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domingo, 31 de diciembre de 2017

Diario de agradecimiento

Por Poh Fang Chia
Alabad al Señor, naciones todas; pueblos todos, alabadle (v. 1).
Leer: Salmo 117
La Biblia en un año: Zacarías 1–4; Apocalipsis 18
Cuando recién había creído en Jesús como Salvador, un consejero espiritual me instó a escribir un diario de agradecimiento: un librito que llevaba a todas partes. A veces, registraba un motivo de gratitud de inmediato. Otras, lo escribía el fin de semana mientras dedicaba un tiempo a reflexionar.
Registrar notas de alabanza es una buena costumbre; algo que estoy considerando volver a hacer. Me ayudaría a tomar conciencia de la presencia del Señor y dar gracias por su cuidado y provisión.
En el salmo más corto de la Biblia, el 117, el escritor insta a todos a alabar al Señor «porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia» (v. 2).
¿Cómo te ha mostrado el Señor su misericordia hoy, esta semana, este mes o este año? No busques cosas espectaculares. Su misericordia se ve en las circunstancias comunes y corrientes de cada día. Piensa en cómo la ha mostrado hacia tu familia, iglesia y otras personas. Inunda tu mente de la grandeza de su misericordia para todos.
El salmista agregó: «Y la fidelidad del Señor es para siempre» (v. 2, énfasis agregado). En otras palabras, ¡Él seguirá amándonos! Por eso, tendremos muchas cosas para alabar al Señor en el futuro. ¡Que la gratitud a Dios caracterice nuestras vidas!
Señor, hoy quiero decirte: «¡Gracias por tu misericordia y fidelidad!».
Da gracias a Dios por lo común y corriente así como por lo extraordinario.

Situaciones cotidianas
Por Em
El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate (v. 13).
La Biblia en un año: Zacarías 5–8; Apocalipsis 19
Coloqué las bolsas en mi auto y, con cuidado, salí del estacionamiento. De repente, un hombre se cruzó, sin darse cuenta de que yo salía. Apreté el freno a fondo y evité atropellarlo. Sobresaltado, él levantó la vista y se encontró con mi mirada… En ese momento, supe que debía decidir entre responderle enojada o sonreírle a manera de perdón. Sonreí.
El alivio se le vio en la cara, y sonrió agradecido.
Proverbios 15:13 dice: «El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate». ¿El escritor está diciendo que debemos sonreír frente a toda interrupción, decepción e inconveniente de la vida? ¡Por supuesto que no! Hay momentos para el lamento genuino, la desesperación e, incluso, el enojo ante las injusticias. Pero, en las situaciones cotidianas, una sonrisa puede brindar alivio, esperanza y la gracia necesaria para seguir adelante.
Quizá la idea del proverbio es que una sonrisa brota naturalmente de la condición de nuestro ser interior. Un «corazón alegre» está en paz, satisfecho y confiado en que Dios siempre hace lo mejor. Con esta clase de corazón, podemos reaccionar ante las circunstancias sorprendentes con una sonrisa franca, que invita a los demás a abrazar la esperanza y la paz que pueden experimentar en Dios.
Señor, ayúdame a reflejar un corazón gozoso.
«… animaos unos a otros, y edificaos unos a otros…». 1 Tesalonicenses 5:11

Nuestro Pan Diario

sábado, 30 de diciembre de 2017

Tradiciones de Navidad

Por Dave Branon
Leer: Lucas 2:1-11 
La Biblia en un año: Sofonías 1–3; Apocalipsis 16
Diversas tradiciones de Navidad caracterizan a los países donde se celebra. Al ver las flores de poinsetia, deberíamos agradecerle a México; al comer turrones, dar gracias a Italia y España; al decir o escuchar la palabra «Noel», expresar gratitud a Francia.
Pero, al disfrutar de nuestras tradiciones navideñas, costumbres recolectadas de todo el mundo, debemos dar nuestro mayor y más profundo «gracias» a nuestro Dios bueno, misericordioso y amoroso. De Él, vino la razón de nuestra celebración: el bebé nacido en aquel pesebre de Judea hace más de dos mil años. Un ángel anunció la llegada de este regalo a la humanidad, diciendo: «os doy nuevas de gran gozo […]: que os ha nacido hoy […] un Salvador, que es CRISTO el Señor» (Lucas 2:10-11).
Esta Navidad, aun a la luz del iluminado árbol de Navidad y rodeados de regalos recién abiertos, el verdadero entusiasmo se manifiesta al dirigir nuestra atención al bebé llamado Jesús, quien vino para salvar «a su pueblo de sus pecados» (Mateo 1:21). Su nacimiento trasciende las tradiciones; es el foco de nuestra gratitud al alabar a Dios por este regalo indescriptible de Navidad.
Señor, gracias por venir a habitar con nosotros aquella primera Navidad. En esta época de tantas tradiciones, ayúdanos a ponerte en primer lugar.
«… el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz…». Romanos 15:13

¿Cómo se le ocurre?
Por Tim Gustafson
Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús (Filipenses 4:19).
Leer: Mateo 17:24-27 
La Biblia en un año: Hageo 1–2; Apocalipsis 17
Cuando un turista perdió su teléfono celular en la playa, pensó que no lo volvería a ver. Sin embargo, a la semana, un pescador lo llamó. Había encontrado el teléfono —que, tras secarse, seguía funcionando— en un bacalao de unos once kilos.
La vida está llena de historias insólitas, y, en la Biblia, encontramos varias. Un día, un recaudador de impuestos se acercó a Pedro y le preguntó: «¿Su maestro no paga el impuesto del templo?» (Mateo 17:24 NVI). Jesús convirtió esa situación en un momento aleccionador al explicarle a Pedro su rol como Rey. Los hijos de un rey no pagaban impuestos, y el Señor dejó claro que ni Él ni sus hijos debían impuestos al templo (vv. 25-26).
Pero, «para no ofenderles» (v. 27), le dijo a Pedro que fuera a pescar (esta es la parte insólita de la historia). Pedro encontró una moneda en el primer pez que pescó.
¿Cómo se le ocurre intervenir así a Jesús? Mejor dicho: Nadie mejor que Jesús para intervenir, ya que Él es el verdadero Rey… aunque muchos no lo reconozcan así. Cuando aceptamos a Jesús como Salvador, nos convertimos en hijos de Dios.
La vida será exigente con nosotros, pero el Señor proveerá lo que necesitemos. Como lo expresa el pastor David Pompo: «Cuando pescamos para nuestro Padre, podemos depender de su provisión».
Señor, gracias por proveer todo lo necesario.
¡Somos hijos del Rey!

Nuestro Pan Diario

jueves, 28 de diciembre de 2017

Dios con nosotros

Por Amy Boucher Pye
He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel… (v. 23).
Leer: Mateo 1:18-23 
La Biblia en un año: Nahum 1–3; Apocalipsis 14
«Cristo conmigo, Cristo delante de mí, Cristo detrás de mí, Cristo dentro de mí, Cristo debajo de mí, Cristo arriba de mí, Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda…». La letra de este himno escrito en el siglo v por San Patricio resuena en mi mente cuando leo el relato de Mateo del nacimiento de Jesús. La siento como un cálido abrazo que me recuerda que no estoy sola nunca.
El pasaje de Mateo nos revela que la morada de Dios con su pueblo es la esencia de la Navidad. Al citar la profecía de Isaías sobre un niño que sería llamado Emanuel, «Dios con nosotros» (Isaías 7:14), el evangelista señala hacia el cumplimiento final de lo profetizado: Jesús, Aquel nacido por el poder del Espíritu Santo para ser Dios con nosotros. Esta verdad es tan fundamental que Mateo empieza y termina con ella, y concluye con las palabras de Jesús a sus discípulos: «he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20).
Los versos de San Patricio me recuerdan que Cristo está siempre con los creyentes a través del Espíritu Santo que mora en ellos. Cuando estoy nerviosa o con miedo, puedo aferrarme a su promesa de que nunca me dejará. Si no puedo dormir, puedo pedirle su paz. Cuando tengo gozo y celebro, puedo agradecerle por su salvación.
Señor, que hoy sienta tu presencia conmigo.
El amor de Dios tomó forma de carne en Belén.

Un estremecimiento de esperanza
Por ap
… que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor (v. 11).
Leer: Lucas 2:11-20 
La Biblia en un año: Habacuc 1–3; Apocalipsis 15
Reginald Fessenden había trabajado durante años para lograr una comunicación radial inalámbrica. Algunos científicos consideraban que sus ideas eran extremas y heterodoxas, y dudaban de su éxito. Pero él afirma que, el 24 de diciembre de 1906, se convirtió en la primera persona en transmitir música por radio.
Fessenden hizo un contrato con una compañía de frutas que había instalado un sistema inalámbrico en unos doce barcos para informar sobre la cosecha y la venta de bananas. Esa Noche Buena, Fessenden les dijo a los operadores de los barcos que prestaran atención. A las nueve en punto, escucharon su voz. Luego, sobre la grabación de un aria, interpretó en su violín «Noche de Paz», cantando todas sus estrofas. Finalmente, dio saludos de Navidad y leyó en Lucas 2 la historia de los ángeles que anunciaron a los pastores el nacimiento del Salvador en Belén.
Tanto esos pastores, hace más de 2.000 años, como aquellos marineros en 1906, escucharon un inesperado y sorprendente mensaje de esperanza en una noche oscura. Y Dios sigue dando ese mensaje hoy. Nos ha nacido un Salvador: ¡Cristo el Señor! (Lucas 2:11). Podemos unirnos al coro de ángeles y a creyentes de todas las generaciones, respondiendo: «¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz!» (v. 14).
¡Jesús, gracias por venir para salvarnos!
«Sin Cristo, no hay esperanza». Charles Spurgeon

Nuestro Pan Diario

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Navidad en casa

Por Tim Gustafson
He aquí, yo estoy contigo, […] y volveré a traerte a esta tierra… (v. 15).
La Biblia en un año: Miqueas 4–5; Apocalipsis 12
Una Navidad, tuve que trabajar en un lugar que muchos de mis amigos ni siquiera podían localizar en un mapa. Casi arrastrándome desde mi lugar de trabajo hacia mi habitación, luché contra el viento helado que soplaba del Mar Negro. Añoraba mi casa.
Cuando llegué, abrí la puerta y vi algo hermoso: mi compañero de cuarto había completado su último proyecto de arte: un árbol de Navidad de cerámica, de unos 45 centímetros de alto, que iluminaba nuestra oscura habitación con destellos de colores. Aunque solo por un instante, ¡volvió a ser como casa!
Cuando Jacob huyó de su hermano Esaú, también se encontró en un lugar extraño y solitario. Dormido, vio a Dios en un sueño, y Él le prometió una casa: «la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. Será tu descendencia como el polvo de la tierra» (Génesis 28:13-14).
De Jacob, vino el Mesías prometido, Aquel que dejó su casa para acercarnos a Él. «Vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis», les dijo a sus discípulos (Juan 14:3).
Aquella noche de diciembre, me senté en la oscuridad de mi cuarto y fijé la mirada en ese árbol de Navidad. Inevitablemente, pensé en la Luz que entró en el mundo para mostrarnos el camino a casa.
Señor, gracias por estar preparándonos un lugar contigo.
Más que un punto en un mapa, hogar es el lugar al que pertenecemos. Dios nos da ese lugar.

Noche de paz en el alma
Por David C. McCasland
… si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas […] son hechas nuevas (v. 17).
La Biblia en un año: Miqueas 6–7; Apocalipsis 13
Mucho antes de que Joseph Mohr y Franz Gruber crearan el famoso villancico «Noche de Paz», Angelus Silesius había escrito:
Mira, en la noche encalmada, nace Dios, un niño,
Y he aquí que vuelve a ganar lo perdido por Adán.
Si tu alma está encalmada y es noche para la criatura,
Dios se hace hombre en ti, hombre, y lo renueva todo.
Silesius, un monje polaco, publicó el poema en 1657 en El Peregrino Querúbico. En la reunión anual de Noche Buena, el coro de nuestra iglesia cantó una hermosa versión de ese poema, titulada: «Si tu alma se volviera noche».
El doble misterio de la Navidad es que Dios se hizo uno con nosotros, para que nosotros pudiéramos volvernos uno con Él. Jesús sufrió todo lo malo para que nosotros pudiéramos ser hechos justos. Por eso, el apóstol Pablo pudo escribir: «si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo» (2 Corintios 5:17-18).
Ya sea que nuestra Navidad esté colmada de familia y amigos o vacía de todo lo que anhelamos, sabemos que Jesús vino a nacer por nosotros.
Oh, si tu corazón fuera un pesebre para el nacimiento, Dios volvería una vez más a convertirse en un niño en la Tierra.
Jesús, gracias por traer luz a este mundo oscuro.
Dios se hizo uno de nosotros para que nosotros fuéramos uno con Él.

Nuestro Pan Diario

martes, 26 de diciembre de 2017

Medidas extremas

Por Joe Stowell
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (v. 10).
Leer: Lucas 19:1-10 
La Biblia en un año: Jonás 1–4; Apocalipsis 10
Hace unos años, una amiga mía perdió a su hijito en la Estación Union de Chicago. No hace falta decir que fue una experiencia aterradora. Lo llamaba con desesperación, mientras regresaba a la escalera mecánica, volviendo sobre sus pasos en un esfuerzo por recuperar a su niño. Los minutos de separación parecieron horas, hasta que, de repente —y gracias a Dios—, su hijo apareció entre la multitud y corrió hacia sus brazos en busca de seguridad.
Pensar en mi amiga, quien habría hecho cualquier cosa con tal de encontrar a su hijo, renueva mi sentimiento de gratitud por la asombrosa obra de Dios para salvarnos. Desde que Adán y Eva cayeron en pecado, Él lamentó haber perdido la comunión con su pueblo. Por eso, recorrió un largo camino para restaurar esa comunión, enviando a su único Hijo «a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10). Sin el nacimiento de Jesús y su disposición a morir para pagar el precio por nuestro pecado y acercarnos a Dios, no tendríamos nada que celebrar en Navidad.
Por eso, en esta Navidad, demos gracias porque Dios tomó medidas extremas al enviar a Jesús para recomponer nuestra comunión con Él. Aunque estábamos pedidos, ¡gracias a Jesús, fuimos hallados!
Señor, que esta Navidad recordemos su verdadero significado: tu amor manifestado en Jesús.
La Navidad se trata de la medida extrema que tomó Dios para rescatarnos.

Romper el silencio
Por Philip Yancey
E irá delante de él con el espíritu y el poder […] para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto (v. 17).
Leer: Lucas 1:11-17 
La Biblia en un año: Miqueas 1–3; Apocalipsis 11
Al final del Antiguo Testamento, Dios parece estar escondido. Durante cuatro siglos, los judíos esperan y se preguntan qué sucede. Dios parece inactivo, desinteresado y sordo ante las oraciones. Resta solo una esperanza: la antigua promesa de un Mesías. Entonces, ocurre algo maravilloso: se anuncia el nacimiento de un bebé.
La lectura sobre las reacciones de las personas en el Evangelio de Lucas permite captar el entusiasmo. Los acontecimientos que rodean el nacimiento de Jesús se parecen a un musical lleno de gozo. Los personajes inundan la escena: un tío abuelo con cabello canoso (1:5-25), una virgen asombrada (1:26-38), la anciana profetisa Ana (2:36). La propia María estalla en un hermoso cántico (1:46-55). Incluso el primo aún no nacido de Jesús salta de gozo en el vientre de su madre (1:41).
Lucas se ocupa detenidamente de presentar conexiones directas con las promesas del Antiguo Testamento sobre la venida de un Mesías. El ángel Gabriel incluso llama a Juan el Bautista un «Elías» enviado para preparar el camino para el Señor (1:17). Sin duda, algo se está gestando en el planeta Tierra. Entre los aldeanos atemorizados y derrotados en un rincón del Imperio romano, algo bueno está por suceder.
Jesús, gracias por ser nuestro regalo de salvación.
«… un establo tuvo una vez algo dentro que era más grande que todo el mundo». C. S. Lewis (La última batalla)

Nuestro Pan Diario

lunes, 25 de diciembre de 2017

Mansedumbre

Por David H. Roper
… sean humildes y mansos… (v. 2 RVC).
Leer: Efesios 4:1-6 
La Biblia en un año: Amós 7–9; Apocalipsis 8
Los problemas de la vida pueden ponernos de mal humor, pero nunca deberíamos excusar las explosiones de mala conducta, ya que podrían descorazonar a quienes amamos y entristecer a los que nos rodean. Recién habremos cumplido nuestro deber ante los demás cuando hayamos aprendido a ser agradables.
El Nuevo Testamento tiene una palabra para la virtud que corrige nuestra antipatía: mansedumbre, término que implica un ser amable y bondadoso. Efesios 4:2 nos recuerda: «sean humildes y mansos».
La mansedumbre es aceptar las limitaciones y las dolencias sin volcar nuestra irritación sobre los demás. Muestra gratitud ante los servicios más mínimos y tolerancia hacia quienes hacen mal las cosas. Acepta a las personas molestas; en especial, a los pequeños ruidosos e hiperactivos, ya que la bondad hacia los niños es lo que más caracteriza a una persona buena y mansa. Es delicadeza ante la provocación; y silencio o calma ante palabras desagradables.
Jesús es «manso y humilde de corazón» (Mateo 11:29). Si se lo pedimos, Él nos transformará a su imagen. George MacDonald dice: «[Dios] no escucharía de [nosotros] un tono que agite el corazón de otra persona, una palabra que le duela […]. De este, como de todo otro pecado, Jesús nació para liberarnos».
Señor, ayúdame a ser manso, amable y bondadoso.
Ser humildes ante Dios nos hará mansos para con los demás.

Esperanza eterna
Por Xochitl Dixon
Bienaventurado aquel […] cuya esperanza está en el Señor su Dios (v. 5).
Leer: Salmo 146 
La Biblia en un año: Abdías; Apocalipsis 9
Dos meses después de la muerte de mi madre, las compras y decoraciones de la semana anterior a la Navidad no eran mi prioridad. Resistía los intentos de mi esposo de consolarme. Estaba callada y malhumorada mientras mi hijo colocaba luces navideñas en las paredes de nuestra casa. Sin pronunciar palabra, él conectó el cable antes de irse con su padre a trabajar.
Mientras las luces titilaban, el Señor me sacó con ternura de mi oscuridad. A pesar de lo doloroso de las circunstancias, mi esperanza permanecía segura en la luz de la verdad de Dios y en su carácter inmutable.
El Salmo 146 afirma lo que Dios me recordó aquella mañana difícil: mi eterna «esperanza está en el Señor», mi ayudador (v. 5). Como Creador, «siempre cumple su palabra» (v. 6 RVC). «Hace justicia a los agraviados», protegiéndonos y supliendo nuestras necesidades (v. 7). «El Señor levanta a los caídos» (v. 8); nos «guarda» y nos «sostiene», y siempre reinará (vv. 9-10).
Algunas veces, en Navidad, nuestros días rebosarán de momentos gozosos. Otras veces, enfrentaremos ausencias, experiencias dolorosas o sentimientos de soledad. Pero, en cada caso, las promesas de Dios serán nuestra luz en la oscuridad, y nos brindarán ayuda tangible y esperanza eterna.
Señor, gracias por ser nuestra fuente de esperanza eterna.
Dios reafirma nuestra esperanza en su carácter inmutable.

Nuestro Pan Diario

domingo, 24 de diciembre de 2017

Más que un héroe

Por David C. McCasland
Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros […], lleno de gracia y de verdad (v. 14).
La Biblia en un año: Amós 1–3; Apocalipsis 6
Mientras los fanáticos de La guerra de las galaxias aguardan el estreno del Episodio 8, «El último Jedi», la gente sigue analizando el éxito notable de estas películas que comenzaron en 1977. Un reportero dijo que estos filmes se conectan con muchos que anhelan «una nueva esperanza y una fuerza del bien en una época en que el mundo necesita héroes».
En la época de Jesús, el pueblo de Israel estaba oprimido y anhelaba la llegada de su Mesías prometido mucho tiempo antes. Muchos esperaban la aparición de un héroe que los liberara de la tiranía de Roma, pero Jesús no vino como un héroe político ni militar, sino como un bebé en la aldea de Belén. Esto hizo que muchos no comprendieran quién era. El apóstol Juan escribió: «A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron» (Juan 1:11).
Jesús vino como más que un héroe; vino como Salvador. Nació para traer la luz de Dios a la oscuridad y dar vida, para que todos los que le reciben sean perdonados y liberados del poder del pecado. Juan lo llamó el «unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (v. 14).
«A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios» (v. 12). Sin duda, Jesús es la única esperanza verdadera que el mundo necesita.
Señor Jesús, gracias por venir a morir para darnos vida.
En Belén, Dios demostró que amar es dar.

Un mundo grande; un Dios más grande
Por Bill Crowder
Porque en [Cristo] fueron creadas todas las cosas… (v. 16).
La Biblia en un año: Amós 4–6; Apocalipsis 7
Mientras conducíamos por el norte de Michigan, mi esposa exclamó: «¡Qué increíblemente grande es el mundo!». Justo pasábamos junto a un cartel que indicaba el paralelo 45: la mitad de camino entre el Ecuador y el Polo Norte. Hablamos de lo pequeños que somos nosotros y lo vasto que es el mundo. Aun así, comparado con el universo, nuestro planeta es solo un granito de polvo.
Si nuestro mundo es grande, y el universo es más grande aun, ¿cuán inmenso es Aquel que lo creó con su poder? La Biblia nos dice: «Porque en [Jesús] fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él» (Colosenses 1:16 LBLA).
Esta es una buena noticia porque este mismo Jesús que creó el universo es Aquel que vino para rescatarnos de nuestro pecado. La noche antes de morir, Él dijo: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33).
Ante los desafíos pequeños y grandes de la vida, podemos clamar a Aquel que creó el universo, murió y resucitó, y obtuvo la victoria sobre los quebrantamientos de este mundo. En nuestros momentos de lucha, Él nos ofrece su paz.
Señor, confío hoy en tu poder y grandeza.
La gracia de Dios es inmensurable; su misericordia, inagotable; su paz, inefable.

Nuestro Pan Diario

viernes, 1 de diciembre de 2017

Somos humanos

Por Em
… sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables (1 Pedro 3:8).
La Biblia en un año: Ezequiel 24–26; 1 Pedro 2
Cuando le pidieron que definiera su rol en una comunidad que a veces no cooperaba con el cumplimiento de la ley, un jefe de policía reflexionó: «Somos seres humanos que trabajan con seres humanos en crisis».
Su humildad, al admitir su igualdad de condiciones con los demás, me recuerda las palabras de Pedro al escribir a los primeros cristianos que sufrían bajo la persecución romana: «Sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables» (1 Pedro 3:8). Tal vez, lo que Pedro estaba diciendo era que la mejor respuesta frente a seres humanos en crisis es ser conscientes de que somos todos iguales. ¿Acaso no fue eso lo que Dios hizo al enviar a su Hijo a hacerse humano para ayudarnos? (Filipenses 2:7).
Si miramos solo nuestro corazón caído, nos vemos tentados a menospreciar nuestra condición humana. Pero ¿y si consideramos nuestra humanidad como parte de lo que aportamos al mundo? Jesús nos enseña cómo vivir siendo plenamente humanos, como siervos y reconociendo que somos iguales. Dios nos creó a su imagen y nos redimió con su amor incondicional.
Hoy, encontraremos personas con diversas luchas. ¡Qué diferencia podemos marcar al responder como humanos que trabajan juntos con otros humanos en crisis!
Padre, ayúdanos a humillarnos cuando respondemos a otros.
La humildad surge de conocer a Dios y conocernos a nosotros mismos.

Entender mejor
Por kh
Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos (v. 11).
La Biblia en un año: Ezequiel 30–32; 1 Pedro 4
Cuando trajimos a nuestro hijo adoptivo del extranjero, estaba ansiosa por darle todo lo que le había faltado los meses anteriores; en especial, buena comida, ya que tenía un déficit nutricional. Pero, a pesar de nuestros mejores esfuerzos, no crecía mucho. Después de casi tres años, descubrimos que tenía intolerancias alimentarias severas. Al quitar esos alimentos de su dieta, creció trece centímetros (cinco pulgadas) en apenas unos meses. Aunque me lamentaba pensando en cuánto tiempo le había dado, sin saberlo, alimentos que le impedían crecer, ¡me alegró ver esta mejora súbita en su salud!
Sospecho que Josías se sintió así cuando descubrieron el libro de la ley después de haber estado perdido en el templo durante años. Josías lamentó haber perdido por ignorancia lo mejor de Dios para su pueblo (2 Reyes 22:11). Aunque se lo elogia por hacer lo correcto ante los ojos del Señor (v. 2), descubrió cómo honrar mejor a Dios después de encontrar la ley, y llevó al pueblo a adorar otra vez como Dios había mandado (23:22-23).
Cuando descubrimos en la Biblia cómo honrar a Dios, quizá lamentemos no haber encontrado siempre su voluntad para nosotros. Sin embargo, podemos recibir ánimo al saber que Él nos sana y nos restaura, y nos lleva con amor a una comprensión más profunda.
Señor, ayúdame a honrarte y a obedecerte.
Dios nos da un nuevo comienzo.
Nuestro Pan Diario

NECESITO UN MENTOR
Por. Pr. Arnold Enns
“Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe” Hebreos 13.7
No importa en qué etapa o edad estés en tu vida, necesitas a alguien para que te acompañe en tu crecimiento. En medicina, los Doctores son mentores de estudiantes de medicina. En música, los músicos profesionales son mentores de otros músicos en formación.
En Proverbios 19:20 dice: "Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez". Siempre necesitaré a un mentor en mi vida y en algún momento tendré que serlo también para otros.
Un mentor saca lo mejor de ti en tres áreas: a) tu llamado o profesión, b) tus metas y objetivos y c) tu vida espiritual y moral. Los mentores nos ayudan a mirarnos a nosotros mismos y a nuestro ministerio desde una perspectiva exterior.
También necesitamos correcciones de curso de vez en cuando en la vida. Para hacer esas correcciones, necesitare a alguien que pueda darme su opinión. Si no estás abierto a los comentarios de un mentor, no vas a aprender y no vas a crecer. Igualmente tengo una responsabilidad de ser un mentor para otros.
Todos necesitamos a un Pablo, un Bernabé y un Timoteo en nuestras vidas:
1. Necesitamos un Pablo en nuestra vida. El pasaje de Hebreos dice que imitemos la Fe de nuestros pastores. Por tanto, no necesito una persona perfecta, pero si una persona que quiera compartir sus éxitos y sus fracasos conmigo. Alguien que tiene el carácter y los valores que admiras. Alguien con las habilidades y la experiencia que deseas. Alguien en quien confíes.
Elias fue un Mentor para Eliseo y dice que caminaron juntos, trabajaron juntos, comieron juntos (2 Reyes 2:6). Eliseo quería ser como Elias!
2. Necesito un compañero, un Bernabé en mi vida. Necesito un hermano/a del alma, alguien que me ame, me acompañe y también me confronte cuando estoy errado. Bernabé acompañó a Pablo en el primer viaje misionero, pero también lo confrontó a reconciliarse con Juan Marcos (Hechos 15).
3. Necesito a un Timoteo en mi vida. Necesito a una persona más joven en mi vida a quien pueda discipular y para quien pueda ser de ejemplo. Tengo que buscar a alguien para ayudarle a cumplir sus sueños y destinos. Necesito a alguien a quien pueda dejar mi legado de fe, de esperanza y amor (1 Corintios 13:13).
CONCEPTO IMPORTANTE
Cualquiera, en cualquier momento, puede ser un mentor si aprende a hacer preguntas y si sabe escuchar. Todos tenemos una reserva de conocimiento, habilidades y experiencias que podemos compartir con otros. Estoy seguro que si tuviera que sentarme contigo, aprendería algunas cosas que me harían una mejor persona.
Jesús, en su mensaje final nos enseñó que tenemos que ir y hacer discípulos en todas las naciones. Esto significa que no solo tengo que compartir la buena noticia, el evangelio, sino también asegurarme en ser un mentor para otros para alcanzar una relación íntima con Jesucristo.
La pregunta que tenemos que hacernos entonces es quien puede ser ese Pablo, ese Bernabé y ese Timoteo en mi vida. Por tanto, encuentra a alguien con las habilidades que deseas, alguien en quien confíes y luego busca a alguien para quien tú puedes ser un modelo, un ejemplo de vida y trabajo.
MOTIVO DE ORACION
Señor Jesús hoy vengo delante de ti para buscar tu guía y dirección para encontrar a una persona que pueda ser mi mentor. También te ruego que pongas a alguien en mi camino para quien yo pueda ser un modelo y ejemplo a seguir. Gracias también por darme a hermanos y hermanas con quienes puedo compartir mis luchas y mis éxitos.

Fuente: VTRH

jueves, 30 de noviembre de 2017

Cosecha y acción de gracias

Por Dave Branon
Celebrarás también […] los primeros frutos de lo que hayas sembrado en el campo… (Éxodo 23:16 RVC).
La Biblia en un año: Ezequiel 20–21; Santiago 5
Hace muchos años, Dios hablo con Moisés e instituyó un nuevo festival para su pueblo. En Éxodo 23:16, según el registro de Moisés, Dios dijo: «[Celebra] también la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores».
Hoy en día, en países de todo el mundo, se hace algo similar para celebrar la abundancia de la tierra. En Ghana, la gente celebra el Festival de la Batata como un evento de cosecha. En Brasil, el Dia de Açao de Graças es un tiempo para agradecer por las cosechas que brindaron alimento. En China, está la Fiesta de Mediados de Otoño o Festival de la Luna. En Estados Unidos y Canadá, el Día de Acción de Gracias.
Para entender el objetivo apropiado de una celebración de la cosecha, visitemos a Noé después del diluvio. Dios les recordó a Noé y a su familia su provisión para nuestra existencia próspera. La Tierra tendría estaciones, luz y oscuridad, y «la sementera y la siega» (Génesis 8:22). Nuestra gratitud por la cosecha, que nos sustenta, es solo para Dios.
Independientemente de dónde vivas o cómo celebres la abundancia de tu tierra, dedica tiempo hoy para expresar tu gratitud a Dios, ya que no tendríamos cosecha para celebrar sin su maravilloso diseño creativo.
Querido Creador, gracias por habernos dado todo lo que necesitamos para existir.
La gratitud es la manifestación del recuerdo de un corazón alegre.

El verdadero hogar del corazón
Por David H. Roper
Dios […] puso en el corazón de los mortales la noción de la eternidad… (v. 11 RVC).
La Biblia en un año: Ezequiel 22–23; 1 Pedro 1
Durante años, tuvimos una terrier blanca. Estos perritos son fuertes y la raza fue creada para cavar en los túneles de los tejones y enfrentar al «enemigo» en su guarida. Una vez, nuestra perra se obsesionó con un animalito que se escondía debajo de una roca en nuestro patio. Nada podía disuadirla. Escarbó y escarbó hasta que hizo un túnel que pasaba varios metros debajo de la roca.
Ahora, considera esta pregunta: ¿Por qué los humanos buscamos y buscamos? ¿Por qué tenemos que escalar las montañas vírgenes o esquiar por cuestas casi verticales? ¿Por qué navegamos por los rápidos más peligrosos y desafiamos las fuerzas de la naturaleza? En parte, por un deseo de aventura y disfrute, pero es mucho más que eso. Es un instinto de búsqueda de Dios que llevamos implantado. No podemos no querer encontrar a Dios.
Por supuesto, no lo sabemos. Lo único que sabemos es que anhelamos algo. «No sabes lo que quieres —dijo Mark Twain—, pero lo deseas tanto que casi podrías morirte».
Dios es el verdadero hogar de nuestro corazón. Como dijo el famoso padre de la iglesia, Agustín: «Nos has hecho para ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que reposa en ti».
¿Y qué es el corazón? Un vacío profundo en nuestro interior que solo Dios puede llenar.
Señor, ayúdame a reconocer mi profundo anhelo de ti y a conocerte más.
Debajo de todos nuestros anhelos, hay un profundo deseo de Dios.

Nuestro Pan Diario

sábado, 25 de noviembre de 2017

Espera tu turno

Por David H. Roper
La paz os dejo, mi paz os doy… (v. 27).
Leer: Juan 14:15-27 
La Biblia en un año: Ezequiel 14–15; Santiago 2
En nuestro patio, tenemos un antiguo cerezo. Como lucía caído y moribundo, llamé a un arbolista. El hombre lo revisó y declaró que estaba «excesivamente estresado» y que necesitaba atención inmediata. «Espera tu turno», murmuró mi esposa Carolyn. Había sido una de esas semanas.
Todos tenemos semanas de ansiedad… llenas de preocupaciones por el rumbo de la cultura o inquietudes por nuestros hijos, el matrimonio o el trabajo, las finanzas, la salud y el bienestar personal. No obstante, Jesús nos aseguró que, sin importar cuán perturbadoras sean las circunstancias, podemos tener paz. Declaró: «La paz os dejo, mi paz os doy» (Juan 14:27).
Los días de Jesús estuvieron llenos de inquietud y angustias. Sus enemigos lo asediaban, y sus amigos y su familia no lo entendían. Sin embargo, tenía una calma interior. Esta es la paz que Él nos ha dado: la libertad de la ansiedad por el pasado, el presente y el futuro… su paz.
En cualquier circunstancia, podemos acudir a Jesús en oración. Allí, en su presencia, le entregamos nuestras cargas y temores. Y, entonces, Pablo nos asegura que la paz de Dios «guardará [nuestros] corazones y [nuestros] pensamientos en Cristo Jesús» (Filipenses 4:7). Aun si hemos tenido «una de esas semanas», podemos tener su paz.
Señor, gracias porque tu paz guardará mis pensamientos.
En medio de los problemas, podemos hallar paz en Jesús.

Semillas helicóptero

Por David C. McCasland
… si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto (v. 24).
Leer: Juan 12:23-33 
La Biblia en un año: Ezequiel 16–17; Santiago 3
Cuando nuestros hijos eran pequeños, les encantaba atrapar las «semillas helicóptero» que caían de los arces plateados del vecino. Cada semilla parece un ala. Al final de la primavera, estas semillas giran como las palas del rotor de un helicóptero, hasta llegar al suelo. Su propósito no es volar, sino caer a la tierra y producir nuevos árboles.
Antes de que Jesús fuera crucificado, dijo a sus seguidores: «Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado. […] si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto» (Juan 12:23-24).
Aunque los discípulos de Jesús querían que se lo honrara como el Mesías, Él vino a entregar su vida para que pudiéramos recibir perdón y fuéramos transformados por la fe en Él. Como seguidores de Jesús, escuchamos sus palabras: «El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará» (vv. 25-26).
Las semillas helicóptero pueden evocar el milagro de Jesús, el Salvador, quien murió para que pudiéramos vivir para Él.
Señor Jesús, nos maravilla tu amor. Danos la gracia para servirte hoy como anhelamos.
Jesús nos llama a entregar nuestras vidas para servirlo.

Exclamaciones de gozo
Por Marvin Williams
Cantad alegres al Señor, toda la tierra; levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos (v. 4).
Leer: Salmo 98 
La Biblia en un año: Ezequiel 18–19; Santiago 4
Cuando visitaba la congregación de una amiga, empezaron a cantar una canción que me encantaba y la entoné con ganas, recordando el consejo del director de coro de mi universidad: «¡Proyéctense!».
Después de la canción, el esposo de mi amiga me miró y me dijo: «Qué fuerte que cantaste». ¡No era un cumplido! Desde entonces, empecé a controlar conscientemente mi canto, asegurándome siempre de estar cantando con más suavidad que los demás y preguntándome si me estarían juzgando.
Pero, un domingo, noté cómo cantaba a voz en cuello y sin una pizca de vergüenza una mujer sentada junto a mí. Su adoración me recordó la alabanza entusiasta y espontánea de David. Es más, en el Salmo 98, David sugiere que «toda la tierra» debería prorrumpir en un jubiloso canto de adoración (v. 4).
El primer versículo dice por qué debemos adorar con gozo y nos recuerda que el Señor «ha hecho maravillas». A lo largo del salmo, David describe esas maravillas: la fidelidad de Dios y su justicia, misericordia y salvación. Meditar en quién es Dios y en lo que ha hecho puede llenar nuestro corazón de alabanza.
¿Qué «maravillas» ha hecho Dios en tu vida? Esta última época del año es el momento ideal para recordar sus obras maravillosas y dar gracias al Señor. ¡Levanta tu voz y canta!
Señor, gracias por lo que eres y por lo que has hecho.
La adoración saca el foco de nosotros y lo concentra en Dios.

Nuestro Pan Diario