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viernes, 16 de octubre de 2009

Impartiendo Sanidad - PARTE II

“Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.” Hechos 3:6
¡Hay poder en el nombre de Jesús! Cuando usa el nombre de Jesús, está manifestando la obra de la cruz. Cuando nombra ese nombre, sepa que el poder de Dios está fluyendo. Porque ese nombre tiene poder. Frente a ese nombre se doblará toda rodilla, el cielo se abre y todo el infierno huye! Y el poder de ese nombre está en su interior desde que aceptó a Jesús como su Señor y Salvador. De su interior corren ríos de agua viva porque Él está en usted. Como hijo de Dios fluya para bendición liberando sanidad en el nombre de Jesús. Las señales y milagros lo acompañarán si cree y hace las obras de Dios. Hasta usted recibirá sanidad cuando este orando por otros!
La unción está en su vida y se libera por sus palabras: “en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.”
El centurión le dijo a Jesús: “solamente di la palabra, y mi criado sanará.” Libere la unción por las palabras. Libere Palabras de sanidad, de salud divina, de bendición, de prosperidad y hágalo en el nombre de Jesús. Guarde su boca de maldecir, nunca más diga: “esto me enferma”, “me vuelven loco”, “van a terminar mal”, No! Bendiga, bendiga y no se canse de bendecir. Diga: “mis hijos son hombres y mujeres de Dios” “por los próximos 100 años voy a estar saludable, bendecido”.
Profundice en la Palabra y afirme su creencia en lo que ella dice y no en lo que dice el médico o los periódicos. Los años que vienen son gloriosos para la iglesia. No espere a ver para creer, crea y declare la palabra para ver. No ponga excusas ni pretextos, créale a Dios y verá la palabra cumplida.
Hoy suelte la palabra porque Dios fluirá a través de ella, Dios mira por el cumplimiento de esa palabra.
Oración: Padre, en el nombre de Jesús declaro bendición, paz, salud y armonía sobre mi familia. Declaro que toda obra de mis manos es prosperada. Declaro bendición sobre mi vecindario, sobre mi ciudad, sobre mi país. Y ahora envió la palabra de sanidad sobre ese ser querido enfermo, lo declaro sano en esta hora en el nombre de Jesús. Gracias porque sé que está hecho para la gloria de tu nombre. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

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