¡Vos podes ayudarnos!

---

Translate


miércoles, 11 de noviembre de 2015

Migajas de tiempo



Daniel […] se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios… (v. 10).
Lectura: Daniel 6:10-23
La biblia en un año: Jeremías 50; Hebreos 8
Un amigo de mi familia venía a nuestra ciudad para participar de unas reuniones importantes. Es un hombre muy ocupado, pero organizó su ajustada agenda para visitarnos durante media hora y cenar con nosotros. Nos encantó verlo, pero recuerdo que miré mi plato y pensé: «Solo tuvimos las migajas de su tiempo».
Después, reflexioné en la cantidad de ocasiones en que damos a Dios las migajas de nuestro tiempo; a veces, solo los últimos minutos antes de dormir.
Daniel era un hombre sumamente atareado, ya que ocupaba una posición gubernamental elevada en el antiguo reino babilónico. Sin embargo, había desarrollado el hábito de pasar tiempo con Dios: oraba tres veces al día, alababa al Señor y le daba gracias. Esta rutina lo ayudó a fortalecer su fe, la cual no titubeó ante la persecución (Daniel 6).
Dios desea relacionarse con nosotros. Por la mañana, podemos invitarlo a ser parte de nuestro día; después, alabarlo y darle gracias por su ayuda hasta la noche. Otras veces, podemos reflexionar en su fidelidad. A medida que pasamos tiempo con el Señor en oración y en su Palabra, profundizamos nuestra comunión con Él y aprendemos a imitarlo. Disfrutar cada vez más de su compañía es el resultado de priorizar nuestro tiempo con Dios.
— 
Señor, sé hoy parte de mi día, para profundizar nuestra relación.
Nuestro Pan Diario

Isla de la Caridad
El Señor es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían (Nahum 1:7).
Lectura: Salmo 107:23-32
La biblia en un año: Jeremías 46–47; Hebreos 6
Isla de la Caridad es una de las tantas situadas en la Bahía de Saginaw, en el Lago Hurón, en Estados Unidos. Desde hace varios años, se encuentra allí un faro para ayudar a los navegantes y un puerto seguro para los que recorren esas aguas. Le pusieron ese nombre porque los marineros creían que estaba allí «por la caridad de Dios».
A veces, la vida nos hace atravesar mares de circunstancias difíciles. Al igual que aquellos marineros, necesitamos guía y un lugar seguro; tal vez queramos tener nuestra propia Isla de la Caridad. El salmista entendía que Dios es el único que puede calmar las aguas turbulentas y guiarnos a puertos seguros. Por eso, escribió: «[El Señor] cambia la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas. Luego se alegran, porque se apaciguaron; y así los guía al puerto que deseaban (Salmo 107:29-30).
Aunque nadie desea atravesar tormentas en su vida, estas pueden ayudarnos a valorar más la guía y la protección que Dios ofrece mediante la luz del Espíritu y de su Palabra. Lo que más anhelamos es el puerto seguro de su amor. Solo Él puede ser nuestra suprema «Isla de la Caridad».
Padre, ayúdame a buscar tu luz para que me guíe a través de las tormentas de la vida.
Nuestro Pan Diario
---------------------------------------------------------------------------------
NOTICIAS CRISTIANAS






China quiere enviar 20.000 misioneros para evangelizar el mundo en 2030

Leer más














Terrible Blasfemia: Irlanda. Obra polémica de Jesucristo transexual “Reina del cielo”
Leer más















Bangladesh, cuatro familias cristianas escapan de ser quemados vivos
Leer más







Hallazgo arqueológico más grande de la historia demuestra que Jesús es el Mesías
Leer más








No hay comentarios:

Publicar un comentario