… un hombre digno de confianza, ¿quién lo hallará?
(Proverbios 20:6 LBLA).
Leer: Juan 13:33-35
La Biblia en un año: 2 Crónicas 19–20; Juan 13:21-38
«No puedo confiar en nadie —sollozó mi amiga—. Cada
vez que lo hago, me lastiman». Un exnovio había empezado a esparcir rumores
sobre ella. Como le costaba confiar después de una infancia dolorosa, esta
traición pareció confirmar que no se puede confiar en nadie.
No sabía cómo consolarla. Tenía razón… es difícil
encontrar a alguien en quien confiar plenamente. Su historia me dolió y me
recordó momentos de traición inesperados en mi propia vida. La Escritura habla
con franqueza sobre la naturaleza humana. En Proverbios 20:6, el autor expresa
el mismo lamento que mi amiga, dejando constancia para siempre del dolor de la
traición.
Lo que sí pude decirle es que la crueldad de los
demás es tan solo parte de la historia. Aunque las heridas que nos infligen son
reales y dolorosas, a través de Jesús, el amor genuino es posible. En Juan
13:35, Jesús les dijo a sus discípulos que el mundo sabría que eran sus
seguidores debido al amor de ellos. Aunque algunos quizá nos lastimen, también
habrá personas que nos muestren el amor del Señor, nos apoyen en forma
incondicional y nos cuiden. Al descansar en su amor infalible, podemos hallar
sanidad, comunión y el valor para amar a otros como Él nos amó.
Señor, gracias por la sanidad que podemos encontrar
en la iglesia. Ayúdanos a compartir este amor con el mundo.
Jesús hizo posible el amor verdadero.
Sobre
la roca
¿Por
qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo? (v. 46).
Leer: Lucas 6:46-49
La
Biblia en un año: 2 Crónicas 17–18; Juan 13:1-20
Una
cruz enorme e iluminada se levanta sobre Table Rock, una meseta rocosa que se
ve desde mi ciudad. En la tierra aledaña, se construyeron varios hogares, pero,
hace poco, los dueños tuvieron que mudarse por cuestiones de seguridad. A pesar
de estar cerca del sólido fundamento de esta meseta rocosa, las casas no son
seguras. Estuvieron moviéndose sobre sus cimientos, lo cual podría romper caños
importantes y acelerar el deslizamiento.
Jesús
compara a los que escuchan y obedecen sus palabras con alguien que construye su
hogar sobre la roca (Lucas 6:47-48). Estos hogares sobreviven a las tormentas.
En cambio, dice que un hogar sin cimiento firme (como las personas que no
obedecen su instrucción) no puede eludir las aguas.
En
muchas ocasiones, me he sentido tentada a ignorar mi conciencia cuando sabía
que Dios me pedía más de lo que estaba dando, por pensar que mi respuesta se
había «acercado lo suficiente». Sin embargo, las casas al pie de la montaña
movediza me mostraron que estar «cerca» no es suficiente cuando se trata de
obedecer al Señor. Para ser como el que construye su casa sobre la roca y
soportar las tormentas de la vida que tantas veces nos abruman, debemos
obedecer por completo las palabras de nuestro Señor.
Señor,
ayúdame a obedecerte con todo mi corazón. Gracias por ser mi roca firme.
La
Palabra de Dios es el único cimiento seguro para la vida.
Nuestro
Pan Diario
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