“1 Jehová habló a Moisés, diciendo: 2 Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda; de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda.” Éxodo 25:1-2
En estos pasajes del libro de Éxodo vemos a Dios dándole instrucciones a Moisés sobre cómo debía ser la ofrenda. Dice de voluntad, porque si bien es un mandato de Dios, nadie nos obliga a darla, es algo que nace desde nuestra voluntad y sobre todo desde el corazón. El libro de Malaquías hace referencia al diezmo y a la ofrenda cuando Dios advierte en el pueblo que le estaban robando. El pueblo pregunta ¿En qué te hemos robado? Y Dios les afirma: en vuestros diezmos y ofrendas. Dice “Y ofrendas”. Las dos cosas.
En Éxodo vemos que Moisés entendió que esto era parte del plan de Dios, para traer un plan de bendición a manifestarse en la vida de la gente. Al fin el que hizo lo sobrenatural para que toda esa gente tuviera plata y oro había sido Dios.
Usted tiene que darle gracias por todo lo que tiene, pero porque es un bendecido, no porque se conforma con ello solamente. Es la bendición la que lo enriquece por caminar en la Palabra de Dios y lo hace estar bendecido como Abraham, como Jacob y como José. Va a empezar a cortar las maldiciones financieras y va a empezar a establecer la bendición hereditaria, por generaciones habrá bendición en abundancia y se multiplicará grandemente.
Los hijos de los hebreos aunque crecieron en un ambiente en el que no había, pero en el cual se enseñaban los principios de Dios de dar y recibir, donde se enseñaba la ley espiritual de la siembra y la cosecha, estaban dispuestos a dar de corazón. Ellos sabían que todo lo que tenían venía de Dios y si Dios iba a multiplicarlo entonces tenían que entregárselo, ponérselo en sus manos primero. Toda semilla que está sembrando, la está sembrando en la mano de Dios. Ellos fueron preparados para ser bendecidos con la fidelidad de Abraham y con la promesa de la abundancia. Dios sabía que Abraham le enseñaría a los hijos de los hijos a andar en sus caminos. Él tenía la seguridad de que iba a ser trasmitido eso con fe por generaciones. Por eso los descendientes de Abraham que entraron a Egipto cuando salieron, salieron llenos de plata, de oro, de salud, llenos de presencia, llenos de bendición.
Cuando Dios le habló a Moisés le dijo que era el momento de entrar a otra dimensión. Dios nunca le va a sacar nada, Dios le propone. Es usted el que decide obedecer y ser bendecido o desobedecer y no recibir nada. Dios nunca va a quebrar su voluntad, lo que él hace es enseñarle y revelarle sus principios y su palabra para que establezca el reino de Dios en su vida. Para que sepa que la manera que se multiplica es a la manera de Dios y no de los hombres. A la manera de Dios va a estar bendecido, su salud bendecida, sus finanzas bendecidas y sus finanzas van a cumplir una misión. Dios lo prospera porque tiene una misión con su vida, llena sus manos para dar, dice la palabra que siempre estarán llenas, nunca estarán vacías.
No le va a faltar la bendición a la vida de sus hijos, porque a través de su vida se multiplica por mil para mil generaciones. Pero usted es el que decide cuánta semilla va a sembrar. Si siembra una sólo semilla, obtendrá un solo árbol. Si siembra en abundancia, en abundancia cosechará. Eso está en su corazón.
Oración: Padre, hoy determino mi corazón a obedecerte. Tú me enseñas a ser generoso y generoso seré. Sembraré generosamente y multiplicado ala ciento por uno cosecharé. Lo creo y lo veré manifestado. En el nombre de Jesús, amén.
En estos pasajes del libro de Éxodo vemos a Dios dándole instrucciones a Moisés sobre cómo debía ser la ofrenda. Dice de voluntad, porque si bien es un mandato de Dios, nadie nos obliga a darla, es algo que nace desde nuestra voluntad y sobre todo desde el corazón. El libro de Malaquías hace referencia al diezmo y a la ofrenda cuando Dios advierte en el pueblo que le estaban robando. El pueblo pregunta ¿En qué te hemos robado? Y Dios les afirma: en vuestros diezmos y ofrendas. Dice “Y ofrendas”. Las dos cosas.
En Éxodo vemos que Moisés entendió que esto era parte del plan de Dios, para traer un plan de bendición a manifestarse en la vida de la gente. Al fin el que hizo lo sobrenatural para que toda esa gente tuviera plata y oro había sido Dios.
Usted tiene que darle gracias por todo lo que tiene, pero porque es un bendecido, no porque se conforma con ello solamente. Es la bendición la que lo enriquece por caminar en la Palabra de Dios y lo hace estar bendecido como Abraham, como Jacob y como José. Va a empezar a cortar las maldiciones financieras y va a empezar a establecer la bendición hereditaria, por generaciones habrá bendición en abundancia y se multiplicará grandemente.
Los hijos de los hebreos aunque crecieron en un ambiente en el que no había, pero en el cual se enseñaban los principios de Dios de dar y recibir, donde se enseñaba la ley espiritual de la siembra y la cosecha, estaban dispuestos a dar de corazón. Ellos sabían que todo lo que tenían venía de Dios y si Dios iba a multiplicarlo entonces tenían que entregárselo, ponérselo en sus manos primero. Toda semilla que está sembrando, la está sembrando en la mano de Dios. Ellos fueron preparados para ser bendecidos con la fidelidad de Abraham y con la promesa de la abundancia. Dios sabía que Abraham le enseñaría a los hijos de los hijos a andar en sus caminos. Él tenía la seguridad de que iba a ser trasmitido eso con fe por generaciones. Por eso los descendientes de Abraham que entraron a Egipto cuando salieron, salieron llenos de plata, de oro, de salud, llenos de presencia, llenos de bendición.
Cuando Dios le habló a Moisés le dijo que era el momento de entrar a otra dimensión. Dios nunca le va a sacar nada, Dios le propone. Es usted el que decide obedecer y ser bendecido o desobedecer y no recibir nada. Dios nunca va a quebrar su voluntad, lo que él hace es enseñarle y revelarle sus principios y su palabra para que establezca el reino de Dios en su vida. Para que sepa que la manera que se multiplica es a la manera de Dios y no de los hombres. A la manera de Dios va a estar bendecido, su salud bendecida, sus finanzas bendecidas y sus finanzas van a cumplir una misión. Dios lo prospera porque tiene una misión con su vida, llena sus manos para dar, dice la palabra que siempre estarán llenas, nunca estarán vacías.
No le va a faltar la bendición a la vida de sus hijos, porque a través de su vida se multiplica por mil para mil generaciones. Pero usted es el que decide cuánta semilla va a sembrar. Si siembra una sólo semilla, obtendrá un solo árbol. Si siembra en abundancia, en abundancia cosechará. Eso está en su corazón.
Oración: Padre, hoy determino mi corazón a obedecerte. Tú me enseñas a ser generoso y generoso seré. Sembraré generosamente y multiplicado ala ciento por uno cosecharé. Lo creo y lo veré manifestado. En el nombre de Jesús, amén.
Por. Rev. Juan O. Crudo. Argentina.
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