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jueves, 30 de noviembre de 2017

Cosecha y acción de gracias

Por Dave Branon
Celebrarás también […] los primeros frutos de lo que hayas sembrado en el campo… (Éxodo 23:16 RVC).
La Biblia en un año: Ezequiel 20–21; Santiago 5
Hace muchos años, Dios hablo con Moisés e instituyó un nuevo festival para su pueblo. En Éxodo 23:16, según el registro de Moisés, Dios dijo: «[Celebra] también la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores».
Hoy en día, en países de todo el mundo, se hace algo similar para celebrar la abundancia de la tierra. En Ghana, la gente celebra el Festival de la Batata como un evento de cosecha. En Brasil, el Dia de Açao de Graças es un tiempo para agradecer por las cosechas que brindaron alimento. En China, está la Fiesta de Mediados de Otoño o Festival de la Luna. En Estados Unidos y Canadá, el Día de Acción de Gracias.
Para entender el objetivo apropiado de una celebración de la cosecha, visitemos a Noé después del diluvio. Dios les recordó a Noé y a su familia su provisión para nuestra existencia próspera. La Tierra tendría estaciones, luz y oscuridad, y «la sementera y la siega» (Génesis 8:22). Nuestra gratitud por la cosecha, que nos sustenta, es solo para Dios.
Independientemente de dónde vivas o cómo celebres la abundancia de tu tierra, dedica tiempo hoy para expresar tu gratitud a Dios, ya que no tendríamos cosecha para celebrar sin su maravilloso diseño creativo.
Querido Creador, gracias por habernos dado todo lo que necesitamos para existir.
La gratitud es la manifestación del recuerdo de un corazón alegre.

El verdadero hogar del corazón
Por David H. Roper
Dios […] puso en el corazón de los mortales la noción de la eternidad… (v. 11 RVC).
La Biblia en un año: Ezequiel 22–23; 1 Pedro 1
Durante años, tuvimos una terrier blanca. Estos perritos son fuertes y la raza fue creada para cavar en los túneles de los tejones y enfrentar al «enemigo» en su guarida. Una vez, nuestra perra se obsesionó con un animalito que se escondía debajo de una roca en nuestro patio. Nada podía disuadirla. Escarbó y escarbó hasta que hizo un túnel que pasaba varios metros debajo de la roca.
Ahora, considera esta pregunta: ¿Por qué los humanos buscamos y buscamos? ¿Por qué tenemos que escalar las montañas vírgenes o esquiar por cuestas casi verticales? ¿Por qué navegamos por los rápidos más peligrosos y desafiamos las fuerzas de la naturaleza? En parte, por un deseo de aventura y disfrute, pero es mucho más que eso. Es un instinto de búsqueda de Dios que llevamos implantado. No podemos no querer encontrar a Dios.
Por supuesto, no lo sabemos. Lo único que sabemos es que anhelamos algo. «No sabes lo que quieres —dijo Mark Twain—, pero lo deseas tanto que casi podrías morirte».
Dios es el verdadero hogar de nuestro corazón. Como dijo el famoso padre de la iglesia, Agustín: «Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que reposa en ti».
¿Y qué es el corazón? Un vacío profundo en nuestro interior que solo Dios puede llenar.
Señor, ayúdame a reconocer mi profundo anhelo de ti y a conocerte más.
Debajo de todos nuestros anhelos, hay un profundo deseo de Dios.

Nuestro Pan Diario

sábado, 25 de noviembre de 2017

Espera tu turno

Por David H. Roper
La paz os dejo, mi paz os doy… (v. 27).
Leer: Juan 14:15-27 
La Biblia en un año: Ezequiel 14–15; Santiago 2
En nuestro patio, tenemos un antiguo cerezo. Como lucía caído y moribundo, llamé a un arbolista. El hombre lo revisó y declaró que estaba «excesivamente estresado» y que necesitaba atención inmediata. «Espera tu turno», murmuró mi esposa Carolyn. Había sido una de esas semanas.
Todos tenemos semanas de ansiedad… llenas de preocupaciones por el rumbo de la cultura o inquietudes por nuestros hijos, el matrimonio o el trabajo, las finanzas, la salud y el bienestar personal. No obstante, Jesús nos aseguró que, sin importar cuán perturbadoras sean las circunstancias, podemos tener paz. Declaró: «La paz os dejo, mi paz os doy» (Juan 14:27).
Los días de Jesús estuvieron llenos de inquietud y angustias. Sus enemigos lo asediaban, y sus amigos y su familia no lo entendían. Sin embargo, tenía una calma interior. Esta es la paz que Él nos ha dado: la libertad de la ansiedad por el pasado, el presente y el futuro… su paz.
En cualquier circunstancia, podemos acudir a Jesús en oración. Allí, en su presencia, le entregamos nuestras cargas y temores. Y, entonces, Pablo nos asegura que la paz de Dios «guardará [nuestros] corazones y [nuestros] pensamientos en Cristo Jesús» (Filipenses 4:7). Aun si hemos tenido «una de esas semanas», podemos tener su paz.
Señor, gracias porque tu paz guardará mis pensamientos.
En medio de los problemas, podemos hallar paz en Jesús.

Semillas helicóptero

Por David C. McCasland
… si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto (v. 24).
Leer: Juan 12:23-33 
La Biblia en un año: Ezequiel 16–17; Santiago 3
Cuando nuestros hijos eran pequeños, les encantaba atrapar las «semillas helicóptero» que caían de los arces plateados del vecino. Cada semilla parece un ala. Al final de la primavera, estas semillas giran como las palas del rotor de un helicóptero, hasta llegar al suelo. Su propósito no es volar, sino caer a la tierra y producir nuevos árboles.
Antes de que Jesús fuera crucificado, dijo a sus seguidores: «Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. […] si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto» (Juan 12:23-24).
Aunque los discípulos de Jesús querían que se lo honrara como el Mesías, Él vino a entregar su vida para que pudiéramos recibir perdón y fuéramos transformados por la fe en Él. Como seguidores de Jesús, escuchamos sus palabras: «El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará» (vv. 25-26).
Las semillas helicóptero pueden evocar el milagro de Jesús, el Salvador, quien murió para que pudiéramos vivir para Él.
Señor Jesús, nos maravilla tu amor. Danos la gracia para servirte hoy como anhelamos.
Jesús nos llama a entregar nuestras vidas para servirlo.

Exclamaciones de gozo
Por Marvin Williams
Cantad alegres al Señor, toda la tierra; levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos (v. 4).
Leer: Salmo 98 
La Biblia en un año: Ezequiel 18–19; Santiago 4
Cuando visitaba la congregación de una amiga, empezaron a cantar una canción que me encantaba y la entoné con ganas, recordando el consejo del director de coro de mi universidad: «¡Proyéctense!».
Después de la canción, el esposo de mi amiga me miró y me dijo: «Qué fuerte que cantaste». ¡No era un cumplido! Desde entonces, empecé a controlar conscientemente mi canto, asegurándome siempre de estar cantando con más suavidad que los demás y preguntándome si me estarían juzgando.
Pero, un domingo, noté cómo cantaba a voz en cuello y sin una pizca de vergüenza una mujer sentada junto a mí. Su adoración me recordó la alabanza entusiasta y espontánea de David. Es más, en el Salmo 98, David sugiere que «toda la tierra» debería prorrumpir en un jubiloso canto de adoración (v. 4).
El primer versículo dice por qué debemos adorar con gozo y nos recuerda que el Señor «ha hecho maravillas». A lo largo del salmo, David describe esas maravillas: la fidelidad de Dios y su justicia, misericordia y salvación. Meditar en quién es Dios y en lo que ha hecho puede llenar nuestro corazón de alabanza.
¿Qué «maravillas» ha hecho Dios en tu vida? Esta última época del año es el momento ideal para recordar sus obras maravillosas y dar gracias al Señor. ¡Levanta tu voz y canta!
Señor, gracias por lo que eres y por lo que has hecho.
La adoración saca el foco de nosotros y lo concentra en Dios.

Nuestro Pan Diario

viernes, 24 de noviembre de 2017

El juego del escondite

Por jb
Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que […] nos hizo renacer… (1 Pedro 1:3).
Leer: Ezequiel 8 
La Biblia en un año: Ezequiel 8–10; Hebreos 13
«¡No me pueden ver!».
Cuando los niñitos juegan a las escondidas, a veces, creen que se están escondiendo con solo cubrirse los ojos.
Por más ingenuo que pueda parecerle esto a un adulto, en ocasiones, hacemos algo similar con Dios. Cuando deseamos hacer algo malo, tendemos a dejar afuera a Dios y seguir nuestro impulso.
El profeta Ezequiel descubrió esta verdad en la visión que Dios le dio para su pueblo. El Señor le dijo: «¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque dicen ellos: No nos ve el Señor» (Ezequiel 8:12).
Sin embargo, a Dios no se le escapa nada. Aunque el pueblo había pecado, Dios le ofreció una nueva promesa de esperanza: «Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros» (36:26).
Por nosotros, Dios enfrentó en la cruz la devastación y la rebelión del pecado, y pagó el precio supremo. A través de Jesucristo, Dios no solo nos ofrece empezar de nuevo, sino que obra en nuestro interior para transformar nuestro corazón mientras lo seguimos. ¡Qué bueno es Dios! Cuando estábamos perdidos y escondidos en nuestro pecado, Dios se acercó a nosotros mediante Jesús, quien vino «a buscar y a salvar» a todos los que lo reciban (Lucas 19:10; Romanos 5:8).
Señor, ayúdame a buscarte y seguirte con fidelidad.
Dios nos conoce a la perfección… y nos ama plenamente.

Obras de arte
Por Xochitl Dixon
… tú me hiciste en el vientre de mi madre (v. 13).
Leer: Salmo 139:11-18 
La Biblia en un año: Ezequiel 11–13; Santiago 1
Mi padre crea aljabas personalizadas para arqueros, y talla imágenes silvestres sobre cuero antes de coser el material.
Una vez, observé cómo elaboraba una de sus obras de arte. Primero, creó texturas con una cuchilla sobre el cuero flexible. Después, pinceló el cuero con tintura carmesí para magnificar la belleza de su creación.
Mientras admiraba la destreza artística de mi papá, me di cuenta de cuán a menudo no reconozco ni valoro la creatividad de mi Padre celestial manifestada en los demás, e incluso en mí misma. Al reflexionar sobre la obra del Señor, recordé la afirmación del rey David de que Dios crea las «delicadas partes internas de [nuestro] cuerpo» y «sus obras son formidables» (Salmo 139:13-14 NTV, RVC).
Podemos alabar con confianza a nuestro Creador porque sabemos que «maravillosas son [sus] obras» (v. 14). Y, al recordar que el Hacedor del universo nos conocía y planeó nuestros días antes de que nos formara (vv. 15-16), aprendemos a respetar su obra.
Como el cuero flexible tallado por la mano experta de mi padre, cada uno de nosotros es hermoso y valioso por el simple hecho de ser una creación única de Dios. Él nos diseñó como sus amadas obras de arte, y reflejamos su magnificencia.
Señor, gracias por crearnos en tu perfecto amor.
Dios crea con destreza a cada persona con singularidad y propósito.

Nuestro Pan Diario

jueves, 23 de noviembre de 2017

En su presencia

Por hm
Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Señor, a la luz de tu rostro (v. 15).
Leer: Salmo 89:1-17 
La Biblia en un año: Ezequiel 3–4; Hebreos 11:20-40
El hermano Lorenzo, un monje del siglo xvii, oraba así antes de empezar su día laboral: «Señor mío, […] concédeme la gracia para permanecer en tu presencia. Ayúdame en mis tareas. Controla todos mis afectos». Mientras trabajaba, seguía hablando con Dios. Incluso cuando estaba más ocupado, usaba los momentos de relativa calma para pedir su gracia, buscar y encontrar el amor de su Hacedor.
Como declara el Salmo 89, la respuesta apropiada frente al Creador que gobierna los océanos y recibe la adoración de huestes de ángeles es entregar toda nuestra vida a Él. Cuando entendemos la belleza de quién es Dios, oímos «el alegre llamado a la adoración», dondequiera que estemos, «todo el día» (vv. 15-16 NTV).
Ya sea que estemos en una tienda, esperando en fila en un aeropuerto o aguardando en línea, nuestras vidas están llenas de momentos que podrían irritarnos. En cambio, podemos aprovechar para recobrar el aliento y considerar estas pausas oportunidades de aprender a caminar «a la luz de [la] presencia [del Señor]» (v. 15 NTV).
Los momentos «perdidos» de nuestra vida —cuando esperamos, estamos enfermos o nos preguntamos qué hacer después— son pausas que nos permiten considerar nuestra vida a la luz de la presencia del Señor.
Señor, que podamos vivir siempre en tu presencia.
Podemos vivir cada momento en la presencia de Dios.

Servir y ser servido
Por Cindy Hess Kasper
… la disposición la tenían, pero les faltaba la oportunidad (v. 10 RVC).
La Biblia en un año: Ezequiel 5–7; Hebreos 12
Hacía semanas que Marilín estaba enferma, y muchos la habían animado en ese tiempo difícil. ¿Cómo podré compensarlos por su amabilidad?, pensaba, preocupada. Entonces, un día, leyó: «Ora para que [los demás] desarrollen humildad, lo cual no solo les permita servir, sino también ser servidos». De repente, Marilín se dio cuenta de que no hacía falta equilibrar ninguna balanza, sino simplemente dar gracias y permitir que los demás experimentaran el gozo de servir.
En Filipenses 4, el apóstol Pablo expresó su gratitud por todos aquellos que participaban con él en sus dificultades (v. 14). Él dependía del sostén de los demás para predicar el evangelio. Entendía que las ofrendas que recibía cuando pasaba necesidad eran simplemente una extensión del amor de las personas por Dios; sus ofrendas eran «olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios» (v. 18).
Tal vez no te resulte fácil recibir; en especial, si en general has sido el primero en ayudar a otros. Pero, con humildad, podemos permitir que Dios nos cuide mediante diversas maneras cuando necesitamos ayuda.
Pablo escribió: «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta» (v. 19). Fue algo que aprendió durante una vida de pruebas. Dios es fiel y su provisión para nosotros no tiene límite.
Señor, danos gracia para brindar y recibir ayuda.
Recibe amor. Da amor. Repite el ciclo.

Nuestro Pan Diario

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Un gran amor

Por Alyson Kieda
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce… (v. 1).
Leer: 1 Juan 3:1-8 
La Biblia en un año: Lamentaciones 3–5; Hebreos 10:19-39
Hace poco, llevamos a Moriah, nuestra nieta de 22 meses, a dormir a casa por primera vez sin sus hermanos mayores. Le brindamos muchísimo amor y atención ininterrumpida, y nos divertimos haciendo lo que a ella le gusta. Al día siguiente, después de llevarla a su casa, nos despedimos y nos dirigimos a la puerta. Entonces, Moriah tomó su bolsito, que todavía estaba junto a la puerta, y comenzó a seguirnos.
La imagen me quedó grabada en la memoria. Moriah en pañales y con sandalias que no hacían juego, estaba lista para partir con sus abuelos. Cada vez que lo recuerdo, sonrío. Estaba ansiosa de pasar más tiempo de calidad con nosotros.
Aunque todavía no tiene la capacidad de expresarlo con palabras, nuestra nieta se siente amada y valorada. En una escala muy pequeña, nuestro amor por Moriah representa el amor de Dios por nosotros, sus hijos. «Miren cuánto nos ama el Padre, que nos ha concedido ser llamados hijos de Dios. Y lo somos…» (1 Juan 3:1 RVC).
Cuando creemos en Jesús como nuestro Salvador, nos transformamos en sus hijos y empezamos a entender el espléndido amor que derramó al morir en nuestro lugar (v. 16). Empezamos a desear agradarle en lo que hacemos y decimos (v. 6), y a amarlo y a anhelar pasar tiempo con Él.
Señor, ayúdanos a ser ejemplos de tu amor con todos los que conozcamos.
¡Cuán profundo es el amor del Padre por nosotros!

¿Cuánto más?
Por David C. McCasland
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? (v. 13).
Leer: Lucas 11:5-13 
La Biblia en un año: Ezequiel 1–2; Hebreos 11:1-19
En octubre de 1915, durante la Primera Guerra Mundial, Oswald Chambers llegó a un centro de capacitación militar cerca de El Cairo, en Egpto, para servir como capellán de la Asociación Cristiana de Jóvenes entre los soldados británicos. Una noche, 400 hombres llenaron la tienda para escuchar su sermón titulado: «¿Para qué sirve la oración?». Más tarde, cuando habló individualmente con hombres que intentaban encontrar a Dios en medio de la guerra, Oswald citó muchas veces Lucas 11:13: «Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?».
El regalo de Dios es perdón, esperanza y su presencia en nuestra vida a través del Espíritu Santo que entra a morar en nosotros al aceptar a Jesús como Salvador. «Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá» (v. 10).
Días más tarde, Chambers falleció inesperadamente de una ruptura de apéndice. Para honrarlo, un soldado compró una escultura de mármol de la Biblia con el mensaje de Lucas 11:13 y lo colocó junto a su tumba: «¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?».
Este regalo maravilloso de Dios está a nuestro alcance hoy.
Padre, gracias por el regalo del Espíritu que vive en nosotros y nos guía a tu verdad.
El regalo de Dios del Espíritu Santo está a nuestro alcance hoy.

Nuestro Pan Diario
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EN ESTO PENSAR
LO TENGO POR BASURA
Por Pr. Arnold Enns
“Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor del Señor… y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3:7-8)
Este pasaje es el “Estado de Ganancias y Pérdidas” de Pablo. Al igual que para todo empresario el concepto siempre está enmarcado en cuál es el beneficio y cuáles son las perdidas. En otras palabras “que gano yo con esto”?
Mucha gente está buscando el gozo en todos los lugares equivocados. Para los líderes y pastores, es encontrarlo en una iglesia más grande, y a menudo, los elogios de los compañeros y miembros de la iglesia. Para otros sería una mejor posición, más dinero, etc.
Pablo dice que muchas cosas como estas eran antes “aparente” ganancia para él. Pero una vez que se dio cuenta de sus prioridades lo dio todo por basura pues esta actitud estaba centrada en su ego. He aquí algunas pautas que te ayudaran para mantenerte concentrado en tus prioridades para alcanzar el gozo:
1. No te afanes por nada: Por nada estéis afanosos (Filip. 4.6). Afanarse o preocuparse es asumir preocupación por algo que Dios nunca quiso que yo asuma, y encima nos roba el gozo. Según las estadísticas el 40% de nuestras preocupaciones nunca suceden. Es decir que nos preocupamos por cosas que NO llegan a suceder.
2. Ora por todo y por todos: Cuando oramos le contamos a Dios todos los detalles de nuestras necesidades y esto trae gozo a mi vida. La palabra nos enseña que más bien, debemos de orar y pedirle a Dios todo lo que necesitamos (Filip 4.6). Pablo está diciendo aquí, cuando tengas preocupaciones, paraliza todo lo que estás haciendo, STOP, y comienza a contarle todo a Dios en oración.
3. Agradece a Dios por todas las cosas: Y sean agradecidos para con Dios (Filip 4.6). Si eres agradecido y practicas esto día a día tendrás gozo. Pablo inclusive nos dice que esto no es una sugerencia, esto es una ORDEN si nosotros queremos llamarnos cristianos (1 Tes 5.18).
4. Piensa en las cosas correctas: Tener Gozo en la vida es pensar en las cosas positivas, que son correctas. La palabra nos insta que pensemos en todo lo que es verdadero, justo y bueno (Filip 1.8). En otras palabras, no permitir que pensamientos negativos que nos roban el gozo tomen prioridad en mi mente.
CONCEPTO IMPORTANTE
Fíjate en la frase: "lo tengo por basura, para ganar a Cristo". Los traductores han sido bien educados. La palabra en el original no es basura - es estiércol. Pablo dice que todo lo que tenemos es estiércol e inútil sin Jesús. La fama, el dinero o el poder nunca pueden reemplazar la simple alegría de conocer a Jesús.
El gozo lo encuentras cuando mantienes tus prioridades en orden. No pierdas tu gozo por cosas que no son importantes. ¡Cristo es importante! Y hay muchas cosas menos importantes que pueden hacer que pierdas tu gozo en la vida.
Jesús dijo algo similar sobre las ganancias. Nos dijo que no podemos servir a dos amos. Tienes que decidir qué o quién será el número uno en tu vida. Muchos de nosotros queremos a Jesús + algo más. Queremos servir a Dios en el ministerio, pero también nos aferramos a otras cosas. Pablo dice que entregó todas estas cosas para conocer a Cristo y esto trajo gozo a su vida.
MOTIVO DE ORACION
Señor Jesús vengo delante de ti este día para ponerte en primer lugar en mi vida. Necesito que puedas restaurar el gozo en mi vida. Perdóname por reemplazarte por cosas materiales u otras prioridades. Hoy decido ponerte nuevamente como Señor de mi vida para gozar plenamente de mi vida.

Fuente: VTRH

jueves, 16 de noviembre de 2017

¿Cuál es el mejor regalo?



Por kh
Y la casa que tengo que edificar, ha de ser grande; porque el Dios nuestro es grande… (v. 5).
La Biblia en un año: Jeremías 51–52; Hebreos 9
Hace poco, mi esposo celebró un cumpleaños importante, de esos que terminan en cero. Con mis hijos, hablamos de mis muchas ideas, para que me ayudaran a elegir la mejor manera de honrarlo. Quería que nuestra celebración y el regalo reflejaran la importancia de una nueva década y lo valioso que él es para nuestra familia.
El rey Salomón quiso darle a Dios un regalo mucho más grande de lo que ameritaría un «cumpleaños importante». Quería que el templo que había construido fuera digno de la presencia de Dios. Para asegurarse la materia prima, le envió un mensaje al rey de Tiro, y destacó que el templo sería magnífico «porque el Dios nuestro es grande sobre todos los dioses» (2 Crónicas 2:5). Reconocía que la inmensidad y la bondad de Dios sobrepasaban ampliamente lo que las manos humanas pudieran construir, pero se lanzó a la tarea por amor y adoración.
Sin duda, nuestro Dios es más grande que todos los otros dioses. Ha hecho cosas admirables en nuestras vidas, lo cual lleva nuestro corazón a rendirle una ofrenda de amor, más allá de su valor externo. Salomón sabía que su regalo no se comparaba con el valor de Dios, pero, con gozo, llevó su ofrenda delante de Él. Nosotros también podemos hacerlo.
Señor, eres un Dios grande, incomparable en valor. Que mis ofrendas sean agradables a tu vista.
El regalo más valioso que podemos darle a Dios es nuestro amor.

Generosidad multiplicada
Por Sheridan Voysey
… procuren también sobresalir en esta gracia de dar (v. 7 NVI).
La Biblia en un año: Lamentaciones 1–2; Hebreos 10:1-18
A Cecilia le esperaba una sorpresa cuando llegó a entregar su siguiente pizza y se encontró a la puerta de una iglesia. Confundida, entró para entregar el pedido y se encontró con el pastor.
«¿Tengo razón si digo que la vida no ha sido fácil para ti?», le preguntó el pastor. Cecilia asintió. Entonces, el pastor sacó la ofrenda que los miembros de la iglesia habían reunido, ¡y le dio 750 dólares de propina! Aunque ella no lo sabía, el pastor había pedido al negocio que enviara a su repartidor más necesitado. Cecilia quedó boquiabierta.
Cuando los primeros cristianos padecían pobreza, la iglesia los ayudaba. Aunque ellos mismos pasaban necesidad, los cristianos macedonios se sacrificaban para dar y lo consideraban un privilegio (2 Corintios 8:1-4). Pablo citó su generosidad como ejemplo para los corintios (y para nosotros). Cuando usamos nuestra abundancia para suplir las necesidades de los demás, reflejamos a Jesús, quien entregó sus riquezas para suplir nuestra pobreza espiritual (v. 9).
Cecilia les contó a todos sus clientes sobre la bondad de la iglesia aquel día y, siguiendo su ejemplo, donó el resto de las propinas del día a otros con necesidad. Un acto de generosidad se multiplica. Y Cristo recibe la gloria.
Señor, utilízanos para suplir las necesidades de los demás.
Nuestra generosidad suple necesidades y glorifica a Jesús.
Nuestro Pan Diario