… Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas (v.
24).
Lectura: Mateo 6:24-34
La Biblia en un año: Apocalipsis 3
Hace muchos años, mientras tenía un trabajo que
consideraba más una misión que una labor, otra compañía me ofreció un puesto
que implicaba un importante aumento de salario. El problema era que yo no había
estado buscando otro trabajo, porque amaba lo que hacía.
Pero el dinero…
Llamé a mi padre y le expliqué la situación. Aunque su
mente anteriormente perspicaz había sido afectada por accidentes
cerebro-vasculares y el paso de los años, su respuesta fue escueta y sencilla:
«No pienses en el dinero, ¿qué es lo que te gusta hacer?».
Al instante reaccioné. ¡El dinero habría sido la única
razón de dejar el trabajo que amaba! Gracias, papá.
Jesús dedicó gran parte de su Sermón del Monte al dinero.
No nos enseñó a orar por la acumulación de riquezas, sino por «el pan nuestro
de cada día» (Mateo 6:11). Advirtió contra almacenar tesoros en la tierra, y
puso las aves y las flores como ejemplo del cuidado de Dios por su creación
(vv. 19-31).Y agregó: «buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas» (v. 33).
Hay que pensar en el dinero, pero este no debe
controlar nuestras decisiones. Las dificultades y los desafíos son
oportunidades para que nuestra fe aumente, ya que nuestro Padre se ocupa de
nosotros.
Señor, ayúdame a confiar en tu provisión y cuidado
constantes.
Nunca hay que confundir tentación con oportunidad.
Servir a Dios con oraciones
… La oración eficaz del justo puede mucho (Santiago
5:16).
Lectura: 1 Reyes 18:41-45
La Biblia en un año: Apocalipsis 2
A menudo, Dios decide utilizar nuestras oraciones para
llevar a cabo su obra. Esto lo vemos cuando le dijo al profeta Elías: «yo haré
llover sobre la faz de la tierra», prometiendo poner fin a una sequía en Israel
que había durado tres años y medio (Santiago 5:17). Aunque Dios había
prometido que llovería, poco después, «Elías subió a la cumbre del Carmelo, y
postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas» para pedir
fervorosamente que lloviera (1 Reyes 18:42). Entonces, mientras oraba, mandó a
su siervo «siete veces» para que mirara hacia el mar y observara si había
alguna señal de lluvia en el horizonte (v. 43).
Elías entendió que Dios quiere que participemos en su
obra mediante la oración humilde y persistente. A pesar de nuestras limitaciones
humanas, el Señor tal vez quiera obrar de maneras asombrosas a través de
nuestras oraciones. Por eso, Santiago afirma que «la oración eficaz del justo
puede mucho» y nos recuerda que «Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes
a las nuestras» (Santiago 5:16-17).
Cuando nos proponemos servir a Dios orando fielmente
como lo hizo Elías, participamos de un privilegio maravilloso… ¡y en cualquier
momento, podríamos ver un milagro delante de nuestras narices!
— jb
Señor, ¿cómo puedo servirte hoy con mis oraciones?
Las grandes expectativas de nuestra parte honran a
Dios.
Nuestro Pan Diario
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