Y ciertamente, aun estimo todas las cosas
como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi
Señor… —Filipenses 3:8
Mientras
pastoreaba una iglesia al principio de mi ministerio, mi hija me
preguntó: «Papá, ¿somos famosos?». A lo cual, repliqué: «No, querida, no
lo somos». Ella pensó por un instante y, después, dijo un poco
indignada: «Bueno,
¡lo seríamos si más personas supieran sobre nosotros!».
¡Pobre
hija! Solo siete años de edad y luchando ya con lo que muchos de
nosotros batallamos durante toda la vida: el anhelo de obtener el
reconocimiento que pensamos que merecemos.
Nuestro
deseo de reconocimiento no sería un problema si no tendiéramos a quitar
a Jesús del centro de nuestra atención. Estar concentrados en nosotros
mismos lo deja fuera del cuadro.
La
vida no puede girar alrededor de nosotros y de Jesús al mismo tiempo.
Esto le da vital importancia a la declaración de Pablo al decir que
consideraba «todas las cosas como pérdida por la excelencia del
conocimiento de Cristo Jesús» (Filipenses 3:8). Ante una elección entre
él y Jesús, voluntariamente descartaba las cosas que atraerían la
atención hacia sí mismo, para que pudiera concentrarse en conocer a
Cristo y experimentar su presencia en su vida (vv. 7-8, 10).
Nosotros
debemos decidir sobre lo mismo. ¿Viviremos
para atraer la atención hacia nosotros o nos concentraremos en el
privilegio de conocer a Jesús y experimentar una comunión más íntima con
Él?
—JMS
Señor, ayúdame a quitarme del camino y profundizar mi andar contigo.
¿Nuestras decisiones honran a Dios o a nosotros?
¡Para siempre con Él!
Lectura: Santiago 4:11-17
…
Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por
un poco de tiempo, y luego se desvanece. —Santiago 4:14
En
1859, durante los turbulentos años previos a la Guerra Civil
Estadounidense, el presidente Lincoln tuvo la oportunidad de hablar con
los miembros de la Sociedad Agrícola de uno de los estados. En su
discurso, compartió con ellos la historia
de un antiguo monarca que buscaba una frase que fuera «verdadera y
apropiada en todo tiempo y situación». Frente a un desafío tan
emocionante, sus sabios consejeros le respondieron con esta frase: «Y
esto también pasará».
No
hay duda de que nuestro mundo está en un constante proceso de deterioro.
Y esto no solo le sucede al mundo; nosotros también somos conscientes
de que los días de nuestra vida están contados. Santiago escribió: «…
Porque ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se aparece por
un poco de tiempo, y luego se desvanece» (Santiago 4:14).
Aunque
nuestra vida actual es efímera y se desvanecerá, el Dios a quien
adoramos y servimos es eterno. Él ha compartido esa eternidad con
nosotros mediante el regalo de su Hijo Jesucristo. Nos promete una vida
que nunca pasará: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a
su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna» (Juan 3:16).
Cuando Cristo vuelva, ¡nos llevará a casa para estar con Él para siempre!
—WEC
Para tener esperanza hoy, recuerda el final de la historia: la eternidad con Dios.
Quiero cantar
Lectura: Salmo 150
Todo lo que respira alabe al Señor. Aleluya. —Salmo 150:6
Cuando
le pregunté a un amigo cómo andaba su madre, me dijo que la demencia
senil le había robado su capacidad de recordar muchos nombres y
acontecimientos del pasado. «Aun así —agregó—, todavía puede sentarse al
piano y, sin la partitura, tocar de memoria himnos hermosos».
Hace
2.500 años, Platón y Aristóteles
escribieron sobre el poder auxiliador y sanador de la música. Pero,
siglos antes, el registro bíblico estaba saturado de canciones.
Desde
la primera mención de Jubal, «padre de todos los que tocan arpa y
flauta» (Génesis 4:21), hasta aquellos que «cantan el cántico de Moisés
siervo de Dios, y el cántico del Cordero» (Apocalipsis 15:3), las
páginas de la Biblia resuenan de música. Salmos, llamado a menudo «el
himnario bíblico», nos señala el amor y la fidelidad de Dios. El libro
concluye con un llamado incesante a adorar: «Todo lo que respira alabe
al Señor. Aleluya» (Salmo 150:6).
Como
nunca antes en la historia, hoy necesitamos que Dios ministre con
música nuestro corazón. Sea lo que sea que enfrentemos durante el día,
que la noche nos encuentre cantando: «Fortaleza mía, a ti cantaré;
porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia» (59:17).
—DCM
Señor, no sé lo que vendrá hoy ni mañana, pero te agradezco que
estás a mi lado. Dame un espíritu de alabanza y gratitud ante todo lo que esté por delante.
La alabanza a Dios surge naturalmente cuando enumeras tus bendiciones.
-----------------------------------------------------------PENSALO
Acerca
del Nuevo Testamento
Muchas veces
en nuestras conferencias nos preguntan cómo afecta el descubrimiento de Qumrán,
comúnmente conocidos como los “Rollos del Mar Muerto”, al Nuevo Testamento de
nuestra revisión a la Biblia Reina Valera 1909. Por lo general, la gente no
tiene una noción exacta de qué clase de descubrimientos arqueológicos se
realizaron en 1946/7 en el Mar Muerto, en lo que se refiere al material bíblico
encontrado. Podemos decir que este descubrimiento no tiene demasiada relevancia
práctica para el Nuevo Testamento, ya que los fragmentos encontrados son muy
pequeños y escasos. Además, ha sido motivo de intenso debate por décadas a qué
partes del Nuevo Testamento atribuir estos fragmentos (otros descartan que
estos fragmentos sean parte del Nuevo Testamento). Los mismos fueron
encontrados en la cueva número siete de Qumrán. Un fragmento encontrado, del
tamaño de un par de centímetros cuadrados, se atribuye al Evangelio según
Marcos (Cap. 6 vs. 52-53). Este es el más famoso fragmento y se lo conoce como
el “Papiro 7Q5” (Cueva 7 + Qumrán + Papiro 5). También hay otros fragmentos que
se atribuyen al Nuevo Testamento: (7Q4, 1 Ti. 3:16; 4:1, 3; 7Q61, Mr. 4:28;
7Q62, Hch. 27:38; 7Q7, Mr. 12:7; 7Q8, Stg. 1:23, 24; 7Q9, Ro. 5:11, 12; 7Q10, 2
P. 1:15; 7Q15, Mr. 6:48.).
Pero
la respuesta práctica, que la gente tiene que saber, es que estos
descubrimientos de Qumrán no inciden textualmente en la revisión de la Biblia
Reina Valera que la Sociedad está llevando a cabo.
¿Y
qué hay del Antiguo Testamento?
Se supone que el material descubierto es de una
época precristiana, un poco más de un siglo antes de Cristo, aunque se estima
el cierre de la cueva en el año 70 d.C., luego de la destrucción de Jerusalén.
El material conservado en la cueva fue guardado en su momento por los Esenios
(secta judía que se extendió del siglo II a.C. hasta el I d.C.).
Dicho material encontrado en los idiomas hebreo,
arameo y griego se compone de literatura extra bíblica en su mayor parte,
aunque aparecen varias porciones del Antiguo Testamento.
Actualmente se pueden apreciar estos fragmentos del
AT digitalizados en alta calidad para ser examinados en línea[1]. Lo más relevante del descubrimiento de Qumrán,
referente al Antiguo Testamento, es el libro de Isaías, ya que se ha encontrado
en su totalidad. Según el Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia[2] se dice
respecto a los rollos de Isaías:
“Se hallaron dos rollos en la primera
cueva. El primero (1QIsa) presenta el texto completo. Aunque exhibe un buen
número de cambios en escritura, en formas gramaticales, y otras variantes, es
notablemente idéntico al libro de Isaías en el TM (más consideraciones se dan
en la sección VIII). El segundo rollo de Isaías (1QIsb), aunque incompleto,
presenta una caligrafía mucho más bella, y un texto casi idéntico al
masorético. Se conservan parte de los caps. 41 y 43 a 66, junto con algunos
fragmentos de los capítulos anteriores (…) La gran fidelidad de la transmisión
del Texto Masorético, elegido con unos criterios ciertamente rigurosos, y que
ha confirmado la fiabilidad de todo el texto del AT.”
El descubrimiento de Qumrán apoya el texto hebreo
del AT mayoritariamente, mas allá que se hayan encontrado fragmentos en griego
de la versión LXX. El Texto Masorético hebreo es la fuente que utiliza la
Sociedad Bíblica Trinitaria para traducir el Antiguo Testamento en todos sus
idiomas. Y es la fuente textual para revisar el AT de la Reina Valera.
Video del Museo de Israel donde se guarda uno de las
partes de libro de Isaías encontrado.
(Se lee parte del capítulo 1 versículo 1 de Isaías).
(Se lee parte del capítulo 1 versículo 1 de Isaías).
[1]The Leon
Levy “Dead Sea Scrolls” (Digital Library).
[2] Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia,
de la Editorial CLIE, Samuel Vila y Santiago Escuain. (VIII. Literatura
bíblica: AT- Inciso “a”).
Sociedades Biblicas Trinitarias
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