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lunes, 2 de noviembre de 2015

Agua y vida



… el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás… (v. 14).
Lectura: Juan 4:1-15
La biblia en un año: Jeremías 24–26; Tito 2
Cuando Dave Mueller extendió su brazo y giró la llave, el agua comenzó a fluir de la tubería a un balde azul. A su alrededor, la gente aplaudía celebrando que el agua fresca y limpia llegaba por primera vez a su comunidad. Tener una fuente de agua potable le cambiaría la vida a este grupo de kenianos.
Dave y su esposa trabajan arduamente para suplir las necesidades de la gente con la provisión de agua. Sin embargo, no solo se ocupan del H2O, sino que también le hablan de Jesucristo.
Hace 2.000 años, un hombre llamado Jesús se detuvo junto a un pozo en Samaria y habló con una mujer que había ido a ese lugar a buscar agua para saciar su sed física, pero el Señor le dijo que lo que ella necesitaba aun más era agua viva para su salud espiritual.
La historia ha avanzado y la humanidad se ha vuelto más sofisticada, pero la vida sigue dependiendo de la misma verdad: sin agua potable, morimos. Pero lo más importante es que, sin Jesucristo, la fuente de agua viva, estamos muertos en nuestros pecados.
El agua es esencial para la vida: en el aspecto físico, con el H2O; en el espiritual, con Cristo. ¿Ya has probado el agua viva que provee Jesús, el Salvador?
Señor, gracias por morir por nosotros en la cruz y resucitar para satisfacer nuestra sed espiritual y darnos vida.
Nuestro Pan Diario

Palabras sabias
Es mejor escuchar las suaves palabras del sabio… (v. 17 rvc).
La biblia en un año: Jeremías 27–29; Tito 3
Hace poco, el esposo de mi sobrina escribió en una red social: «Diría muchas cosas más por la web si no fuera por esta vocecita que me incita a no hacerlo. Como seguidor de Cristo, uno podría pensar que esa voz es el Espíritu Santo. Pero no, no es así. Es mi esposa».
La sonrisa que esto genera viene acompañada de una sobria reflexión: las advertencias de un amigo pueden reflejar la sabiduría divina. Eclesiastés 9 afirma que «es mejor escuchar las suaves palabras del sabio» (v. 17 rvc).
Las Escrituras nos exhortan a no ser sabios en nuestra propia opinión ni soberbios (Proverbios 3:7; Isaías 5:21; Romanos 12:16). En otras palabras, ¡no debemos creer que tenemos todas las respuestas! Proverbios 19:20 aconseja: «Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez». Ya sea que se trate de un amigo, un cónyuge, un pastor o un compañero de trabajo, Dios puede utilizar a otros para enseñarnos más de su sabiduría.
«En el corazón del prudente reposa la sabiduría», declara también Proverbios (14:33). Una manera de incorporar las verdades del Espíritu es descubrir cómo escuchar a los demás y aprender de ellos.
Señor, gracias por tu Palabra que me enseña a amarte a ti y a los demás, y por las personas que has colocado en mi vida para recordarme tus verdades.
Nuestro Pan Diario
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