Lectura: Salmo 100
Servid al Señor con alegría… —Salmo 100:2
Hoy, hace nueve años, un querido amigo salió a correr durante la hora del almuerzo, y nunca volvió. Kurt De Haan, que era el editor general de Nuestro Pan Diario, murió de un ataque al corazón ese soleado jueves. Algunos de los que trabajábamos con él, conservamos todavía cosas suyas de valor sentimental en nuestras oficinas.
Por ejemplo, en una pared de mi cubículo, tengo colgado el último memorándum que recibí de Kurt. Me recuerda su esmero como editor, siempre esforzándose por representar bien y fielmente la Palabra de Dios. Otra colaboradora muestra la última bola de papel que él lanzó en dirección de ella, que le recuerda el entusiasmo que él tenía por disfrutar de la vida.
Cada vez que hablamos de Kurt y de cómo lo echamos de menos, comentamos que su vida era la combinación de una búsqueda de la excelencia con una personalidad divertida. Trabajaba duro y le encantaba la vida. Se esforzaba por enseñar la Palabra de Dios con integridad mientras vivía su vida con gozo.
Pensar en Kurt y en su ejemplo es estimulante y desafiante. Nos recuerda que otros están observándonos, y que pueden decir si estamos sirviendo «al Señor con alegría» (Salmo 100:2) y si nuestro amor a Él se manifiesta en buenas obras (Efesios 2:10). Servir bien. Servir con alegría. ¿Describen estas cualidades nuestro trabajo para el Salvador?
—JDB
Para que el gozo permanezca, coloca siempre primero a Cristo.
NUESTRO PAN DIARIO
Hasta quedar lleno
Lectura: Juan 6:25-29
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. —Juan 6:35
Un amigo mío que vive en Singapur me contó algo sobre un antiguo saludo chino. En vez de decir «¿cómo estás?», preguntan: «¿Comiste hasta quedar lleno?». Es probable que el dicho se haya originado durante una época en que escaseaban los alimentos, y muchas personas no sabían cuándo iban a comer otra vez. Cuando disponían de comida, era aconsejable comer hasta quedar satisfechos.
Después que Jesús hizo un milagro de alimentar a 5.000 personas con cinco panes y dos pececillos (Juan 6:1-13), la multitud lo siguió porque quería más comida (vv. 24-26). El Señor les dijo que no trabajaran por el alimento físico, que se corrompe, sino por «la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará […]. Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás» (vv. 27, 35).
Como seguidores de Jesús, debemos ayudar a los que carecen de una adecuada nutrición física. Y a todos, podemos compartirles la buena noticia de que nuestra hambre de paz interior, de perdón y de esperanza puede satisfacerse al conocer a Cristo como Salvador y Señor.
Jesucristo, el pan de vida, nos invita a acudir a Él a su festín del alma e insiste en que comamos hasta que quedemos llenos.
—DCM
En cada corazón, hay un vacío que solo Cristo puede satisfacer.
NUESTRO PAN DIARIO
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NOTICIAS CRISTIANAS PARA ESTAR INFORMADO
Ni alarmismo ni indiferencia
EEUU advierte del peligro de una gran tormenta solar
La gran tormenta solar que se avecina afectará a las redes de comunicaciones, la informática y la telefonía móvil.
Por el cambio climático
El Ártico se deshiela superando todos sus récords negativos
Los científicos advierten que el calentamiento global lo dejará sin hielo en verano en pocas décadas.
Yo sigo aquí
Sólo espero. Espero a que mi silencio se vuelva música y haga danzar tu corazón enarbolándolo de alegría.
Yolanda Tamayo
Reportaje
The Whosoevers: Música para jóvenes sin futuro
La última controversia en torno a la banda POD reabre el debate sobre los límites al compartir el evangelio en contextos difíciles o extremos
Servid al Señor con alegría… —Salmo 100:2
Hoy, hace nueve años, un querido amigo salió a correr durante la hora del almuerzo, y nunca volvió. Kurt De Haan, que era el editor general de Nuestro Pan Diario, murió de un ataque al corazón ese soleado jueves. Algunos de los que trabajábamos con él, conservamos todavía cosas suyas de valor sentimental en nuestras oficinas.
Por ejemplo, en una pared de mi cubículo, tengo colgado el último memorándum que recibí de Kurt. Me recuerda su esmero como editor, siempre esforzándose por representar bien y fielmente la Palabra de Dios. Otra colaboradora muestra la última bola de papel que él lanzó en dirección de ella, que le recuerda el entusiasmo que él tenía por disfrutar de la vida.
Cada vez que hablamos de Kurt y de cómo lo echamos de menos, comentamos que su vida era la combinación de una búsqueda de la excelencia con una personalidad divertida. Trabajaba duro y le encantaba la vida. Se esforzaba por enseñar la Palabra de Dios con integridad mientras vivía su vida con gozo.
Pensar en Kurt y en su ejemplo es estimulante y desafiante. Nos recuerda que otros están observándonos, y que pueden decir si estamos sirviendo «al Señor con alegría» (Salmo 100:2) y si nuestro amor a Él se manifiesta en buenas obras (Efesios 2:10). Servir bien. Servir con alegría. ¿Describen estas cualidades nuestro trabajo para el Salvador?
—JDB
Para que el gozo permanezca, coloca siempre primero a Cristo.
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Hasta quedar lleno
Lectura: Juan 6:25-29
Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. —Juan 6:35
Un amigo mío que vive en Singapur me contó algo sobre un antiguo saludo chino. En vez de decir «¿cómo estás?», preguntan: «¿Comiste hasta quedar lleno?». Es probable que el dicho se haya originado durante una época en que escaseaban los alimentos, y muchas personas no sabían cuándo iban a comer otra vez. Cuando disponían de comida, era aconsejable comer hasta quedar satisfechos.
Después que Jesús hizo un milagro de alimentar a 5.000 personas con cinco panes y dos pececillos (Juan 6:1-13), la multitud lo siguió porque quería más comida (vv. 24-26). El Señor les dijo que no trabajaran por el alimento físico, que se corrompe, sino por «la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará […]. Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás» (vv. 27, 35).
Como seguidores de Jesús, debemos ayudar a los que carecen de una adecuada nutrición física. Y a todos, podemos compartirles la buena noticia de que nuestra hambre de paz interior, de perdón y de esperanza puede satisfacerse al conocer a Cristo como Salvador y Señor.
Jesucristo, el pan de vida, nos invita a acudir a Él a su festín del alma e insiste en que comamos hasta que quedemos llenos.
—DCM
En cada corazón, hay un vacío que solo Cristo puede satisfacer.
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Yo sigo aquí
Sólo espero. Espero a que mi silencio se vuelva música y haga danzar tu corazón enarbolándolo de alegría.
Yolanda Tamayo
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