En
aquellos días [Jesús] fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios.
—Lucas 6:12
Lectura: Marcos 14:32-42
Lectura: Marcos 14:32-42
La
biblia en un año: Éxodo 23–24 ; Mateo 20:1-16
Cuando
nieva en la zona donde vivo, me gusta buscar a mis nietos para ir juntos a
deslizarnos en nuestros trineos de plástico sobre la nieve detrás de casa.
Bajamos rápidamente la colina en diez segundos y, después, subimos para
lanzarnos otra vez.
Cuando
viajo a Alaska con un grupo de jóvenes, también hacemos lo mismo. Un autobús
nos lleva cerca de la cima de un monte, subimos a los trineos y, durante diez o
veinte minutos (según el grado de valentía), bajamos a toda velocidad, tratando
de seguir vivos.
Diez
segundos en el patio trasero de mi casa o diez minutos en una montaña de
Alaska… en ambos casos, nos deslizamos en trineos, pero hay una gran
diferencia.
He
comparado esto con la oración. A veces, hacemos una oración de «diez segundos
en el patio»: rápida, repentina o dando gracias antes de comer. Otras, oramos
«bajando de un monte»: larga e intensa, con pasión y concentrados en nuestra
relación con Dios. Ambas son apropiadas y vitales para la vida.
Jesús
oraba con frecuencia y, a veces, durante largos períodos (Lucas 6:12; Marcos
14:32-42). Sea como sea, presentemos los deseos de nuestro corazón al Dios de
los patios traseros y de las montañas de nuestra vida.
JDB
Señor, desafíanos a orar constantemente; en sesiones cortas o largas. Que en
los valles, las colinas y los montes de nuestra vida, elevemos nuestro corazón
y mente a ti en comunicación permanente.
El
corazón de la oración es orar con el corazón.
Nuestro Pan Diario
Fuente
de ayuda
Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la
tierra. —Salmo 121:2
Lectura: Salmo 121
Lectura: Salmo 121
La biblia en un año: Éxodo 21–22 ; Mateo 19
Ya a los 20 años, Lygon Stevens, un experimentado
montañista, había llegado a la cima de los montes McKinley y Rainier; de 4
cumbres de los Andes, en Ecuador; y de 39 de las montañas más altas de
Colorado, en Estados Unidos. «Escalo porque me encantan las montañas —declaró—,
y porque allí me encuentro con Dios». En enero de 2008, Lygon murió en una
avalancha mientras escalaba un cerro junto con su hermano, el cual sobrevivió.
Cuando sus padres descubrieron sus diarios, quedaron
profundamente conmovidos por su íntima relación espiritual con Cristo. Su madre
señaló: «Lygon siempre brilló para su Señor, ya que vivía una comunión profunda
y sincera con Él; algo que incluso algunos experimentados veteranos de la fe
anhelan tener».
Tres días antes de la avalancha, mientras estaba en
su tienda, Lygon escribió en su diario por última vez: «Dios es bueno, y tiene
un plan para nuestra vida más grande y más bendecido que el que nosotros
escogemos. Estoy tan agradecido por eso. Gracias, Señor, por traerme hasta
aquí. Dejo el resto, mi futuro, en esas mismas manos y te doy gracias».
Lygon hizo propias las palabras del salmista: «Mi
socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra» (Salmo 121:2).
DCM
Ante
un futuro desconocido, podemos confiar en un Dios omnisciente.
Nuestro Pan Diario
Contra las distracciones
… María ha escogido la buena parte, la cual no le
será quitada. —Lucas 10:42
Lectura: Lucas 10:38-42
La biblia en un año: Éxodo 19–20 ; Mateo 18:21-35
Todos los días, recorro el mismo camino para ir a
trabajar y volver a casa, y siempre veo una cantidad alarmante de conductores
distraídos. Por lo general, están hablando por teléfono o enviando mensajes,
pero ¡también he visto algunos que leen el periódico, se maquillan o comen
cereales mientras tratan de maniobrar un auto a más de 120 kilómetros por hora!
A veces, las distracciones son breves e inofensivas, pero, en un vehículo en
movimiento, pueden matar.
En ocasiones, las distracciones pueden afectar
nuestra relación con Dios. Así se sintió Jesús en cuanto a su amiga Marta,
ya que ella «se preocupaba con muchos quehaceres» preparando la comida
(Lucas 10:40). Cuando Marta se quejó de que María, su hermana, no la ayudaba
(al parecer, por su devoción a Cristo y sus enseñanzas), Jesús le dijo: «Marta,
Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es
necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada» (vv.
41-42).
Marta tenía buenas intenciones al desenfocarse, pero
estaba desaprovechando la oportunidad de escuchar a Jesús y disfrutar de su
presencia. El Señor merece nuestra devoción más profunda, y Él es el único que
puede capacitarnos plenamente para evitar cualquier distracción en la vida.
WEC
Señor, quiero un corazón como el de María, para
aprender a tus pies y cerca de ti; y como el de Marta, para servirte con amor.
Si
quieres sentirte miserable, mira hacia dentro; distraído, a tu alrededor;
pacífico, hacia arriba.
Nuestro Pan Diario
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