¡Tened
ánimo; yo soy, no temáis! (v. 27).
Lectura:
Mateo 14:22-33
La
biblia en un año: Job 1–2; Hechos 7:22-43
Cuando
estaba aprendiendo a navegar, tenía que caminar por una plataforma flotante
bastante inestable para llegar hasta los botes en los que nos enseñaban.
Detestaba hacerlo. Mi equilibrio no es muy bueno, y tenía terror de caer al
agua mientras intentaba subir al bote. Estuve a punto de abandonar, pero el
instructor me dijo: «Mírame fijo. Yo estoy acá. Si resbalas, yo te sostendré».
Hice lo que me dijo y, ahora, ¡soy la orgullosa poseedora de un certificado de
navegación básica!
¿Evitas
a toda costa los riesgos? Muchos rehusamos dejar nuestras costumbres por temor
a fracasar, lastimarnos o hacer el ridículo. Pero, si permitimos que el miedo
nos enceguezca, terminaremos paralizados.
La
historia de la caminata de Pedro sobre el agua y la razón de su aparente
fracaso es una de las preferidas de los predicadores (Mateo 14:22-33), pero me
parece que nunca escuché a ninguno que hablara de la actitud del resto de los
discípulos. Para mí, Pedro tuvo éxito: sintió miedo, pero, aun así, respondió
al llamado de Jesús. Tal vez los que fracasaron fueron aquellos que nunca lo
intentaron.
Jesucristo
arriesgó todo por nosotros. ¿Qué estamos dispuestos a arriesgar por Él?
«La
vida es un aventura arriesgada o no es nada». Helen Keller
Nuestro
Pan Diario
De
compras con Liam
…
ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar (v. 15).
Lectura:
Génesis 3:14-19
La
biblia en un año: Ester 9–10; Hechos 7:1-21
A mi
hijo Liam le encanta recoger florcitas amarillas silvestres para regalarle a su
mamá, y ella no se cansa de recibirlas. Lo que para un hombre es una maleza,
para un niño es una flor. Un día, fui de compras con él. Mientras pasábamos
rápidamente por delante de un lugar con flores, señaló con entusiasmo hacia un
adorno con tulipanes amarillos, y exclamó: «Papá, ¡deberías comprarle esas
florcitas amarillas a mamá!». Su consejo me hizo reír. También se convirtió en
una hermosa foto en la página de Facebook de su madre. (A propósito… compré los
tulipanes).
Algunos
consideran que la maleza simboliza el pecado de Adán. Al comer el fruto
prohibido, Adán y Eva quedaron bajo la maldición de un mundo caído (Génesis
3:16-19).
Pero
la mirada infantil de Liam me trajo a la mente otra cosa: aun en la maleza hay
algo bello. La angustia del alumbramiento también implica esperanza. La muerte
será finalmente derrotada. La «simiente» de la que Dios habló en Génesis 3:15
batallaría contra la de la serpiente. Esa simiente es Jesús, quien nos rescató
de la maldición de la muerte (Gálatas 3:16).
Quizá
el mundo esté arruinado, pero hay maravillas a la vuelta de cada esquina. Aun
las malezas nos recuerdan la promesa de la redención y a un Creador que nos
ama.
La
creación nos recuerda la promesa de la redención.
Nuestro
Pan Diario
Fracasar
no es la muerte
…
tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Juan 6:69).
Lectura:
Juan 18:15-27
La
biblia en un año: Nehemías 10–11; Hechos 4:1-22
El
Primer Ministro Winston Churchill sabía cómo levantar el ánimo del pueblo
británico durante la Segunda Guerra Mundial. El 18 de junio de 1940, le dijo a
una multitud atemorizada: «Hitler sabe que tendrá que destruirnos […] o perder
la guerra […]. Por lo tanto, apuntalémonos […] y sostengámonos de tal manera
que, si el Imperio Británico [perdura] por mil años, los hombres sigan
diciendo: “¡Esa fue su hora de gloria!”».
A
todos nos gustaría que nos recordaran por nuestra hora de gloria. Tal vez, la
de Pedro fue cuando proclamó: «tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente»
(Juan 6:69). Sin embargo, en ocasiones, permitimos que nuestros fracasos sean
lo que nos define. Después de que Pedro dijo varias veces que no conocía a
Jesús, salió y lloró amargamente (Mateo 26:75; Juan 18).
Como
Pedro, todos fallamos: en nuestras relaciones interpersonales, en nuestra lucha
contra el pecado y en nuestra fidelidad a Dios. Pero «fracasar no es la
muerte», como señaló también Churchill. Felizmente, esto se aplica a nuestra
vida espiritual. Jesús le perdonó su fracaso al arrepentido Pedro (Juan 21) y
lo utilizó para predicar y guiar a muchos al Salvador.
Fracasar
no es la muerte. Con amor, Dios restaura a los que vuelven a Él.
Cuando
Dios perdona, quita el pecado y restaura el alma.
Nuestro
Pan Diario
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