¡Vos podes ayudarnos!

---

Translate


sábado, 11 de noviembre de 2017

Oración y el tiempo de Dios

Por jb
[Dios] es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos… (Efesios 3:20).
Leer: Lucas 1:5-17 
La Biblia en un año: Jeremías 37–39; Hebreos 3
A veces, Dios se toma su tiempo para responder nuestras oraciones, y nos cuesta entenderlo.
Esa era la situación de Zacarías, un sacerdote a quien se le apareció el ángel Gabriel y le dijo: «Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan» (Lucas 1:13, énfasis añadido).
Probablemente, Zacarías le había pedido a Dios un hijo muchos años antes, y le costaba creer el mensaje del ángel ahora que su esposa estaba más allá de la edad de tener hijos. Aun así, Dios respondió su oración.
La memoria de Dios es perfecta. Jamás olvida nuestras oraciones, y tal vez responda mucho después de que le presentamos nuestras peticiones. A veces, el Señor responde «no», y otras, «espera», pero su respuesta siempre está acompañada de amor. Los caminos de Dios superan los nuestros, pero siempre podemos confiar en que son buenos.
Eso fue lo que descubrió Zacarías. Pidió un hijo, pero Dios le dio aún más. Su hijo Juan se transformaría en el profeta que anunciaría la llegada del Mesías.
La experiencia de Zacarías demuestra una verdad vital que debería animarnos al orar: los tiempos de Dios rara vez son los nuestros, pero siempre vale la pena esperarlos.
Salvador, ¡gracias porque puedes tomar mis oraciones y hacer mucho más de lo que puedo imaginar!
Cuando no podemos ver la mano de Dios, podemos confiar en su corazón.

Segundas oportunidades
Por Keila Ochoa
… El Señor no ha dejado de mostrar su fiel amor… (Rut 2:20 NVI).
Leer: Rut 4:13-17 
La Biblia en un año: Jeremías 40–42; Hebreos 4
«¿Cómo pueden ser tan buenos conmigo si ni siquiera me conocen?».
Después de tomar algunas malas decisiones, Linda había terminado en la cárcel en un país extranjero. Cuando la liberaron después de seis años, no tenía dónde ir. Mientras su familia juntaba dinero para comprarle el billete de regreso, una pareja bondadosa le ofreció hospedaje, comida y ayuda. A Linda la conmovió tanto su bondad que los escuchó con gusto cuando le contaron la buena noticia de un Dios que la amaba y deseaba darle una segunda oportunidad.
Linda me recuerda a Noemí, una viuda de la Biblia que perdió a su esposo y dos hijos en una tierra extraña, y pensó que todo había terminado (Rut 1). Sin embargo, el Señor no se había olvidado de Noemí, y, a través del amor de su nuera y la compasión de un hombre piadoso llamado Booz, vio el amor de Dios y recibió una segunda oportunidad (4:13-17).
El mismo Dios se ocupa hoy de nosotros. Mediante el amor de otros, podemos recordar su presencia. Pero, sobre todas las cosas, Dios está dispuesto a ofrecernos empezar de nuevo. Al igual que Linda y Noemí, lo único que necesitamos es ver la mano de Dios en nuestra vida y entender que Él nunca deja de mostrarnos su bondad.
Señor, gracias por ofrecernos volver a empezar.
Dios da segundas oportunidades.

Nuestro Pan Diario

No hay comentarios:

Publicar un comentario