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sábado, 27 de febrero de 2016

Cuatro formas de mirar



Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos ( v. 12 ).
Lectura: Salmo 77:1-15
La biblia en un año: Marcos 2
Mientras luchaba con algunas situaciones difíciles con sus hijos, Juana se sentó en la reunión de alabanza. Exhausta, tenía ganas de «renunciar» a su papel de madre. Las cuatro reflexiones que escuchó esa mañana la ayudaron a seguir adelante:
Mira hacia arriba y ora. Asaf expresó que sentía que Dios se había olvidado de él y lo rechazaba (Salmo 77:9-10). Podemos decirle todo al Señor con sinceridad y pedirle cualquier cosa. La respuesta quizá no llegue en el momento o de la manera que esperamos, pero Él no nos criticará por preguntar.
Mira atrás y recuerda lo que Dios hizo por ti y por otros. Asaf no habló con Dios solo sobre el dolor; también recordó el poder y las obras maravillosas del Señor por su pueblo. Escribió: «Me acordaré de las obras del Señor; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas» (v. 11).
Mira hacia delante. Piensa en lo bueno que puede salir de una situación. ¿Qué podrías aprender? ¿Qué puede querer lograr Dios? ¿Qué sabes que hará ya que sus caminos son perfectos? (v. 13).
Mira otra vez. Esta vez, mira tus circunstancias con los ojos de la fe. Recuérdate a ti mismo que Él es el Dios de grandes maravillas y que es digno de confianza (v. 14).
Que estas ideas te ayuden a recuperar la perspectiva y a avanzar en tu andar de fe con Jesús.
Padre, quiero mirarte en medio de mis problemas.
Nuestro Pan Diario

La voz de la fe
Aunque la higuera no florezca […] con todo, yo me alegraré en el Señor… ( vv. 17-18).
Lectura: Habacuc 3:16-19
La biblia en un año: Marcos 1:23-45
La noticia fue abrumadora. Las lágrimas vinieron con tanta rapidez que ella no pudo reprimirlas. Las preguntas inundaban su mente, y el temor amenazaba con abrumarla. Todo iba tan bien cuando, de repente, la vida fue interrumpida y cambió para siempre sin previo aviso.
La tragedia llega de muchas maneras: una enfermedad, la pérdida de un ser querido, del patrimonio o del sustento. Puede pasarle a cualquiera en cualquier momento.
Aunque el profeta Habacuc sabía que se aproximaba una tragedia, el temor se apoderó de su corazón. Mientras esperaba el día en que Babilonia invadiría el reino de Judá, su corazón latía fuertemente, y le temblaban los labios y las piernas (Habacuc 3:16).
El miedo es una emoción legítima frente a la tragedia, pero no tiene por qué inmovilizarnos. Cuando no entendemos las pruebas que estamos atravesando, podemos recordar cómo ha obrado Dios en la historia (vv. 3-15). Eso fue lo que hizo Habacuc; y aunque no disipó sus temores, cobró valor para seguir adelante al decidir alabar al Señor (v. 18).
Dios ha probado su fidelidad y que siempre está con nosotros. Como su carácter no cambia, cuando tenemos miedo, podemos decir con la voz tranquila de la fe: «El Señor es mi fortaleza» (v. 19).
Señor, ayúdame a confiar en ti cuando mi mundo tiembla.
Nuestro Pan Diario
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viernes, 26 de febrero de 2016

Quédate quieto




Estad quietos, y conoced que yo soy Dios… ( v. 10 ).
Lectura: Salmo 46
La biblia en un año: Marcos 4:1-20
Hace años, respondía a las pocas semanas las cartas que recibía. Después, llegó la máquina de fax, y todos parecían contentarse con recibir una respuesta a los dos días. Hoy, con el email, los mensajes instantáneos y los teléfonos celulares, ¡la gente espera que responda el mismo día!
«Estad quietos, y conoced que yo soy Dios». En este conocido versículo del Salmo 46, leo dos mandamientos de igual importancia. En primer lugar, debemos permanecer quietos, algo contra lo cual conspira la vida moderna. En este mundo frenético, es difícil encontrar siquiera unos momentos de quietud. Y esta quietud nos prepara para el segundo mandamiento: «conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra». En medio de un mundo que conspira para suprimir a Dios, ¿cómo aparto tiempo para permitir que el Señor nutra mi vida interior?
Patricia Hampl escribe: «La oración es el hábito de la atención aplicado a todo». Ah… un hábito de atención. Estad quietos y conoced. El primer paso para orar es reconocer o «conocer» que Dios es Dios. Y, en esa atención, todo lo demás se coloca en su lugar. La oración nos permite admitir nuestras fallas, debilidades y limitaciones frente a Aquel que responde con infinita misericordia a la vulnerabilidad humana.
Señor, nutre mi alma mientras estoy en oración.
Nuestro Pan Diario

La vista desde la montaña
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba ( Colosenses 3:1).
La biblia en un año: Marcos 3
El valle donde vivo puede ser muy frío en invierno. Las nubes y la niebla cubren el suelo como un manto, atrapando el aire helado bajo capas más cálidas. Sin embargo, se puede ir más arriba . Allí cerca, hay una carretera que sube a una montaña de 2.300 metros que se eleva desde nuestro valle. A los pocos minutos de conducir, sales de la niebla y emerges a la calidez y el resplandor de un día de sol. Puedes mirar hacia abajo y ver las nubes que envuelven el valle, y observarlo desde un punto de vista diferente.
La vida es así a veces. Las circunstancias parecen rodearnos con una neblina que el sol no puede penetrar. Sin embargo, la fe es la manera de elevarse por encima del valle; el medio por el cual «[buscamos] las cosas de arriba» (Colosenses 3:1). Al hacerlo, el Señor nos permite elevarnos por encima de las circunstancias y encontrar valentía y tranquilidad. Como escribió el apóstol Pablo: «he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación» (Filipenses 4:11).
Podemos salir de la tristeza y las penumbras; sentarnos en la ladera de la montaña y, mediante Cristo que nos fortalece (v. 13), obtener una nueva perspectiva.
Aunque no siempre puedo verte, Señor, descanso en tu amor por mí.
Nuestro Pan Diario
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