4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” Isaías 53:4-5
Lo primero que usted debe saber para poder recibir la sanidad divina es que esta es la voluntad_de_Dios_para_su_vida.
Algunos llevan años cargando enfermedades y dolencias en sus cuerpos alegando que es una prueba del Señor. Hijo de Dios, ¡NO! ¡Esto no es así! Dios no es el autor de las enfermedades. Él no enseña a sus hijos enviándoles fatalidades. Estos son engaños satánicos que han mantenido a los hijos de Dios que los creyeron fuera de la herencia de salud_otorgada_por_Jesús.
Lea atentamente el versículo. ¿Para qué murió Jesús? ¿Para qué pasó por la cruz? ¿Qué obtuvo? SU SALVACIÓN; SU SANIDAD. Que la obra de Cristo no sea en vano para usted. Él ya lo hizo, Él ya lo sanó. Ahora usted debe recibir por medio de la fe esta sanidad.
Sí, Él en la cruz se llevó eso que usted dijo esta mañana que le dolía.
Él llevó nuestras enfermedades. ¿Para qué va a sufrir si ya Él se las llevó? Ciertamente lo hizo. Debe partir de la base que en el pacto, Él pagó por sus pecados, sus enfermedades, la maldición_la_removió.
Declare: “Ya estoy curado. ¡Cuerpo estás sano! Es el pacto de la salud, de la bendición, gracias_Dios.”
Esta es la voluntad de Dios: que Jesús muriera en la cruz como nuestro sustituto para pagar por los pecados, la miseria, las enfermedades, la maldición. Ahora estamos en Él y en Él, que ha resucitado, recibimos esa vida de resurrección. Esa vida inmortal está dentro suyo porque Cristo vive dentro suyo y tiene todo el poder. ¡Hay salud divina corriendo por sus venas!
Si estaba acostumbrado a pensar de otra manera, si estaba acostumbrado a convivir con su enfermedad, CAMBIE. Deje que esta palabra renueve su entendimiento y lo lleve a otro nivel. Al nivel de la salud divina. ¡Usted está para impartir sanidad por todo lugar donde se mueva!
Oración: Gracias Padre porque ha llegado la restauración de la salud a mi vida, en el nombre de Jesús la recibo. Amén. Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.
Lo primero que usted debe saber para poder recibir la sanidad divina es que esta es la voluntad_de_Dios_para_su_vida.
Algunos llevan años cargando enfermedades y dolencias en sus cuerpos alegando que es una prueba del Señor. Hijo de Dios, ¡NO! ¡Esto no es así! Dios no es el autor de las enfermedades. Él no enseña a sus hijos enviándoles fatalidades. Estos son engaños satánicos que han mantenido a los hijos de Dios que los creyeron fuera de la herencia de salud_otorgada_por_Jesús.
Lea atentamente el versículo. ¿Para qué murió Jesús? ¿Para qué pasó por la cruz? ¿Qué obtuvo? SU SALVACIÓN; SU SANIDAD. Que la obra de Cristo no sea en vano para usted. Él ya lo hizo, Él ya lo sanó. Ahora usted debe recibir por medio de la fe esta sanidad.
Sí, Él en la cruz se llevó eso que usted dijo esta mañana que le dolía.
Él llevó nuestras enfermedades. ¿Para qué va a sufrir si ya Él se las llevó? Ciertamente lo hizo. Debe partir de la base que en el pacto, Él pagó por sus pecados, sus enfermedades, la maldición_la_removió.
Declare: “Ya estoy curado. ¡Cuerpo estás sano! Es el pacto de la salud, de la bendición, gracias_Dios.”
Esta es la voluntad de Dios: que Jesús muriera en la cruz como nuestro sustituto para pagar por los pecados, la miseria, las enfermedades, la maldición. Ahora estamos en Él y en Él, que ha resucitado, recibimos esa vida de resurrección. Esa vida inmortal está dentro suyo porque Cristo vive dentro suyo y tiene todo el poder. ¡Hay salud divina corriendo por sus venas!
Si estaba acostumbrado a pensar de otra manera, si estaba acostumbrado a convivir con su enfermedad, CAMBIE. Deje que esta palabra renueve su entendimiento y lo lleve a otro nivel. Al nivel de la salud divina. ¡Usted está para impartir sanidad por todo lugar donde se mueva!
Oración: Gracias Padre porque ha llegado la restauración de la salud a mi vida, en el nombre de Jesús la recibo. Amén. Por. Rev. Juan O. Crudo, Argentina.
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