… el que
bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás… (v. 14).
Lectura: Juan 4:1-15
La biblia en
un año: Jeremías 24–26; Tito 2
Cuando Dave
Mueller extendió su brazo y giró la llave, el agua comenzó a fluir de la
tubería a un balde azul. A su alrededor, la gente aplaudía celebrando que el
agua fresca y limpia llegaba por primera vez a su comunidad. Tener una fuente
de agua potable le cambiaría la vida a este grupo de kenianos.
Dave y su
esposa trabajan arduamente para suplir las necesidades de la gente con la
provisión de agua. Sin embargo, no solo se ocupan del H2O, sino que también le
hablan de Jesucristo.
Hace 2.000
años, un hombre llamado Jesús se detuvo junto a un pozo en Samaria y habló con
una mujer que había ido a ese lugar a buscar agua para saciar su sed física,
pero el Señor le dijo que lo que ella necesitaba aun más era agua viva para su
salud espiritual.
La historia
ha avanzado y la humanidad se ha vuelto más sofisticada, pero la vida sigue
dependiendo de la misma verdad: sin agua potable, morimos. Pero lo más
importante es que, sin Jesucristo, la fuente de agua viva, estamos muertos en
nuestros pecados.
El agua es
esencial para la vida: en el aspecto físico, con el H2O; en el espiritual, con
Cristo. ¿Ya has probado el agua viva que provee Jesús, el Salvador?
Señor,
gracias por morir por nosotros en la cruz y resucitar para satisfacer nuestra
sed espiritual y darnos vida.
Nuestro Pan
Diario
Palabras
sabias
Es mejor
escuchar las suaves palabras del sabio… (v. 17 rvc).
Lectura: Eclesiastés 9:13-18
La biblia en
un año: Jeremías 27–29; Tito 3
Hace poco,
el esposo de mi sobrina escribió en una red social: «Diría muchas cosas más por
la web si no fuera por esta vocecita que me incita a no hacerlo. Como
seguidor de Cristo, uno podría pensar que esa voz es el Espíritu Santo. Pero
no, no es así. Es mi esposa».
La sonrisa
que esto genera viene acompañada de una sobria reflexión: las advertencias de
un amigo pueden reflejar la sabiduría divina. Eclesiastés 9 afirma que «es
mejor escuchar las suaves palabras del sabio» (v. 17 rvc).
Las Escrituras
nos exhortan a no ser sabios en nuestra propia opinión ni soberbios (Proverbios
3:7; Isaías 5:21; Romanos 12:16). En otras palabras, ¡no debemos creer que
tenemos todas las respuestas! Proverbios 19:20 aconseja: «Escucha el consejo, y
recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez». Ya sea que se trate de
un amigo, un cónyuge, un pastor o un compañero de trabajo, Dios puede utilizar
a otros para enseñarnos más de su sabiduría.
«En el
corazón del prudente reposa la sabiduría», declara también Proverbios (14:33).
Una manera de incorporar las verdades del Espíritu es descubrir cómo escuchar a
los demás y aprender de ellos.
Señor,
gracias por tu Palabra que me enseña a amarte a ti y a los demás, y por las
personas que has colocado en mi vida para recordarme tus verdades.
Nuestro Pan
Diario
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