Por jb
Bendito
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que […] nos hizo renacer… (1 Pedro
1:3).
Leer: Ezequiel 8
La
Biblia en un año: Ezequiel 8–10; Hebreos 13
«¡No
me pueden ver!».
Cuando
los niñitos juegan a las escondidas, a veces, creen que se están escondiendo
con solo cubrirse los ojos.
Por
más ingenuo que pueda parecerle esto a un adulto, en ocasiones, hacemos algo
similar con Dios. Cuando deseamos hacer algo malo, tendemos a dejar afuera a
Dios y seguir nuestro impulso.
El
profeta Ezequiel descubrió esta verdad en la visión que Dios le dio para su
pueblo. El Señor le dijo: «¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de
Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque
dicen ellos: No nos ve el Señor» (Ezequiel 8:12).
Sin
embargo, a Dios no se le escapa nada. Aunque el pueblo había pecado, Dios le
ofreció una nueva promesa de esperanza: «Os daré corazón nuevo, y pondré
espíritu nuevo dentro de vosotros» (36:26).
Por
nosotros, Dios enfrentó en la cruz la devastación y la rebelión del pecado, y
pagó el precio supremo. A través de Jesucristo, Dios no solo nos ofrece empezar
de nuevo, sino que obra en nuestro interior para transformar nuestro corazón
mientras lo seguimos. ¡Qué bueno es Dios! Cuando estábamos perdidos y
escondidos en nuestro pecado, Dios se acercó a nosotros mediante Jesús, quien
vino «a buscar y a salvar» a todos los que lo reciban (Lucas 19:10; Romanos
5:8).
Señor,
ayúdame a buscarte y seguirte con fidelidad.
Dios
nos conoce a la perfección… y nos ama plenamente.
Obras
de arte
Por Xochitl
Dixon
… tú
me hiciste en el vientre de mi madre (v. 13).
Leer: Salmo 139:11-18
La
Biblia en un año: Ezequiel 11–13; Santiago 1
Mi
padre crea aljabas personalizadas para arqueros, y talla imágenes silvestres
sobre cuero antes de coser el material.
Una
vez, observé cómo elaboraba una de sus obras de arte. Primero, creó texturas
con una cuchilla sobre el cuero flexible. Después, pinceló el cuero con tintura
carmesí para magnificar la belleza de su creación.
Mientras
admiraba la destreza artística de mi papá, me di cuenta de cuán a menudo no
reconozco ni valoro la creatividad de mi Padre celestial manifestada en los
demás, e incluso en mí misma. Al reflexionar sobre la obra del Señor, recordé
la afirmación del rey David de que Dios crea las «delicadas partes internas de
[nuestro] cuerpo» y «sus obras son formidables» (Salmo 139:13-14 NTV, RVC).
Podemos
alabar con confianza a nuestro Creador porque sabemos que «maravillosas son
[sus] obras» (v. 14). Y, al recordar que el Hacedor del universo nos conocía y
planeó nuestros días antes de que nos formara (vv. 15-16), aprendemos a
respetar su obra.
Como
el cuero flexible tallado por la mano experta de mi padre, cada uno de nosotros
es hermoso y valioso por el simple hecho de ser una creación única de Dios. Él
nos diseñó como sus amadas obras de arte, y reflejamos su magnificencia.
Señor,
gracias por crearnos en tu perfecto amor.
Dios
crea con destreza a cada persona con singularidad y propósito.
Nuestro
Pan Diario
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