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martes, 22 de septiembre de 2015

En la huerta




Padre mío, […] hágase tu voluntad (v. 42).
La biblia en un año: Proverbios 10–12; 2 Corintios 4
Mi amor a la agricultura tal vez tenga sus raíces en mis antepasados, quienes dedicaron su vida a esta tarea como un medio para mantener a la familia. Mi padre creció en una granja, y trabajar en la huerta también era su pasión. En mi caso, cultivar plantas que dan flores hermosas y cuidar rosas que llenan de perfume y belleza nuestro jardín es un pasatiempo maravilloso. Si no fuera por las malezas, ¡todo sería perfecto!
Cuando tengo que luchar contra ellas, recuerdo el huerto de Edén; un jardín perfecto hasta que Adán y Eva desobedecieron a Dios. Entonces, los espinos y los cardos se convirtieron en una realidad para todos (Génesis 3:17-18).
La Biblia también menciona otro huerto: Getsemaní, donde Cristo, con una profunda angustia, le rogó a su Padre que buscara otra manera de revertir las consecuencias del pecado que comenzaron en Edén. No obstante, Jesús se sometió a su Padre con palabras de total obediencia ante aquel gran dolor: «Hágase tu voluntad» (Mateo 26:42).
Debido a que Jesús se sometió en ese huerto, nosotros ahora cosechamos los frutos de su gracia asombrosa. Dejemos que el Señor quite la maleza del pecado de nuestra vida.
Señor, gracias por pagar por mi pecado. Que tu victoria me incentive a liberarme de las trabas del pecado y a utilizar mi capacidad de dar fruto para ti.
El crecimiento espiritual se produce cuando se cultiva la fe.
Nuestro Pan Diario
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PENSAR EN ESTO
Él quitará toda enfermedad
“25 Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti.”
Éxodo 23: 25
En Cristo usted ya ha sido redimido de toda maldición. Está completo y posee todo aquello que Cristo le ha traído a través de la redención. Es necesario que usted esto lo sepa para que pueda entrar a vivir una vida diferente a la que el mundo le puede dar. Una vida abundante, próspera, larga y llena de salud divina. Sí, entendió bien, Salud Divina. Y la salud divina no es que si una vez se enferma ocurra un milagro y sea sano. No, es mucho más que eso. Es vivir una vida constantemente en salud.
Dice Éxodo 23:25 en la segunda parte del versículo que Jehová quitaría toda enfermedad de en medio suyo. Recuerde que el antiguo pacto es sombra del nuevo pacto. Jesús trajo nuevamente la disponibilidad a su vida de todo aquello que Dios había prometido para su pueblo. Usted hoy forma parte de ese pueblo.
El pueblo de Israel tenía un destino que alcanzar y para ello Dios les había dado bendiciones. Dios les decía que serían un pueblo sano, fuerte y bendecido. Usted está ungido para sanar a otros con el poder de la palabra de Dios porque en su vida está la misma bendición que Dios soltó sobre su pueblo en el Antiguo Testamento.
Si hay un problema de enfermedad, no hable de ella, no esté alimentándose de información negativa  de la enfermedad, llénese de la información reveladora que le da la palabra de Dios acerca de la salud divina, qué le pertenece a su cuerpo por la obra de Cristo en la cruz del calvario. 
Levántese declarando la palabra porque la sanidad le pertenece. Declárela día y noche, tome lo que es suyo, lo que le pertenece. Aunque sienta lo contrario, aunque los informes médicos lo contradigas, la máxima autoridad la tiene la Palabra de Dios. Si él lo dijo, así es y así será. La sanidad se tiene que manifestar en su vida.
¿Cómo va a poder cumplir con  el propósito en su vida si está enfermo? No, no se resigne a ello porque Dios dijo otra cosa: “quitaré toda enfermedad de en medio de ti”. Él lo dijo y lo cumplió. Cuando Jesús murió en la cruz del calvario dice que llevó toda maldición consigo, toda enfermedad, toda dolencia. Él trajo la sanidad de vuelta.
Cuando usted aceptó a Cristo recibió la herencia de Dios para su vida y pasó a ser coheredero junto con su hijo. Le pertenecen todas las bendiciones. Usted puede disfrutar de la sanidad hoy. En su vida y en la de su familia tiene que reinar la salud divina. Dígale adiós a la enfermedad.
Es muy importante que a medida que vaya recibiendo nueva revelación de la Palabra de Dios la vaya poniendo en práctica para que se manifieste en su vida ahora. Usted está sano, bendito, próspero, es exitoso, tiene sabiduría del cielo y tiene un propósito muy importante que cumplir en esta tierra. Recuérdelo.
Oración: Padre, hoy toma para mi vida la sanidad. Sé que me pertenece gracias a Cristo que vino a restaurar lo que tú ya habías dispuesto para mi vida. Mi familia gozará de salud divina siempre. Lo declararé cada día y sé que lo veré manifestado. En el nombre de Jesús, amén.

Fuente: Cristo la solución, 2015.

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