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martes, 26 de diciembre de 2017

Medidas extremas

Por Joe Stowell
Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (v. 10).
Leer: Lucas 19:1-10 
La Biblia en un año: Jonás 1–4; Apocalipsis 10
Hace unos años, una amiga mía perdió a su hijito en la Estación Union de Chicago. No hace falta decir que fue una experiencia aterradora. Lo llamaba con desesperación, mientras regresaba a la escalera mecánica, volviendo sobre sus pasos en un esfuerzo por recuperar a su niño. Los minutos de separación parecieron horas, hasta que, de repente —y gracias a Dios—, su hijo apareció entre la multitud y corrió hacia sus brazos en busca de seguridad.
Pensar en mi amiga, quien habría hecho cualquier cosa con tal de encontrar a su hijo, renueva mi sentimiento de gratitud por la asombrosa obra de Dios para salvarnos. Desde que Adán y Eva cayeron en pecado, Él lamentó haber perdido la comunión con su pueblo. Por eso, recorrió un largo camino para restaurar esa comunión, enviando a su único Hijo «a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10). Sin el nacimiento de Jesús y su disposición a morir para pagar el precio por nuestro pecado y acercarnos a Dios, no tendríamos nada que celebrar en Navidad.
Por eso, en esta Navidad, demos gracias porque Dios tomó medidas extremas al enviar a Jesús para recomponer nuestra comunión con Él. Aunque estábamos pedidos, ¡gracias a Jesús, fuimos hallados!
Señor, que esta Navidad recordemos su verdadero significado: tu amor manifestado en Jesús.
La Navidad se trata de la medida extrema que tomó Dios para rescatarnos.

Romper el silencio
Por Philip Yancey
E irá delante de él con el espíritu y el poder […] para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto (v. 17).
Leer: Lucas 1:11-17 
La Biblia en un año: Miqueas 1–3; Apocalipsis 11
Al final del Antiguo Testamento, Dios parece estar escondido. Durante cuatro siglos, los judíos esperan y se preguntan qué sucede. Dios parece inactivo, desinteresado y sordo ante las oraciones. Resta solo una esperanza: la antigua promesa de un Mesías. Entonces, ocurre algo maravilloso: se anuncia el nacimiento de un bebé.
La lectura sobre las reacciones de las personas en el Evangelio de Lucas permite captar el entusiasmo. Los acontecimientos que rodean el nacimiento de Jesús se parecen a un musical lleno de gozo. Los personajes inundan la escena: un tío abuelo con cabello canoso (1:5-25), una virgen asombrada (1:26-38), la anciana profetisa Ana (2:36). La propia María estalla en un hermoso cántico (1:46-55). Incluso el primo aún no nacido de Jesús salta de gozo en el vientre de su madre (1:41).
Lucas se ocupa detenidamente de presentar conexiones directas con las promesas del Antiguo Testamento sobre la venida de un Mesías. El ángel Gabriel incluso llama a Juan el Bautista un «Elías» enviado para preparar el camino para el Señor (1:17). Sin duda, algo se está gestando en el planeta Tierra. Entre los aldeanos atemorizados y derrotados en un rincón del Imperio romano, algo bueno está por suceder.
Jesús, gracias por ser nuestro regalo de salvación.
«… un establo tuvo una vez algo dentro que era más grande que todo el mundo». C. S. Lewis (La última batalla)

Nuestro Pan Diario

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