Por David
C. McCasland
Y
aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros […], lleno de gracia y de
verdad (v. 14).
Leer: Juan 1:1-5, 9-14
La
Biblia en un año: Amós 1–3; Apocalipsis 6
Mientras
los fanáticos de La guerra de las galaxias aguardan el estreno del Episodio 8,
«El último Jedi», la gente sigue analizando el éxito notable de estas películas
que comenzaron en 1977. Un reportero dijo que estos filmes se conectan con
muchos que anhelan «una nueva esperanza y una fuerza del bien en una época en
que el mundo necesita héroes».
En la
época de Jesús, el pueblo de Israel estaba oprimido y anhelaba la llegada de su
Mesías prometido mucho tiempo antes. Muchos esperaban la aparición de un héroe
que los liberara de la tiranía de Roma, pero Jesús no vino como un héroe
político ni militar, sino como un bebé en la aldea de Belén. Esto hizo que
muchos no comprendieran quién era. El apóstol Juan escribió: «A lo suyo vino, y
los suyos no le recibieron» (Juan 1:11).
Jesús
vino como más que un héroe; vino como Salvador. Nació para traer la luz de Dios
a la oscuridad y dar vida, para que todos los que le reciben sean perdonados y
liberados del poder del pecado. Juan lo llamó el «unigénito del Padre, lleno de
gracia y de verdad» (v. 14).
«A
todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de
ser hechos hijos de Dios» (v. 12). Sin duda, Jesús es la única esperanza
verdadera que el mundo necesita.
Señor
Jesús, gracias por venir a morir para darnos vida.
En
Belén, Dios demostró que amar es dar.
Un
mundo grande; un Dios más grande
Por Bill
Crowder
Porque
en [Cristo] fueron creadas todas las cosas… (v. 16).
Leer: Colosenses 1:12-17
La
Biblia en un año: Amós 4–6; Apocalipsis 7
Mientras
conducíamos por el norte de Michigan, mi esposa exclamó: «¡Qué increíblemente
grande es el mundo!». Justo pasábamos junto a un cartel que indicaba
el paralelo 45: la mitad de camino entre el Ecuador y el Polo Norte.
Hablamos de lo pequeños que somos nosotros y lo vasto que es el mundo. Aun así,
comparado con el universo, nuestro planeta es solo un granito de polvo.
Si
nuestro mundo es grande, y el universo es más grande aun, ¿cuán inmenso es
Aquel que lo creó con su poder? La Biblia nos dice: «Porque en [Jesús] fueron
creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e
invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha
sido creado por medio de Él y para Él» (Colosenses 1:16 LBLA).
Esta
es una buena noticia porque este mismo Jesús que creó el universo es Aquel que
vino para rescatarnos de nuestro pecado. La noche antes de morir, Él dijo:
«Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis
aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33).
Ante
los desafíos pequeños y grandes de la vida, podemos clamar a Aquel que creó el
universo, murió y resucitó, y obtuvo la victoria sobre los quebrantamientos de
este mundo. En nuestros momentos de lucha, Él nos ofrece su paz.
Señor,
confío hoy en tu poder y grandeza.
La
gracia de Dios es inmensurable; su misericordia, inagotable; su paz, inefable.
Nuestro
Pan Diario
No hay comentarios:
Publicar un comentario