es así, no andamos en la verdad y en el amor, y nuestro ministerio, a la postre, no será bendecido.
3. Existe tendencia a expresarnos con ligereza, y tocar temas elevados creyéndonos siempre capacitados para exponerlos. Hablamos del amor, del perdón, del dolor y sufrimiento desde nuestras cátedras personales y desde nuestra pretendida experiencia y fortaleza espiritual y emocional; olvidando que seguimos siendo débiles y que necesitamos mucha humildad y prudencia para compartir nuestra enseñanza. “El que este fuerte, mire que no caiga”
4. Podemos llegar a ser profesionales del púlpito y la pluma, enseñar mucha teoría, dar muchos estudios bíblicos, ser muy hábiles escribiendo artículos pero olvidarnos de la praxis y de encarnar la Palabra de Dios en nuestras vidas. La autoridad del creyente no se basa tanto en lo que enseñamos, sino en si hacemos lo que enseñamos. Jesús dijo que el que hace (primero) y enseña (después) será grande en el reino de Dios.
5. Podemos ser tentados a enseñar o escribir de forma desequilibrada, enfatizando mayormente lo que va de acuerdo con nuestros dones, visión personal, carácter; proyectando así nuestra personalidad sobre los demás. En vez de mostrar todo el consejo de Dios nos limitamos a hablar de nuestros temas preferidos, gustos, y damos opiniones subjetivas. El que es misericordioso, le cuesta hablar sobre el juicio de Dios, y el que ama la justicia y la rectitud puede olvidarse de la misericordia. En muchos casos, sucede que la congregación es lo que son sus líderes. Si ellos son dados a enfatizar un aspecto de la verdad en detrimento de otro, probablemente la iglesia crezca coja.
6. La preparación intelectual y la espiritual deben ir a la par. Mucho estudio y poca oración no trae la presencia de Dios. Mucha letra y poco Espíritu, no transmite vida a los demás. Jesús decía: “mis palabras son vida y son Espíritu”. No es, pues, solo lo bien que expresemos las verdades, sino si las decimos en el poder del Espíritu, y no en el de la carne.
7. Es muy tentador enseñar a otros sin enseñarnos primero a nosotros mismos, desarrollar un tema sin entenderlo a fondo, aplicarlo a otros sin aplicarlo primeramente a nuestra vida personal. Como decía el apóstol Pablo; “...queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman”.

*Javier Fernández es obrero de las Asambleas de Dios de España, articulista y guionista

Fuente: © J. Fernández, ProtestanteDigital.com (España)

sábado, 19 de junio de 2010

Perdido y hallado

Mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Lucas 15:24
Fiel es Dios. 1 Corintios 10:13
Hace mucho tiempo una viuda criaba con mucha dificultad a su numerosa familia y enseñaba a cada uno de sus hijos el respeto hacia Dios y los hombres. Se entristeció mucho cuando su hijo Pedro se dejó llevar por malas compañías y decidió viajar al extranjero. Cuando el joven estuvo a punto de partir, su madre le suplicó que llevase un Nuevo Testamento en el que ella había escrito su nombre y su dirección. Y le dijo: –Si me amas, lee la Palabra de Dios. Él nunca rechaza a quien acude a él.
Después de varios años sin tener noticias, finalmente se enteró de que el barco en el que su hijo se había embarcado había naufragado. Entonces el dolor y la esperanza en Dios se mezclaron en su corazón.
Mucho tiempo después un marinero llamó a su puerta. Se le abrió la puerta y en el curso de la conversación evocó un episodio de su vida en el mar: «Cuando naufragamos sobre una isla uno de mis compañeros murió después de ocho días. A menudo él leía un pequeño libro que su madre le había dado. Era su consuelo; él oraba y hablaba únicamente del libro de su madre. Al fin me lo dio, diciendo: –Tómalo y léelo. En él encontrarás al Salvador, como yo lo hallé. Él te dará la paz.
–¿Usted tiene ese libro?, preguntó la madre. El hombre lo sacó del bolsillo y se lo mostró. ¡Qué emoción! Sí, era su nombre y su propia letra. Era el Nuevo Testamento que había regalado a su hijo Pedro. Una voz, como venida del cielo, le dijo: –Tu hijo vive para siempre.


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viernes, 18 de junio de 2010

Una conexión de fe

“Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.” Romanos 4:16
Ninguno de ustedes diga lo que hizo en el pasado. Lo que tiene que hacer es pararse en este presente, aceptar verdaderamente la Palabra de Dios y estar plenamente convencido de que nuestro Dios es poderoso para cumplir lo que ha prometido.
Sus promesas son si y amén. ¿Por qué comencé diciéndole esto? Porque quiero que sepa que usted siempre tiene que afirmarse en su vida y en todo lo que desarrolla sobre lo que Dios ha dicho. No lo que opina el mundo o la gente que ve de acuerdo a sus ojos naturales. Y menos basados en el pasado. Porque usted tiene una educación espiritual que va por arriba de la natural, tiene la fe puesta en Dios y en su Palabra. Y la fe es un sentido que va por arriba de los otros cinco sentidos y sólo lo tienen los hijos de Dios. Porque todo lo demás que se denomina fe no es la verdadera fe.
La verdadera fe es la que está conectada con Dios, su espíritu está conectado con Dios y Dios está conectado con usted. Esta es la verdadera conexión de fe.
Usted recibe Palabra de Dios que es espíritu y es vida. Recibe lo que Dios está trayendo a su vida y al ponerlo en práctica en todas las áreas, renovando su entendimiento, va a ver cumplido el sueño de Dios para su vida.
Miremos el ejemplo de Abraham. Bajo la mirada del mundo natural Abraham no tenía esperanzas. Pero la Biblia dice: que tuvo esperanza contra esperanza. Y la esperanza que él tuvo es la esperanza en Dios, contra la esperanza que tienen los humanos.
La esperanza de lo natural mira con la mirada natural, pero la esperanza sobrenatural la de Dios, la divina, está depositada dentro del espíritu del que le cree a lo que Dios ha dicho. Si Dios lo ha dicho usted tiene que recibirlo, creerlo y manifestarlo en cada área de su vida.
El miró las cosas con una mirada eterna. No miró las cosas en lo natural, que él ya estaba viejo, que su mujer no podía tener hijos y también se estaba poniendo vieja.
Esa era la mirada y la esperanza natural, pero el creyó esperanza contra esperanza. La esperanza que el tenía, es que Dios lo había dicho. Creyó en la promesa de Dios y confesó su nuevo nombre: Abraham. Padre de mucha gente.
Ese es un ejemplo de una persona que tiene una verdadera conexión de fe. Una conexión con lo que Dios ha dicho y lo cree. Usted hoy también puede estar bien conectado en fe. Medite en esta Palabra.
Oración: Padre, yo quiero estar conectado en fe con tu Espíritu. Hoy meditaré en tu Palabra que es mi guía para caminar correctamente. Sé que lo lograré, lo alcanzaré. En el nombre de Jesús, amén.
Fuente: Juan O. Crudo. Argentina
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jueves, 17 de junio de 2010

Falsa humildad religiosa

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2:5-8
Cuando usted habla cosas de baja autoestima y condenación sobre usted mismo, está deshonrando las promesas de Dios y la obra redentora de Jesús. Usted dice: eso no tiene valor para hacerme una persona nueva. Eso es falsa humildad religiosa. La verdad está en la Palabra de Dios.
La clave es caminar en el Espíritu y para eso hay que enfocarse en Dios y su Palabra y sacar los ojos de uno mismo. Tiene que recibir las verdades para que las verdades hagan de usted una persona nueva. Porque errores traemos todos. Ya está todo provisto para que viva la vida que debe vivir.
Usted no es un día digno y otro día indigno. Dios lo hizo digno. Los que viven con esa falsa humildad y viven con las cosas todas regulares lo que en realidad no quisieron hacer es aplicar las verdades de Dios en su vida y prefirieron vivir una vida almática y emocional.
Todos tenemos emociones, pero somos gobernados por el espíritu, entonces las emociones pasan a segundo plano y las manejamos nosotros, y no ellas a nosotros. Usted tiene que reinar sobre las emociones y no responder por emociones, tiene que responder por la Palabra, por la guía de Dios. Eso es aplicar el dominio propio también.
Cuando usted reconoce las verdades, lo honra a Dios. Reconoce la verdad acerca de su vida, que es santo y le trae honra a Dios. Porque el que tiene falsa humildad se hace el santo y le cuesta un trabajo bárbaro y mete la pata en algo, porque no tiene fuerza para vencer. Pero usted tiene la fuerza de Dios que lo va cambiando que lo va llevando a niveles de bendición.
De ser el último ciudadano pasa a ser el embajador del reino y en los trabajos empieza a estar arriba y con la sabiduría de Dios va a ir adelante. Ponga las cosas de usted mismo fuera de la mente, no se descalifique porque ve cosas equivocadas.
Ponga las de Dios y cámbielas. No diga más: siempre voy a ser el mismo de sospechar, de desconfiar. Esa confesión hace más fuerte las fortalezas del mal. Usted dignifíquese viéndose en Cristo porque ahí está su fundamento, lo que usted es en Cristo y lo que Cristo tiene para hacer en usted.
Verdadera humildad es ser humilde y agradecido porque Dios lo ama y lo valora. No se confunda, usted es un digno hijo de Dios.
Oración: Padre, gracias por hacerme de tu hijo, sé que soy digno y tengo y puedo todo lo que tú dice en tu Palabra. Ya no me miraré como mira el mundo, me veré reflejado en ti porque soy tu imagen. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo. Argentina

miércoles, 16 de junio de 2010

Destruyendo fortalezas

“Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.” 2 Corintios 10:3-5
¿Sabe lo que es una fortaleza? Fortalezas son estructuras pensantes que tenemos dentro de la mente que son tan fuertes que se convierte en una creencia. Pueden ser fortalezas de duda, de miedos, de incredulidad. Dice la Biblia que las armas que Dios le ha dado son poderosas para la destrucción de fortalezas. Su manera de pensar es su manera de creer. Si tiene fortalezas de duda, por ejemplo, estará limitando las bendiciones de Dios para su vida. ¿Por qué? Porque no le está creyendo.
Cada uno de nosotros nacimos para cumplir un propósito de Dios en la tierra. Si no lo cumplimos, no es Dios quien tiene la responsabilidad. Ahora la responsabilidad es nuestra. ¿De qué manera? Las fortalezas que permitimos en la mente acomodan nuestra vida a un estilo que no tiene que ver con la voluntad y al propósito de Dios. De esta manera nos vamos alejando de nuestro propósito, pero somos nosotros los responsables, no Dios. Ahora reflexione en esto ¿Porque se va a resignar a ser mediocre? Eso no es la vida que Dios preparó para usted.
La vida de Dios es la vida plena, la vida abundante, una vida poderosa. Dios lo está perfeccionando y lo está conformando a la imagen del hijo de Dios. Y usted lo va a lograr, va a reflejar a Cristo a través de su vida. Porque todo lo que se levanta contra el conocimiento de Dios puede ser derribado. Tome la Palabra de Dios y aplíquela a su vida. Tome todo pensamiento contrario a la Palabra y llévelo cautivo al pensamiento de Cristo. Recuerde que lo que pensamos es lo que vamos a vivir.
Como dice el sabio: Tal cual es su pensamiento así es él. Si usted piensa lo correcto, los pensamientos de Cristo, los mejores pensamientos vienen por la Palabra de Dios. Tiene que aprovechar la Palabra para derribar y destruir esas fortalezas. Usted es lo que Dios ha planeado en Cristo: es un vencedor, un victorioso, un bendecido, usted es próspero en el Señor. Comience a derribar hoy toda fortaleza. Usted saldrá victorioso.
Oración: Padre, gracias por enseñarme hoy a derribar toda fortaleza que haya levantado en mi mente. Las quito de mi vida con tu palabra y declaro que mi vida será diferente. Iré de gloria en gloria. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.

martes, 15 de junio de 2010

Testimonio de resurrección de un pastor. Imperdible (1)



Testimonio (2)

Testimonio (3)

Testimonio (4)

Testimonio (5)

Después de ver este impresionante testimonio de resurrección, le invito no solo a sacar sus conclusiones. Sino aceptar la invitacion de su Jesús para su vida. Crea en el Dios que hace las cosas posibles. No sé cuál es su problema, pero estoy seguro que Dios le resolverá todo problema, entregue su vida a él. Pastor Luis Eduardo Cantero

Un vacío que sólo Dios llena

“Mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” Juan 4:14
Ese vacío que tiene la gente y que busca en otras cosas, tiene la forma de Dios solamente. Observe un poquito lo que nos enseña la palabra de Dios. En el jardín del Edén, eso es lo que perdió Adán. Por la desobediencia a Dios, quedó separado de su fuente. Ese vacío lo llena Dios nada más porque Dios es su fuente.
Usted que está lleno de la presencia de Dios entiende de qué le hablo. La gente a diario quiere llenar ese vacío con medicamentos, drogas, alcohol o simplemente con algún vicio o mal hábito. Pero usted que conoce cuál es la raíz de ese problema tiene que extenderlo y cuanto más lo extienda más bendición vendrá a su vida.
Siempre pregúntese ¿es lo mejor que le puedo dar a mis hijos, a mis padres, a mis compañeros de trabajo, vecinos y amigos? Usted siempre tiene mucho para repartir. La Biblia dice que de su interior correrán ríos de agua viva. Mientras usted no lo hace correr el buen depósito tiene las compuertas cerradas.
El buen depósito que dice el apóstol Pablo que usted tiene adentro tiene que tener las compuertas abiertas y el amor tiene que estar fluyendo. No se haga problemas si alguien lo tomó para mal o se abuso de usted por algo del amor y la fe en Dios. No se haga problemas porque cada uno tiene su recompensa en el camino. Pero usted no pierda la suya por decepciones que haya tenido en la vida.
Dios no lo engañó nunca ni lo va a engañar. Se va a levantar como un estandarte y la gente lo va a ver que está bien bendecido y bien triunfante. Entonces lo van a buscar para preguntarle cómo llenó ese vacío. Porque la gente prueba y prueba cosas y se da cuenta de que nada puede llenarlo.
Prepárese entonces para ser de bendición a toda la gente que lo rodee, esté alerta porque siempre está fluyendo la fuente que hay en su interior. Déjela correr y suelte el amor de Dios.
Oración: Padre, hoy deseo soltar todo lo que pusiste dentro de mí. Quiero que la gente sepa que lo que busca por ahí lo puede encontrar en ti y comienza brotando desde mi interior cuando yo les hable tu Palabra. Gracias porque sé que seré de bendición para mucha gente. En el nombre de Jesús, amén. Por. Rev. Juan O. Crudo. Argentina.

lunes, 14 de junio de 2010

Si Dios lo dijo, así será

“Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios.” Romanos 4:20
Comience con esta declaración: “Padre, sé que vas a completar algo en mí que has comenzado, no lo recibiré a medias, no me quedaré a mitad del camino, voy a alcanzar tu sueño para mi vida y para mis herederos. Lo creo” haciendo esta declaración usted habló algo que quizá todavía no pueda ver con los ojos naturales o entender con la mente natural. Cuántas cosas nosotros recibimos de la Palabra de Dios en los grupos de compañerismo, bajo el liderazgo espiritual de fe que Dios nos ha dado pero que no nos combina con la manera de pensar o con la visión natural.
Es en ese momento en el cual tiene que levantarse por encima de eso y saber que usted es un espíritu, posee un alma y vive en un cuerpo. Su espíritu puede recibir lo de Dios y trasmitirlo al alma y al cuerpo y al ambiente a su alrededor cuando usted tiene una mirada de fe en lo sobrenatural. ¿Entiende? Cuando le cree a Dios lo que Dios le ha prometido.
El espíritu suyo tiene vida, tiene la vida y la presencia de Dios, tiene la naturaleza divina y tiene eternidad. “El que cree en mi vive para siempre” dijo Jesús. Esa tarea de rejuvenecimiento que empezó el Señor la va a completar con gozo, alegría, dinámica y fe. Sólo tiene que creerlo en su espíritu. Abraham tenía espíritu y vida y decía: yo soy Abraham, padre de mucha gente. La fe de él estaba en Dios, en la Palabra, el las promesas en lo que Dios había dicho.
En lo natural pensamos en algo y parece imposible, pero si Dios lo ha dicho usted en su espíritu tiene que recibir la Palabra que es espíritu y vida. Esa palabra va a generar el resto de las cosas en su vida.
Cuando escuchamos que a alguien que tenía un tumor cerebral, le desaparece, es sólo la fe en Dios. No es un error médico o de una tomografía mal tomada. Es la verdad de Dios, porque los médicos no tienen explicación. Me cuentan que los médicos dicen que no saben lo que pasó, pero está bien que no lo sepan y cada vez va a pasar más eso. Hasta los médicos se van a poner contentos que no sepan lo que pasó porque intervino Dios. Dios es un Dios de milagros, es su padre, él tiene planes de bendición para su vida.
Él es el que lo trasladó de las tinieblas al reino de la luz admirable. Ahora lo está educando y entrenando porque en este reino se vive con la Palabra de Dios. Ella lo hace vivir por arriba de las circunstancias.
Lo hace dominar, gobernar y no con fuerzas naturales, no con una mentalidad natural, sino con las fuerzas del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios.
Oración: Padre, hoy te creo. Tu Palabra es la Verdad máxima en mi vida. Si sale de tu boca, se cumplirá y yo me moveré en esa dirección. Lo haré, en el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo. Argentina.

domingo, 13 de junio de 2010

¿Quién controla su mente?

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Romanos 12:2
El gobierno de su mente es controlado por usted mismo y no por las influencias de la carne. No los que piensan en la carne, sino los que piensan en las cosas del espíritu cosechan la bendición y la vida de Dios. Dice la Palabra: no os conforméis a este siglo presente, sino que transformaos por medio de la renovación del entendimiento para comprobar la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios. Eso quiere decir que usted tiene que ser formado por la palabra de Dios, no por la información que le da el mundo a diario. Si usted se la pasa mirando los noticieros se llenará de malas noticias. Entonces cuando sale a calle comienza a recordar todo lo que escuchó y vio y comienza a temer.
La voluntad de Dios es que sea muy feliz, muy bendecido y que haga feliz a la gente a su alrededor, que prospere y que bendiga a su familia con la prosperidad financiera. Que pueda apoyar la expansión del Reino de Dios con toda la bendición, por practicar los principios de la Palabra de Dios. Por eso es tan importante que su mente sea gobernada por la Palabra de Dios, que esté llena de sus pensamientos. Dios piensa lo mejor de usted. Entonces usted también tiene que hacerlo. Es un vencedor, un victorioso. Créalo para que pueda vivirlo.
Hay un destino para su vida y si gobierna sus pensamientos, está gobernando su futuro también. Si está escrito. El conocimiento de Dios tiene que encontrar en usted una apertura. Y lo que viene en contra, derríbelo y se dará cuenta qué vida bendecida que va a vivir.
Recuerde: su mente es controlada por usted. Pensamientos vienen, pero usted es el responsable de dejarlos entrar. Si estar de acuerdo a lo que Dios piensa llénese de ellos. Pero si vienen en contra, deténgalos para que no formen una fortaleza en usted. Usted puede hacerlo. Lo dice la palabra de Dios.
Oración: padre, gracias por tu palabra en este día. Quiero llenarme de ti. Por eso me determino a estar alerta para no dejar entrar pensamientos que vengan a destruirme. Meditaré cada día en tu palabra y me fortaleceré en ella. Creo lo que dices de mi. Soy un vencedor. En el nombre de Jesús, amén. Por. Rev. Juan O. Crudo. Argentina.

sábado, 12 de junio de 2010

Mirar con otros ojos

“No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 2 Corintios 4:18
¿Sabía que su padre Celestial piensa lo mejor acerca da usted? Cuando Dios dio a su Hijo, que era lo mejor, le dio valor a su vida. Entonces nosotros tenemos que valorizar a la gente a nuestro alrededor. Nunca debe decir, este es un borracho, este es un perdido, este se droga, hay que amar a la gente porque son personas y Dios las creo. Si se equivocaron de camino y fueron para otro lado tienen que tener la oportunidad que tuvimos nosotros de recibir a Jesucristo, el amor de Dios y la vida cambiada. Yo he visto personas que eran incambiables humanamente, pero Dios las cambió porque le creyeron al Señor y le creyeron a la Palabra de Dios.
Entonces lo que le quiero dejar hoy como enseñanza es que usted tiene que ver a todos sus familiares, por la fe, ya caminando en la Palabra de Dios, en el Reino de Dios bajo la bendición de Dios y llenos de su gloria. Tiene que mirarlos no, con los ojos naturales, sino con los de la fe. Eso es mirarlos con otros ojos, mirarlos como los mira Dios. De esa misma forma nos mira a nosotros. El nos elevó de nivel. Ahora que estamos en el reino de Dios y estamos aprendiendo los principios de sabiduría tenemos que aplicarlos con fe. Eso va a modificar toda nuestra manera de hacer y ver las cosas.
Recuerde que Dios le dio una voluntad para que pueda elegir. Tiene esa libertad. Por eso tiene que tener mucho cuidado con lo que elige porque puede ser lo mejor o lo peor. Pero si usted tiene la sabiduría de la Palabra entonces sabrá elegir muy bien. Usted tiene que ser sabio para ir haciendo lo mejor para Dios, para ir hablando y repartiendo lo mejor.
En esta oportunidad lo animo a que cambie su manera de ver a los demás. Si tiene un compañero de trabajo pesimista, que se enoja y protesta por todo, comience a verlo como una persona alegre y de fe. Háblele siempre en fe, con alegría y trasmítale el amor de Dios por sobre todas las cosas. Si su esposo/a, hijo/a todavía no forma parte de la familia de la fe, comience a declarar que es un hijo/a de Dios y véalo sentado en la iglesia. Eso es mirar con fe.
Oración: Padre gracias por mirarme con fe. Hoy entendí que de esa misma manera debo ver a los demás. Comenzaré a verlos con tus ojos y sé que ellos te verán a ti a través mío. En el nombre de Jesús, amén. Por. Rev. Juan O. Crudo. Argentina

viernes, 11 de junio de 2010

Jesús murió para darle una herencia

“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.”
2 Corintios 8:9
¿Lo sabía? Jesús murió para darle una herencia. Porque en su muerte y resurrección está toda su victoria, y venció a Satanás. Esa es su herencia, ser un vencedor sobre el enemigo, sobre el pecado y que por sus llagas ya fue curado. Si la Palabra lo dice, entonces así es. Usted ya fue sano. Cuando lo confiesa está afirmando su creencia. Y va a disfrutar de la buena salud.
Jesús, en la Cruz, siendo rico se hizo pobre para que nosotros en su pobreza fuésemos enriquecidos. Ahí llevo la maldición de la pobreza y la miseria para que nosotros recibiéramos la herencia de la bendición financiera también. El murió para darnos una herencia y que disfrutáramos de ella. Lo peor que puede pasar es tener una herencia y vivir como alguien pobre, carente, como doliente, como triste cuando en la herencia tenemos el gozo del Espíritu Santo, el favor del cielo. Si afirma la verdad en su vida y confiesa la Palabra de Dios usted está bendecido con toda bendición y sentado en lugares celestiales, afirmando su creencia.
Si Cristo pasó por la cruz fue para que hoy usted pudiera disfrutar de muchas cosas que por el pecado con el primer Adán se había cortado. Hoy, usted, viviendo bajo el Nuevo pacto y con la bendición y el sacrificio del segundo Adán (Jesucristo) ya fue libre de toda maldición del pecado y es heredero según la promesa. Es heredero de todo lo que Dios Padre creó para usted y coheredero junto con Cristo. Por eso es importante que usted conozca todos los beneficios que tiene como heredero para que pueda disfrutar de ellos ó ¿fue en vano el sacrificio de Cristo? Por supuesto que no. Los beneficios están y es usted el encargado de tomarlos y hacerlos realidad en su vida.
Oración: Padre, gracias por hacerme tu heredero y darme una herencia para disfrutar en esta vida. Hoy la tomaré y te honraré con mi vida. Te amo porque sé que tú me amaste primero. En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo. Argentina.

jueves, 10 de junio de 2010

Derribando fortalezas de enfermedad

“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”Isaías 53:5

En otra oportunidad aprendimos que una fortaleza es una estructura pensante que tenemos dentro de la mente tan fuertes que se convierten en una creencia. Un ejemplo: si usted tiene una enfermedad en el cuerpo y el diablo le dice, nunca vas a estar bien.
Este pensamiento se está levantando contra el conocimiento de Dios. Porque usted conoce a Dios que le dice yo soy tu sanador, yo envió mi palabra y te sano, en las llagas de Jesús fuiste curado. Esto que se levanta contra el conocimiento de Dios, si usted lo acepta, se resigna al problema, a la enfermedad. Entonces usted tiene que derribar esas fortalezas de su mente porque le están impidiendo obtener su sanidad.
Aplíquelo a todas las áreas. Si le viene el diablo con que usted nunca va a tener un peso, porque su familia fueron unos secos. ¡No! La Palabra dice que usted es una persona próspera, su Padre es un Dios próspero que le ha dado la revelación de su Palabra. Entonces no le crea. Derribe esa fortaleza y fortalézcase en la Palabra de Dios. Crea esa Verdad para su vida.
Hay personas que aún son cristianos pero tienen una fortaleza en la mente. Si vienen a una iglesia que se habla fe, progreso, prosperidad, dicen: estos están locos, y se juntan con otros creyentes entre comillas y dicen: “son falsas doctrinas, son falsos predicadores, son falsos pastores.” Porque tienen esa fortaleza en su mente. Pero lo único que están haciendo es arruinarse ellos mismos, están desaprovechando la bendición de Dios de vivir una vida gloriosa.
Para qué entretener la cabeza con pensamientos errados y confundidos, cuando lo que yo tengo que hacer es estar de acuerdo a lo que me dice la Biblia y renovar con ella mi entendimiento.
Usted derribe toda fortaleza de miseria, sufrimientos y enfermedades con el poder de la Palabra y lleve cautivo los pensamientos negativos a la obediencia a Cristo. Esa es la unción que remueve las cargas pesadas sobre su vida. Esa es la unción que destruye el yugo del mal. Dios le está dando los mejores pensamientos, porque nada es imposible para Dios. El gobierno de su mente está en sus propias manos.
Usted piensa lo que quiere y si se acostumbró a pensar pensamientos sospechosos y malos, después ese ejercicio fluye. Usted cambie ese hábito, piense lo que recibe de la Palabra y confiésela. Hoy usted es sano, créalo y comience a disfrutar de su sanidad. “Por su llaga usted ya fue sanado”
Oración: Gracias padre porque hoy sé que tú ya me sanaste en la cruz. Creo a tu palabra y derribo toda fortaleza que se levante en contra de ella. En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.

miércoles, 9 de junio de 2010

Como las olas

“Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. Semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.” Santiago 1:6-8
Las personas que se hacen los espirituales entre comillas y quieren razonar todo pasándolo por el colador no se dan cuenta que están metiendo la duda dentro de lo que Dios ha prometido a su vida. A Dios o le cree o le cree, no hay otra opción.
Usted sabe que con Dios y la fuerza de Dios va a tener victoria. Goliat era grande, peligrosísimo y atemorizaba, pero David fue por arriba de todo eso. Le dijo: “yo vengo contra ti en el nombre de Jehová de los ejércitos” yo no vengo en nombre de este ejército que cada día te tiene más miedo. Yo vengo en nombre del que no le tiene miedo a nada y yo no le tengo miedo a nada porque yo le creo a Dios.
Usted no tiene que darle lugar a la duda en nada, hay que creer. Porque sino, es como las olas del mar que van y vienen. Un día en la casa de Dios, un día en el mundo. Recuerde que de toda semilla que haya sembrado le viene cosecha, Dios no está ajeno a su cosecha, él es el Señor de la cosecha.
Él es el proveedor de la salud, es el que bendice su vida y su hogar y está preparando familia bendita para sus hijos. Sus hijos no van a fracasar en la familia, tendrán familias exitosas y serán el modelo de Dios para el mundo perdido. No es el mundo que se traga a sus hijos, son sus hijos vencedores sobre el mundo. Si usted permanece enfocado en la Palabra de Dios, usted no es de doble ánimo, no tambalea, no se rinde, no fracasa. No se complique porque no funcionó alguna cosa hasta ahora porque ahí le da lugar a la duda.
Enfóquese en Dios y mire de qué manera se levanta para vivir la vida feliz que le pertenece. En el espíritu está todo otorgado, en el pacto están todos los beneficios. El Dios de pacto tiene cosas grandes para su vida. Crea que Dios está de su lado para proveerlo, ayudarlo, bendecirlo y protegerlo. Dios es un Dios de desafíos. Lo que Dios comenzó lo va a ir perfeccionando hasta completarlo.
Usted es digno de recibir toda la bendición. Porque la sangre de Cristo lo limpio completamente de todo pecado pasado, hizo su vida digna y lo presento delante del creador de todas las cosas. El Dios de todo poder para que pueda recibir todo lo que Cristo ganó y triunfó en la cruz del calvario. Todo le pertenece y es digno de vivir esa vida.
Oración: Padre, dejaré de ser como las olas del mar que van y vienen y me afirmaré en ti para poder alcanzar todo lo que destinaste para mi. Comienzo creyéndote, en el nombre de Jesús, amén. Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.

martes, 8 de junio de 2010

Dios escucha nuestras oraciones

A él clamé con mi boca… Ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica. Salmo 66:17, 19
He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
Filipenses 4:11
El primer versículo arriba citado expresa el agradecimiento hacia Dios por parte de una persona que atravesó una prueba muy dolorosa. No conocemos las situaciones que padeció, ni siquiera sabemos de quién se trata. Este caso es un ejemplo entre muchos otros, y es frecuente. Tal vez sea el del lector: usted se halla en una situación muy difícil. Le parece que todo está en su contra y no sabe cómo arreglárselas. Entonces hay un recurso: la oración. Por eso el autor del salmo escribió: “Me escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica”.
Es extraordinario: el Dios creador, todopoderoso, justo y santo, escuchó y contestó. Es una experiencia que hemos hecho personalmente y a menudo. Él presta atención hasta a la voz de nuestra súplica; es decir, no necesita que le expliquemos cuál es nuestro estado ni nuestra situación. Él nos ve y nos conoce.
Si el autor del Salmo 66 hubiese acariciado el mal en su corazón, el Señor no le “habría escuchado” (v. 18). Pero consciente de sus pecados se atreve a pedir el socorro de Dios. Tanto él como todos nosotros somos pecadores, pero felizmente Dios nos ama y dio a su Hijo para que nuestros pecados fueran borrados. Pero para gozar de este privilegio es necesario depositar nuestra fe en la obra de Cristo. Finalmente, no olvidemos agradecer siempre a Dios por su ayuda y decir como el afligido del salmo: “Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia” (v. 20).

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Fuente: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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lunes, 7 de junio de 2010

Enemigo del matrimonio

“El amor…no hace nada indebido, no busca lo suyo…” 1 Corintios 13:5
El egoísmo es uno de los enemigos más grandes del matrimonio. El egoísmo siempre piensa en sí mismo, siempre reclama, siempre busca satisfacer lo propio.
El egoísmo es contrario al amor.
Si usted detecta cualquier actitud egoísta en su vida, deséchela porque puede corromper su matrimonio.
El amor siempre piensa en lo que puede dar, lo que puede hacer para que el otro esté mejor. El egoísmo dice: “pero, ¿qué hay de mí? ¿A mí cuando me van a dar? Si yo le doy y no me retribuyen nada ¿Y si me quedo sin lo que me gusta? ¡Yo también necesito!”
Las personas egoístas terminan cansando a los que lo rodean, se transforman en parásitos que succionan todo de los demás pero no dan nada y como consecuencia terminan en soledad.
El egoísmo separa de Dios, es un obstáculo para recibir bendición. Dios no da para que lo que da sea retenido, da para que demos.
Lea las escrituras y encontrará como Cristo (el novio) ama a la iglesia (Su novia) al punto de darlo todo por ella, Su misma vida.
Por lo tanto, ponga en actividad el amor de Dios y sea generoso. Piense en el otro. Cómprele algo que usted se hubiera comprado. Hónrelo y será honrado.
Erradique el temor de no ser correspondido. Dios siempre da cosecha a los que con corazón correcto actúan en su Palabra.
Oración: Padre, echo fuera todo egoísmo de mi vida. Me decido a caminar en tu amor, en ser un dador alegre y generoso. Gracias. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo. Argentina.