Y diréis en aquel día: Cantad al Señor, aclamad su nombre… recordad que su nombre es engrandecido. Cantad salmos al Señor. Isaías 12:4-5
Para que en todo tenga (Cristo) la preeminencia. Colosenses 1:18
Para que en todo tenga (Cristo) la preeminencia. Colosenses 1:18
Al ofrecerle al cartero un calendario como éste, él me ofreció el de Correos. Me llamó la atención una diferencia que encontré entre ese calendario y el que habían editado hacía 50 años. Ahora la semana empezaba el lunes y terminaba el domingo. La expresión «fin de semana» confirma este cambio, que ha hecho pasar el domingo del primero al último lugar.
Es más significativo de lo que parece a primera vista. El vocablo «domingo» deriva del latín «dies dominicus», que significa “el día del Señor”. Nuestra época quiere dar al domingo el último lugar en la semana, olvidar que es el “día del Señor” y emplearlo para divertirse.
El “día de reposo”, el sábado, último día en que Jesús estuvo en la tumba, terminó un período mientras que el domingo, día de su resurrección, inauguró el comienzo del cristianismo.
El Señor Jesús resucitó “el primer día de la semana” (Lucas 24:1). La noche de aquel mismo día de su resurrección, el primer domingo, los discípulos estaban reunidos (Juan 20:19), e igualmente se congregaron ocho días después (Juan 20:26). También fue un domingo cuando los discípulos se reunieron en Troas “para partir el pan” (Hechos 20:7). Por eso el cristiano consagra a su Señor ese primer día de la semana, el domingo. Es Su día y no el nuestro, no es un día como los demás, ni sencillamente un día de descanso.
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© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
http://labuenasemilla.net calendarios@labuenasemilla.net
http://ediciones-biblicas.ch
Es más significativo de lo que parece a primera vista. El vocablo «domingo» deriva del latín «dies dominicus», que significa “el día del Señor”. Nuestra época quiere dar al domingo el último lugar en la semana, olvidar que es el “día del Señor” y emplearlo para divertirse.
El “día de reposo”, el sábado, último día en que Jesús estuvo en la tumba, terminó un período mientras que el domingo, día de su resurrección, inauguró el comienzo del cristianismo.
El Señor Jesús resucitó “el primer día de la semana” (Lucas 24:1). La noche de aquel mismo día de su resurrección, el primer domingo, los discípulos estaban reunidos (Juan 20:19), e igualmente se congregaron ocho días después (Juan 20:26). También fue un domingo cuando los discípulos se reunieron en Troas “para partir el pan” (Hechos 20:7). Por eso el cristiano consagra a su Señor ese primer día de la semana, el domingo. Es Su día y no el nuestro, no es un día como los demás, ni sencillamente un día de descanso.
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