Por
tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán
una sola carne. —Génesis 2:24
Lectura:
Génesis 2:18-25
La
biblia en un año: Levítico 6–7Mateo 25:1-30
Fue
su impermeable amarillo lo que me llamó la atención. Rápidamente, aumentó mi
interés en esta bonita alumna de primer año, de cabello castaño y largo. Poco
después, me armé de valor e interrumpí a Sue mientras ella caminaba leyendo una
carta de un muchacho de su ciudad, y, torpemente, la invité a salir. Me
sorprendí cuando me dijo que sí.
Más
de cuatro décadas después, Sue y yo miramos atrás y nos reímos de nuestro
primer encuentro en aquella universidad… y nos maravillamos de cómo Dios unió a
esos dos jóvenes tímidos. A través de los años, hemos enfrentado innumerables
crisis mientras formábamos nuestra familia. Nos esforzamos para criar cuatro
hijos y nos dolió tremendamente cuando perdimos a nuestra hija Melissa.
Problemas grandes y pequeños han probado nuestra fe, pero hemos permanecido
juntos. Todo esto implicó un compromiso de parte de ambos y la gracia de Dios.
Hoy nos regocijamos en los designios del Señor, expresados en Génesis 2:24:
dejar a nuestros padres, unirnos como hombre y mujer, y convertirnos en una
sola carne. Amamos este plan asombroso que nos ha dado una vida tan maravillosa
juntos.
El
diseño de Dios para el matrimonio es hermoso. Por eso, oramos para que las
parejas casadas experimenten cuán maravilloso es disfrutar juntos de la vida
con la bendición de la guía amorosa del Señor.
El
matrimonio florece en un clima de amor, honra y respeto.
Nuestro Pan
Diario+
Volver
de la muerte
Aun
estando nosotros muertos […], [Dios] nos dio vida juntamente con Cristo…
—Efesios 2:5
Lectura:
Efesios 2:1-10
La
biblia en un año: Levítico 11–12Mateo 26:1-25
¿Puede
una persona estar oficialmente viva después de ser declarada legalmente muerta?
Esta pregunta se convirtió en una noticia internacional cuando un hombre
apareció 25 años después de haber sido declarado desaparecido. En aquel
momento, no tenía trabajo, era adicto a las drogas y había dejado de pagar
la cuota alimentaria para sus hijos. Por eso, decidió desaparecer. No obstante,
al reaparecer, descubrió cuán difícil es volver de la muerte. Cuando fue a los
tribunales para revertir el fallo que lo declaraba legalmente muerto, el
juez rechazó su pedido, ya que se requería un período de tres años para
modificar la medida.
Ese
pedido inusual a un tribunal humano es una experiencia habitual para Dios. En
su carta a los efesios, Pablo señala que, aunque estábamos espiritualmente
muertos, Dios «nos dio vida juntamente con Cristo» (Efesios 2:1, 5). No
obstante, declararnos y hacernos espiritualmente vivos fue una cuestión
sumamente dolorosa para Dios, ya que nuestro pecado y su consecuente muerte
espiritual exigieron el sufrimiento, la muerte y la resurrección de su Hijo
(vv. 4-7).
Una
cosa es probar que estamos físicamente vivos, pero nuestro desafío es demostrar
vida espiritual. Al ser declarados vivos en Cristo, se nos llama a vivir
agradecidos por la inconmensurable misericordia y la vida que hemos recibido.
Jesús
murió para que nosotros pudiéramos vivir.
Nuestro
Pan Diario
El
visitante
Estuve
desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis
a mí. —Mateo 25:36
Lectura:
Mateo 25:31-40
La
biblia en un año: Levítico 8–10Mateo 25:31-46
Un
amigo mío le preguntó a un hombre recién jubilado qué iba a hacer ahora que ya
no trabajaba todo el tiempo. «Me considero un visitante —respondió el hombre—.
Voy a ver a integrantes de nuestra iglesia y comunidad que están en el hospital
o en centros de cuidados especiales, que viven solos o que, simplemente,
necesitan alguien que hable y ore con ellos. ¡Y me encanta hacerlo!». Mi amigo
quedó impresionado ante la claridad de propósito de este hombre y su interés en
los demás.
Unos
días antes de que Jesús fuera crucificado, contó a sus seguidores una historia
que enfatizaba la importancia de visitar a los necesitados. «Entonces el Rey
dirá a los de su derecha: […] estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me
visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí» (Mateo 25:34, 36). Cuando le
preguntaran: «¿… cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?», el
Rey responderá: «De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos
mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis» (vv. 39-40).
Nuestro
ministerio de visitación tiene dos beneficiarios: la persona visitada y Jesús
mismo. Ir a ver a una persona para ayudarla y alentarla es servir al Señor
directamente.
¿Hay
alguien a quien lo alentaría que lo visitaras hoy?
Compasión
es entender los problemas de los demás y tener un deseo urgente de ayudar.
Nuestro
Pan Diario
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NOTICIAS CRISTIANAS
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