Padre
mío, […] hágase tu voluntad (v. 42).
Lectura:
Mateo 26:36-42
La
biblia en un año: Proverbios 10–12; 2 Corintios 4
Mi
amor a la agricultura tal vez tenga sus raíces en mis antepasados, quienes
dedicaron su vida a esta tarea como un medio para mantener a la familia. Mi
padre creció en una granja, y trabajar en la huerta también era su pasión. En
mi caso, cultivar plantas que dan flores hermosas y cuidar rosas que llenan de
perfume y belleza nuestro jardín es un pasatiempo maravilloso. Si no fuera por
las malezas, ¡todo sería perfecto!
Cuando
tengo que luchar contra ellas, recuerdo el huerto de Edén; un jardín perfecto hasta
que Adán y Eva desobedecieron a Dios. Entonces, los espinos y los cardos se
convirtieron en una realidad para todos (Génesis 3:17-18).
La
Biblia también menciona otro huerto: Getsemaní, donde Cristo, con una profunda
angustia, le rogó a su Padre que buscara otra manera de revertir las
consecuencias del pecado que comenzaron en Edén. No obstante, Jesús se sometió
a su Padre con palabras de total obediencia ante aquel gran dolor: «Hágase tu
voluntad» (Mateo 26:42).
Debido
a que Jesús se sometió en ese huerto, nosotros ahora cosechamos los frutos de
su gracia asombrosa. Dejemos que el Señor quite la maleza del pecado de nuestra
vida.
Señor,
gracias por pagar por mi pecado. Que tu victoria me incentive a liberarme de
las trabas del pecado y a utilizar mi capacidad de dar fruto para ti.
El
crecimiento espiritual se produce cuando se cultiva la fe.
Nuestro
Pan Diario
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PENSAR EN ESTO
Él quitará toda enfermedad
“25
Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo
quitaré toda enfermedad de en medio de ti.”
Éxodo
23: 25
En
Cristo usted ya ha sido redimido de toda maldición. Está completo y posee todo
aquello que Cristo le ha traído a través de la redención. Es necesario que
usted esto lo sepa para que pueda entrar a vivir una vida diferente a la que el
mundo le puede dar. Una vida abundante, próspera, larga y llena de salud
divina. Sí, entendió bien, Salud Divina. Y la salud divina no es que si una vez
se enferma ocurra un milagro y sea sano. No, es mucho más que eso. Es vivir una
vida constantemente en salud.
Dice
Éxodo 23:25 en la segunda parte del versículo que Jehová quitaría toda
enfermedad de en medio suyo. Recuerde que el antiguo pacto es sombra del nuevo
pacto. Jesús trajo nuevamente la disponibilidad a su vida de todo aquello que
Dios había prometido para su pueblo. Usted hoy forma parte de ese pueblo.
El
pueblo de Israel tenía un destino que alcanzar y para ello Dios les había dado
bendiciones. Dios les decía que serían un pueblo sano, fuerte y bendecido.
Usted está ungido para sanar a otros con el poder de la palabra de Dios porque
en su vida está la misma bendición que Dios soltó sobre su pueblo en el Antiguo
Testamento.
Si
hay un problema de enfermedad, no hable de ella, no esté alimentándose de
información negativa de la enfermedad,
llénese de la información reveladora que le da la palabra de Dios acerca de la
salud divina, qué le pertenece a su cuerpo por la obra de Cristo en la cruz del
calvario.
Levántese
declarando la palabra porque la sanidad le pertenece. Declárela día y noche, tome
lo que es suyo, lo que le pertenece. Aunque sienta lo contrario, aunque los
informes médicos lo contradigas, la máxima autoridad la tiene la Palabra de
Dios. Si él lo dijo, así es y así será. La sanidad se tiene que manifestar en
su vida.
¿Cómo va a poder cumplir con el propósito en su vida si está enfermo? No, no se resigne a ello porque Dios
dijo otra cosa: “quitaré toda enfermedad de en medio de ti”. Él lo dijo y lo
cumplió. Cuando Jesús murió en la cruz del calvario dice que llevó toda maldición
consigo, toda enfermedad, toda dolencia. Él trajo la sanidad de vuelta.
Cuando
usted aceptó a Cristo recibió la herencia de Dios para su vida y pasó a ser
coheredero junto con su hijo. Le pertenecen todas las bendiciones. Usted puede
disfrutar de la sanidad hoy. En su vida y en la de su familia tiene que reinar
la salud divina. Dígale adiós a la enfermedad.
Es
muy importante que a medida que vaya recibiendo nueva revelación de la Palabra
de Dios la vaya poniendo en práctica para que se manifieste en su vida ahora.
Usted está sano, bendito, próspero, es exitoso, tiene sabiduría del cielo y
tiene un propósito muy importante que cumplir en esta tierra. Recuérdelo.
Oración: Padre, hoy toma para mi vida la
sanidad. Sé que me pertenece gracias a Cristo que vino a restaurar lo que tú ya
habías dispuesto para mi vida. Mi familia gozará de salud divina siempre. Lo
declararé cada día y sé que lo veré manifestado. En el nombre de Jesús, amén.
Fuente:
Cristo la solución, 2015.
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