… han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se
ha preparado (v. 7).
Lectura: Apocalipsis 21:1-8
La biblia en un año: 1 Reyes 16–18; Lucas 22:47-71
En los últimos 800 años aproximadamente, se añadió
una costumbre a las ceremonias de bodas judías: cuando termina, el esposo rompe
un vaso para vino con el pie. Algunos dicen que la ruptura del vidrio simboliza
la destrucción del templo en el 70 d.C. Se insta a las parejas jóvenes a
recordar, mientras forman un nuevo hogar, que la casa de Dios fue destruida.
No obstante, el Señor no carece de una casa, sino
que ha elegido un nuevo lugar para vivir: en nosotros, sus seguidores. En forma
metafórica, las Escrituras hablan de los creyentes como la esposa de Cristo y
el templo donde vive Dios. Simultáneamente, Él está preparando a su esposa y
planeando construir un nuevo hogar, el cual se tornará en su morada permanente.
Al mismo tiempo, está preparando a la esposa y organizando una boda que
incluirá a toda la familia de Dios desde el principio de las edades.
Nuestra tarea es fácil, aunque, a veces, puede ser
dolorosa. Cooperamos con Dios mientras Él obra en nosotros para hacernos más
semejantes a su Hijo Jesús. Luego, un día, en la mejor boda que jamás haya
existido, nos presentará para sí sin mancha ni arruga. Seremos santos y sin
mancha (Efesios 5:27). Esa boda pondrá fin a toda tristeza y sufrimiento.
No
hay duda de que Jesús volverá.
Nuestro Pan Diario
El que sirve
… yo estoy entre vosotros como el que sirve (v. 27).
Lectura: Lucas 22:24-27
La biblia en un año: 1 Reyes 14–15; Lucas 22:21-46
«¡Yo no soy sirvienta de nadie!», grité. Esa mañana,
las exigencias de mi familia parecían superarme, mientras ayudaba a mi esposo a
buscar su corbata azul, le daba de comer a mi bebé y sacaba de abajo de la cama
el juguete perdido de nuestro hijito de dos años.
Más tarde, ese mismo día, mientras leía la Biblia,
encontré este versículo: «Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o
el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros
como el que sirve» (Lucas 22:27).
Jesús no tenía que lavarles los pies a sus
discípulos, pero lo hizo (Juan 13:5). Había sirvientes que podían hacerlo, pero
el Señor prefirió servirlos Él mismo. La sociedad actual insiste en que debemos
procurar «ser alguien»; queremos un trabajo bien redituable, el cargo más
importante y ser líder en la iglesia. No obstante, dondequiera que estemos,
podemos aprender de nuestro Señor cómo servir.
Tenemos diferentes roles como padres, hijos, amigos,
trabajadores, líderes o estudiantes. La pregunta es: ¿realizamos estas tareas
con una actitud de servicio? Aunque mi rutina puede ser cansadora, doy gracias
que el Señor me ayudará, porque quiero seguir sus pasos y servir a los demás.
Para
ser como Jesús, necesitamos tener la actitud de un siervo.
Nuestro Pan Diario
En cada generación
Porque el Señor
es bueno; […]
su verdad
por
todas las generaciones (v. 5).
Lectura: Salmo 100
La biblia en un año: 1 Reyes 12–13; Lucas 22:1-20
Puede sorprender que los hijos no sigan el ejemplo
de sus padres en cuanto a la fe en Dios. Igualmente inesperado es que una
persona que proviene de una familia donde la fe no existe se entregue a Cristo.
En todas las generaciones, cada ser humano debe elegir.
Samuel fue un gran hombre de Dios que designó
como líderes de Israel a sus dos hijos, Joel y Abías (1 Samuel 8:1-2). Sin
embargo, a diferencia de su padre, ambos eran corruptos y «se volvieron tras la
avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho» (v. 3). No obstante,
años después, vemos que Hemán, el hijo de Joel, fue designado músico en la casa
del Señor (1 Crónicas 6:31-33). Este nieto de Samuel (junto con Asaf, su mano
derecha y autor de numerosos salmos) sirvió al Señor entonando cánticos de gozo
(15:16-17).
Aunque una persona parezca indiferente a la fe tan
preciosa de sus padres, Dios sigue obrando. Con el tiempo, las cosas
pueden cambiar, y las semillas de la fe pueden brotar en la vida de las
generaciones futuras.
Cualquiera que sea la situación familiar, sabemos que
«el Señor es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las
generaciones».
Señor, ayúdame a recordar que tú eres quien hace
crecer la semilla de la fe. El final de la historia aún no se ha escrito. Obra
en nuestros seres queridos.
La
fidelidad de Dios se extiende a todas las generaciones.
Nuestro Pan Diario
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