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domingo, 16 de julio de 2017

Acercarse a Dios



Por Lawrence Darmani
Pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en el Señor mi esperanza… (Salmo 73:28).
La Biblia en un año: Salmos 4–6; Hechos 17:16-34
Una mujer que deseaba orar, tomó una silla vacía y se arrodilló delante de ella. Con lágrimas en los ojos, exclamó: «Padre celestial, por favor, siéntate aquí; ¡necesitamos hablar!». Después, mirando directamente el espacio sobre la silla vacía, oró. Ella demostró confianza al acercarse al Señor; imaginó que Él estaba sentado en la silla y creyó que escuchaba su petición.
Nuestro tiempo con Dios es un momento importante, cuando estamos con el Todopoderoso. Dios se acerca a nosotros cuando acudimos a Él (Santiago 4:8). Nos aseguró: «Yo estoy con vosotros todos los días» (Mateo 28:20). Nuestro Padre celestial siempre quiere que nos acerquemos a Él y está listo para escucharnos.
A veces, nos cuesta orar, porque nos sentimos cansados, somnolientos, enfermos y débiles. Sin embargo, Jesús entiende nuestras debilidades y tentaciones (Hebreos 4:15). Por eso, podemos acercarnos «confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro» (v. 16).
Señor, gracias porque puedo orar a ti en cualquier momento y lugar. Pon en mi corazón el deseo de acercarme a ti. Quiero aprender a acudir a ti con fe y confianza.
Dios está en todas partes, disponible en todo momento, y siempre escucha.

Detalles íntimos
Por Sheridan Voysey
Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; has entendido desde lejos mis pensamientos (v. 2).
La Biblia en un año: Salmos 7–9; Hechos 18
El universo es increíblemente grandioso. La luna gira a nuestro alrededor a casi 3.700 kilómetros (2.300 millas) por hora. La Tierra gira alrededor del sol a 106.000 kilómetros (66.000 millas) por hora. El sol es una de 200.000 millones de estrellas y billones de planetas en nuestra galaxia, la cual es apenas una de entre 100.000 millones en el espacio. ¡Asombroso!
En comparación, nuestra pequeña Tierra es apenas una piedrita; y nuestra vida, un grano de arena. Sin embargo, según la Escritura, el Dios de las galaxias está pendiente de cada uno de nosotros, por más microscópicos que seamos. Nos vio antes de que existiéramos (Salmo 139:13-16); nos observa y escucha lo que pensamos (vv. 1-6).
A veces, esto puede ser difícil de creer. Esta «piedrita» tiene grandes problemas, como la guerra y el hambre, y podemos dudar del cuidado de Dios cuando sufrimos. Pero, cuando el rey David escribió el Salmo 139, estaba en medio de una crisis (vv. 19-20). Y cuando Jesús dijo que Dios cuenta nuestros cabellos (Mateo 10:30), vivía en una época de crucifixiones. Las palabras de la Biblia sobre el cuidado amoroso de Dios son verdades prácticas, no deseos ingenuos.
Aquel que mantiene las galaxias girando nos conoce íntimamente. Eso puede ayudarnos a superar los peores momentos.
Padre, gracias por tu amor, tu cuidado y tu atención.
El Dios del cosmos se interesa íntimamente por nosotros.
Nuestro Pan Diario
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