¡Vos podes ayudarnos!

---

Translate


domingo, 28 de junio de 2015

Caminar sobre el agua



¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! (v. 27).
La biblia en un año: Job 1–2; Hechos 7:22-43
Cuando estaba aprendiendo a navegar, tenía que caminar por una plataforma flotante bastante inestable para llegar hasta los botes en los que nos enseñaban. Detestaba hacerlo. Mi equilibrio no es muy bueno, y tenía terror de caer al agua mientras intentaba subir al bote. Estuve a punto de abandonar, pero el instructor me dijo: «Mírame fijo. Yo estoy acá. Si resbalas, yo te sostendré». Hice lo que me dijo y, ahora, ¡soy la orgullosa poseedora de un certificado de navegación básica!
¿Evitas a toda costa los riesgos? Muchos rehusamos dejar nuestras costumbres por temor a fracasar, lastimarnos o hacer el ridículo. Pero, si permitimos que el miedo nos enceguezca, terminaremos paralizados.
La historia de la caminata de Pedro sobre el agua y la razón de su aparente fracaso es una de las preferidas de los predicadores (Mateo 14:22-33), pero me parece que nunca escuché a ninguno que hablara de la actitud del resto de los discípulos. Para mí, Pedro tuvo éxito: sintió miedo, pero, aun así, respondió al llamado de Jesús. Tal vez los que fracasaron fueron aquellos que nunca lo intentaron.
Jesucristo arriesgó todo por nosotros. ¿Qué estamos dispuestos a arriesgar por Él?
«La vida es un aventura arriesgada o no es nada». Helen Keller
Nuestro Pan Diario

De compras con Liam
 
… ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar (v. 15).
La biblia en un año: Ester 9–10; Hechos 7:1-21
A mi hijo Liam le encanta recoger florcitas amarillas silvestres para regalarle a su mamá, y ella no se cansa de recibirlas. Lo que para un hombre es una maleza, para un niño es una flor. Un día, fui de compras con él. Mientras pasábamos rápidamente por delante de un lugar con flores, señaló con entusiasmo hacia un adorno con tulipanes amarillos, y exclamó: «Papá, ¡deberías comprarle esas florcitas amarillas a mamá!». Su consejo me hizo reír. También se convirtió en una hermosa foto en la página de Facebook de su madre. (A propósito… compré los tulipanes).
Algunos consideran que la maleza simboliza el pecado de Adán. Al comer el fruto prohibido, Adán y Eva quedaron bajo la maldición de un mundo caído (Génesis 3:16-19).
Pero la mirada infantil de Liam me trajo a la mente otra cosa: aun en la maleza hay algo bello. La angustia del alumbramiento también implica esperanza. La muerte será finalmente derrotada. La «simiente» de la que Dios habló en Génesis 3:15 batallaría contra la de la serpiente. Esa simiente es Jesús, quien nos rescató de la maldición de la muerte (Gálatas 3:16).
Quizá el mundo esté arruinado, pero hay maravillas a la vuelta de cada esquina. Aun las malezas nos recuerdan la promesa de la redención y a un Creador que nos ama.
La creación nos recuerda la promesa de la redención.
Nuestro Pan Diario

Fracasar no es la muerte
… tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Juan 6:69).
Lectura: Juan 18:15-27
La biblia en un año: Nehemías 10–11; Hechos 4:1-22
El Primer Ministro Winston Churchill sabía cómo levantar el ánimo del pueblo británico durante la Segunda Guerra Mundial. El 18 de junio de 1940, le dijo a una multitud atemorizada: «Hitler sabe que tendrá que destruirnos […] o perder la guerra […]. Por lo tanto, apuntalémonos […] y sostengámonos de tal manera que, si el Imperio Británico [perdura] por mil años, los hombres sigan diciendo: “¡Esa fue su hora de gloria!”».
A todos nos gustaría que nos recordaran por nuestra hora de gloria. Tal vez, la de Pedro fue cuando proclamó: «tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (Juan 6:69). Sin embargo, en ocasiones, permitimos que nuestros fracasos sean lo que nos define. Después de que Pedro dijo varias veces que no conocía a Jesús, salió y lloró amargamente (Mateo 26:75; Juan 18).
Como Pedro, todos fallamos: en nuestras relaciones interpersonales, en nuestra lucha contra el pecado y en nuestra fidelidad a Dios. Pero «fracasar no es la muerte», como señaló también Churchill. Felizmente, esto se aplica a nuestra vida espiritual. Jesús le perdonó su fracaso al arrepentido Pedro (Juan 21) y lo utilizó para predicar y guiar a muchos al Salvador.
Fracasar no es la muerte. Con amor, Dios restaura a los que vuelven a Él.
Cuando Dios perdona, quita el pecado y restaura el alma.
Nuestro Pan Diario
-----------------------------------------------------------------------
NOTICIAS CRISTIANAS
 
 





















 

No hay comentarios:

Publicar un comentario