Exhorto […] a que se hagan rogativas, oraciones,
peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres (1 Timoteo 2:1).
Lectura: Salmo 122:6-9
La biblia en un año: Hechos 13:1-25
En mi país, un grupo de mujeres se reúne todos los
meses para orar por Ghana y otras naciones africanas. Cuando les preguntaron
por qué oran con tanta constancia, su líder señaló: «Miren, escuchen y vean las
noticias. Guerras, tragedias, enfermedades y violencia amenazan con ocultar el
amor de Dios hacia la humanidad y sus bendiciones para con nosotros. Tenemos la
certeza de que Él interviene en los asuntos de las naciones; por eso, lo alabamos
por sus bendiciones y clamamos para que intervenga».
La Biblia revela que Dios en verdad interviene en los
asuntos de las naciones (2 Crónicas 7:14) y que utiliza a personas comunes y
corrientes para hacerlo. Quizá no se nos asigne una gran tarea, pero, por medio
de la oración, podemos ayudar a lograr la paz y la justicia que exaltan a una
nación (Proverbios 14:34). El apóstol Pablo escribió: «Exhorto ante todo, a que
se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los
hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos
quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad» (1 Timoteo 2:1-2).
Tal como el salmista exhortó a los israelitas a orar
por la paz de Jerusalén (Salmo 122:6), oremos también nosotros por la paz de
nuestras naciones.
Señor, te pedimos que intervengas para que vivamos en
paz.
Orar por las autoridades es un deber y un privilegio.
Esperar
en Dios
El Señor […] es paciente para con nosotros, no
queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (v.
9).
Lectura: 2 Pedro 3:8-15
La biblia en un año: Hechos 12
Mientras iba en un autobús del aeropuerto, unos
pasajeros le dijeron al conductor que se detuviera. Parecía que no llegaríamos
a tiempo para el otro vuelo, y esto sacó de quicio a uno de los pasajeros.
Explotó contra el chofer, insistiendo en que ignorara la orden o lo demandaría.
Justo en ese momento, un empleado llegó a toda velocidad, con un maletín. Miró
al hombre enojado y, con actitud triunfante, se lo mostró. Tras recuperar el
aliento, dijo: «Olvidó su maletín. Escuché que tenía una reunión muy
importante, y supuse que lo iba a necesitar».
A veces, me impaciento con Dios; en especial, respecto
a su retorno. Me pregunto: ¿Qué está esperando? Las tragedias que nos rodean,
el sufrimiento de seres queridos e, incluso, las tensiones de la vida diaria
parecen mayores que las soluciones que se vislumbran en el horizonte.
Entonces, alguien relata su historia de cómo conoció a
Jesús, o yo mismo descubro que Dios sigue obrando en medio de los desastres.
Eso me recuerda lo que aprendí aquel día en el autobús. Dios conoce historias y
detalles que yo ignoro, y me trae a la mente que hay otras personas aparte de
mí y que debo confiar en Él. Todo se trata del plan de Dios para dar tiempo a
que otros conozcan a su Hijo (2 Pedro 3:9).
Señor, ayúdame a ser paciente, como lo eres tú.
Espera y testifica hasta que Jesús vuelva.
Nuestro Pan Diario--------------------------------------------------------------------
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