¡Vos podes ayudarnos!

---

Translate


lunes, 15 de mayo de 2017

Testigos activos



[Juan] vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él (v. 7).
Leer: Juan 1:6-14
La Biblia en un año: 2 Reyes 7–9; Juan 1:1-28
En un proceso judicial, los testigos son participantes activos que ayudan a determinar el resultado de un caso. Lo mismo es verdad sobre nuestro testimonio para Cristo. Debemos participar de forma activa en una cuestión importantísima: la verdad sobre la muerte y la resurrección de Jesús.
Cuando Juan el Bautista vino a hablar de Jesús, la Luz del mundo, lo hizo al declarar lo que sabía de Él. Y Juan, el discípulo que registró estos sucesos, testificó: «Y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad» (Juan 1:14 LBLA). El apóstol Pablo ampliaría esta idea, cuando le dijo al joven Timoteo: «Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros» (2 Timoteo 2:2).
Todos los cristianos han sido convocados ante el tribunal del mundo. La Biblia enseña que no somos meros espectadores, sino participantes activos. Testificamos sobre la verdad de la muerte y la resurrección de Jesús. Juan el Bautista fue la voz que clamaba en el desierto. Nuestras voces pueden escucharse en el trabajo, el vecindario, la iglesia y entre nuestros familiares y amigos. Podemos ser testigos activos y hablar sobre la realidad de Jesús en nuestra vida.
¿De qué maneras creativas podríamos testificar hoy?
El evangelio es demasiado bueno como para no compartirlo.

Caminos oscuros
… el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (v. 9).
Leer: Josué 1:1-9
La Biblia en un año: 2 Reyes 10–12; Juan 1:29-51
Mientras regresábamos a casa de unas vacaciones, el camino nos llevó por una parte desolada. Durante casi dos horas después del atardecer, condujimos a través de profundos cañones y mesetas desérticas. Apenas podían divisarse algunas luces de autos que perforaban la oscuridad. Finalmente, la luna salió en el horizonte; podíamos verla cuando el camino subía a las colinas, pero quedaba eclipsada mientras viajábamos por las tierras bajas. Mi hija comentó que le recordaba la presencia de Dios. Le pregunté si necesitaba verla para saber que Él estaba allí. Contestó: «No, pero sí que ayuda».
Después de la muerte de Moisés, Josué heredó el liderazgo de los israelitas y se le encomendó llevarlos a la tierra prometida. A pesar de esta comisión divina, Josué seguramente se sintió desafiado por semejante tarea, pero Dios le aseguró que estaría con él en esa odisea (Josué 1:9).
El camino de la vida suele pasar por territorio desconocido. A veces, no podemos ver claramente lo que tenemos por delante. El plan de Dios no siempre nos resulta evidente, pero Él prometió estar con nosotros «todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20). ¿Qué seguridad mayor podríamos desear? Aun cuando el camino esté oscuro, la Luz está con nosotros.
Señor, gracias por estar cerca de mí incluso cuando no puedo verte.
Dios está con nosotros aun cuando no podemos verlo.

La canción de Violeta
… quisiera partir y estar con Cristo […] pero por el bien de ustedes, es mejor que siga viviendo (vv. 23-24 NTV).
La Biblia en un año: 2 Reyes 13–14; Juan 2
Una anciana llamada Violeta estaba sentada sobre su cama en una enfermería, y sonrió cuando unos adolescentes fueron a visitarla. El aire caliente del mediodía abatía sin tregua, pero ella no se quejaba. En cambio, sonrió de oreja a oreja y cantó: «¡Voy corriendo, brincando, saltando y alabando al Señor!». Mientras cantaba, agitaba los brazos como si estuviera corriendo. Los ojos de los que la rodeaban se llenaron de lágrimas, porque Violeta no tenía piernas. Estaba cantando porque, según ella: «En el cielo, tendré piernas para correr».
El gozo y la expectativa de Violeta sobre el cielo le añaden un nuevo vigor a las palabras de Pablo en Filipenses 1: «Mas si el vivir en la carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor» (vv. 22-23).
Todos enfrentamos momentos difíciles que pueden hacer que anhelemos la promesa del alivio celestial. Pero, así como Violeta se goza a pesar de sus circunstancias actuales, nosotros también podemos seguir «corriendo, brincando, saltando y alabando al Señor», tanto por la vida abundante que nos da aquí como por el gozo supremo que nos espera.
Señor, cuando pase por momentos difíciles, ayúdame a encontrar gozo.
Cuando Dios nos da un nuevo comienzo, descubrimos una alegría incesante.
Nuestro Pan Diario

No hay comentarios:

Publicar un comentario