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martes, 29 de diciembre de 2015

Santo es tu nombre



No pronuncies el nombre del Señor tu Dios a la ligera… (v. 7 nvi).
Lectura: Éxodo 20:1-7 
La biblia en un año: Amós 4–6; Apocalipsis 7
Una tarde, estaba conversando con un amigo a quien consideraba mi consejero espiritual, sobre usar en vano el nombre de Dios. «No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano», dice el tercer mandamiento (Éxodo 20:7). Tal vez suponemos que se refiere solamente a agregar el nombre de Dios a un insulto o usarlo de manera irreverente o poco seria. Pero mi consejero casi nunca perdía la oportunidad de enseñarme sobre la fe verdadera; entonces, me desafió a pensar en otras formas de profanar el nombre del Señor.
Cuando rechazo un consejo, diciendo: «Dios me dijo que lo hiciera así», uso en vano su nombre si lo que busco es hacer lo que yo quiero. También lo uso en vano cuando quito de contexto la Escritura para respaldar mis propias ideas. Otra manera de hacerlo es enseñar, escribir o hablar de la Palabra de Dios irresponsablemente.
El escritor John Piper sugiere esta definición de usar el nombre de Dios en vano: «La idea es […] “no vaciar el nombre”. […] No vaciar a Dios de su peso y gloria». Y agrega que usamos en vano su nombre cuando «hablamos de Dios de una manera que disminuye su valía».
Mi amigo me desafió a valorar el nombre del Señor y a usar su Palabra con cuidado y precisión. No hacerlo es deshonrarlo.
Señor, ayúdame a honrar tu nombre con mis palabras y acciones.
Nuestro Pan Diario

La importancia de la forma
… pondrán a cada uno en su oficio y en su cargo (v. 19).
Lectura: Números 4:17-32 
La biblia en un año: Amós 1–3; Apocalipsis 6
Mientras estudiábamos en el instituto bíblico, un amigo y yo trabajábamos en una mueblería. A menudo, cuando entregábamos materiales, nos acompañaba una decoradora de interiores, la cual hablaba con los compradores mientras nosotros llevábamos el mueble del camión a la casa. A veces, teníamos que subirlos varios pisos… ¡y cuánto deseábamos hacer la tarea de la decoradora en lugar de la nuestra!
Durante los 40 años de peregrinación de Israel en el desierto, a tres familias de la tribu sacerdotal de Leví se les asignó la tarea de transportar el tabernáculo. Lo armaban, lo desarmaban y lo llevaban al siguiente lugar; y repetían el proceso una y otra vez. La descripción de su tarea era sencilla: «los utensilios que ellos tienen que transportar» (ver Números 4:32).
Me pregunto si estos «custodios» envidiaron alguna vez al «sacerdote» que ofrecía sacrificios e incienso con esos utensilios santos (vv. 4-5, 15). Seguramente, esa tarea parecía mucho más fácil y prestigiosa. Sin embargo, ambas asignaciones eran importantes y procedían del Señor.
Muchas veces, no elegimos el trabajo que hacemos, pero sí podemos determinar con qué actitud lo llevaremos a cabo. La medida de nuestro servicio a Dios es cómo lo hacemos.
Señor, ayúdanos a ver cuán importante es la tarea que nos has encomendado.
Nuestro Pan Diario

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