…
el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir… ( Marcos 10:45).
Lectura:
2 Crónicas 21:4-20
La
biblia en un año: Mateo 21:23-46
Cuando
un capataz murió en un accidente, el amor de este hombre por los demás generó
una abrumadora sensación de pérdida. Como su iglesia no tenía espacio
para tantas personas, se realizó el funeral en un edificio mucho más
grande. ¡Los amigos y familiares llenaron el auditorio! Aquel hombre había
tocado muchas vidas de manera singular. Muchos extrañarían su bondad, su
sentido del humor y su entusiasmo por la vida.
Cuando
regresé del funeral, pensé en la vida del rey Joram. ¡Qué contraste! Su breve
reinado de terror se relata en 2 Crónicas 21. Para consolidar su poder,
mató a sus propios hermanos y a otros líderes (v. 4). Después, guió a Judá a la
idolatría. La Biblia señala que «murió sin que nadie lo lamentara» (v. 20).
Joram pensó que la fuerza bruta garantizaría su legado, y así fue. Se lo
recuerda como un hombre malvado y un líder egoísta.
Aunque
Jesús también era Rey, llegó a la Tierra para servir. Mientras hacía el bien,
soportó el odio de aquellos que anhelaban poder. Y este Siervo-Rey terminó
entregando su vida.
Hoy,
Jesús vive junto con su legado. Este legado incluye a aquellos que entienden
que la vida no gira alrededor de ellos. La vida le pertenece a Jesús, quien
anhela envolver con sus brazos fuertes y misericordiosos a todo el que acuda a
Él.
Señor,
ayúdanos a imitarte y servir a otros hoy.
Nuestro
Pan Diario
Orar
siempre y no desmayar
…
les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no
desmayar… ( v. 1 ).
Lectura:
Lucas 18:1-8
La
biblia en un año: Mateo 21:1-22
¿Estás
atravesando uno de esos momentos en que, cada vez que intentas resolver un
problema, encuentras una nueva dificultad? Por la noche, agradeces a Dios por
su intervención; pero, al despertar, descubres que otra cosa salió mal y el
problema sigue en pie.
Durante
una experiencia similar, estaba leyendo el Evangelio de Lucas y me
sorprendieron las primeras palabras del capítulo 18: «También les refirió Jesús
una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar» (v. 1). Había
leído la historia de la viuda persistente muchísimas veces, pero nunca entendí
por qué Jesús la relató (vv. 2-8). En ese momento, conecté las palabras
iniciales con la historia. La lección para sus seguidores fue clara: «Oren
siempre y no desmayen jamás».
La
oración no es una manera de lograr que Dios haga lo que queremos. Es un proceso
para reconocer su poder y su plan para nosotros. Al orar, rendimos nuestra vida
y circunstancias al Señor, y confiamos en que actúe en su tiempo y a su manera.
Mientras
confiamos en la gracia de Dios, no solo para la respuesta, sino también para el
proceso, podemos seguir acudiendo a Él en oración, confiando en su sabiduría y
cuidado.
El
Señor nos anima diciendo: «¡Oren siempre y no desmayen jamás!».
Señor,
quiero acudir siempre a ti en oración y no desmayar.
Nuestro
Pan Diario
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