Por Xochitl
Dixon
Mira,
el Señor tu Dios te ha entregado la tierra; […] no temas ni desmayes (v.
21).
Leer: Dt. 1:21-33
La
Biblia en un año: Jeremías 18–19; 2 Timoteo 3
Antes
de que mi esposo y yo recibiéramos a Cristo, pensamos seriamente en
divorciarnos. Pero, después de comprometernos a amar a Dios y obedecerle,
renovamos nuestro compromiso mutuo. Buscamos consejo sabio
y le pedimos a Dios que nos transformara individualmente y
como pareja. El Señor sigue ayudándonos y enseñándonos a amarlo y
confiar en Él —y entre nosotros— independientemente de lo que pase.
Sin
embargo, aunque pronto celebraremos 25 años de casados, a veces me olvido de
todo lo que Dios ha hecho en las pruebas. En ocasiones, lucho contra un
arraigado temor a lo desconocido, me angustio innecesariamente y dejo de
descansar en lo que el Señor hizo anteriormente.
En
Deuteronomio 1, Moisés reafirmó la confiabilidad del Señor, y alentó a los
israelitas a avanzar en la fe para poder disfrutar de su herencia (v. 21),
pero, antes de confiarle su futuro, ellos reclamaron detalles sobre lo que
enfrentarían y recibirían (vv. 22-33).
Los
seguidores de Cristo no son inmunes a sucumbir al temor o la ansiedad.
Preocuparnos por las posibles dificultades puede dañar nuestra relación con
Dios y con los demás. Pero el Espíritu Santo puede ayudarnos a elaborar un cómputo
de confianza de la fidelidad de Dios en el pasado, vigente también hoy y
siempre.
Señor,
gracias por controlar mi futuro. Descanso en ti.
La
fidelidad de Dios en el pasado demuestra su eterna fiabilidad.
Develar
los misterios
Por David
C. McCasland
De tus
mandamientos he adquirido inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de
mentira (v. 104).
Leer: Salmo 119:97-104
La
Biblia en un año: Jeremías 20–21; 2 Timoteo 4
Siempre
me encantó el ingenio y las reflexiones de Charles Schult, el creador de
Snoopy. Una de mis historietas favoritas de él aparecía en un libro sobre los
jóvenes en las iglesias. Muestra a un muchacho sosteniendo una Biblia, mientras
le dice a un amigo por teléfono: «Creo que he dado uno de los primeros
pasos para develar los misterios del Antiguo Testamento… ¡estoy empezando a
leerlo!». Comprometerse a leer y obedecer la Escritura es el primer paso para
descubrir diariamente su amor y poder.
El
Salmo 119 está inundado de expresiones de deseos del escritor de entender
y experimentar a diario el poder de la Palabra de Dios: «¡Oh, cuánto amo
yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación» (v. 97). Esta búsqueda entusiasta
lleva a crecer en sabiduría y obediencia al Señor (vv. 98-100).
La
Biblia no contiene una fórmula mágica para «develar los misterios». El proceso
es más que mental; exige una respuesta a lo que leemos. Aunque algunos pasajes
sigan resultándonos desconcertantes, podemos aferrarnos a las verdades que sí
entendemos, y decirle al Señor: «¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras!
Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido inteligencia; por
tanto, he aborrecido todo camino de mentira» (vv. 103-104).
Señor,
gracias por la Biblia y su guía para seguirte hoy.
Leer
y obedecer la Palabra de Dios nos permite descubrir el amor y el poder del
Señor.
Nuestro
Pan Diario
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NOTICIAS CRISTIANAS
Atentado contra iglesia bautista en EEUU
El atacante disparó en medio del culto dominical, causando la muerte de 26 personas, entre ellos varios menores de edad. Hay al menos 20 heridos.
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