Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Mateo 27:46).
Lectura:
Salmo 22:1-21
La
biblia en un año: Proverbios 25–26; 2 Corintios 9
En
su libro Cartas del diablo a su sobrino, C. S. Lewis registra una conversación
imaginaria entre un diablo principal y uno joven sobre cómo tentar de manera
apropiada a un creyente. El deseo de ambos es destruir su fe en Dios. «No te
engañes —dijo el mayor—. Nuestra causa nunca está tan en peligro como cuando un
humano […] contempla un universo del que todo indicio de [Dios] parece haber
desaparecido, y se pregunta por qué ha sido abandonado, y todavía obedece».
La
Biblia nos da muchos ejemplos de personas que actuaron con fe a pesar
de sentirse abandonadas. Abram pensó que Dios se había olvidado de su
promesa de darle un heredero (Génesis 15:2-3). El salmista se sintió ignorado
mientras sufría (Salmo 10:1). Los problemas de Job eran tan tremendos que pensó
que Dios lo mataría también a él (Job 13:15). Y Jesús clamó desde la cruz:
«Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Mateo 27:46). Aun así, en
cada caso, el Señor mostró su fidelidad (Génesis 21:1-7; Salmo 10:16-18; Job
38:1–42:17; Mateo 28:9-20).
Aunque
Satanás intente hacernos pensar que fuimos abandonados, Dios nunca olvida a los
suyos, porque dijo: «No te desampararé, ni te dejaré» (Hebreos 13:5). Digamos
con valentía: «El Señor es mi ayudador; no temeré» (v. 6).
Señor,
aunque no te vea, sé que estás a mi lado.
A
pesar de nuestros temores, Dios está cerca siempre.
Nuestro
Pan Diario
La
brújula divina
Lámpara
es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino (v. 105).
Lectura:
Salmo 119:105-112
La
biblia en un año: Proverbios 22–24; 2 Corintios 8
Durante
la Segunda Guerra Mundial, una pequeña brújula salvó la vida de 27 marineros.
Waldemar Semenov, un marino mercante retirado, estaba trabajando como ingeniero
asistente en el Alcoa Guide, cuando un submarino alemán salió a la superficie y
abrió fuego. La nave fue impactada, se incendió y empezó a hundirse. Semenov y
su tripulación bajaron los botes salvavidas al agua y usaron las brújulas de
esos botes para llegar hasta otros barcos aliados más cerca de la costa. Tres
días después, los rescataron.
El
salmista le recordó al pueblo de Dios que su Palabra era una «brújula»
confiable. La comparó a una lámpara. En aquella época, la tenue luz de un
candelero alimentado con aceite de oliva solo podía mostrarle a un viajero
dónde dar el paso siguiente. Sin embargo, la lámpara de la Palabra de Dios
iluminaba lo suficiente como para alumbrar el camino de quienes buscaban al
Señor (Salmo 119:105). En la oscuridad de su vida caótica, el salmista confió
en la guía de las Escrituras.
Cuando
perdemos la dirección de nuestra vida, podemos confiar en la brújula fiable de
la Biblia y utilizarla para que nos lleve a tener una comunión más profunda con
Dios.
Padre,
¡es tan difícil navegar en esta vida! A veces, me desvío, pero confío en ti.
Guíame con la precisión y la confiabilidad de tu Palabra.
Dios
nos ha dado su Palabra para ayudarnos a conocerlo y obedecerle.
Nuestro
Pan Diario
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EN ESTO PENSAD!
Vitaminas
para la autoestima
Un
problema acuciante en la actualidad es observar a tantas mujeres con una autoestima
muy frágil. Se les ha enseñado que deben hacer cualquier cosa para gustarles a
los hombres. Ellas se producen para ser conquistadas. El problema es que frente
a las modelos que exhiben los medios masivos de comunicación es fácil sentirse
en desventaja. Se les ha hecho creer que la belleza física es todo y no se las
educó para confiar en sus atributos, más allá de sus cuerpos. Viven en una
constante autodevaluación de sí mismas. “No nos enseñaron a confiar en los
atractivos ni en la seducción que es capaz de ejercer un cuerpo que no cumple
con los requisitos que se exigen socialmente: turgencia, delgadez, trasero
parado y senos en su lugar. Por el contrario, nos metieron en la cabeza que,
para ser amada, una mujer debe ser eternamente joven y bella, y que sus
posibilidades de seducción se agotan apenas se aparta de los cánones de belleza
instituidos”, Beatriz Goldberg.
La
autora del libro Mujeres en Cambio dice: "En realidad, la
autoestima femenina es tan débil, que deberíamos contratar a un mini ejército
de profesionales para fortalecerla: un floricultor para que le ponga un tutor y
no la deje caer, un arquitecto que le agregue una columna que la sostenga, un
especialista en terremotos para establecer la profundidad de las grietas en el
amor por nosotras mismas, un restaurador para devolvernos la confianza que
tuvimos alguna vez. Pero el profesional más necesario sería un nutricionista
del afecto que nos diera una dieta para fortalecer la imagen que tenemos de
nosotras mismas, hacer subir el peso a nuestro ego, reducir el contorno de la
autocrítica negativa y fortalecer la masa muscular del amor propio".
Si
un día te gustas y otro no; un día te sientes joven, atractiva y ganadora pero
al otro te sientes vieja, fea y perdedora, entonces tu autoestima es muy
inestable. Si esto describe tu realidad, entonces necesitas una fuerte
sobredosis de vitaminas para fortalecer el amor hacia ti misma. La Biblia dice
que eres una obra de arte digna de un eximio artesano. No dejes que los
patrones culturales determinen cuánto vales. No eres un despojo. No eres de
segunda. No estás en la mesa de saldos. Eres especial, única e irrepetible.
Fuente:
Placeres perfectos
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