“Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.” Romanos 8:11
Cristo vino para redimirnos de toda maldición del pecado, de la enfermedad, de la miseria y de la muerte. Ahora que usted tiene a Cristo, dentro suyo hay vida eterna en abundancia. Y también dentro suyo está el Espíritu Santo de Dios revelando la Palabra y encaminando su vida hacia un destino mejor. Así que usted tiene que saber que no sólo algunas áreas de su vida están bendecidas sino todas, y ellas incluyen el área de la salud.
Algunas personas dicen y lo piensan: “la vejez no viene sola”. Pero se están olvidando de lo que dice la Palabra de Dios: “El Espíritu que levantó a Cristo de los muertos está vivificando su cuerpo”. Su cuerpo recibe la vida de Dios porque tiene a Cristo morando dentro suyo. Entonces usted tiene que recibir esa bendición. Crea que la tiene y recíbala. Si hasta ahora usted no lo sabía o lo había dejado de lado, es hora de que comience a dejar que se manifieste en su vida. Recuerde que si tiene vida en abundancia tiene salud y ninguna enfermedad podrá dominar su cuerpo.
Así que en este día si tiene alguna dolencia o alguna enfermedad que ha estado en su cuerpo por mucho tiempo, lo invito a que declare conmigo estas palabras y a que se posicione de esta manera tomando autoridad sobre ellas diciendo:
Mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo y yo deseo estar en buena salud. Busco la verdad que me hace libre, espiritual y naturalmente, a través de buenos hábitos de comida, medicamentos -si son necesarios- ejercicio y un apropiado descanso. Yo deseo glorificar al Padre no sólo con mi espíritu sino también con mi cuerpo porque fui comprado a un alto precio por él y todo mi ser le pertenece. La Palabra dice que Jesús se llevó en la cruz del Calvario todas mis aflicciones (dolores) y mis tristezas (enfermedades), fue atravesado por mis transgresiones, molido por mis iniquidades y por sus llagas fui curado. Entonces hoy recibo esa sanidad divina en mi cuerpo y declaro que ya estoy sano. Me mantendré enfocado en esta palabra, día y noche meditaré en ella y la confesaré. Y lo más importante la creeré.
Oración: Padre, gracias porque sé que ya he recibido la sanidad en todo mi cuerpo, en mi espíritu y también en mi alma. ¡Estoy sano! En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.
Cristo vino para redimirnos de toda maldición del pecado, de la enfermedad, de la miseria y de la muerte. Ahora que usted tiene a Cristo, dentro suyo hay vida eterna en abundancia. Y también dentro suyo está el Espíritu Santo de Dios revelando la Palabra y encaminando su vida hacia un destino mejor. Así que usted tiene que saber que no sólo algunas áreas de su vida están bendecidas sino todas, y ellas incluyen el área de la salud.
Algunas personas dicen y lo piensan: “la vejez no viene sola”. Pero se están olvidando de lo que dice la Palabra de Dios: “El Espíritu que levantó a Cristo de los muertos está vivificando su cuerpo”. Su cuerpo recibe la vida de Dios porque tiene a Cristo morando dentro suyo. Entonces usted tiene que recibir esa bendición. Crea que la tiene y recíbala. Si hasta ahora usted no lo sabía o lo había dejado de lado, es hora de que comience a dejar que se manifieste en su vida. Recuerde que si tiene vida en abundancia tiene salud y ninguna enfermedad podrá dominar su cuerpo.
Así que en este día si tiene alguna dolencia o alguna enfermedad que ha estado en su cuerpo por mucho tiempo, lo invito a que declare conmigo estas palabras y a que se posicione de esta manera tomando autoridad sobre ellas diciendo:
Mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo y yo deseo estar en buena salud. Busco la verdad que me hace libre, espiritual y naturalmente, a través de buenos hábitos de comida, medicamentos -si son necesarios- ejercicio y un apropiado descanso. Yo deseo glorificar al Padre no sólo con mi espíritu sino también con mi cuerpo porque fui comprado a un alto precio por él y todo mi ser le pertenece. La Palabra dice que Jesús se llevó en la cruz del Calvario todas mis aflicciones (dolores) y mis tristezas (enfermedades), fue atravesado por mis transgresiones, molido por mis iniquidades y por sus llagas fui curado. Entonces hoy recibo esa sanidad divina en mi cuerpo y declaro que ya estoy sano. Me mantendré enfocado en esta palabra, día y noche meditaré en ella y la confesaré. Y lo más importante la creeré.
Oración: Padre, gracias porque sé que ya he recibido la sanidad en todo mi cuerpo, en mi espíritu y también en mi alma. ¡Estoy sano! En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.
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