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miércoles, 28 de junio de 2017

Silencio



Por. Tim Gustafson
¿Hasta cuándo, oh Señor, clamaré, y no oirás; y daré voces a ti a causa de la violencia, y no salvarás? (v. 2).
La Biblia en un año: Ester 6–8; Hechos 6
Hubo un gran revuelo en la aldea al ver unos camiones de socorro que pasaban por el «camino» destrozado por la lluvia. De repente, el convoy divisó la casa del alcalde… aunque este vivía lujosamente en otra parte, mientras que a su pueblo le faltaban las cosas básicas para vivir.
Esta clase de injusticia irritaba al profeta de Dios. Habacuc preguntó: «¿Hasta cuándo, oh Señor, clamaré, y no oirás?» (Habacuc 1:2). Sin embargo, Dios sí había escuchado, y respondió: «¡Ay del que aumenta lo que no es suyo…! […] ¡Ay del que obtiene ganancias ilícitas…!» (2:6, 9 LBLA). ¡El juicio se acercaba!
Aceptamos gustosos el juicio de Dios para los demás, pero, en Habacuc, hay un punto que nos hace detenernos: «el Señor está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra» (2:20). Toda la tierra. Los oprimidos y los opresores. A veces, la respuesta adecuada al aparente silencio de Dios es… ¡silencio!
¿Por qué silencio? Porque, con facilidad, olvidamos nuestra propia pobreza espiritual. El silencio nos permite reconocer nuestra maldad en presencia de un Dios santo.
Podemos aprender a confiar en Dios, como Habacuc. No conocemos todos sus caminos, pero sí sabemos que Él es bueno. Nada escapa a su control y sus tiempos.
Señor, «aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer» Habacuc 3:2
Conoce el justo la causa de los pobres… Proverbios 29:7

En concierto
Por. David C. McCasland
… somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. […] teniendo diferentes dones… (vv. 5-6).
La Biblia en un año: Ester 9–10; Hechos 7:1-21
Durante un recital de la banda escolar de mi nieta, me impresionó lo bien que tocaba este grupo de preadolescentes. Si cada uno hubiera querido ser solista, no habría podido lograr en forma individual lo que la banda hizo colectivamente. Cada instrumento hizo su parte, ¡y el resultado fue una hermosa sinfonía!
Pablo les escribió a los romanos: «Nosotros somos las diversas partes de un solo cuerpo […]. Dios, en su gracia, nos ha dado dones diferentes para hacer bien determinadas cosas» (Romanos 12:5-6 NTV). Entre estos dones, Pablo mencionó la profecía, el servicio, la enseñanza, la exhortación, la liberalidad, el liderazgo y la misericordia (vv. 7-8). Cada don debe ejercerse con libertad y para el bien de todos (1 Corintios 12:7).
«En concierto» significa «acuerdo en diseño o plan; armonía o acorde». Ese es el plan del Señor para sus hijos. «Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros» (v. 10). El objetivo es cooperar, no competir.
Todos los días, estamos «en el escenario» ante un mundo que nos observa. No hay solistas en la banda de Dios, sino que cada instrumento es esencial. La música es más melodiosa cuando cada uno interpreta su parte en armonía con los otros.
Señor, queremos tocar tu canción de amor y gracia en concierto con tus hijos.
No hay solistas en la orquesta de Dios.
Nuestro Pan Diario
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