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jueves, 22 de octubre de 2009

¿Lo hirieron?

“He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará.” Lucas 10:19
En algún momento de la vida todos hemos sido agraviados, heridos, maltratados o engañados. Algo nos toma desprevenidos y queremos justicia o venganza. Y así todo se pone más espinoso, incluso para nosotros. Nadie sale ganando.
La próxima vez que intenten herirlo ponga a actuar el poder de Dios.
Para ello, primero deberá identificar al enemigo. Sea cuidadoso en esto porque es aquí donde generalmente nos equivocamos, identificamos como enemigo a la persona que nos lastima y no al diablo que está detrás de esas acciones. Por lo tanto, no pierda su energía gritando, enfureciéndose o tramando algo contra la persona que le causó el dolor. Él o ella están bajo la influencia del diablo. Y usted debe apuntar al blanco correcto.
Al hacerlo, ¡dispare! Use la Palabra de Dios, el nombre de Jesús y el poder que se le dio como creyente e impídale que le cause más daño. Usted tiene la autoridad. Declárele: “¡diablo, estás vencido!”.
Por último, haga la oración de intercesión por la persona que lo agravió. (Mateo 5:44-45) No pida que nada malo le pase, eso no es actuar como su Padre. Usted debe bendecirla y orar por ella.
Le aseguro que si usted actúa en el poder del amor de Dios, el diablo lo pensará dos veces antes de volver a molestarlo.
Oración: Padre, perdono a los que me han agraviado y herido. Extiendo tu amor hacia ellos y los bendigo. Declaro ahora que ningún arma del enemigo forjada contra mí prosperará. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.

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