Y a
vosotros que sois atribulados, [Dios dará] reposo... (v. 7).
Lectura:
2 Tes. 1:3-12
La
biblia en un año: Lucas 18:1-23
Una de
mis escenas favoritas de la literatura tiene lugar cuando una tía enérgica
confronta a un padrastro malvado por haber abusado de su autoridad con su
sobrino, David Copperfield, nombre del personaje principal y título de esa
novela de Charles Dickens.
Cuando
David aparece en la casa de su tía, su padrino está por llegar. A la tía Betsy Trotwood
no le agrada ver al malvado Sr. Murdstone; entonces, le menciona una lista de
sus errores e impide que él se desligue de su responsabilidad por cada acto de
crueldad. Lo acusa con tanta energía y veracidad que este hombre, normalmente
agresivo, se va sin pronunciar palabra. Por la fortaleza y bondad de carácter
de la tía Betsy, David es finalmente reivindicado.
Hay
Alguien que es fuerte y bueno, y que, un día, arreglará todo lo malo de nuestro
mundo. Cuando Jesús vuelva, descenderá del cielo con un grupo de ángeles
poderosos. Entonces, dará reposo a los afligidos y no ignorará a quienes les
han causado problemas a sus hijos (2 Tesalonicenses 1:6-7). Hasta ese día, el
Señor quiere que permanezcamos firmes y seamos valientes. Independientemente de
lo que tengamos que soportar en la Tierra, estamos seguros para la eternidad.
Señor,
ayúdanos a ser justos en todo lo que hacemos, para que te representemos de la
mejor manera.
Nuestro
Pan Diario
La
Palabra eterna de Dios
El
cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mateo 24:35).
Lectura:
Salmo 119:89-96
La
biblia en un año: Lucas 17:20-37
Al
principio de la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos aéreos destruyeron gran
parte de Varsovia, en Polonia. La ciudad estaba cubierta de bloques de cemento,
caños rotos y trozos de vidrio. Sin embargo, en el centro de la ciudad, gran
parte de uno de los edificios dañados permanecía obstinadamente en pie. Era la
sede polaca de la Sociedad Bíblica Británica e Internacional. Estas palabras
todavía se leían sobre una pared: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis
palabras no pasarán» (Mateo 24:35).
Jesús
hizo esa declaración para alentar a sus discípulos, cuando estos le preguntaron
sobre el «fin del siglo» (v. 3). Pero esas palabras también nos alientan hoy en
medio de nuestras batallas diarias. De pie entre los escombros de nuestros
sueños rotos, aún podemos confiar en el carácter indestructible de Dios, su
soberanía y sus promesas.
El
salmista escribió: «Para siempre, oh Señor, permanece tu palabra en los cielos»
(Salmo 119:89). Pero es más que su palabra; es su propia esencia. Por eso,
también podía decir: «De generación en generación es tu fidelidad» (v. 90).
Al
atravesar experiencias devastadoras, podemos enfrentarlas con desesperación o
con esperanza. Como Dios no nos abandonará, la esperanza es nuestra confiada
elección. Su Palabra nos confirma su amor inalterable.
Señor,
ayúdanos a confiar en lo que dices.
Nuestro
Pan Diario
El
Espíritu entrega
…
el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles (v. 26).
Lectura:
Romanos 8:19-27
La
biblia en un año: Lucas 17:1-19
Hasta
hace poco, muchos pueblos en la zona rural de Irlanda no usaban números en las
casas ni códigos postales. Así que, si había tres Patrick Murphy en un pueblo,
el residente más nuevo no recibía su correo hasta que se les entregara primero
a los otros dos, quienes habían vivido allí más tiempo. «Mis vecinos lo reciben
primero —decía el último residente Murphy—. Leen un poco y dicen: “Tal vez no
sea para nosotros”». Para terminar con esta confusión, el gobierno irlandés
instituyó recientemente su primer sistema de códigos postales, para asegurar
que el correo se entregue de manera correcta.
A
veces, cuando oramos, sentimos que necesitamos ayuda para entregarle a Dios lo
que tenemos en el corazón. Quizá no tengamos las palabras correctas ni sepamos
cómo expresar nuestros profundos anhelos. En Romanos 8, el apóstol Pablo afirma
que el Espíritu Santo nos ayuda e intercede por nosotros, tomando nuestros
«gemidos» indecibles y presentándoselos al Padre: «qué hemos de pedir como
conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros» (v.
26). El Espíritu ora siempre conforme a la voluntad de Dios, y el Padre conoce
la mente del Espíritu.
Cobra
ánimo, sabiendo que Dios nos oye cuando oramos y conoce nuestras necesidades
más profundas.
Padre,
gracias por escuchar mis oraciones.
Nuestro
Pan Diario
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EN ESTO PENSAR
Las
mentiras más comunes de la pornografía II
A continuación,
algunas mentiras de la pornografía:
A
las mujeres les gusta el sexo fuerte. Mentira.
Las
películas pornográficas presentan a las mujeres como objetos que desean ser
penetradas, tratadas con rudeza, sometidas y dominadas. Esta es una peligrosa
mentira. No sólo las mujeres sino la inmensa mayoría de los hombres no
comparten la idea de violencia en el acto sexual. La relación podrá ser más
fogosa e intensa algunas veces, pero nunca violenta. La pornografía intenta
naturalizar la violencia hacia la mujer.
Las
1001 posiciones para hacer el amor. Mentira.
Las
películas XXX presentan tantas posiciones para practicar el sexo como días
tiene el año. Por supuesto que algunas requieren de verdaderos acróbatas, pues
son un gran desafío a las posibilidades del cuerpo humano.
Todo
espectáculo termina con estrellitas de colores. Mentira.
Los
encuentros sexuales terminan con un orgasmo a 'gran escala'. La medida habitual
de eyaculado en la población en general es de apenas 1.5 a 4 ml, algo tan poco
interesante que ha obligado a la industria pornográfica a maximizarlo con
distintos ingredientes: desde leche condensada a otros con similitud visual al
semen. Por su parte, si bien es cierto que la mujer puede tener varios orgasmos
en una misma relación sexual, no es lo más frecuente, y sólo se presenta en una
proporción ínfima del total de relaciones.
La
pornografía no es adictiva. Mentira.
Varios
estudios han demostrado que muchas personas que ven pornografía desarrollan el
deseo de ver material cada vez más perverso. A raíz de ello comienzan a emplear
métodos cada vez más violentos en sus relaciones sexuales. Los psiquiatras
británicos Martin Roth y Edward Nelson han declarado que “lejos de tener un
efecto catártico, el ver pornografía produce un mayor interés en la desviación
sexual”.
Una de
las más poderosas adicciones hoy en día es la pornografía. Hace desear más y
más, como el alcohol o las drogas. Nunca es suficiente. La adicción paraliza la
espiritualidad, pervierte la forma de ver el mundo, deforma la vida social y
destruye cualquier posibilidad de ser efectivos en el ministerio. Si
tienes problemas con el consumo de pornografía, escríbenos. Nuestro deseo es
que puedas superar esta dependencia con la ayuda de Dios.
Fuente:
Boletin Placeresperfectos, # 40, 2016.
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