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lunes, 25 de febrero de 2013

Recalculando, recalculando

Lectura: Proverbios 3:1-8
Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. —Proverbios 3:6
«No se preocupen. Sé exactamente adónde voy», anuncié a mis pasajeros. Entonces una voz casi humana me puso en evidencia: «Recalculando… recalculando». ¡Ahora todos sabían que estaba perdido!
Hoy millones de conductores reconocen estas palabras u otras similares que indican que se salieron del camino o no giraron bien. El GPS no solo capta cuando un conductor se equivoca el camino, sino que también empieza de inmediato a trazar un recorrido nuevo para volver a encaminarnos.
A veces, los seguidores de Cristo necesitan ayuda para reorientar su andar espiritual. Tal vez nos salimos intencionalmente del camino porque pensamos que conocemos otro mejor, o nos deslizamos poco a poco, sin darnos cuenta de que cada vez nos alejamos más del sendero que Dios quiere que recorramos.
Sin embargo, Dios no nos ha dejado solos. Les ha dado el Espíritu Santo a todos los creyentes (Juan 14:16-17; 1 Corintios 3:16), el cual nos convence de nuestro pecado (Juan 16:8, 13). Cuando nos salimos del camino correcto, hace sonar la alarma y despierta nuestra conciencia (Gálatas 5:16-25). Podemos ignorar la advertencia, pero nos perjudicará (Isaías 63:10; Gálatas 6:8).
¡Qué consolador es saber que Dios obra en nuestra vida mediante la convicción del Espíritu Santo! (Romanos 8:26-27). Con la ayuda y la guía del Señor, podemos seguir en el sendero que le agrada.
—RKK
Siempre tenemos ayuda porque el Espíritu mora en nosotros.
Nuestro Pan Diario
 
Vasijas de barro
Lectura: 2 Corintios 4:7-15
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. —2 Corintios 4:7
Cuando compras una alhaja bonita, suele estar colocada sobre un paño de terciopelo de un color oscuro o negro. Supongo que lo hacen así para dirigir inmediatamente la atención de uno hacia la belleza de la joya. Si el envoltorio tuviera mucho decorado, competiría con la hermosura del tesoro.
Esto me recuerda el comentario de Pablo sobre el ministerio de Jesús a través de nosotros, al señalar: «tenemos este tesoro en vasos de barro» (2 Corintios 4:7). Es fácil olvidar que somos el envoltorio y que el tesoro es la obra de Dios. Por eso, adornamos nuestras vasijas de barro y nos atribuimos el crédito de lo que hacemos para servir a Cristo. Procuramos que la gloria sea para nosotros cuando perdonamos a alguien, mostramos misericordia u ofrendamos con generosidad. El problema es que, cuando empezamos a buscar reconocimiento o elogios por las buenas acciones, competimos con la brillantez del tesoro de Dios que obra a través de nosotros.
Cuando hacemos algo para el Señor, no se trata de glorificarnos a nosotros, sino a Él. Cuanto menos nos destacamos personalmente, más brillante se vuelve Dios. Pablo declara que por este motivo el tesoro se ha puesto en vasos de barro, para que el Señor sea quien reciba la gloria. Además, ¿desde cuándo son importantes las vasijas de barro? ¡Lo que vale es lo de adentro!
—JMS
Que el tesoro resplandeciente de Cristo brille a través de tu vida.
Nuestro Pan Diario
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UN MOMENTO PARA MEDITAR
TIEMPO DE ORACION
Unos años atrás, un anuncio de televisión enfocaba el rostro sonriente de una preciosa joven. Aparecía mirando hacia abajo y evidentemente ocupada con cierta tarea, aunque no se veía lo que hacía. Mientras desempeñaba su labor, ella oraba. El anuncio hacia énfasis en ocupar tiempo para orar, aunque tuvieran que desarrollarse otros deberes durante el día.
Cuando el movimiento de la cámara mostró un panorama más amplio, se vio claramente que la joven cambiaba el pañal a su bebé.
¡Qué hermosa ilustración acerca de lo fácil que es para nosotros hablar con el Señor! Tal vez le sea difícil apartar un tiempo, aun breve, cada mañana, pero en el transcurso de las veinticuatro horas del día, podemos con creatividad encontrar unos instantes y dedicarlos a Dios.
Murmuramos y rechinamos,
Nos enfurecemos y estallamos,
Hablamos entre dientes y rezongamos,
Nuestros sentimientos resultan dañados.
No podemos entender
Nuestra visión se nubla más y más,
Y todo lo que necesitamos es:
Tener un momento con Él.
La mayoría de nosotros estamos tan ocupados durante el día que se nos hace muy difícil apartar una porción de tiempo para orar, y no precisamente para una breve plegaria de gratitud, sino unos momentos de genuina comunicación con el Señor.
Dios anhela que tengamos este tiempo juntos, y nosotros lo necesitamos. Hay ocasiones para estar a solas con el Salvador, pero es necesario que con gran empeño las busquemos.
Tomado del libro: Amanecer con Dios & COICOM, 2013.
Eclesiastés 3:11 “Él ha hecho todo apropiado a su tiempo”. (BDLA).
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 Cita célebre para reflexionar y comentar:
Nos debe quedar bien acertado, que la gracia tiene que tener un principio en el corazón de cada creyente. No tenemos derecho de decir que una persona no tiene gracia porque no ha llegado a su madurez de un día al otro. No esperamos que un niño haga el trabajo de un hombre maduro. Puede que lo haga si vive hasta ser hombre. No debemos esperar que un niño en la fe demuestre la misma fe, amor y conocimiento de un soldado maduro de la cruz. Puede que con el tiempo llegue a ser campeón de la verdad, pero al principio tenemos que darle tiempo. Hay gran necesidad de sabiduría en el tratamiento del nuevo creyente acerca de doctrina, y, hablando generalmente, con todos discípulos jóvenes.
Amor, paciencia y mansedumbre son de suma importancia. No queremos llenar el nuevo demasiado rápido, o se derretirá. Tenemos que tomarlo por la mano y guiarlo con ternura. Tenemos que tener cuidado de no asustarlo o apurarlo, ni empujarlo demasiado rápido. Si solo ha entendido los principios básicos del evangelio, no lo acusemos de ser pecador en otros asuntos. Tenemos que soportar mucha debilidad y flaqueza, y no esperar ver cabezas maduras en hombros infantiles, o experiencia madura en aquellos que apenas son bebés.
J.C. Ryle
Preguntas de reflexión: ¿Cómo estoy tratando a los nuevos creyentes? ¿Estoy enseñándoles con amor y paciencia la Palabra de Dios? ¿Hay algo de mi actitud hacia los nuevos creyentes que necesito confesar a Dios? ¿Cómo puedo mejorar mi actitud hacia los nuevos creyentes? Para comentar su opinión favor de ir a este enlace
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