El
justo hace suya la causa de los pobres… (Proverbios 29:7 rvc).
Lectura:
Mateo 25:31-40
La
biblia en un año: Isaías 3–4; Gálatas 6
Corría
el año 1780, y Robert Raikes sentía una carga respecto a ayudar a los niños
pobres y analfabetos de su vecindario londinense. Notó que no se estaba
haciendo nada al respecto y se propuso marcar la diferencia.
Contrató
a dos mujeres para que comenzaran escuelas que funcionaran los domingos. Con la
Biblia como su libro de texto, las maestras enseñaban a leer a los niños más
pobres y los instruían en la sabiduría de la Palabra de Dios. Poco después,
unos 100 niños asistían a esas clases y disfrutaban de un almuerzo en un
entorno limpio y seguro. A la larga, las «escuelas dominicales», como se las
llamó, tocaron la vida de miles de niños. Para 1831, esas escuelas alcanzaron a
más de un millón de chicos en Gran Bretaña; todo porque un hombre entendió esta
verdad: «Conoce el justo la causa de los pobres» (Proverbios 29:7).
Sabemos
que a Jesús le interesan los necesitados. En Mateo 25, sugiere que sus
seguidores muestren que están preparados para su regreso ayudando a alimentar a
los hambrientos, dar de beber a los sedientos, encontrar morada para quienes no
la tienen, buscar ropa para los desnudos y ofrecer consuelo a los enfermos y
encarcelados (vv. 35-36).
Honremos
al Señor ayudando a quienes Él lleva en su corazón.
Señor,
despierta mi corazón a las necesidades de los demás.
Abre
tu corazón a Dios para aprender sobre la compasión y tu mano para ayudar.
Nuestro
Pan Diario
Una
nueva creación
…
si alguno está en Cristo, nueva criatura es… (2 Corintios 5:17)
Lectura:
Hechos 9:10-22
La
biblia en un año: Isaías 1–2; Gálatas 5
Al
principio de mi vida laboral, tuve un compañero al que parecía encantarle usar
el nombre de Dios cuando insultaba. Se burlaba descaradamente de los creyentes
que eran nuevos en su fe o que trataban de hablarle de Jesús. El día que me
mudé para trabajar en otra ciudad, recuerdo que pensé que ese hombre nunca
aceptaría a Cristo como Salvador.
Dos
años después, visité mi antiguo lugar de trabajo, y él seguía allí. ¡Nunca vi
un cambio tan impresionante! Aquel agnóstico se había convertido en un ejemplo
andante y hablante de lo que significa ser una «nueva criatura» en Cristo (2
Corintios 5:17). Hoy, más de 30 años después, sigue contándoles a otros que
Jesús «lo encontró donde él estaba; con pecado y todo».
Se
me ocurre que los primeros cristianos vieron algo similar en Pablo, su feroz
perseguidor; un fascinante ejemplo de lo que significa convertirse en una nueva
criatura (Hechos 9:1-22). ¡Qué gran esperanza brindan estas dos vidas a quienes
piensan que la salvación no puede alcanzarlos!
Jesús
buscó a Pablo, a mi compañero de trabajo… y a mí. Y hoy sigue alcanzando a los
«inalcanzables» y mostrándonos que nosotros también podemos llegar a ellos.
Señor,
quiero aprender a alcanzar a otros con tu amor y perdón. Enséñame y ayúdame a
salir con fe y confianza.
Nadie
está fuera del alcance de Dios.
Nuestro
Pan Diario
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