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viernes, 18 de junio de 2010

Una conexión de fe

“Por tanto, es por fe, para que sea por gracia, a fin de que la promesa sea firme para toda su descendencia; no solamente para la que es de la ley, sino también para la que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros.” Romanos 4:16
Ninguno de ustedes diga lo que hizo en el pasado. Lo que tiene que hacer es pararse en este presente, aceptar verdaderamente la Palabra de Dios y estar plenamente convencido de que nuestro Dios es poderoso para cumplir lo que ha prometido.
Sus promesas son si y amén. ¿Por qué comencé diciéndole esto? Porque quiero que sepa que usted siempre tiene que afirmarse en su vida y en todo lo que desarrolla sobre lo que Dios ha dicho. No lo que opina el mundo o la gente que ve de acuerdo a sus ojos naturales. Y menos basados en el pasado. Porque usted tiene una educación espiritual que va por arriba de la natural, tiene la fe puesta en Dios y en su Palabra. Y la fe es un sentido que va por arriba de los otros cinco sentidos y sólo lo tienen los hijos de Dios. Porque todo lo demás que se denomina fe no es la verdadera fe.
La verdadera fe es la que está conectada con Dios, su espíritu está conectado con Dios y Dios está conectado con usted. Esta es la verdadera conexión de fe.
Usted recibe Palabra de Dios que es espíritu y es vida. Recibe lo que Dios está trayendo a su vida y al ponerlo en práctica en todas las áreas, renovando su entendimiento, va a ver cumplido el sueño de Dios para su vida.
Miremos el ejemplo de Abraham. Bajo la mirada del mundo natural Abraham no tenía esperanzas. Pero la Biblia dice: que tuvo esperanza contra esperanza. Y la esperanza que él tuvo es la esperanza en Dios, contra la esperanza que tienen los humanos.
La esperanza de lo natural mira con la mirada natural, pero la esperanza sobrenatural la de Dios, la divina, está depositada dentro del espíritu del que le cree a lo que Dios ha dicho. Si Dios lo ha dicho usted tiene que recibirlo, creerlo y manifestarlo en cada área de su vida.
El miró las cosas con una mirada eterna. No miró las cosas en lo natural, que él ya estaba viejo, que su mujer no podía tener hijos y también se estaba poniendo vieja.
Esa era la mirada y la esperanza natural, pero el creyó esperanza contra esperanza. La esperanza que el tenía, es que Dios lo había dicho. Creyó en la promesa de Dios y confesó su nuevo nombre: Abraham. Padre de mucha gente.
Ese es un ejemplo de una persona que tiene una verdadera conexión de fe. Una conexión con lo que Dios ha dicho y lo cree. Usted hoy también puede estar bien conectado en fe. Medite en esta Palabra.
Oración: Padre, yo quiero estar conectado en fe con tu Espíritu. Hoy meditaré en tu Palabra que es mi guía para caminar correctamente. Sé que lo lograré, lo alcanzaré. En el nombre de Jesús, amén.
Fuente: Juan O. Crudo. Argentina
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