Un prisionero que sobrevivió catorce años en una cárcel cubana narró cómo mantuvo elevado el ánimo y viva la esperanza: «Como mi celda no tenía ventana, construí una imaginaria sobre la puerta. En mi mente, “veía” un hermoso panorama de montañas, con agua que caía dando volteretas por una cañada entre las rocas. Se volvió tan real que podía visualizarlo fácilmente cada vez que miraba la entrada del calabozo».
Irónicamente, algunos de los libros más esperanzadores de la Biblia (Filipenses, Colosenses y Efesios) surgieron durante el arresto domiciliario de Pablo en Roma. La carta a los efesios da una pauta de lo que el apóstol veía cuando pensaba en la vida fuera de su lugar de confinamiento.
En primer lugar, veía el crecimiento espiritual de las iglesias que había visitado. Esa carta empieza con una explosión de gratitud por la vitalidad de aquella congregación (Efesios 1:15-16). Después, procuró abrirles los ojos del corazón a panoramas aun más elevados: las «abundantes riquezas» de la gracia de Dios (2:7). Cuando Pablo sube el volumen para expresar el plan amoroso del Señor, no se asoma ni el más mínimo atisbo de tristeza.
Si te sientes desanimado o dudas de que la vida cristiana valga la pena, Efesios demuestra ser un tónico maravilloso: prescribe las riquezas en Cristo que están a disposición de todos.
—PY
El que tiene su esperanza puesta en Dios y en su Palabra no desespera jamás.
Nuestro Pan Diario
Testigo ocular
Lectura: 1 Juan 1:1-10
… nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. —1 Juan 1:3
… nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. —1 Juan 1:3
Cuando el equipo del programa televisivo Day of Discovery [Día de búsqueda] entrevista personas para una biografía, lo que más nos gusta es hablar con quienes han conocido al protagonista de la historia. Con los años, hemos hablado con un hombre que compartió la habitación con Eric Liddell en un campo de concentración en China; con una mujer que, en su juventud, vivió en la casa de C. S. Lewis durante la Segunda Guerra Mundial; y con otro hombre que fue chofer del Dr. George Washington Carver durante unas conferencias en el sur de los Estados Unidos. Todos hablaban abiertamente de la persona especial a quien habían conocido.
Cuando Juan, uno de los doce discípulos de Jesús, era anciano, escribió una carta presentándose como testigo ocular y compañero íntimo del Señor: «porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó» (1 Juan 1:2). Sus metas al escribir eran «que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo» (v. 3), y «que vuestro gozo sea cumplido» (v. 4).
Los testimonios presenciales de los discípulos de Jesús ayudan a guiarnos a la fe en Él. Aunque nosotros no lo hemos visto, hemos creído.
—DCM
Bienaventurados los que no vieron, y creyeron. —Jesús
Nuestro Pan Diario
El don del sueño
Lectura: Salmo 121
Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, […]; pues que a su amado dará Dios el sueño. —Salmo 127:2
Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, […]; pues que a su amado dará Dios el sueño. —Salmo 127:2
Dormir es esencial para la buena salud. Los científicos no saben con exactitud por qué es necesario, pero sí conocen qué sucede si no dormimos lo suficiente. Hay riesgo de envejecer prematuramente, de aumentar de peso o de padecer enfermedades que van desde los resfríos y la gripe hasta el cáncer. Lo que Dios hace en nuestro cuerpo mientras nos sumergimos en la tierra de los sueños no deja de ser un milagro. Mientras no hacemos nada, Dios renueva nuestra energía, recompone y restaura nuestras células, y reorganiza la información en nuestro cerebro.
Hay muchas razones que impiden dormir lo suficiente, y algunas no podemos resolverlas; pero la Biblia señala que el exceso de trabajo no debe ser una de ellas (Salmo 127:2). Dormir es un don de Dios que debemos recibir con gratitud. Si nos cuesta dormir, tenemos que averiguar el por qué. ¿Nos levantamos temprano y nos acostamos tarde para ganar dinero y adquirir cosas innecesarias? ¿Participamos de ministerios que pensamos que nadie más es capaz de llevar a cabo?
A veces, me siento tentada a creer que el trabajo que yo hago cuando estoy despierta es más importante que el que Dios hace mientras duermo. Pero rehusar el don divino del sueño es como decirle que mi labor es más importante que la suya.
Dios no quiere que seamos esclavos del trabajo, sino que disfrutemos del sueño que nos regala.
—JAL
«Si uno no se retira y descansa, se desmorona». —Havner
Nuestro Pan Diario---------------------------------------------------------------------------
EL RINCONCITO PARA LA REFLEXION PASTORAL
Principio Nº 46
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