…
pruébese cada uno a sí mismo… (v. 28).
Lectura:
1 Corintios 11:23-34
La
biblia en un año: Ezequiel 33–34; 1 Pedro 5
Antes
de que se inventaran los espejos o las superficies pulidas, las personas rara
vez se veían a sí mismas. Una de las únicas manera de hacerlo era reflejándose
en pozos de agua o en ríos calmos. Sin embargo, los espejos cambiaron
todo. Más tarde, la invención de las cámaras fotográficas otorgó una dimensión
completamente nueva al aspecto exterior. Ahora, tenemos imágenes nuestras de un
determinado momento, que nos acompañan durante toda la vida. Pero todo esto
puede llegar a perjudicar nuestro bienestar espiritual, al preocuparnos más por
la apariencia y dejar de lado nuestro interior.
Analizarnos
interiormente es fundamental para una vida espiritual saludable. Esto es tan
importante que las Escrituras enseñan que no debemos participar de la Cena del
Señor si no nos examinamos antes (1 Corintios 11:28). El objetivo no es
arreglar las cosas con Dios solamente, sino también asegurarnos de que estamos
bien con los demás. En la Cena del Señor, recordamos el cuerpo y la sangre de
Cristo, y no podemos celebrarla adecuadamente si no vivimos en armonía con los
otros creyentes.
Admitir
y confesar nuestros pecados promueve la unidad fraternal y beneficia nuestra
relación con Dios.
Señor,
ayúdame a interesarme más en mi corazón que en mi aspecto exterior. Cámbiame
con el poder de tu Espíritu.
Nuestro
Pan Diario
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NOTICIAS CRISTIANAS
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