Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga?… —Marcos 10:51
El día antes de una cirugía importante, le confesé a mi amiga que la operación me asustaba tremendamente. «¿Qué te asusta?», me preguntó. «Tengo miedo de no despertarme después de la anestesia», respondí. De inmediato, Anne oró: «Padre, tú sabes todo sobre el miedo de Cindy. Por favor, tranquiliza su corazón y llénala de tu paz. Y Señor, por favor, despiértala después de la cirugía».
Creo que a Dios le gusta esta clase de especificidad al hablar con Él. Cuando Bartimeo, el mendigo ciego, le rogó a Jesús que lo ayudara, este le respondió: «¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado…» (Marcos 10:51-52).
Con Dios, no debemos andar con rodeos. Si bien habrá ocasiones en que oraremos poéticamente como lo hizo David, también hay momentos para expresar en forma directa: «Dios, lamento muchísimo lo que acabo de decir»; o tan solo: «Jesús, te amo porque…». Incluso, ser específico con el Señor puede ser una señal de fe, porque reconocemos que no estamos hablando con un Ser distante, sino con una Persona real que nos ama profundamente.
A Dios no le impresiona una ráfaga de palabras extravagantes, sino que escucha lo que dice tu corazón.
—CHK
El corazón de la oración es orar con el corazón.
Nuestro Pan Diario
El regalo
Y a vosotros […], ahora os ha reconciliado en su cuerpo […], por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha… —Colosenses 1:21-22
Nos referimos a la Navidad como la época de dar. La mayoría de la gente se esfuerza por encontrar regalos que les gusten a sus amigos y familiares, pero no todos son iguales. Algunos contienen una indirecta sutil, como una máquina para hacer ejercicios o un libro con dietas para adelgazar. Otros reflejan lo que le gustaría recibir al que lo da. Pero los mejores regalos provienen de alguien que nos ama y sabe qué queremos.
La Navidad pasada, Jim Samra, el pastor de mi iglesia, nos desafió a que pensáramos de otro modo en la venida de Cristo. Sabemos que Jesús es el regalo perfecto de Dios para nosotros (Romanos 6:23), pero el pastor agregó otro concepto: su venida a la tierra podría considerarse como un regalo de Jesús a su Padre. Jesús amaba al Padre y sabía que lo que más quería era que nosotros, su creación, fuéramos reconciliados con Él. Mediante su encarnación, Jesús hizo posible que nos convirtiéramos en un regalo santo y sin mancha para Dios (Colosenses 1:22).
Pensar que somos un regalo para Dios nos insta a querer ser un presente que merezca su costo, «agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios» (v. 10).
—JAL
El mayor Regalo de Dios debe despertar nuestra gratitud más profunda
Nuestro Pan Diario
Palabras dulces
Vestíos […] de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. —Colosenses 3:12
Scott siempre admiró la relación entre Ken y Phyllis, sus suegros. Entonces, un día les preguntó cuál era la clave para que su matrimonio funcionara. Ken respondió: «¡Hay que mantener la dulzura!».
Una amiga mía concluye muchas de sus notas para mí, para mi esposo y para otros amigos con estas palabras: «Recordemos ser buenos los unos con los otros».
Los dos son excelentes consejos sobre la amabilidad. Las presiones de la vida diaria pueden volvernos irritables con nuestro cónyuge u otras personas. Nos molestamos por pequeñeces o criticamos hábitos insignificantes. Sin pensar, explotamos con palabras crueles e hirientes.
El libro de Proverbios nos aconseja sobre las palabras que usamos con los demás. Señala: «El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias» (21:23). Y también advierte: «La muerte y la vida están en poder de la lengua» (18:21), y «hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la lengua de los sabios es medicina» (12:18). El consejo de Ken sobre «mantener la dulzura» me recuerda Proverbios 16:24: «Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al alma y medicina para los huesos».
Señor, llena nuestro corazón de palabras que sean hoy una bendición para los demás.
—AMC
Corazones benignos: jardines; pensamientos benignos: raíces; palabras benignas: flores; acciones benignas: frutos.
Nuestro Pan Diario------------------------------------------------------------------------
RINCONCITO PARA LA MEDITACION PASTORAL
Principio Nº 42
Pr. Daniel González, Argentina
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