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miércoles, 12 de julio de 2017

Un día para descansar



Por Amy Boucher Pye
Seis días trabajarás, y al séptimo día reposarás… (v. 12).
La Biblia en un año: Job 36–37; Hechos 15:22-41
Un domingo, estaba junto al arroyo que pasa por el medio de nuestro barrio, deleitándome en la belleza que trae a nuestra zona llena de edificaciones. Sentí cómo me relajaba al mirar el agua y escuchar el canto de los pájaros. Le di gracias al Señor por ayudarnos a encontrar descanso para nuestra alma.
El Señor instituyó el día de reposo (un tiempo para descansar y renovarse) para su pueblo porque quería que prosperara. Como vemos en Éxodo, Dios les dijo que sembraran los campos durante seis años y los dejaran descansar el séptimo. Lo mismo sucedía con trabajar seis días y descansar el séptimo. Esta manera de vivir distinguía a los israelitas de las demás naciones porque no solo ellos seguían este patrón, sino que los extranjeros y los esclavos en sus casas también podían hacerlo.
Podemos abordar nuestro día de descanso con expectativa y creatividad, aprovechando la oportunidad de adorar y hacer algo que alimente nuestra alma, según nuestras preferencias. A algunos les gustan los juegos; a otros, la jardinería; algunos comen con amigos y familiares; otros duermen una siesta.
¿Cómo podemos redescubrir la belleza y la riqueza de apartar un día para descansar, si esto está faltando en nuestra vida?
Señor, ayúdanos a encontrar el ritmo adecuado entre trabajo y descanso.
En nuestra fe y servicio, el descanso es tan importante como el trabajo.

Un corazón gozoso
Por Alyson Kieda
Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra (Salmo 100:1).
La Biblia en un año: Job 38–40; Hechos 16:1-21
La melodía favorita de mi nieta es una marcha de John Philip Sousa. Sousa, el «rey de las marchas», fue un compositor de fines del siglo xix. Moriah no está en una banda musical; tiene solo 20 meses de vida. Simplemente, le encanta la melodía y hasta puede tararear algunas notas. La asocia con momentos de alegría. Cuando nuestra familia se reúne, solemos canturrear esta canción mientras aplaudimos, y los nietos bailan o desfilan al ritmo de la melodía. Siempre termina con niños mareados y muchas risas.
Nuestro alegre canto me recuerda el salmo que nos implora «[adorar] al Señor con gozo» (Salmo 100:2 NTV). Cuando el rey Salomón dedicó el templo, los israelitas celebraron con alabanzas (2 Crónicas 7:5-6). El Salmo 100 quizá haya sido una de las canciones que entonaron. Declara: «Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Servid al Señor con alegría; venid ante su presencia con regocijo. […] Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre» (vv. 1, 4). ¿Por qué? «Porque el Señor es bueno; para siempre es su misericordia» (v. 5).
¡Nuestro buen Dios nos ama! En respuesta a esto y con gratitud, ¡cantemos «alegres a Dios»! (Salmo 100:1).
Señor, danos un corazón agradecido para alabarte. ¡Para siempre es tu misericordia!
La alabanza es el desbordamiento de un corazón gozoso.
Nuestro Pan Diario
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EN ESTO PENSAR
SIN NOMBRE
Por Pr. Arnold Enns
“Pero esforzaos vosotros, y no desfallezcan vuestras manos, pues hay recompensa para vuestra obra” 2 Crónicas 15:7
¿Sabías que hay cientos de personas sin nombre en la Biblia? Muchos de ellos pueden ser llamados "Los Anónimos de Dios". Con demasiada frecuencia fijamos nuestra atención exclusivamente en los personajes grandes y famosos. Sin embargo, los Santos Desconocidos no serán desapercibidos por Dios.
La alimentación de los cinco mil no hubiese sido posible sin el “Niño” con los panes y los peces. El “Eunuco” que se encontró con Felipe llevo el Evangelio a Etiopía y al resto del África. El “Centurión”, cuya fe era más fuerte que cualquiera en Israel, posiblemente llevo la palabra a militares Romanos en los más altos rangos.
Alabamos a hombres famosos y los ponemos en Afiches, Promociones, los Medios, pero ¿qué podemos hacer con aquellos que pasan sin memoria, que mueren como si nunca hubieran sido? He aquí algunos principios que tenemos que recordar:
1. Dios te Ve: De niño solíamos cantar una canción que decía “Cada paso que das por la senda que vas, hay un Dios que te ve”. ¡No importa tanto que otros te vean, sino que seas visto por Dios! Recuerda que tu Padre que te ve en lo secreto es el que te recompensara en público (Mateo 6.6). Solo asegúrate que tu motivación esté centrada en ser visto por El y no para ser visto por los hombres (Mateo 6:1).
2. No se trata de Mí sino de El: En el mundo de las Redes Sociales se trata acerca de “Mi” pero en el Reino de Dios se trata acerca de “Jesus”. Juan el Bautista lo declaro correctamente refiriéndose a Jesus “pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado (Lucas 3.16). Mi nombre no importa tanto como el Nombre que esta sobre todo nombre, su nombre es Jesus!
3. Tu Fe y Obras serán recordadas: Es posible que tú seas uno de los millones de “Santos Desconocidos” pero hay un principio que recordar y es que tu Fe y tus Obras serán recordadas. Porque Dios no es injusto para olvidar nuestra obra y el trabajo de amor que hemos mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún (Hebreos 6.10).
CONCEPTO IMPORTANTE
Los trescientos hombres de Gedeón, valientes héroes todos, merecen ser nombrados, pero aparecen entre los siervos desconocidos del Señor. También entre los desconocidos de la Biblia tenemos a siete mil que se negaron a inclinarse ante Baal. Elías no los conocía, pero Dios sí.
Para nosotros, basta con saber que, ya sea que nuestros nombres sean ilustres y famosos en el extranjero o desconocidos, fáciles o difíciles de pronunciar, cortos o largos, llenos de significado o poco atractivos, están escritos en las palmas de Dios y en el cielo tienen un nuevo nombre (Isaías 49:16, Apocalipsis 2:17).
Mi Fe y mis Obras será recordadas por aquel que me conoció y me formo desde antes de la creación y por tal motivo me esforzare por proclamar la obra de la Cruz aun cuando nadie conozca mi nombre.
MOTIVO DE ORACION
Señor Jesus tu eres el Nombre sobre todo nombre y te doy gracias por fijarte en mi al dejar tu trono y venir a morir en la Cruz, al resucitar y al prepararme morada celestial. Gracias por darme el nombre de ser llamado un Hijo/a de Dios y hoy me comprometo a no buscar mi nombre sino proclamar el tuyo. 

Fuente: VTRH
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