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viernes, 30 de junio de 2017

Obras sin terminar



Por. Ap.
… ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el pecado…? […] Jesucristo nuestro Señor… (vv. 24-25 NTV).
La Biblia en un año: Job 11–13; Hechos 9:1-21
Al morir, el gran artista Miguel Ángel dejó muchos proyectos sin terminar. Sin embargo, cuatro de sus esculturas quedaron incompletas a propósito. El Esclavo barbudo, el Esclavo atlante, el Esclavo despertándose y el Joven esclavo, aunque parecen obras sin terminar, son exactamente lo que Miguel Ángel tenía en mente. El artista quería expresar la sensación de estar esclavizado para siempre.
En lugar de esculpir figuras encadenadas, Miguel Ángel las modeló atascadas en el mismo mármol del cual las talló. Los cuerpos emergen de la piedra, pero hasta cierto punto. Los músculos se contraen, pero las figuras nunca pueden liberarse.
Me resulta fácil identificarme con estas esculturas de esclavos. Su situación no es tan diferente de mi lucha con el pecado. No puedo liberarme. Al igual que las esculturas, estoy atrapada, cautiva «a la ley del pecado que está en mis miembros» (Romanos 7:23). No importa cuánto me esfuerce, no puedo cambiar. Pero, gracias a Dios, no quedaremos incompletos para siempre. En el cielo, seremos una obra completa, pero, mientras tanto, al permitir la obra transformadora del Espíritu Santo, Él nos cambia. Dios promete perfeccionar la buena obra que comenzó en nosotros (Filipenses 1:6).
Señor, gracias por transformarnos en nuevas criaturas a través de la obra de tu Hijo Jesús.
Él es el alfarero; nosotros somos el barro.

¡Muy bien!
Por. Alyson Kieda
Entonces Dios miró todo lo que había hecho, ¡y vio que era muy bueno!… (v. 31 NTV).
La Biblia en un año: Job 5–7; Hechos 8:1-25
Hace poco, tuve uno de esos días que parecen tener un tema en común. Nuestro pastor empezó su sermón sobre Génesis 1 con dos minutos de fotografía secuencial de bellísimos capullos que florecían. Después, en casa, observé varias publicaciones de flores en las redes sociales. Más tarde, mientras paseaba por el bosque, vi toda clase de flores silvestres: aristoloquias, caléndulas y lirios silvestres.
Dios creó las flores y toda clase de vegetación el tercer día de la creación. Y dos veces ese día, declaró que lo que había hecho «era bueno» (Génesis 1:10, 12). Solo uno de los demás días de la creación, el sexto, Dios hizo esa doble declaración de «bueno» (vv. 24, 31). Es más, aquel día, cuando creó al hombre y su obra maestra quedó completa, miró todo lo que había hecho, «¡y vio que era muy bueno!» (NTV).
En la historia de la creación, vemos a un Dios creador que se deleita en lo que hizo… y parece regocijarse en el mismo acto de crear. ¿Qué otra razón habría para diseñar un mundo con una variedad tan colorida y maravillosa? Y guardó lo mejor para el final, cuando «creó al hombre a su imagen» (v. 27). Como portadores de su imagen, tenemos la bendición y la inspiración de la bellísima obra de sus manos.
Señor, gracias por hacernos a tu imagen para que pudiéramos tener la inspiración de crear.
Toda la creación tiene el autógrafo de Dios.

Oraciones con los dedos
Por. Anne Cetas
… orad unos por otros… (v. 16).
La Biblia en un año: Job 8–10; Hechos 8:26-40
La oración es una conversación con Dios, no una receta. Sin embargo, a veces, quizá tengamos que usar un «método» para vigorizar nuestro tiempo de oración. Podemos orar los Salmos o cualquier otro pasaje de la Escritura (como el Padrenuestro), o usar un método de pasos sencillos, como el de adoración, confesión, acción de gracias y súplica. Hace poco, descubrí esta «Oración de los cinco dedos» para usar como guía al orar por otros:
• Cuando entrecruzas las manos, el pulgar está más cerca de ti. Entonces, comienza orando por los que están más cerca: tus seres queridos (Filipenses 1:3-5).
• El índice es el que señala. Ora por los que enseñan: los maestros bíblicos y los predicadores, y aquellos que enseñan a los niños (1 Tesalonicenses 5:25).
• El próximo dedo es el mayor. Nos recuerda orar por aquellos que tienen autoridad: los líderes nacionales y locales, y tu supervisor en el trabajo (1 Timoteo 2:1-2).
• El cuarto dedo suele ser el más débil. Ora por los que están sufriendo o pasando dificultades (Santiago 5:13-16).
• Después, está el meñique. Te recuerda tu pequeñez en relación con la grandeza de Dios. Pídele al Señor que supla tus necesidades (Filipenses 4:6, 19).
No importa qué método uses, habla con tu Padre. Él quiere oír lo que hay en tu corazón.
Padre, dame sabiduría para orar por los demás.
Las palabras no son lo importante al orar, sino el estado del corazón.
Nuestro Pan Diario
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EN ESTO PENSAD
ESFUERZATE PARA ENTRAR
Por. Pr. Arnold Enns
“Esfuércense por entrar por la puerta angosta del reino de Dios, porque muchos tratarán de entrar, pero fracasarán” Lucas 13.24
“Debería haber escogido el otro camino”, fue lo primero que se me cruzó por la mente después de pasar por aquella encrucijada! Estoy seguro que esto te sucedió muchas veces en distintas áreas de tu vida y posiblemente ahora mismo estés frente a una decisión crítica.
Sin duda Jesús cuando se refirió a las encrucijadas espirituales no encontró mejor ilustración que el de dos puertas y dos caminos y añadió que cuando te encuentres frente a ellas debes de esforzarte por entrar por la correcta.
Si uno llega a una encrucijada y tiene que tomar una decisión hay varios obstáculos con los cuales uno se encuentra que te obligan a esforzarte y quiero mencionar algunos aquí:
1. Mis Fallas del Pasado: Mis fallas del pasado llegan ser un obstáculo cuando estoy frente a una nueva encrucijada. Ananías recibió la orden de orar por Saulo y objetó “He oído de todos los males que hizo”, pero la orden era no fijarse en ello (Hechos 9). Las fallas del pasado nunca deben ser obstáculo para que puedas tomar decisiones nuevas para Dios hoy. No traigas a memoria las cosas del pasado (Isaías 43.18), esto será un esfuerzo para ti pero tiene recompensa.
2. Mis Conflictos del Presente: Es difícil tomar una buena decisión si estas en Conflicto! Uno no tiene apetito, no duerme y tiene dolores por todo el cuerpo. Pablo y Juan Marcos estaban en conflicto frente a una encrucijada y tuvieron que separarse (Hechos 15) y Jesus dice una casa dividida no permanece (Marcos 3.25). Por ello antes de tomar cualquier decisión tengo que esforzarme por vivir en paz con todos (Romanos 12.18).
3. Temor de Riesgo: El temor de tomar un riesgo es un obstáculo para la gran mayoría de nosotros cuando nos encontramos en una encrucijada. Pero el peor riesgo que uno puede tomar es no tomar el riesgo. El temor de riesgo se puede vencer siguiendo estos 4 pasos que encontramos en la palabra: Detente, Mira, Pregunta y luego no te Apartes de tu decisión que has tomado en oración (Jeremías 6.16).
CONCEPTO IMPORTANTE
Al estar frente a una encrucijada en la vida y tener que tomar una decisión tengo que recordar que vale la pena esforzarse porque el camino de Dios no es para mí mal, sino para mi bien (Jeremías 29.11).
Tengo que dejar de ser fatalista. Solo porque falle una vez en el pasado no significa que tenga que fallar otra vez. Tampoco tengo que tener temor porque Dios no me ha dado un espíritu de temor sino de poder (2 Timoteo 1.7).
Finalmente, mi oración frente a una encrucijada siempre tiene que ser “Señor hágase tu voluntad como en el cielo así también en la tierra”. Su voluntad siempre es perfecta y agradable para mi vida!
MOTIVO DE ORACIÓN
Señor Jesús me encuentro frente a una encrucijada en mi vida y necesito desesperadamente tu guía para tomar decisiones que sean correctas. Estoy dispuesto a esforzarme por permanecer en tus caminos y seguir las órdenes que tú me des. Gracias por guiarme por el camino correcto.

Fuente: VTRH


jueves, 29 de junio de 2017

Aquí para servir


Por. Dave Branon
[Jesús] puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos… (v. 5).
Leer: Juan 13:3-17
La Biblia en un año: Job 1–2; Hechos 7:22-43
Era hora de que nuestra iglesia designara a un nuevo grupo de líderes. Para representar su función como líderes siervos, los ancianos de la iglesia participaron en una memorable ceremonia de lavado de los pies. Cada uno de los líderes, incluido el pastor, le lavó los pies a otro mientras la congregación observaba.
Jesucristo fue el primero en darnos el ejemplo de esto, como vemos en Juan 13. En esa ocasión, durante lo que llamamos la última cena, Jesús «se levantó de la cena […], puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos» (Juan 13:4-5). Más tarde, Jesús les explicó a los discípulos por qué lo había hecho y les dijo: «El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió» (v. 16). Además, les dijo: «Yo estoy entre vosotros como el que sirve» (Lucas 22:27).
Si Jesús no consideró humillante realizar una tarea tan despreciable, nosotros también debemos servir a los demás. ¡Qué ejemplo maravilloso que nos dejó el Señor! Sin duda, Él «no vino para ser servido, sino para servir» (Marcos 10:45), y nos mostró lo que significa ser líder y siervo. Ese es Jesús, el que sirve.
Querido Señor, ayúdame a servir a otros. Guíame a dejar de lado mis intereses y deseos para ayudar a los necesitados.
Nada de lo que hagamos es insignificante si es para Cristo.

Empaparnos de la Palabra
Por. Xochitl Dixon
Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos… (vv. 6-7 NVI).
La Biblia en un año: Job 3–4; Hechos 7:44-60
Cuando nuestro hijo Xavier era pequeño, visitamos el acuario de la bahía de Monterey. Al entrar, señalé una escultura colgante. «Miren. Una ballena jorobada».
Xavier la miró, asombrado. «Enorme», musitó.
Mi esposo me miró y dijo: «¿Cómo sabe esa palabra?».
«Seguramente, nos escuchó decirla». Me encogí de hombros, sorprendida de que nuestro pequeño hubiera absorbido vocabulario que no le habíamos enseñado intencionalmente.
En Deuteronomio 6, Dios animó a su pueblo a enseñar a los más jóvenes a conocer y obedecer la Escritura. A medida que conocieran más a Dios, ellos y sus hijos respetarían al Señor y disfrutarían de las recompensas de conocerlo íntimamente, amarlo y obedecerle (vv. 2-5).
Si saturamos nuestro corazón y nuestra mente de la Escritura (v. 6), estaremos mejor preparados para compartir el amor y la verdad de Dios con nuestros hijos durante las actividades cotidianas (v. 7). Al guiar con el ejemplo, podemos preparar y animar a los jóvenes a reconocer y a respetar la autoridad y la relevancia de la verdad inmutable de Dios (vv. 8-9).
Si las palabras de Dios fluyen con naturalidad de nuestro corazón y nuestra boca, podemos dejar un legado sólido de fe para transmitir de generación en generación (4:9).
Señor, ayúdanos a derramar de tu amor y tus palabras en las vidas de otros.
Las palabras que adoptamos determinan lo que decimos y transmitimos.
Nuestro Pan Diario
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