[Jesús] llevó […] nuestros pecados en su cuerpo
sobre el madero… (1 Pedro 2:24).
Lectura: Mateo 27:27-35
La Biblia en un año: Rut 1–4; Lucas 8:1-25
El sauce tirabuzón se mantuvo erguido en nuestro
patio durante más de 20 años. Dio sombra a nuestros cuatro hijos mientras
jugaban y refugio a las ardillas del vecindario. Sin embargo, cuando llegó la
primavera y no despertó de su sueño invernal, fue hora de cortarlo.
Durante una semana, trabajé sobre aquel sauce:
primero, para echarlo abajo; luego, para cortar en trozos dos décadas de
madera. Eso me dio mucho tiempo para pensar en los árboles.
Pensé en el primer árbol: aquel del cual pendía el
fruto prohibido que Adán y Eva no pudieron evitar comer (Génesis 3:6) . Dios lo
usó para probar su lealtad y confianza. Después, tenemos el árbol del Salmo 1,
que nos recuerda la productividad de la vida piadosa. En Proverbios 3:18, se
personifica a la sabiduría como un árbol de vida.
No obstante, el árbol más importante es uno que fue
trasplantado: la tosca cruz del Calvario. Allí, nuestro Salvador estuvo
suspendido entre el cielo y la Tierra, para cargar sobre sus hombros el pecado
de todos. Este se eleva sobre todos los demás árboles como un símbolo de amor,
sacrificio y salvación.
En aquella cruz, el unigénito Hijo de Dios padeció
una muerte horrenda. Para nosotros, aquel fue el árbol de vida.
Padre, en esta Pascua, te agradecemos por tu Hijo
que se entregó en la cruz por nosotros.
La
cruz de Cristo revela lo peor del pecado del hombre y lo mejor del amor de
Dios.
Nuestro Pan Diario
Después, te ríes
… por nosotros
lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios
en él (v. 21).
Lectura: 2 Corintios 5:1-8
La Biblia en un
año: Jueces 19–21; Lucas 7:31-50
Ruido. Vibración.
Presión. Energía. El astronauta Chris Hadfield usó estas palabras para
describir su lanzamiento al espacio. Mientras el cohete se desplazaba
velozmente hacia la Estación Espacial Internacional, el peso de la gravedad
aumentaba y se hacía difícil respirar. Cuando pensó que se desmayaría, la nave
entró repentinamente en la ingravidez. En vez de caer en la inconsciencia, se
puso a reír.
Esto me hizo
pensar en los días previos a la muerte de mi madre. El peso de la vida seguía
aumentado, hasta que quedó sin fuerzas para respirar. Entonces, fue liberada de
su dolor y entró tranquilamente en la «ingravidez» del cielo. Me gusta pensar
en su sonrisa cuando respiró por primera vez en la presencia de Jesús.
Aquel viernes
«santo», a Jesús le sucedió algo similar. Dios cargó sobre Él el peso del
pecado de todo el mundo, hasta que no pudo respirar más. Jesús exclamó: «Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lucas 23:46) . Al tercer día, Dios volvió
a darle vida, y ahora vive donde el pecado y la muerte no tienen poder. Un día,
los que confían en Cristo se unirán a Él, y me pregunto si miraremos atrás a
esta vida y nos reiremos.
Padre, gracias
porque estar ausentes de este cuerpo con sus pesadas cargas significa estar
contigo para siempre.
El sacrificio de Jesús nos señala hacia el
gozo del cielo.
Nuestro Pan
Diario
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MEDITAR
Errores
que las mujeres deben evitar II
A continuación te presentamos los errores más
comunes que cometen las mujeres:
1. Buscar
la realización personal a través del matrimonio.
Si no eres feliz siendo soltera, tampoco lo serás
cuando estés casada. La felicidad se logra en la relación personal de amor con
Jesús, no por el matrimonio. Sólo Dios puede hacerte plenamente feliz; sólo en
Él puedes obtener la realización. No hay hombre alguno sobre el planeta que
pueda satisfacer todas tus necesidades y expectativas. Debes resolver esos
dilemas existenciales antes de casarte porque si pretendes que otro lo haga,
que otro supla tus carencias más profundas te frustrarás, además de arruinarle
la vida a alguien más.
2. Negar
lealtad.
Los hombres son muy sencillos y necesitan muy poco
para ser felices. De hecho hay tres cosas que todo hombre necesita de su
compañera según Steve Harvey: apoyo, lealtad e intimidad. Si eres mujer debes
comprender que no existe mayor regalo para un hombre que llegar a casa y
encontrar a su esposa dispuesta a reconocer el esfuerzo que hace: “amor, ¿qué
tal tu día? Gracias por darnos todo, esta familia lo necesita y somos felices
porque lo tenemos”.
El matrimonio Cardoso dice: "Cuanto más
especial haga sentir una mujer a su marido más le dará a cambio. Le echará
ganas. Sacará lo máximo de sí por el bienestar de su familia. Un hombre precisa
que su mujer le dé eso. Necesita oír que ella le dice: “corazón, no sabes cómo
te agradezco todo lo que haces por los niños y por mí”. Ese apoyo garantiza más
esfuerzo, más trabajo y mayor intimidad emocional".
Esperamos que estos consejos agreguen valor a tu
relación matrimonial. ¡Qué Dios bendiga tu semana!
Placeres perfecto, Secreto Nº 18, 2015.
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