Por Joe
Stowell
Porque
el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (v.
10).
Leer: Lucas 19:1-10
La
Biblia en un año: Jonás 1–4; Apocalipsis 10
Hace
unos años, una amiga mía perdió a su hijito en la Estación Union de Chicago. No
hace falta decir que fue una experiencia aterradora. Lo llamaba con
desesperación, mientras regresaba a la escalera mecánica, volviendo sobre sus
pasos en un esfuerzo por recuperar a su niño. Los minutos de separación
parecieron horas, hasta que, de repente —y gracias a Dios—, su hijo apareció
entre la multitud y corrió hacia sus brazos en busca de seguridad.
Pensar
en mi amiga, quien habría hecho cualquier cosa con tal de encontrar a su hijo,
renueva mi sentimiento de gratitud por la asombrosa obra de Dios para
salvarnos. Desde que Adán y Eva cayeron en pecado, Él lamentó haber perdido la
comunión con su pueblo. Por eso, recorrió un largo camino para restaurar esa
comunión, enviando a su único Hijo «a buscar y a salvar lo que se había
perdido» (Lucas 19:10). Sin el nacimiento de Jesús y su disposición a morir
para pagar el precio por nuestro pecado y acercarnos a Dios, no tendríamos nada
que celebrar en Navidad.
Por
eso, en esta Navidad, demos gracias porque Dios tomó medidas extremas al enviar
a Jesús para recomponer nuestra comunión con Él. Aunque estábamos pedidos,
¡gracias a Jesús, fuimos hallados!
Señor,
que esta Navidad recordemos su verdadero significado: tu amor manifestado en
Jesús.
La
Navidad se trata de la medida extrema que tomó Dios para rescatarnos.
Romper
el silencio
Por Philip
Yancey
E irá
delante de él con el espíritu y el poder […] para preparar al Señor un pueblo
bien dispuesto (v. 17).
Leer: Lucas 1:11-17
La
Biblia en un año: Miqueas 1–3; Apocalipsis 11
Al
final del Antiguo Testamento, Dios parece estar escondido. Durante cuatro
siglos, los judíos esperan y se preguntan qué sucede. Dios parece inactivo,
desinteresado y sordo ante las oraciones. Resta solo una esperanza: la antigua
promesa de un Mesías. Entonces, ocurre algo maravilloso: se anuncia el
nacimiento de un bebé.
La
lectura sobre las reacciones de las personas en el Evangelio de Lucas permite
captar el entusiasmo. Los acontecimientos que rodean el nacimiento de Jesús se
parecen a un musical lleno de gozo. Los personajes inundan la escena: un tío
abuelo con cabello canoso (1:5-25), una virgen asombrada (1:26-38), la anciana
profetisa Ana (2:36). La propia María estalla en un hermoso cántico (1:46-55).
Incluso el primo aún no nacido de Jesús salta de gozo en el vientre de su madre
(1:41).
Lucas
se ocupa detenidamente de presentar conexiones directas con las promesas del
Antiguo Testamento sobre la venida de un Mesías. El ángel Gabriel incluso llama
a Juan el Bautista un «Elías» enviado para preparar el camino para el Señor
(1:17). Sin duda, algo se está gestando en el planeta Tierra. Entre los
aldeanos atemorizados y derrotados en un rincón del Imperio romano, algo bueno
está por suceder.
Jesús,
gracias por ser nuestro regalo de salvación.
«…
un establo tuvo una vez algo dentro que era más grande que todo el mundo». C.
S. Lewis (La última batalla)
Nuestro
Pan Diario
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