Dad
al Señor la honra debida a su nombre; traed ofrendas, y venid a sus atrios
(Salmo 96:8).
Lectura:
Romanos 12:1-8
La
biblia en un año: Daniel 8–10; 3 Juan
Todos
los años, el jardín botánico local realiza una exposición sobre la Navidad en
el mundo. Lo que más me gusta es una escena francesa. En lugar del cuadro
tradicional con pastores y magos con regalos de oro, incienso y mirra, hay
aldeanos franceses que le llevan de regalo a Jesús lo que Dios les dio a ellos
la capacidad de producir: pan, vino, queso, flores y otras cosas. Esto me
recuerda el mandato del Antiguo Testamento de entregarle al Señor las primicias
de nuestro trabajo (Éxodo 23:16-19). Esta escena navideña ilustra que todo lo
que tenemos proviene del Señor, así que lo único que tenemos para darle es
aquello que recibimos de su mano.
Cuando
Pablo instruyó a los romanos a presentar sus cuerpos en sacrificio vivo, estaba
diciéndoles que le devolvieran a Dios lo que Él les había dado: la vida entera
(Romanos 12:1). Esto incluye las dádivas divinas, incluido el trabajo con que
se ganaban la vida. Sabemos que el Señor concede habilidades especiales: David
era un músico talentoso (1 Samuel 16:18); Bezaleel y Aholiab tenían
habilidad para tareas artísticas (Éxodo 35:30-35); y algunos son dotados para
la escritura, la enseñanza, la jardinería y otras actividades.
Devolverle
a Dios lo que Él nos dio primero es el regalo perfecto: todo nuestro ser.
¿Qué
puedes ofrecerle a Jesús?
Nuestro
Pan Diario
Un
siervo fiel
…
el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da… (1 Pedro 4:11 lbla).
Lectura:
Josué 14:6-15
La
biblia en un año: Daniel 5–7; 2 Juan
Madaleno
es albañil. De lunes a jueves, construye paredes y repara techos. Es callado,
confiable y trabajador. Después, de viernes a domingo, sube a las montañas a
enseñar la Palabra de Dios. Habla náhuatl, un dialecto mejicano, lo que le
permite comunicar sin problema la buena noticia de Jesús a la gente de esa
región. Con 70 años, sigue construyendo casas, pero también edifica a la
familia de Dios.
Lo
han amenazado varias veces, ha dormido al aire libre y casi muere en accidentes
automovilísticos y caídas. También lo han echado de algunos pueblos, pero él
afirma que Dios lo ha llamado a esa actividad, y sirve con alegría. Como cree
que la gente necesita conocer al Señor, confía en que Dios lo fortalecerá.
La
fidelidad de Madaleno me recuerda la de Josué y Caleb, dos de los hombres que
Moisés envió a explorar la tierra prometida para informar a los israelitas
(Números 13; Josué 14:6-13). Sus compañeros regresaron atemorizados, pero ellos
confiaban en Dios y estaban convencidos de que Él los ayudaría a conquistar
la tierra.
La
obra que se nos ha encomendado quizá sea diferente a la de Madaleno o la de
Josué y Caleb, pero nuestra confianza puede ser igual. Para alcanzar a otros,
no dependemos de nosotros mismos, sino del poder de nuestro Dios.
—
¿Eres
fiel donde Dios te ha colocado para que lo sirvas?
Nuestro
Pan Diario
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MEDITACION
Alabanza y Adoración
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La gracia de Dios en mi familia
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