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domingo, 28 de noviembre de 2010

Respondiendo con fe, frente a lo imposible

Ella entonces subió, y lo puso sobre la cama del varón de Dios, y cerrando la puerta, se salió. Llamando luego a su marido, le dijo: Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al varón de Dios, y regrese. El dijo: ¿Para qué vas a verle hoy? No es nueva luna, ni día de reposo. Y ella respondió: Paz. Después hizo enalbardar el asna, y dijo al criado: Guía y anda; y no me hagas detener en el camino, sino cuando yo te lo dijere. Partió, pues, y vino al varón de Dios, al monte Carmelo. Y cuando el varón de Dios la vio de lejos, dijo a su criado Giezi: He aquí la sunamita. Te ruego que vayas ahora corriendo a recibirla, y le digas: ¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido, y a tu hijo? Y ella dijo: Bien. 2 Reyes 4:21-26
Hoy quiero hablarle de un ejemplo de fe: la mujer sunamita. ¿Recuerda que ella le hizo un lugar al profeta Eliseo en su casa para que él siempre viniera? Si no lo recuerda lo puede leer en 2 Reyes 4. Eliseo le dio una palabra a través del sirviente y le dijo que de ahí a un año iba a tener un hijo. Ese hijo nació, un milagro sobrenatural por creer en la palabra de Dios. Fue una recompensa a esa mujer de pacto, porque siempre tenía una conexión de honra con el profeta. La Palabra dice que si honramos al profeta, tendremos recompensa de profeta. El hijo creció y vemos por la Palabra de Dios que el hijo muere, y ella tiene una reacción frente a todo eso. La mujer estaba frente a una situación trágica. Sin embargo va a tener una respuesta de confianza en Dios, de esperanza y de seguridad porque era una situación incambiable. Esto no había forma de cambiarlo, pero sin embargo Dios lo transformo en una victoria sobrenatural (2 Reyes 4:32-37) Cuando nosotros estamos declarando estamos trayendo los cielos a la tierra y vamos a entrar en una dimensión poderosa con el Señor.
Estamos diciendo que no hay circunstancias ni situaciones no hay prueba de la vida que nos pueda derrotar. Va a reinar sobre la adversidad y con Cristo va a ver la victoria en cada área de la vida. Cuando la mujer está expresando que su hijo estaba bien y su esposo estaba bien. Lo que ella no quiso hacer es poner en su boca la palabra que tenía que ver con la muerte, ella quería hablar vida y bendición. No es que ignoraba lo que había ocurrido ni tampoco era indiferente, porque la indiferencia no le va a proveer la victoria. Es que ella tenía fe para hablar la Palabra de Dios y creer que lo que estaba mal Dios lo iba hacer finalizar en bien. Tome ese ejemplo para ponerlo en práctica en su propia vida hoy.
Oración: Padre, te doy gracias por enseñarme una vez más lo que debo hacer para caminar en una vida llena de bendiciones y superar todos aquellos obstáculos que aparezcan en el camino. Iré de victoria en victoria. Lo creo, en el nombre de Jesús, amén. Por. Rev. Juan O. Crudo.

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