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sábado, 31 de octubre de 2009

Leyes opuestas

“Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”Isaías 43:1-2
Todos los días elegimos enfrentar las situaciones con miedo o con fe. Usted elige.
David, frente a Goliat, no tuvo miedo. El ejército de Saúl sí. David lo enfrentó en fe. El ejército no. David dijo: “el Señor es la fuerza de mi vida, de quien temeré”. Él estaba conectado con Dios. Adán cuando estuvo conectado con Dios, nunca se escondió. Pero sí lo hizo cuando se conectó con satanás. Es aquí, donde aparece por primera vez el miedo en la Biblia. El miedo no es natural, no procede de Dios. Cuando Adán escogió el miedo, escogió una ley que lo gobernara.
La fe y el miedo son leyes espirituales totalmente opuestas. La ley del espíritu de vida y la ley del pecado y de la muerte. ¿Bajo cuál ley se encuentra hoy usted?
Usted se conecta con Dios a través de la fe y se conecta con el diablo a través del temor. El diablo degeneró lo que existía y lo convirtió en opuestas a las cosas de Dios. El diablo no puede crear nada. Él no tiene poder creativo. Usted sí. Él es un ángel caído. Usted, un hijo de Dios.
Cuando aparece una de estas leyes en su vida, automáticamente anula a la opuesta. ¿Cuál está activa en la suya?
No tolere al miedo. El miedo tolerado es fe contaminada.
Usted conquista el temor cuando habla, actúa y conoce lo de Dios. El miedo se genera cuando desconoce las cosas de Dios.
Hoy puede elegir contaminar su fe o no, o si lo gobernará la ley del espíritu de vida o la ley del pecado y la muerte. Está en sus manos conectarse con Dios o con el diablo. Con alguno de los dos siempre estamos conectados. Así que preste atención con quién camina diariamente.
Oración: Padre no toleraré al miedo y no contaminaré mi fe. Me conecto contigo Dios mío y venceré las circunstancias. Gracias. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

viernes, 30 de octubre de 2009

Recibiendo malas noticias

“Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra. Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi” 2 Crónicas 20:1-2
¿Cómo podemos poner bajo control nuestra vida y tener victoria?
En primer lugar, no mire esto como cosa lejana, empiece de a poco y lo logrará.
Miremos lo que relatan las escrituras con respecto al rey Josafat. Él recibió una mala noticia. Una multitud de enemigos lo atacaban. Eran tantos que cada judío debería enfrentar a 10.000 enemigos. Cualquiera en su lugar se hubiera rendido. Era humanamente imposible esperar una victoria de su parte.
Pero preste atención a lo que el rey hizo porque esto lo puede ayudar.
1°- Él buscó a Dios cuando el miedo vino. El miedo viene a cualquier persona y en cualquier nivel. Cuando esto le suceda, no lo diga y no lo asuma. El enemigo trabaja para entrar en sus emociones por diferentes caminos, no tenga miedo.
2°- El rey habló. En la lengua está la vida y la muerte. Cuando usted empieza a hablar creyendo y con el conocimiento correcto, la victoria es inminente. Hable poder. No alimente al miedo. Magnifique al Señor.
De los problemas salimos confesando y magnificando a Dios.
3°- Recordó victorias del pasado. Si uno recuerda derrotas del pasado, las potencializa y las habilita para que se hagan presentes de nuevo en su vida. David recordó como peleó contra el león y el oso, y como Dios estuvo con él en esas oportunidades, por eso dijo “ahora también lo hará”
4°- Liberó la fe. Él clamo a Dios. Clame y Él lo oirá y traerá liberación.
5°- Recordó su herencia. Usted tiene un pacto y una herencia. Lo que es de Cristo, es suyo.
Lea 2 Crónicas 20:18-25. La actitud del rey hizo participar al Espíritu Santo en la batalla. No mire más las circunstancias. Magnifíquelo. Mientras ellos adoraban, los enemigos se mataban entre sí. Los judíos terminaron juntando las riquezas que sus enemigos poseían. No olvide esto, el problema de hoy puede ser grande pero Dios es más grande.
Oración: Padre no retrocederé. Tengo derecho a ser feliz. Hoy es un buen día para levantarme en victoria, confiaré en Ti bajo cualquier circunstancia. Gracias, en el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

jueves, 29 de octubre de 2009

Cuatro leyes de prosperidad

“Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra” Isaías 1:19
Dios ha creado leyes espirituales así como ha creado leyes naturales también. Si usted suelta una manzana, caerá al piso por la ley de la gravedad. Esto sucederá independientemente de que usted lo desee o no. Lo mismo ocurre con las leyes espirituales para prosperar, si usted quiere ser rico pero no aplica las leyes de la prosperidad a su vida, estas no causarán un efecto positivo para usted. Las leyes espirituales no pueden ser alteradas. Debido a esto, la sabiduría está en conocerlas y aplicarlas. Es por eso que usted verá a personas que parece que tienen un imán para el dinero, en realidad, lo que hacen es aplicar las leyes de Dios y ¡funcionan!
La primer ley es la de la recompensa (Proverbios 28:19). Su trabajo diligente traerá a su vida incremento, por el contrario, quien no tiene la determinación a esforzarse no recibirá su recompensa. (2 Tes. 3:10)
La segunda ley es la del desprendimiento (Lucas 10:17). Todo lo que usted dé volverá a su vida multiplicado. Dar es la clave para recibir un aumento. Si no hay semilla sembrada, no habrá futura cosecha.
La tercera ley es la de recibir (Hechos 3:5) Debe tener expectación de recibir. Todo agricultor que siembra, lo hace con la expectación de recibir una cosecha de vuelta. Si usted sembró debe esperar recibir. No permita que el orgullo frene su cosecha. Jesús dio y recibió. Desarrolle una mentalidad de recibir.
La cuarta ley es la de la cosecha (Gálatas 6:7) Usted recibirá multiplicado hasta 100 veces más lo que usted haya sembrado. Es por esta razón que debe ser muy cuidadoso con el tipo de semillas que elige. Porque esta ley funciona tanto para las buenas como las malas semillas. Si usted siembra en amor, siembra su tiempo y dinero, recibirá en abundancia de lo mismo de parte de Dios. ¡Él mismo se encargará que los hombres le den esta cosecha en su regazo!
La prosperidad no es cuestión de suerte, es consecuencia de su accionar sabio en las leyes de Dios.
Oración: Padre, dame la sabiduría para moverme correctamente en tus leyes. Tú me amas y deseas bendecidme, yo deseo ser obediente a Ti y ser parte de los que extienden tu reino apoyando con finanzas. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

miércoles, 28 de octubre de 2009

Jesús nos libera para hacer el bien (8)

Y el Dios de paz… os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los siglos de los siglos. Hebreos 13:20-21

La libertad cristiana que Dios quiere para nosotros radica en el hecho de querer y de hacer el bien. El creyente recibe esta libertad en su vida por la gracia de Dios que actúa en él. “Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer” (Filipenses 2:13).
Hay un vínculo misterioso e íntimo entre la gracia de Dios y la libertad del creyente. La gracia produce en nosotros esta libertad, y nosotros la vivimos por la fe y por la acción del Espíritu Santo.
Al escribir a los filipenses, el apóstol Pablo presenta otro aspecto de cómo hacer el bien: “… todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” (Filipenses 4:8-9). A los efesios escribe: “El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad” (Efesios 4:28). A los gálatas el apóstol Pablo enseña: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe” (Gálatas 6:9-10).
(La serie «Libre en Cristo» continuará el próximo martes).


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Fuente:© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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martes, 27 de octubre de 2009

La libertad cristiana (7)

Si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 8:36
Detrás de la palabra libertad cada uno ve su propio problema: escapar de tal apremio impuesto por superiores jerárquicos, los horarios, los requisitos administrativos, etc. De hecho, podemos ser liberados de todos esos problemas y no ser realmente libres, porque la libertad en el sentido más profundo se refiere a la vida interior. En su esencia, la libertad es ser libre para vivir la mejor vida, es decir, aquella que Dios quiere para nosotros.
En este sentido, somos realmente libres sólo cuando Dios nos ha dado una vida nueva que tiene por gozo el hacer Su voluntad. Esta libertad está unida a la obediencia a la Palabra de Dios y a la comunión con Cristo: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32).
Jesús nos dio el más grande ejemplo de tal vida. Eligió constante y libremente obedecer a su Padre; en esto encontraba un gozo profundo. Era “manso y humilde de corazón”, a pesar de la hostilidad, la injusticia y la humillación. Su libertad se manifestó hasta el sacrificio de sí mismo.
La verdadera libertad cristiana se expresa:
en nosotros por la capacidad dada por Dios para hacer el bien;
hacia Dios, a quien conocemos como nuestro Padre, y hacia Jesús, a quien conocemos como nuestro Señor;
en el servicio a nuestro prójimo.
¡Y todo esto gracias al Espíritu Santo que nos conduce en este nuevo camino!
(La serie «Libre en Cristo» continuará mañana).


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Fuente: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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lunes, 26 de octubre de 2009

Sabiduría y Revelación

“Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino… Largura de días está en su mano derecha; en su izquierda, riquezas y honra.”
Proverbios 3:13-14,16
Si hay algo a lo que usted se debe abocar en la vida es a adquirir sabiduría e inteligencia. Ellas lo librarán de cometer múltiples errores que conducen a la destrucción y lo llevarán por el camino del éxito, en la plena voluntad de Dios.
La sabiduría es distinta de la inteligencia. La sabiduría es saber aplicar el conocimiento que uno tiene y la inteligencia es saber cómo y por qué ocurren las cosas. Ambos vienen de Dios. (Prov.2:6).
Dios le ha dado la razón y los cinco sentidos para que usted pueda reunir información y obtener conocimiento. La ciencia ha logrado grandes avances utilizándolos, pero hay un nivel de conocimiento mayor al que sólo se puede acceder siendo hijo de Dios, habiendo nacido de nuevo, y ese nivel es el de la revelación. Es superior a la razón y otorga conocimientos ilimitados. 1 Corintios 2:9 lo expresa claramente: “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.” Es en el espíritu donde usted recibirá este conocimiento y sabrá lo que Dios le ha concedido. Aprovéchelo, porque la solución a sus problemas no está en una cantidad de dinero, un trabajo nuevo o un remedio que quitará su dolor. La solución a sus problemas está en una palabra revelada a su espíritu. Sus problemas vinieron por falta de sabiduría y entendimiento, por lo tanto, debe atacar la fuente de ellos y erradicarlos con la sabiduría de Dios para que no vuelvan a manifestarse.
Busque diligentemente adquirir inteligencia y pídale a Dios revelación y sabiduría. Son más preciosas que todo el oro que existe en el mundo. Traerán a su vida largura de días, riquezas y honra.
Oración: Padre, dame espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Jesús. Alumbra los ojos de mi entendimiento para que conozca cuál es la esperanza a la que me has llamado y las riquezas de la gloria de tu herencia, y pueda conocer la supereminente grandeza de tu poder para conmigo (Efesios 1:17). En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev.Juan O. Crudo.

domingo, 25 de octubre de 2009

Todo puede cambiar

“No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?” Mateo 6:31

Debemos esforzarnos por entrar al reposo de Dios, un lugar lleno de paz, de confianza y de gozo en medio de cualquier tentación. Únicamente en Su reposo podemos fluir en la habilidad sobrenatural de Dios.
Si nosotros estamos preocupados es porque no estamos en Su reposo. En el versículo 25, la Palabra dice que no nos preocupemos por la vida, qué vamos a comer, o qué vamos a beber, o qué vamos a vestir; porque la vida es mucho más que esas cosas. El versículo 27 amplía “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” En otras palabras, lo que está diciendo Jesús es que la preocupación en estas cosas no ha de mejorar nada, ni cambiará la situación para mejor. Sí, la cambiará para peor. Los versículos del 28 al 30 dicen: “Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?”Poca fe es preocuparse por las cosas que se ven, en lugar de tener la confianza en que Dios tendrá un cuidado amoroso de nosotros. Dios cuidará de usted, entonces, no tiene que moverse por lo que ve. Las cosas que se ven son temporales, (2 Corintios 4:18) quiere decir que están sujetas a cambios. La situación que usted está tratando está sujeta a cambio. Si confía en Dios en el tiempo de la espera, Él hará lo mejor y le dará la más grande bendición. Pero confié en Dios, no en su propio entendimiento. No se preocupe, Dios sabe cómo hacerlo y lo hará. Todo va a cambiar.
Oración: Padre, gracias por cada promesa de tu Palabra. Yo confió plenamente en ellas y estoy seguro que mi situación va a cambiar para mejor. En el Nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo. Pastor del Ministerio Cristo la solucion

sábado, 24 de octubre de 2009

Vasijas de avivamiento

“Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril. Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en ella sal. Y se la trajeron. Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad. Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.” 2 Reyes 2:19-22
Hoy Dios nos está llamando a establecer su reino, a estar rendidos a Jesús, a destruir las obras de Satanás. Él lo ha elegido y me ha elegido para ser las vasijas de avivamiento espiritual para nuestro tiempo, para ser sal de la tierra, para sanar y llevar vida a lo que está seco y muerto. Por eso, debemos asegurarnos que la sal que llevamos no pierda su sabor. (Mateo 5:13) Somos nosotros los que cambiaremos el mundo, dentro nuestro está la respuesta y la salida que ellos necesitan.
El avivamiento no vendrá por fuera, el avivamiento vendrá del interior de cada cristiano que deje correr los ríos de agua viva de su interior. (Juan 7:38)
Sí, en su interior está la respuesta. El Espíritu Santo ha colocado todos los dones para que usted pueda brillar con luz en la oscuridad. Le ha colocado la capacidad de hablar verdad en medio de una cultura de engaño, de llevar paz en medio de la confusión. Y para que esto sea una realidad es necesario que usted avive el fuego del don de Dios que está en su interior. No se detenga pensando en sus debilidades, permanezca en Jesús y Él hará que usted lleve mucho fruto. Mire lo que dice Juan 15:4-5 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.”
El secreto no está en su capacidad personal, el secreto está en permanecer en Jesús, caminando en la Palabra.
Una unción fresca brotará de usted que afectará a todos los que lo rodean. Su familia, sus amigos, sus compañeros de trabajo querrán tener lo que usted tiene y llegarán a los pies de Jesús.
Oración: Padre, Tu Palabra me limpia cada día y hace que pueda llevar mucho fruto. Soy tu vasija de avivamiento para este tiempo y no me detendré más pensando en mis debilidades. Sé que Tú haces la obra a través de mí, por eso te doy gracias, por poder ser parte de tan grande bendición. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

viernes, 23 de octubre de 2009

Desarrollando la paciencia de un diezmador

“Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.” Hebreos 6:9-12
La vida cristiana no es una vida de luchas y pruebas agobiantes, es una vida de bendición y victoria. Cristo nos ha hecho más que vencedores y todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad nos han sido dadas por su divino poder (2 Pedro 1:3). Hay cosas mejores y que están incluidas en el paquete de la salvación que debemos disfrutar. Son para aquí y ahora.
Nada de lo que usted haya hecho por amor a Dios, sirviéndole, será sin recompensa. Cada esfuerzo de amor, cada pacto de bendición, su fiel diezmar y sus ofrendas están delante de su Padre, y Él es galardonador. Él mismo fue el que dijo que todo lo que el hombre siembre eso cosechará. Por lo tanto, cuide que su ánimo no decaiga. Mantenga la fe. Dios no miente. Espere la cosecha porque vendrá.
Trabaje con su paciencia. Es la fuerza espiritual que sostiene la fe hasta ver los resultados. Tener paciencia es perseverar en lo que usted se propuso y cree hasta el fin, es permanecer haciendo lo que dice la Palabra hasta triunfar.
Abraham perseveró en la promesa de Dios y la alcanzó. (vs 15). Hay quienes creen efusivamente, siembran su semilla y luego cuando viene un problema dejan de creer y de esperar su cosecha, dicen “no resulta” (Marcos 4:16). Eso no es así, hay un tiempo entre que la semilla echa raíces y da el fruto y debe aguardar ese tiempo con paciencia, no resignación, paciencia, sabiendo que la cosecha ya viene.
Si usted es fiel diezmador, si está comprometido sembrando en la obra de su Padre, no dude, persevere con la misma solicitud de servicio hasta el fin, porque hay recompensa para su trabajo. (Isaías 60:1-7)
Oración: Padre, gracias por Tu Palabra. Mantendré la misma solicitud y obediencia hasta el fin. Sé que disfrutaré de las bendiciones. En el nombre de Jesús. Amén.
Por Rev. Juan O. Crudo. Pastor del Ministerio Cristo la solución

jueves, 22 de octubre de 2009

¿Lo hirieron?

“He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.” Lucas 10:19
En algún momento de la vida todos hemos sido agraviados, heridos, maltratados o engañados. Algo nos toma desprevenidos y queremos justicia o venganza. Y así todo se pone más espinoso, incluso para nosotros. Nadie sale ganando.
La próxima vez que intenten herirlo ponga a actuar el poder de Dios.
Para ello, primero deberá identificar al enemigo. Sea cuidadoso en esto porque es aquí donde generalmente nos equivocamos, identificamos como enemigo a la persona que nos lastima y no al diablo que está detrás de esas acciones. Por lo tanto, no pierda su energía gritando, enfureciéndose o tramando algo contra la persona que le causó el dolor. Él o ella están bajo la influencia del diablo. Y usted debe apuntar al blanco correcto.
Al hacerlo, ¡dispare! Use la Palabra de Dios, el nombre de Jesús y el poder que se le dio como creyente e impídale que le cause más daño. Usted tiene la autoridad. Declárele: “¡diablo, estás vencido!”.
Por último, haga la oración de intercesión por la persona que lo agravió. (Mateo 5:44-45) No pida que nada malo le pase, eso no es actuar como su Padre. Usted debe bendecirla y orar por ella.
Le aseguro que si usted actúa en el poder del amor de Dios, el diablo lo pensará dos veces antes de volver a molestarlo.
Oración: Padre, perdono a los que me han agraviado y herido. Extiendo tu amor hacia ellos y los bendigo. Declaro ahora que ningún arma del enemigo forjada contra mí prosperará. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Jesús nos libera del mundo y de Satanás (6)

Y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 1 Juan 5:4
Resistid al diablo, y huirá de vosotros. Santiago 4:7
Así como el cristiano necesita ser liberado de sus enemigos interiores, también debe ser liberado de sus enemigos exteriores: el mundo y Satanás. El mundo ejerce presiones muy fuertes sobre los hombres a través de persecuciones, de diferentes corrientes de pensamiento, el dinero y los placeres. Entonces, ¿cómo ser liberado del mundo? Primeramente, tomando conciencia de que Cristo venció al mundo por medio de su vida perfecta (Juan 16:33) y en la cruz donde triunfó sobre todas las potestades espirituales que dominan este mundo (Colosenses 2:15). En cuanto a nosotros, comprendemos nuestra liberación del mundo cuando por la fe nos apropiamos de la victoria del Hijo de Dios (1 Juan 5:5).
Sin embargo, no tenemos que salir del mundo, sino evitar el mal para de esta manera ser testigos del Señor. Luego, podemos hacer el “bien a todos” (Gálatas 6:10) y estar “siempre prontos a dar respuesta... de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3:15, V.M.). ¡Qué testimonio, para los que nos rodean, ver que nuestro centro de interés no está en el mundo!
Si el mundo oprime, Satanás su jefe (Juan 14:30) esclaviza de manera terrible a los seres humanos por medio de todo tipo de violencia y de mentira. Pero el Hijo de Dios vino “para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8); por su muerte ha destruido al diablo (Hebreos 2:14). Satanás yo no tiene poder sobre el creyente que resiste por la fe y la Palabra de Dios.
(La serie «Libre en Cristo» continuará el próximo martes).


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martes, 20 de octubre de 2009

Jesús nos libera de nosotros mismos (5)

Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
Mateo 16:24-25

¿Sabemos que la liberación que Cristo ha producido por su muerte va más lejos que la liberación del pecado? Trae la liberación de nuestro «yo». Antes de nuestra conversión, nuestro yo ocupaba el primer lugar, nuestro prójimo el segundo y Dios el último de todos. Puede ser que un cristiano no sea liberado de sí mismo. Aun teniendo la certeza del perdón de sus pecados, el motor de su vida todavía es su propia voluntad. Pues bien, Dios quiere darnos la posibilidad de salir también de esta cárcel del «yo». Entonces, en lugar de vivir centrados en nosotros mismos, nos abrimos al Señor. Para lograrlo no tenemos que esforzarnos por mejorarnos a nosotros mismos, sino abandonarnos completamente a Dios, a su bondad, a su poder y a su Espíritu. Es lo que Jesús llama tomar nuestra cruz cada día, es decir, renunciar a nosotros mismos para seguir al Señor Jesús en el camino de obediencia que él nos ha trazado.
Observemos de qué manera vivió Jesús: totalmente libre y al mismo tiempo dando su vida, no solamente en la cruz, sino en cada instante de su servicio. ¿De dónde sacaba el Señor Jesús esta serenidad y esta libertad? Del amor de su Padre con el cual vivía en perfecta armonía. Él nos enseña que nuestro valor y dignidad no se fundan en lo que los demás piensan, sino en el hecho misterioso y profundo de haber sido amado, creado y rescatado por Dios.
(La serie «Libre en Cristo» continuará mañana).

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lunes, 19 de octubre de 2009

Fe grande en un Dios grande

“Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.” Mateo 16:13-18
Así de grande como sea su Dios, así de grande será su fe. Su fe está en estrecha relación con la revelación que tenga de Jesús. ¿Quiere tener una gran fe? Aumente entonces la comunión con Dios, aumente el conocimiento de su Palabra y la tendrá.
Dios está buscando hijos que crean en Él y revolucionen el mundo dirigidos por el Espíritu Santo. Dios quiere traer su gloria y lo quiere hacer a través de su iglesia. Por eso es tan importante que usted y yo crezcamos en sabiduría y revelación. El mundo no puede ser afectado por gente que dice que sabe algo acerca de Jesús; sino por aquellos que tienen la revelación en sus vidas de quién es Él. Los discípulos ante la pregunta del Maestro, respondieron con lo que los demás decían, con rumores, historias escuchadas de la boca de otros. Pero Pedro comprendió la verdadera identidad de Jesús, y el Señor le dijo que ni las puertas del infierno podrían prevalecer contra quienes avancen en esa revelación.
Todos conocemos el verdadero impacto de ella, la iglesia se multiplicó, millones fueron transformados, sanados y liberados y la Palabra sigue extendiéndose.
Conocer al Señor Jesús, buscar la revelación de su palabra, producirá en su corazón la clase de fe que mueve montañas. Esa fe dirigirá sus acciones y la tendrá de continuo en su boca.
No ceda espacio en sus pensamientos a los problemas. Recuerde cuán grande es su Dios y su poder y levántese victorioso en su Palabra. Usted es el canal que Dios eligió para hacer en estos días grandes milagros, sanidades y liberaciones. Su Dios es grande y así debe ser su fe.
Oración: Padre, revélate cada día más a mi vida, quiero impactar a los que me rodean con la fe y llevarlos a ti. No quiero impedir con incredulidad tu mover, quiere dar pasos de fe y glorificar tu nombre. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev Juan O. Crudo.

domingo, 18 de octubre de 2009

No hay familias perfectas

“Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí.” Génesis 3:9
Las familias están compuestas por seres humanos imperfectos. Aún Adán y Eva tuvieron problemas.
Culpa, celos, falta de respeto a la autoridad, rivalidades entre hermanos perjudicaron a las familias desde el principio. Su familia puede estar pasando por dificultades hoy, pero no se resigne.
El fundamento para una familia saludable está en una relación restaurada con Dios. Y para restaurar nuestra relación con Dios debemos dejar nuestras excusas y defensas. Es mejor hacer las cosas a la manera de Dios. Si usted quiere tener una familia con relaciones saludables, primero debe enfocarse en usted.
1. El primer paso es restaurarse con Dios.
2. El segundo vivir de acuerdo con sus instrucciones
En la Biblia aprendemos a tratar con los efectos y vivir de acuerdo con los principios. Aunque en su familia haya cosas que no le gusten ¡es su familia! Aunque algunos problemas parezcan insuperables, pueden mejorar la calidad de vida juntos.
Usted puede quebrar con patrones destructivos de comportamientos. Coloque su confianza en Dios, por más desalentado que esté. ¡Todo puede CAMBIAR!
Oración: Padre, gracias por mi familia. No son perfectos (como tampoco yo lo soy) pero los quiero. No daré lugar al enojo ni a las rivalidades. Ellos están en tus planes y los veré a cada uno cumpliendo tu propósito en sus vidas. Los bendigo en el nombre de Jesús. Amén.
Por Rev- Juan O. Crudo.

sábado, 17 de octubre de 2009

Impartiendo Sanidad - PARTE III -

“40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.” Lucas 4:40
La Palabra de Dios nos va mostrando cosas comunes que debemos practicar y la imposición de manos es una de ellas. Jesús creyó y utilizó la imposición de manos para transmitir el poder de Dios para sanar.
Si un niño en su casa tiene fiebre, crea que el poder de Dios está en su vida para sanidad. No espere a las últimas consecuencias para buscar a Dios. Imponga sus manos y transmita la_bendición.
Muchas veces, Jesús se encontró con un ambiente incrédulo pero aún así puso sus manos y fueron sanos.
No ponga su fe en el método, crea en el nombre de Jesús y en su poder que lo respalda. Dios está levantando una iglesia gloriosa, somos su canal para impartir bendición. Usted es la luz que brilla donde hay oscuridad, sus manos están ungidas para administrar sanidad y buena salud. Dios no hace acepción de personas, nosotros hacemos acepción al creer o no creer. No deje pasar situaciones que usted tiene el poder para cambiarlas, crea que algo bueno sucederá donde usted está. Usted es la vasija de honra en esta tierra.
Háblele a sus manos ahora y diga: “las voy a usar en acuerdo a un principio divino, las voy a imponer sobre los enfermos y en el nombre de Jesús, ellos sanarán.” No deje de hacerlo hasta que vea la obra completa. Sus manos están ungidas, sus palabras están ungidas. Jesús dijo que obras mayores que Él haríamos por su espíritu. Créalo! La unción que estaba en Jesús, está en nuestra vida ahora.
Hágalo con fe, no dudando, será respaldado por Dios. Derribe todo pensamiento de duda con esta palabra: “…sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.” Marcos 16:18
Dios no ha cambiado, crea a lo que Él dice.
Practique lo que hoy está aprendiendo, no lo deje en su mente como información. Hay poder de Dios escondido en sus manos, libérelo en el nombre de Jesús.
Oración: Gracias Padre porque me has elegido para caminar en un destino de grandeza, porque me has elegido para llevar sanidad y bendición. Cuando imponga mis manos, sé que los enfermos sanarán porque en el nombre de Jesús lo haré. Gracias Padre por poder ser un canal de tu bendición. Amén.

viernes, 16 de octubre de 2009

Impartiendo Sanidad - PARTE II

“Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” Hechos 3:6
¡Hay poder en el nombre de Jesús! Cuando usa el nombre de Jesús, está manifestando la obra de la cruz. Cuando nombra ese nombre, sepa que el poder de Dios está fluyendo. Porque ese nombre tiene poder. Frente a ese nombre se doblará toda rodilla, el cielo se abre y todo el infierno huye! Y el poder de ese nombre está en su interior desde que aceptó a Jesús como su Señor y Salvador. De su interior corren ríos de agua viva porque Él está en usted. Como hijo de Dios fluya para bendición liberando sanidad en el nombre de Jesús. Las señales y milagros lo acompañarán si cree y hace las obras de Dios. Hasta usted recibirá sanidad cuando este orando por otros!
La unción está en su vida y se libera por sus palabras: “en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.”
El centurión le dijo a Jesús: “solamente di la palabra, y mi criado sanará.” Libere la unción por las palabras. Libere Palabras de sanidad, de salud divina, de bendición, de prosperidad y hágalo en el nombre de Jesús. Guarde su boca de maldecir, nunca más diga: “esto me enferma”, “me vuelven loco”, “van a terminar mal”, No! Bendiga, bendiga y no se canse de bendecir. Diga: “mis hijos son hombres y mujeres de Dios” “por los próximos 100 años voy a estar saludable, bendecido”.
Profundice en la Palabra y afirme su creencia en lo que ella dice y no en lo que dice el médico o los periódicos. Los años que vienen son gloriosos para la iglesia. No espere a ver para creer, crea y declare la palabra para ver. No ponga excusas ni pretextos, créale a Dios y verá la palabra cumplida.
Hoy suelte la palabra porque Dios fluirá a través de ella, Dios mira por el cumplimiento de esa palabra.
Oración: Padre, en el nombre de Jesús declaro bendición, paz, salud y armonía sobre mi familia. Declaro que toda obra de mis manos es prosperada. Declaro bendición sobre mi vecindario, sobre mi ciudad, sobre mi país. Y ahora envió la palabra de sanidad sobre ese ser querido enfermo, lo declaro sano en esta hora en el nombre de Jesús. Gracias porque sé que está hecho para la gloria de tu nombre. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

jueves, 15 de octubre de 2009

Impartiendo Sanidad - PARTE I -

“1 Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.” Mateo 10:1
Oro a Dios para que esta palabra se revele a su vida. Usted tiene autoridad otorgada por Jesús para continuar con su obra, usted tiene autoridad para echar fuera los espíritus inmundos y para impartir sanidad. El mismo espíritu que estaba en Jesús, está en usted hoy. Sólo debe creer y hacer las obras del Padre como lo hacía Jesús.
Hay quienes me dicen: “Pero sabe apóstol, la última vez que oré por una persona, esta se murió.” Ahora, yo le pregunto, ¿usted se mueve por experiencias o por lo que dice la Palabra de Dios?
Mire a Dios y vea qué dice Él, que dice en su Palabra y si lo dice sepa que es para usted. En Mateo 10.1 dice que eligió a 12 personas para que vayan y hagan la voluntad de Dios. Pero luego lo encomendó a 70 y en Marcos 16:15-18 nos da la gran comisión y la autoridad para sanar en su nombre. La creencia básela en lo que dijo Jesús. No importan las experiencias pasadas o de otros, afirme su fe sobre la Palabra. Por tanto, si hay alguien enfermo en su familia o en su vecindario, ore con fe, únjalo con aceite o imponga las manos basado en esta palabra y deje a Dios que haga su parte. Recuerde, no es usted el que sana, usted cuando se dispone con fe, es el canal de la unción.
15 Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Santiago 5:15
La oración del justo puede mucho. Libere sanidad por medio de su oración de fe y de la unción de aceite.
Oración: Padre, me has capacitado para llevar a cabo tus obras. En el nombre de Jesús declaro a mi familia sana y libre de toda opresión. Me preparo para ser de bendición en todo lugar en que me mueva. Gracias porque sé que tú estas conmigo y que en tu voluntad me muevo. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Jesús nos libera del mal (4)


La Santa Biblia: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. 1 Timoteo 1:15

Llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero. 1 Pedro 2:24

La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

Romanos 8:2

Jesús nos libera del mal (4)

Cristo no sólo nos libera de la culpabilidad de los pecados, sino también del poder del pecado. Esta liberación nos es dada por pura gracia y debemos apropiárnosla por la fe. Incluso como cristianos, ¿no hemos experimentado en un momento u otro este poder del mal que nos domina? Siempre volvemos a caer en las mismas faltas de las cuales nos avergonzamos.
En el transcurso de los siglos, muchos cristianos sinceros pensaron que debían encerrase en un monasterio para escapar de la tentación; pero, aun así, no lo lograron.
Entonces, ¿cuáles son mis recursos?:
-No tratar de mejorarme a mí mismo, sino aceptar de una vez para siempre lo que la Biblia explica y que confirma mi experiencia, a saber, que mi naturaleza es intrínsecamente mala. Un fruto malo es suficiente para comprobar que el árbol que lo produjo es malo (Romanos 7:18).
- Entender que no puedo, por mis propias fuerzas, dominar todos mis impulsos para impedirles hacer lo malo (Romanos 7:19).
- Por la fe, aceptar que únicamente la muerte de Cristo me ha liberado del “pecado que mora en mí” (Romanos 7:20).
- Vivir con la ayuda del Espíritu Santo para hacer lo que agrada a Dios.
- Dar gracias a Dios por Jesucristo Señor nuestro (Romanos 7:25), quien por su poder me liberó del castigo eterno.
(La serie «Libre en Cristo» continuará el próximo martes).

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martes, 13 de octubre de 2009

Jesús nos libera de la culpabilidad (3)

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9

¿De qué nos libera el Señor Jesús cuando lo recibimos por la fe? Primero, de la culpabilidad tan característica de la experiencia humana. Muchos prisioneros han testificado cuán doloroso y agobiante era ese sentimiento de culpa en la soledad de una celda. La primera palabra del Señor Jesús al paralítico fue: “Hijo, tus pecados te son perdonados” (Marcos 2:5).
Ninguno de nosotros escapa de la culpabilidad, todos somos culpables, pues nos hemos sublevado contra el amor y la autoridad de Dios y contra el bien del prójimo. Todos, en un momento u otro, hemos hecho lo que sabemos que no es justo. Nadie puede ser verdaderamente libre con tal peso en la conciencia, pero Jesús llevó nuestro pecado y nuestra culpabilidad al morir por nosotros en la cruz para que pudiésemos ser perdonados y justificados (Romanos 5:8; 1 Tes. 5:10). Así, Dios borra la culpabilidad del que cree en Jesús (Salmo 34:22) y libera nuestra conciencia del peso de nuestros pecados. No tenemos que ganarnos este alivio, pues lo recibimos por la fe, como un don de Dios (Romanos 3:24, 28).
Cristianos, la muerte de Cristo nos libera y nos purifica de todas nuestras faltas, tanto de las que cometimos antes de nuestra conversión, como de aquellas en las cuales incurrimos después de la misma. Naturalmente, debemos esforzarnos en reparar las faltas cometidas contra el prójimo, pero no olvidemos que al creer en Jesús, nuestra relación con Dios nuestro Padre fue establecida una vez para siempre.
(La serie «Libre en Cristo» continuará mañana).

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lunes, 12 de octubre de 2009

Viviendo en un cuerpo vivificado

“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” Romanos 8:11
Cristo vino para redimirnos de toda maldición del pecado, de la enfermedad, de la miseria y de la muerte. Ahora que usted tiene a Cristo, dentro suyo hay vida eterna en abundancia. Y también dentro suyo está el Espíritu Santo de Dios revelando la Palabra y encaminando su vida hacia un destino mejor. Así que usted tiene que saber que no sólo algunas áreas de su vida están bendecidas sino todas, y ellas incluyen el área de la salud.
Algunas personas dicen y lo piensan: “la vejez no viene sola”. Pero se están olvidando de lo que dice la Palabra de Dios: “El Espíritu que levantó a Cristo de los muertos está vivificando su cuerpo”. Su cuerpo recibe la vida de Dios porque tiene a Cristo morando dentro suyo. Entonces usted tiene que recibir esa bendición. Crea que la tiene y recíbala. Si hasta ahora usted no lo sabía o lo había dejado de lado, es hora de que comience a dejar que se manifieste en su vida. Recuerde que si tiene vida en abundancia tiene salud y ninguna enfermedad podrá dominar su cuerpo.
Así que en este día si tiene alguna dolencia o alguna enfermedad que ha estado en su cuerpo por mucho tiempo, lo invito a que declare conmigo estas palabras y a que se posicione de esta manera tomando autoridad sobre ellas diciendo:
Mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo y yo deseo estar en buena salud. Busco la verdad que me hace libre, espiritual y naturalmente, a través de buenos hábitos de comida, medicamentos -si son necesarios- ejercicio y un apropiado descanso. Yo deseo glorificar al Padre no sólo con mi espíritu sino también con mi cuerpo porque fui comprado a un alto precio por él y todo mi ser le pertenece. La Palabra dice que Jesús se llevó en la cruz del Calvario todas mis aflicciones (dolores) y mis tristezas (enfermedades), fue atravesado por mis transgresiones, molido por mis iniquidades y por sus llagas fui curado. Entonces hoy recibo esa sanidad divina en mi cuerpo y declaro que ya estoy sano. Me mantendré enfocado en esta palabra, día y noche meditaré en ella y la confesaré. Y lo más importante la creeré.
Oración: Padre, gracias porque sé que ya he recibido la sanidad en todo mi cuerpo, en mi espíritu y también en mi alma. ¡Estoy sano! En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

sábado, 10 de octubre de 2009

¿Vas a acabar siendo fuerte?

Por. Luis Eduardo Cantero, Argentina.*

La historia de Nick es impresionante y sobre todo cuando vivimos situaciones difíciles, que parece que no encontramos salida. Pero, si confiamos en Dios y seguimos peleandola, por la esperanza de salir adelante. Por eso, cada vez que vivo una experiencia desagradable con alguien u otra persona: colegas, etc, siempre pienso que aun no termina, que hay esperanza para salir de la situación con la ayuda de Dios.

Mi frase que siempre llevo en mi diario vivir es: "Lo bueno llega a quien sabe esperar", todavía sigo esperando lo que Dios me ha prometido. Me preparo para ello, cada vez me capacito más para lograr lo que quiero, porque amo servirle mejor.

Mi pregunta: ¿Cuanto ha invertido en su preparación desde aquel Bachillerato superior en Teología o Licenciatura? Recuerde si usted ama al pastorado, las misiones, la docencia teológica u otro ministerio, entonces usted debe invertir en su preparación (... ). Si eres Bachiller Superior en Teología (Titulo intermedio o pregrado), estas desafiado a lograr un titulo de grado que te especialice en algo. O Licenciado es necesario que continúe con una Maestría o Doctorado.

Y si eres Doctor es necesario que sea un verdadero investigador y sabio, que comparta lo que hace en las aulas, tu experiencia y demás. Recuerda la preparación nunca termina, quien creé que por haber obtenido un grado x ya no necesita actualizarse, esta equivocado, lo que ayer aprendimos mañana es cosa del pasado y por lo tanto desactualizado, ¿Qué espera para seguir adelante, siente que no puedes, te cuesta reflexionar, producir, escribir? ¿Qué te dice la experiencia de Nick?...

* Luis Eduardo Cantero, es Pastor bautista, Decano y profesor del Seminario Teológico Misionero Tiranno San Justo, Bs As. Miembro de la Iglesia Evangelica Bautista de Flores. Doctorando en Historia de la iglesia en el Instituto Universitario ISEDET de Bs As.

viernes, 9 de octubre de 2009

Libertad para los cautivos (2)

El Espíritu del Señor… me ha enviado… a pregonar libertad a los cautivos… a poner en libertad a los oprimidos. Lucas 4:1
Al transgredir el único mandamiento que Dios dio (Génesis 2:17), Adán se convirtió en pecador. “El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte” (Romanos 5:12). Desde entonces el hombre está sujeto a la servidumbre, pero a su tiempo Cristo vino. Él es el Redentor, el que libera de la esclavitud del mal. Produce este cambio radical llamado el nuevo nacimiento. Entonces podemos recibir la libertad, libertad en nuestra relación con Dios, a quien conocemos como nuestro Padre celestial. Libertad también en nuestra relación con los que nos rodean, a los cuales ya no vemos como inquietantes extraños, sino como personas a las que Dios ama y a quienes desea hacerse conocer. Y libertad interior por la acción del Espíritu Santo que produce en nuestra alma la liberación de las fuerzas del mal y al mismo tiempo el deseo y la capacidad de hacer el bien. Dios da gratuitamente la libertad a todos los que confían en Jesucristo. Éste es el Evangelio. Ser salvo por Jesús es ser liberado. Este hecho tiene dos aspectos:
– La liberación de todo lo que nos esclaviza.
– Tener la libertad cristiana para gozar de la verdadera vida.
El Señor Jesús es el Redentor, el Pastor, el Sumo Sacerdote, el Hijo de Dios... El título de Redentor corresponde al primer aspecto: la liberación. Los nombres de Buen Pastor, Sumo Sacerdote e Hijo de Dios corresponden al segundo aspecto: la libertad cristiana. Enfocaremos sucesivamente estos dos aspectos.
(La serie «Libre en Cristo» continuará el próximo martes).


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jueves, 8 de octubre de 2009

Esclavo del pecado (1)*

Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Juan 8:34

Al final de la calle donde vivo se erigen los siniestros muros de una de las prisiones más grandes de Alsacia (Francia). Como un desafío irónico, justo al lado se halla la plaza de la Libertad. Me pregunto: las personas que allí se sientan a disfrutar de los primeros rayos del sol, ¿son necesariamente más libres que las que están a 100 metros, detrás de los muros? Desde el punto de vista cívico sí, pero interiormente, en sí mismas, ¿son verdaderamente libres?
De hecho, ¿qué es la libertad? ¿Es hacer lo que a uno bien le parezca, tal vez sin infringir las leyes pero violando toda regla moral, sin tener en cuenta a los demás y viviendo tan sólo para sí mismo? Llevada al extremo, esta concepción de la vida sólo puede producir destrucción. La destrucción de hogares, de la sociedad. Ésta no es la verdadera libertad. Ella no puede ser independiente de una ley moral. En nuestra época, los hombres hablan fácilmente de liberarse de los tabúes pero en realidad son esclavos de sus propios impulsos, pues son incapaces de dominarlos (2 Pedro 2:19).
La Biblia nos enseña que la libertad era el privilegio de Adán en el huerto de Edén. Dios lo creó libre. Él podía comer libremente de todos los árboles del huerto (Génesis 2:16). Su libertad se realizaba en la medida en que permaneciera en relación con su Creador, respetando la orden divina: “Del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás” (Génesis 2:17).
(La serie «Libre en Cristo» continuará mañana).
*Los próximos martes y miércoles, durante seis semanas, podrá leer la serie sobre el tema «Libre en Cristo».

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miércoles, 7 de octubre de 2009

Muralla de protección

“Jehová es mi luz y mi salvación, ¿De quién temeré?
Jehová es la fortaleza de mi vida, ¿De quién he de atemorizarme?”
Salmo 27:1
Si tenemos a Cristo como nuestro Salvador y Señor, estamos protegidos sobrenaturalmente. Si él vive dentro suyo usted tiene Su protección. Él le dará claridad para tomar las decisiones correctas. Él será siempre su luz. Ud. Debe tener la plena confianza de que Dios no permitirá el acceso del diablo a su vida. Tenga más confianza en Él. El que vive dentro suyo es más grande que el que está fuera. Diga: Dios es mi luz, no tendré temor.
Si Dios en su palabra dice que Él es nuestra luz y salvación, ¿de qué tendremos temor? Ordene los pensamientos en acuerdo a esta palabra. En el Padre está la fuerza para vivir esta verdad. Cuando usted ordena los pensamientos y medita en ellos se afirma su confianza en Él. Diga: cada cosa que necesito, cada cosa que he de comenzar comienza en el Señor y finaliza en Él. Él es mi protección.
Su destino está en Dios, nada le puede ir mal.
“Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo”
Efesios 6: 11
No tenga miedo, manténgase firme vestido de toda la armadura de Dios. La palabra es su armadura. Vístase de ella. La protección está en la habilidad de vestirse de toda la Palabra. Como dijo Jesús: sea hacedor de la palabra y no un oidor olvidadizo, edifique sobre la roca y no sobre la arena. Esté firme. La armadura es Cristo (la palabra) a través nuestro y alrededor nuestro. Esto produce paz en usted.
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado”
Isaías 26:3
Perseverar en el pensamiento en Dios traerá paz y aumentará su confianza. Recuerde que el diablo trabaja en el taller de su mente sugiriendo ideas y pensamientos mentirosos para que usted deje de confiar en Dios. No se deje engañar. Persevere en Su palabra y el diablo huirá. Perseverar y resistir son sinónimos.
“Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos.”
Isaías 26:4
Diga: Dios me ha dado una fe que está creciendo y me está fortaleciendo y puede contrarrestar los dardos del enemigo. Si toleramos el temor contaminamos la fe. Se debilitará de a poco hasta desaparecer. Nosotros tenemos el escudo de protección que tenía Abrahán y aún un mejor pacto a través de Jesús.
Lea: Génesis 14:1 - Salmo 125
Oración: Padre, estás dentro mío, de quién temeré. Guardaré tu palabra y la haré realidad en mi vida.
Por Rev. Juan O. Crudo.

martes, 6 de octubre de 2009

La dimensión de la gracia

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”
1 Corintios 15:10
La gracia es la dimensión que Dios ha preparado para usted y para mí.
Según la gracia, usted es lo que es en Dios. El hombre que sabe quien es, es un hombre fuerte.
Pero, ¿qué es la gracia de Dios? Es el favor inmerecido de Dios sobre nuestras vidas. Esto es poderoso. Si busca los sinónimos de esta palabra, “favor” comprenderá por qué le digo que es poderoso. Ahora lea y preste atención, los sinónimos de favor son: ayuda, socorro, auxilio, apoyo, asistencia, protección y amparo de Dios.
Usted debe encontrar el potencial de vivir en la dimensión de la gracia divina. Usted es la respuesta para su ciudad y su país.
Sabe algo, la gracia nos es dada para “producir” o “reproducir”. No use en vano la gracia de Dios.
El hombre o mujer que se valora a sí mismo, vive en armonía y favor de Dios. Este tipo de persona, no necesita sudar para obtener frutos.
Dios quiere invertir Su gracia en usted, pero primero tiene que aprender a valorarse.
No crea en lo que sus ojos ven, pero sí en el poder de la gracia de Dios en su vida.
Si usted lee 2° Corintios 9:8 dice que la gracia de Dios nos hace abundar en todo con el fin de dar por gracia. Diga hoy: “Yo tengo la gracia de ser un emprendedor para dar por gracia.”
Si usted entiende la dimensión de estas palabras y vive para dar y sembrar, la gracia lo mantendrá productivo y le generará recursos inagotables.
Y algo muy importante, la gracia no se mueve por necesidad, ni en persona calculadoras y egoístas. La gracia fluye en el dador.
Tome la decisión más acertada, viva en la dimensión de la gracia divina.
Oración: Padre, por Tu gracia soy lo que soy y ella fluye en mí por el dar generosamente. Gracias, en el nombre de Jesús. Amén.

lunes, 5 de octubre de 2009

El poder del testimonio

“Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.” 1 Juan 5:8
Cuando usted cree que Jesús es el hijo de Dios nace de nuevo. ¿Sabe lo que dice la Palabra sobre el que es nacido de nuevo? Dice que vence al mundo (1Juan 5:4). Pero lo que nos da la victoria es la fe. ¿La fe en qué? En Jesucristo y esto incluye todos los beneficios y poderes que su muerte y resurrección nos otorgaron.
Por eso en este día lo invito a leer conmigo el pasaje antes citado de 1 Juan 5:8. Dice que hay tres cosas que dan testimonio en la tierra y que nos dan el poder para vencer si tenemos fe en ellas.
1-El Espíritu (que vive dentro de usted).
2-El agua (la Palabra de Dios).
3-La sangre del Cordero (derramada en la cruz).
Usted ya está habilitado para vencer. El problema es cómo usted reacciona frente a cualquier cosa que pueda venir a su camino. Si usted reacciona como un fracasado, ese será su resultado. Pero si usted cree y acepta estos tres regalos que Dios nos dio a través de su Hijo Jesucristo, usted tiene la victoria asegurada.
La Biblia dice en Juan 10:10 que el ladrón, satanás, vino para hurtar, matar y destruir. Entonces cuando usted no le está creyendo a Dios está habilitando al enemigo para que opere en su vida.
Por eso mi mensaje en este día para usted es que empiece hoy, si no lo había hecho hasta ahora, a creer en el testimonio de la victoria de Cristo sobre satanás. Recuerde que usted ya es un vencedor, está sellado con la sangre de Cristo, tiene al Espíritu dentro suyo y tiene la Palabra. Resista al diablo y huirá de su vida. Él no tiene poder porque ya está vencido. No le dé lugar para obrar. Declare la Palabra cuando vengan pensamientos negativos. No hay otra vuelta que darle: Usted tiene que ir de victoria en victoria.
Oración: Padre, en este día creo en el testimonio del Espíritu, de tu palabra y de la sangre que derramó tu hijo Jesús. Ahora sé que tengo la victoria asegurada y ya no le voy a dar lugar a satanás para traerme pensamientos de derrota y de destrucción. Lo hecho fuera de mi vida para siempre. En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

domingo, 4 de octubre de 2009

Aprovechar la vida

(Cristo, la divina sabiduría, dice:) El que me halle, hallará la vida, y alcanzará el favor del Señor. Proverbios 8:35
Aún oigo a ese vendedor, quien queriendo convencer a su cliente de comprar una máquina fotográfica sofisticada, le decía: «La vida es demasiado corta como para no concederse, de vez en cuando, un pequeño extra; hay que saber ofrecerse un capricho. ¡Aproveche, pues, la vida!…».La vida es corta; este comerciante tenía razón. Es cierto, cada día que pasa me acerca a su fin; siento la urgencia de no despilfarrar el tiempo que me es dado. ¡Hay que aprovechar la vida! Pero, ¿aprovechar la vida es acumular bienes de consumo que, a lo mejor, traerán algunas alegrías efímeras que pronto se esfumarán? ¿Aprovechar la vida es tratar por todos los medios de escapar de las tristezas de esta tierra: enfermedades, accidentes, catástrofes…? ¿Es entregarse a toda clase de placeres?No, aprovechar la vida que Dios me da es primeramente aprovechar la oportunidad de ponerme en regla con Él, es encontrar a Jesucristo como mi Salvador y Señor. Aprovechar la vida es cumplir con mi vocación de ser humano, tal como Dios lo desea. Es, pues, conocerle como Padre celestial en Jesús.Cuando comparezca ante Dios, ¡qué importa si fui rico o pobre durante mi vida! Entonces, ¿qué importancia tendrán mi posición social y todos los bienes de consumo que hayan llenado mi existencia terrenal? Dios apreciará toda vida humana con justicia. Será un Juez para los que no hayan aceptado su gracia, y un Padre justo para los que fueron hechos sus hijos por la fe.

Fuente: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

sábado, 3 de octubre de 2009

La importancia de la ciudadanía

Poco antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Mussolini, el dictador italiano, dio una orden según la cual los italianos ya no podrían emigrar a América.
En esa época dos hombres oriundos de Italia que vivían desde hacía mucho tiempo en los Estados Unidos se hallaban en su patria. Uno de ellos era un importante banquero que hablaba un inglés impecable y tenía importantes relaciones comerciales. El otro era un agricultor que tenía dificultades para expresarse en inglés.
Después del decreto de Mussolini, ambos se esforzaron por volver rápidamente a América, pero sólo uno obtuvo el permiso. Curiosamente y a pesar de las apariencias, fue el agricultor.
El campesino había adquirido la ciudadanía americana, por eso el decreto del dictador no lo afectaba. El banquero, en cambio, había permanecido con la nacionalidad italiana y tuvo que quedarse en Italia. Sus protestas, sus riquezas, sus conocimientos del idioma y sus negocios no pudieron cambiar nada.
Algo parecido ocurre con la pregunta de cómo se puede entrar en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, es decir, en el cielo. Se puede llevar exteriormente una vida cristiana y tener buenas relaciones con los creyentes, quizás estar familiarizado con el lenguaje de la Escritura, pero todo esto no da derecho al cielo. La ciudadanía de los cielos sólo se puede obtener por la fe en Jesucristo y en su obra expiatoria.
“Ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19).

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viernes, 2 de octubre de 2009

Es hora de hacer

“Este pueblo de labios me honra; Más su corazón está lejos de mi”. San Mateo 15:8
Muchas personas se comprometen con Dios y con los hombres, y son muy buenos a la hora de hablar, pero fallan a la hora de actuar. La clave está en hacer lo que Dios nos dice. La palabra de Dios nos muestra que si hacemos las cosas conforme a lo que está escrito, seremos felices.A veces, queremos hacer la parte de Dios y no la nuestra. No estamos llamados a inventar principios sino a obedecerlos. Anímese a actuar, Él es quien nos ayuda, no busque excusas, junto a Él no hay límites.
Tome posición para hacer su parte.
Si lee San Mateo 21:28 verá la historia de dos hijos, uno que se comprometió y no cumplió, y otro que, después de haberse negado a trabajar la viña, arrepentido lo hizo. Muchos cristianos son como aquel que dice 'sí, hay que alcanzar esto, hay que lograr aquello' y no tienen compromiso ni pacto con Dios. Nosotros debemos hacer lo que el Padre nos pide y llevar a cabo los planes de liberación y de victoria que Él tiene para nuestras vidas. San Juan 13:17 dice que seremos bienaventurados si hacemos lo que nos fue encomendado.No deje las cosas por la mitad, ni se comprometa en aquello que no cumplirá. Mantenga siempre una actitud de servicio hacia los demás y verá como sus oraciones son escuchadas. Jesús fue un claro ejemplo (San Juan 13:14) cuando lavó los pies de sus discípulos. Muchas veces estudiamos tanto las situaciones y analizamos extremadamente las cosas, pero al final terminamos no haciendo nada. Recuerde siempre que Jesús no sólo pensaba, sino que hacía.Busque instrucción y revelación en la Palabra, y actúe sobre cada principio revelado. Hágalo cada día. Construya el hábito de la obediencia y verá como su vida irá de gloria en gloria.
Oración: Padre, ayúdanos a poder hacer tu voluntad. Queremos ser más diligentes en hacer lo que tu palabra dice, así como tu hijo Jesús. En su nombre te lo pedimos. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

jueves, 1 de octubre de 2009

Puertas abiertas

“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.” Salmo 133:1,3
Caminar en la unidad, impartiendo unción y bendición, es parte de los planes de Dios. Dios ha colocado gente de bendición a nuestro alrededor. La mayoría de las cosas que hemos recibido en nuestra vida, las hemos recibido a través de una persona. Fue una persona la que le habló por primera vez de Jesús, fue una persona la que le trajo una palabra de prosperidad y bendición para su vida, fue una persona la que le impuso las manos cuando usted se encontraba enfermo y Dios lo sanó.
Durante toda nuestra vida, hemos recibido alimento, cariño, amor, amistad y regalos de manos de personas que nos rodearon.
Estas fueron y serán las puertas de bendición que Dios abre para su vida.
Dios estableció que todos nosotros seamos canales de su bendición y su gloria. Para cumplir con este propósito, debemos tener buena relación con los demás. Las buenas relaciones nos ayudan a fluir en la fe, tanto para dar como para recibir.
¡Cuántos de nosotros hemos pasado por momentos difíciles, y nos reconfortó la ayuda y la oración de los hermanos, cuántos hemos recibido consejos que nos llevaron a tomar decisiones correctas, y cuántos de nosotros hemos tenido también el gozo de extendernos hacia otros con una ayuda y una palabra de sabiduría!
Dios prepara las bendiciones para su vida y las canaliza a través de personas, que no siempre serán de su círculo de amistades. Si usted mantiene una apertura hacia otros, verá como Dios utiliza a la persona que usted menos esperaba, para abrirle esa puerta de trabajo que está esperando, o la puerta de la vivienda nueva.
Usted tiene muchos dones y talentos, no los esconda ni los limite. Extiéndase en amor hacia otros. El diablo intentará oponerse, pero usted tiene la autoridad para echarlo fuera. Cuando vea que él quiere traer discordias en su familia, en su trabajo o en cualquier ámbito en que usted se mueva, no se enoje con las personas. Discierna la obra satánica y actúe contra el diablo, no contra las personas. Jesús así lo hizo, a pesar de que no lo reconocieron, ni agradecieron lo que Él hizo, se extendió en amor.
Remueva también cualquier complejo, el enemigo intentará sembrarle semillas de imposibilidad, pero Dios tiene para usted caminos de bendición.
Donde hay armonía, acuerdo en la visión y en la fe, las bendiciones retenidas se liberan.
Dios nos colocó en la posición correcta para recibir.
El favor divino se manifestará en su vida. Dirá dos palabras e impactará a su familia y sus familiares vendrán uno a uno al camino de Dios.
¡Se abrirán puertas que nunca estuvieron abiertas!
Oración: Padre, gracias por las personas de bendición que pusiste en mi camino. Ayúdame a crecer en gracia y amor hacia todos los que me rodean. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.