En este Cuarto Domingo de Adviento quiero saludarte con una imagen y unas breves líneas.
La luz del sol asoma por el horizonte. Lo que nos rodea aún es gris, marrón oscuro, negro. No tiene vida. Tiene aspecto amenazante. Hasta la flor más bella es apenas una mancha deforme oculta en un montón amorfo de hojas y gajos negros. ¿Es o parece? No es fácil definirlo con precisión. Aquí habría que decir “nos parece”. Y con ello también lo es, por lo menos para nuestra comprensión o nuestro sentir. Vivimos con preocupaciones, cosas que atemorizan, situaciones indefinidas, amenazas, sospechas.
Pero dentro de un rato, la luz radiante del sol envolverá todo el ambiente con su brillo. Entonces podremos movernos con confianza. La flor indefinida se transformará en roja, blanca, naranja, violeta, amarilla; las hojas desplegarán su verdor lozano; y del conjunto amorfo de gajos resultarán formas armónicas. Los contornos, los objetos y las personas nos parecerán menos amenazantes. Los problemas no desaparecerán, pero los podremos ver con mediana claridad y quizá también definirlos.
Adviento es tiempo de preparación para la llegada de Aquel que es la Luz. Él iluminará todo lo que nos rodea y nos iluminará también a nosotros. Pero hay situaciones que no resisten ser bañadas por la luz. En la naturaleza, el sol no pregunta si la palmera, la araña o la piedra quieren ser iluminadas. En cambio, recibir la Luz de Él no es algo automático. Requiere nuestro interés, nuestra disposición y nuestra decisión.
Un bendecido Cuarto Domingo de Adviento,
René Krüger
Prof. Dr. René Krüger
Instituto Universitario ISEDET
(Aut. Prov. Decr. PEN Nº 1340/2001)
Camacuá 282
C1406DOF Buenos Aires
ARGENTINA
Tel ISEDET + 54-11-4632 5030
Fax ISEDET + 54-11-4633 2825
renekruger@isedet.edu.ar
www.isedet.edu.ar
La luz del sol asoma por el horizonte. Lo que nos rodea aún es gris, marrón oscuro, negro. No tiene vida. Tiene aspecto amenazante. Hasta la flor más bella es apenas una mancha deforme oculta en un montón amorfo de hojas y gajos negros. ¿Es o parece? No es fácil definirlo con precisión. Aquí habría que decir “nos parece”. Y con ello también lo es, por lo menos para nuestra comprensión o nuestro sentir. Vivimos con preocupaciones, cosas que atemorizan, situaciones indefinidas, amenazas, sospechas.
Pero dentro de un rato, la luz radiante del sol envolverá todo el ambiente con su brillo. Entonces podremos movernos con confianza. La flor indefinida se transformará en roja, blanca, naranja, violeta, amarilla; las hojas desplegarán su verdor lozano; y del conjunto amorfo de gajos resultarán formas armónicas. Los contornos, los objetos y las personas nos parecerán menos amenazantes. Los problemas no desaparecerán, pero los podremos ver con mediana claridad y quizá también definirlos.
Adviento es tiempo de preparación para la llegada de Aquel que es la Luz. Él iluminará todo lo que nos rodea y nos iluminará también a nosotros. Pero hay situaciones que no resisten ser bañadas por la luz. En la naturaleza, el sol no pregunta si la palmera, la araña o la piedra quieren ser iluminadas. En cambio, recibir la Luz de Él no es algo automático. Requiere nuestro interés, nuestra disposición y nuestra decisión.
Un bendecido Cuarto Domingo de Adviento,
René Krüger
Prof. Dr. René Krüger
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