Por Dave
Branon
La
esperanza de los justos es alegría… (Proverbios 10:28).
Leer: Salmo 28:6-9
La
Biblia en un año: Jeremías 32–33; Hebreos 1
Después
de que mi esposa y yo visitamos el Louvre en París, llamé por teléfono a
nuestra nieta Addie. Cuando le conté que había visto el famoso cuadro de da
Vinci, la Mona Lisa, Addie preguntó: «¿Está sonriendo?».
¿Acaso
no es esta la gran pregunta que rodea esa pintura? Más de 600 años después de
que Leonardo la pintara, todavía no sabemos si la señora estaba sonriendo o no.
La
«sonrisa» es parte de lo intrigante de la pintura. Pero ¿cuál es la
importancia de esto? ¿Acaso la Biblia habla de sonreír? En realidad, la
palabra aparece menos de cinco veces en la Escritura, y nunca como algo que se
nos manda hacer. Sin embargo, la Biblia sí sugiere que tengamos una actitud que
nos lleva a sonreír, y se usa la palabra alegría. Casi 250 veces leemos
sobre esta idea: «Mi corazón se llena de alegría», dice David al pensar en el
Señor (Salmo 28:7 NTV). Debemos «[cantar] de alegría al Señor» (33:1 NTV); los
testimonios de Dios son «el gozo de [nuestro] corazón» (119:111); y estamos
«alegres» porque «grandes cosas ha hecho el Señor con nosotros» (126:3).
Sin
duda, la alegría que Dios nos da a través de todo lo que ha hecho por nosotros
puede dibujarnos una sonrisa en el rostro.
Querido
Dios, nos haces sonreír. Tu gozo trasciende todo lo que el mundo puede ofrecer.
La
esperanza en el corazón pone una sonrisa en el rostro.
Gozo
y justicia
Por Bill
Crowder
…
juzgarás los pueblos con equidad, y pastorearás las naciones en la
tierra (v. 4).
Leer: Salmo 67
La
Biblia en un año: Jeremías 34–36; Hebreos 2
En una
conferencia en Asia, tuve en pocas horas dos conversaciones reveladoras.
Primero, un pastor contó que había pasado once años en la cárcel por una
sentencia errónea de asesinato, hasta que lo liberaron. Después, un grupo de
familias relató que habían pagado una fortuna para escapar de la persecución
religiosa en su país, pero los habían traicionado. Ahora, después de años en un
campamento de refugiados, se preguntan si alguna vez encontrarán un hogar.
En
ambos casos, la crisis se intensificó por falta de justicia… una prueba del
estado de nuestro mundo. Sin embargo, este vacío de justicia no es una
situación permanente.
El
Salmo 67 llama al pueblo de Dios a darlo a conocer a nuestro mundo que sufre.
El resultado será alegría y gozo, por al amor de Dios y por su justicia.
«Alégrense y gócense las naciones porque juzgarás los pueblos con equidad, y
pastorearás las naciones en la tierra» (v. 4).
Los
escritores de la Biblia entendían la «equidad» como un componente clave del
amor de Dios, pero sabían que solo se cumplirá a la perfección en el futuro.
Entretanto, podemos señalar a los demás la justicia divina del Señor. Su venida
verá correr «el juicio como las aguas, y la justicia como impetuoso arroyo»
(Amós 5:24).
Padre,
ayúdanos a practicar obras de justicia mientras esperamos que vuelvas.
Que
tus obras apunten a la justicia y tu oración a la misericordia.
Nuestro Pan Diario
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