“Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra” Isaías 1:19
Dios ha creado leyes espirituales así como ha creado leyes naturales también. Si usted suelta una manzana, caerá al piso por la ley de la gravedad. Esto sucederá independientemente de que usted lo desee o no. Lo mismo ocurre con las leyes espirituales para prosperar, si usted quiere ser rico pero no aplica las leyes de la prosperidad a su vida, estas no causarán un efecto positivo para usted. Las leyes espirituales no pueden ser alteradas. Debido a esto, la sabiduría está en conocerlas y aplicarlas. Es por eso que usted verá a personas que parece que tienen un imán para el dinero, en realidad, lo que hacen es aplicar las leyes de Dios y ¡funcionan!
La primer ley es la de la recompensa (Proverbios 28:19). Su trabajo diligente traerá a su vida incremento, por el contrario, quien no tiene la determinación a esforzarse no recibirá su recompensa. (2 Tes. 3:10)
La segunda ley es la del desprendimiento (Lucas 10:17). Todo lo que usted dé volverá a su vida multiplicado. Dar es la clave para recibir un aumento. Si no hay semilla sembrada, no habrá futura cosecha.
La tercera ley es la de recibir (Hechos 3:5) Debe tener expectación de recibir. Todo agricultor que siembra, lo hace con la expectación de recibir una cosecha de vuelta. Si usted sembró debe esperar recibir. No permita que el orgullo frene su cosecha. Jesús dio y recibió. Desarrolle una mentalidad de recibir.
La cuarta ley es la de la cosecha (Gálatas 6:7) Usted recibirá multiplicado hasta 100 veces más lo que usted haya sembrado. Es por esta razón que debe ser muy cuidadoso con el tipo de semillas que elige. Porque esta ley funciona tanto para las buenas como las malas semillas. Si usted siembra en amor, siembra su tiempo y dinero, recibirá en abundancia de lo mismo de parte de Dios. ¡Él mismo se encargará que los hombres le den esta cosecha en su regazo!
La prosperidad no es cuestión de suerte, es consecuencia de su accionar sabio en las leyes de Dios.
Oración: Padre, dame la sabiduría para moverme correctamente en tus leyes. Tú me amas y deseas bendecidme, yo deseo ser obediente a Ti y ser parte de los que extienden tu reino apoyando con finanzas. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.
Dios ha creado leyes espirituales así como ha creado leyes naturales también. Si usted suelta una manzana, caerá al piso por la ley de la gravedad. Esto sucederá independientemente de que usted lo desee o no. Lo mismo ocurre con las leyes espirituales para prosperar, si usted quiere ser rico pero no aplica las leyes de la prosperidad a su vida, estas no causarán un efecto positivo para usted. Las leyes espirituales no pueden ser alteradas. Debido a esto, la sabiduría está en conocerlas y aplicarlas. Es por eso que usted verá a personas que parece que tienen un imán para el dinero, en realidad, lo que hacen es aplicar las leyes de Dios y ¡funcionan!
La primer ley es la de la recompensa (Proverbios 28:19). Su trabajo diligente traerá a su vida incremento, por el contrario, quien no tiene la determinación a esforzarse no recibirá su recompensa. (2 Tes. 3:10)
La segunda ley es la del desprendimiento (Lucas 10:17). Todo lo que usted dé volverá a su vida multiplicado. Dar es la clave para recibir un aumento. Si no hay semilla sembrada, no habrá futura cosecha.
La tercera ley es la de recibir (Hechos 3:5) Debe tener expectación de recibir. Todo agricultor que siembra, lo hace con la expectación de recibir una cosecha de vuelta. Si usted sembró debe esperar recibir. No permita que el orgullo frene su cosecha. Jesús dio y recibió. Desarrolle una mentalidad de recibir.
La cuarta ley es la de la cosecha (Gálatas 6:7) Usted recibirá multiplicado hasta 100 veces más lo que usted haya sembrado. Es por esta razón que debe ser muy cuidadoso con el tipo de semillas que elige. Porque esta ley funciona tanto para las buenas como las malas semillas. Si usted siembra en amor, siembra su tiempo y dinero, recibirá en abundancia de lo mismo de parte de Dios. ¡Él mismo se encargará que los hombres le den esta cosecha en su regazo!
La prosperidad no es cuestión de suerte, es consecuencia de su accionar sabio en las leyes de Dios.
Oración: Padre, dame la sabiduría para moverme correctamente en tus leyes. Tú me amas y deseas bendecidme, yo deseo ser obediente a Ti y ser parte de los que extienden tu reino apoyando con finanzas. En el nombre de Jesús. Amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo.
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